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RESEÑA: El mercado de los 150 millones de turistas. Carla Flores.

Según las últimas cifras oficiales publicadas por el Ministerio de Cultura y Turismo de la República Popular de China, 149,72 millones de turistas chinos[1] (un 14,7% más que el año anterior) viajaron al extranjero durante el año 2018; una cifra, desde luego, nada despreciable.

La tendencia ascendente de los últimos años se ve respaldada por políticas gubernamentales estratégicas, que tienen como fin último el fortalecimiento y la subsiguiente consolidación del mercado turístico, tanto emisor como receptor, de China. En palabras del director de la Academia de Turismo de China, Dai Bin, durante la inauguración de la segunda sesión anual de la XIII Asamblea Popular Nacional, celebrada el pasado 5 de marzo en Pekín[2]: “Desde la Reforma Económica China, acaecida hace ya 40 años, y especialmente desde el pasado XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista, el país no ha dejado de promocionar y mejorar el posicionamiento estratégico de la industria del turismo. Desde el ‘turismo de masas’ del año 2016, pasando por el “turismo de todas las regiones” del 2017 y el ‘turismo emisor’ del 2018, llegamos a un 2019 de ‘expansión y desarrollo de la industria turística’”. Y es que sus palabras ciertamente tienen un largo recorrido; a pesar de las impactantes cifras, solo el 10-12% de los ciudadanos chinos disponen de pasaporte.

La pregunta del millón: ¿qué posición ocupa España – líder mundial en turismo occidental – en relación a este mercado específico? La respuesta: estamos trabajando en ello. De la cifra total de turistas chinos que viajaron al extranjero el año pasado, se estima que sólo alrededor de 700.000 visitaron nuestro país. Deducimos, por tanto, que aún queda bastante por hacer, si realmente queremos recoger los frutos de este turismo de calidad; por todo ello, cada vez son más los profesionales del sector turístico que se muestran por la labor de adquirir nuevos conocimientos, con el objetivo de ofrecer un servicio más personalizado a esta nueva tipología turística.

Esta ha sido, precisamente, la motivación coyuntural que propició la creación del primer Centro de Estudios de Turismo Chino (CESTUR) en España. Esta institución, fundada y liderada por Víctor Cortizo, cuenta con un Consejo Asesor y Académico compuesto por expertos internacionales en materia de turismo chino. Su objetivo consiste en proporcionar las herramientas adecuadas para poder comprender la cultura, la historia y las tradiciones chinas, así como los hábitos de consumo de este turista, antes, durante y después del viaje. Mediante cursos de formación, asesoría, jornadas, conferencias, encuentros, etc. CESTUR pretende generar una mayor sensibilización en el sector y formar a profesionales cualificados para atraer a un mayor número de viajeros chinos.

¿150 millones? Que sean 200. (Foto: Allan Reyes)

[1] http://zwgk.mct.gov.cn/auto255/201902/t20190212_837271.html?keywords=

[2] https://www.mct.gov.cn/whzx/whyw/201903/t20190306_837556.htm

Reseña: La nueva Ruta de la Seda en el siglo XXI: comercio y mucho más.

En el imaginario colectivo occidental, la histórica ruta de la seda evoca una imagen de antiguas caravanas que traían a Europa ricos tejidos y cotizadas especias. A lo largo de los siglos, estos tránsitos fueron estrechando los lazos culturales entre pueblos muy distintos. Sobre esta idea un tanto romántica, de tiempos en que las dinastías chinas atesoraban poder y riqueza, la China actual está presentando al mundo una iniciativa con el mismo propósito: estrechar los vínculos comerciales y culturales. La diferencia es que ahora los intercambios no se limitan a Eurasia, sino que tienen una vocación global. Se trata de la Nueva Ruta de la Seda del siglo XXI, también conocida como OBOR (One Belt one Road), presentada formalmente en 2013 por el presidente Xi Jinping.

Foro de Foros reunió el 13 de noviembre en Madrid a cuatro especialistas en la materia, que explicaron las diferentes dimensiones del proyecto y las oportunidades que brinda. Georgina Higueras intervino como moderadora, aportó el contexto histórico que sustenta la iniciativa china y planteó la situación actual de este plan multimillonario que busca la conectividad sin olvidarse de la vertiente sociocultural.

Para Víctor Cortizo, OBOR es la idea de un estadista, Xi Jinping, que lo plantea a largo plazo (2049). No se trata solamente de un importante programa para el desarrollo de infraestructuras a lo largo de varios corredores terrestres y marítimos de Asia a Europa, sino que también es e-commerce e interacción en la era de la globalización y una apuesta por las relaciones interpersonales entre universitarios, empresarios y políticos que ayuden a un mejor entendimiento. Cree que España podría jugar un papel destacado en la Ruta como nexo con Europa, África y Latinoamérica.

Águeda Parra introdujo la visión geoestratégica de la Nueva Ruta de la Seda. China está cambiando la geopolítica regional, está modificando el esquema de tres bloques de países: los pro chinos, los anti chinos y los cambiantes. Hay dos razones que explican este cambio: la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y el compromiso personal de Xi Jinping para impulsar OBOR. En 2030 China será la primera potencia económica, lo que hará oscilar hacia su órbita a muchos países que son cambiantes e incluso a los que son anti chinos.

En Asia Central, el desarrollo económico que ofrece China puede contribuir a la disminución de los conflictos armados y del terrorismo. Sin embargo, para la experta, OBOR tiene también una vertiente negativa porque los intereses de los préstamos chinos son altos y hay países que no pueden pagar la deuda contraída. Esto ha obligado a algunos Gobiernos, como Sri Lanka o Pakistán, a tener que ceder zonas de su territorio a China. Muchos países que firmaron proyectos OBOR, tras cambios gubernamentales post electorales, están revisando las condiciones de los compromisos adquiridos.

Todos los ponentes coincidieron en que la Nueva Ruta de la Seda presenta oportunidades para España. Paco Qiang señaló algunos ámbitos en los que hay posibilidades para las empresas españolas. La clase media emergente en China demanda bienes de calidad (el aceite y el vino españoles son magníficos, pero en las vitrinas de las tiendas de lujo en China sólo hay franceses e italianos) y el sector de la construcción también es una buena oportunidad, ya que son muchas las viviendas que se compran y se reforman. A los chinos les encanta viajar, así que la oferta turística española puede ser muy atractiva. En cuanto a la educación, el Sr. Qiang destacó el valor de la lengua española, que ya se estudia en los institutos chinos. Y por último señaló la oportunidad que supone para las empresas españolas de construcción la asociación con empresas chinas para los macro proyectos en Asia Central.

El encuentro de Foro de Foros también sirvió para un debate abierto sobre diversas cuestiones de actualidad relacionadas con el tema. La guerra comercial abierta entre EE. UU. y China puede afectar a la economía china y tener efectos en el desarrollo de la Ruta de la Seda. Los expertos creen que la política de Donald Trump puede desgastar a China, pero los estrategas chinos marcan sus objetivos a largo plazo. Para Águeda Parra, todo apunta a que Trump estará en la Casa Blanca 8 años como máximo, en cambio Xi Jinping ha reformado la Constitución y podría permanecer ilimitadamente en el poder, esto da ventaja a su proyecto OBOR. Víctor Cortizo cree que por mucho que la política estadounidense oprima, los negocios continuarán, es imparable.

Georgina Higueras no cree probable que se cumpla la “trampa de Tucídides” (el ascenso de la potencia emergente provocará una guerra con la potencia hegemónica) porque China hará todo lo posible para evitarlo. Sólo hay una excepción, si Taiwán declarase la independencia y EE. UU. maniobrase para apoyarla, Pekín desencadenaría el conflicto que estaría limitado al Pacífico, pero las consecuencias serían imprevisibles.

Otra cuestión interesante planteada en el debate fue la limitación de oportunidades para empresas españolas en China, a la vista de los fracasos que han tenido algunas, como los bancos. Los ponentes coinciden en que, aunque hay que analizar cada caso en concreto, los sectores en que intentaron entrar son estratégicos y por tanto las dificultades que impone el régimen chino son muchas. Hay cuatro sectores que son complicados para hacer negocios: la banca, las telecomunicaciones, las infraestructuras y el sector servicios. El problema también reside en que estas empresas son muy grandes para el mercado español pero muy pequeñas para el chino y, además, las expectativas fueron demasiado altas en unos sectores que en China están muy cerrados.

La Conversación de Foro de Foros contribuyó a esclarecer las cuestiones más relevantes relacionadas con la Nueva Ruta de la Seda y las opciones que puede ofrecer para España. Un asunto ciertamente interesante, que está dando mucho que hablar y que seguirá haciéndolo. La visita oficial del presidente Xi Jinping a España el 28 de noviembre seguro que avivará el debate en la opinión pública española. Con sus luces y sus sombras, la Ruta es la iniciativa de un país al que no se puede dar la espalda. La globalización que impera en el siglo XXI obliga a considerar no sólo su capacidad económica y dinamizadora, sino también su determinación por abandonar el perfil bajo que marcó las décadas anteriores y dar un paso adelante en la escena internacional.

Georgina Higueras es vicepresidenta de Cátedra China y fue corresponsal de Asia-Pacífico de El País y Águeda Parra es miembro del Claustro Senior de Cátedra China, doctora en Ciencias Políticas, especialista en Relaciones Internacionales y sinóloga. Ambas intervendrán como ponentes en el evento organizado por 4Asia el próximo 14 de diciembre, “Deng Xiao Jinping. 40 años reformando China”. Víctor Cortizo es vicepresidente de Cátedra China y socio fundador del bufete Cortizo Legal, con presencia en China desde 2005 y Paco Qiang es vicepresidente de la Asociación la Nueva Ruta de la Seda. (Foto: Cortesía de Foro de Foros)