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THE ASIAN DOOR: Ucrania, game-changer del tablero geopolítico global. Águeda Parra

Cumplido un año desde la invasión de Ucrania, los cambios históricos se suceden en diferentes ámbitos, todos ellos estrechamente vinculados. El apoyo de los aliados de la OTAN, las sanciones impuestas por la Unión Europea, las votaciones de condena a la invasión rusa celebradas en la Asamblea de las Naciones Unidas, y la reestructuración del esquema energético global están generando el mayor cambio en el tablero geopolítico global de las últimas ocho décadas.

La Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid ha sido un eslabón más en los cambios históricos que están redefiniendo el tablero sobre el que se fundamentará la geopolítica mundial en las próximas décadas. La declaración de Rusia como amenaza para la Alianza Atlántica puso mayor énfasis en la defensa de la integridad territorial de Europa, mientras que el potencial de Ucrania como game-changer del tablero geopolítico global se ha apreciado en el cambio de definición de China en el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN, pasando a considerar además al gigante asiático como el mayor desafío estratégico para los próximos diez años. Un cambio que supone ampliar el prisma de interés de la Alianza hacia el Indo-Pacífico, poniendo énfasis en el protagonismo que están tomando las dinámicas geopolíticas y de seguridad en los últimos años en la región, y en el posicionamiento de India, China e Indonesia ante los cambios geopolíticos que está desencadenando la invasión de Ucrania.

Ucrania como game-changer de excepción del tablero geopolítico global ha propiciado la redefinición del esquema energético europeo, configurándose como resultado un nuevo modelo de abastecimiento del gas ruso hacia otros destinos con los que, implícitamente, se fortalecerán las alianzas económicas, comerciales, pero también geopolíticas. En este cambio de relaciones energéticas, India ha sido el país que más ha incrementado sus importaciones de recursos energéticos de Rusia, aprovechando el excedente que ha acumulado el país por las sanciones impuestas por la Unión Europea, y los grandes descuentos ofrecidos en la búsqueda de nuevos clientes. De ahí, que India se haya convertido en el principal destinatario de las exportaciones de gas y petróleo ruso, multiplicándose hasta por catorce durante 2022 respecto al año anterior.

Otro de los actores que ha tomado protagonismo en la redefinición del suministro energético ruso ha sido China, pasando a convertirse en el principal proveedor de petróleo y gas del gigante asiático, sobrepasando a Arabia Saudita. De ahí, que el presidente Xi Jinping haya comentado que la asociación energética sea la piedra angular en la cooperación entre los dos países. A pesar de la acelerada reordenación del suministro energético ruso hacia otros destinos, y la reducción del precio para facilitar que no se acumulara excedente tras disminuir el suministro a Europa, Rusia ha incrementado sus ingresos de petróleo y gas un 28% respecto a antes de la guerra.

Las restricciones por la política de Covid cero impuestas por China han mantenido a la economía china en una latencia sostenida durante todo el 2022, registrando el país asiático el menor crecimiento económico en 40 años, de ahí que la demanda de recursos energéticos del exterior haya sido moderada. No obstante, las exportaciones de petróleo ruso a China se han incrementado un 10%, y un 32% en Gas Natural Licuado durante los primeros 10 meses de 2022, según fuentes oficiales rusas. Es previsible que se siga manteniendo el suministro en esos niveles, o que incluso se incremente, principalmente a través del Ártico, por donde fluye el suministro hacia Asia.

Entre los efectos de la geopolítica de la energía, la guerra en Ucrania ha tenido además un factor dinamizador de la descarbonización de Europa, estimado entre cinco y diez años, aunque seguirá siendo necesaria una mayor expansión de la capacidad eólica marina y solar para cumplir con los objetivos climáticos. Sin embargo, el amplio dominio de China en el suministro de materiales para tecnologías verdes cambia el eje de dependencia energética de Rusia hacia China, ya que el gigante asiático actualmente domina el 70% de la producción solar.

De nuevo, la encrucijada de la dependencia energética vuelve a escena para convertirse en elemento central del esquema de seguridad energética global y, por ende, del tablero geopolítico mundial. De ahí que resulte esencial un mayor enfoque estratégico por parte de la Unión Europea para avanzar hacia la autosuficiencia energética, sin que el dominio tecnológico de China, ni las políticas proteccionistas de Estados Unidos condicionen una transición energética, adquiriendo nuevas competencias tecnológicas que le permitan posicionarse como actor relevante en el esquema energético global, y por ende, en el tablero geopolítico mundial.

 

THE ASIAN DOOR: El frenesí de la energía solar. Águeda Parra

Las tecnologías verdes están experimentando un importante desarrollo en la última década, favoreciendo que las renovables vayan acaparando una amplia presencia en el mix de energía de varios países gracias a un continuo incremento de la capacidad instalada. De forma conjunta, la energía eólica y solar ya son responsables de hasta el 11% de la generación global de energía. Pero será la energía solar la que corra más que el viento.

En los últimos años, la energía solar ha comenzado a generar momentum en el sector, impulsada por los fabricantes fotovoltaicos que buscan liderar la transición energética. El incremento de producción, y la reducción de los costes asociados a la tecnología solar, han propiciado que la nueva capacidad de energía añadida durante 2021 esté asociada en un 50% a la energía solar, mientras la energía eólica suponía un 25%. Un efecto de aceleración de las tecnologías verdes que está impulsando la transición energética de forma global, aunque todavía su desarrollo esté muy concentrado geográficamente.

Cuatro regiones lideran los mayores avances en energías verdes en la última década. Entre los diez mercados más importantes de energía eólica, China, Estados Unidos, India y Alemania concentran hasta el 89% de la nueva capacidad instalada, mientras China, Estados Unidos, Japón e India acaparan hasta el 85% de las instalaciones de energía solar en la última década. De esta forma, si la energía hidroeléctrica acaparaba el mayor número de proyectos de generación de energía hace apenas 10 años, en la actualidad es la energía solar la que supera con creces la nueva capacidad instalada, generando un auge en la expansión total del mercado, principalmente en China.

La instalación de paneles solares en los tejados está generando un auténtico frenesí por la energía solar en China. La nueva capacidad solar instalada ha aumentado un 137% anual, favoreciendo que la instalación de energía renovable represente el 77% del total de nuevas instalaciones de energía en los primeros meses de 2022 en China. De hecho, manteniéndose el actual ritmo de instalaciones, la capacidad de paneles solares superará por primera vez la de turbinas a final de año. En un país donde solamente un 13% es tierra cultivable, la regulación está poniendo énfasis en que la instalación de los paneles no se realice en zonas dedicadas para otros usos.

Con los avances conseguidos en las tecnologías verdes, la energía solar se ha convertido en la opción más barata. La capacidad de energía solar ya sobrepasó la eólica a nivel mundial a finales de 2019, y se espera que llegue a duplicarse en 2030. Un mayor número de instalaciones que, sin embargo, todavía no consigue superar la generación de energía procedente de las turbinas, al estar éstas más tiempo en funcionamiento al cabo de un año.

A pesar de la gran expansión de la nueva capacidad de energía instalada, China todavía debe conseguir diseñar un sistema eléctrico que aumente la capacidad de almacenamiento, de modo que pueda ser distribuida donde se necesite en cada momento. Las intensas sequías y las prolongadas olas de calor han producido recortes de energía en zonas más dependientes de la generación hidráulica, de ahí que también siga siendo necesario mantener la dependencia del carbón como opción segura.

Aunque la generación de energía procedente del carbón apenas ha aumentado un 1% en estos últimos seis meses, el gigante asiático sigue desplegando la construcción de nuevas plantas. Esta dependencia del carbón hace que China e India sean los dos mercados donde se ha concentrado hasta el 78% de la nueva capacidad de carbón instalada en los últimos diez años.

Mientras China encuentra su camino hacia una independencia energética del carbón, la buena noticia es que dos de los sectores industriales más contaminantes del país han establecido una fecha para alcanzar el pico máximo de emisiones. Se trata del sector del hierro y el acero, el segundo mayor emisor de carbono, que alcanzará su punto máximo antes de 2025, mientras el sector del cemento, considerado el tercer mayor emisor de carbono, lo hará en 2023. Un buen escenario para avanzar en las negociaciones globales que tendrán lugar en la próxima cumbre del clima COP27 en Sharm el-Sheikh, Egipto, en noviembre.