En la era de Xi Jinping, China está adquiriendo un mayor protagonismo con la vista puesta en consolidar su influencia como poder global en 2049, con capacidad de influir en cuestiones mundiales, al estilo de otras grandes economías occidentales. Para entonces, se conmemorarán los 100 años de la República Popular de China, una fecha en la que se espera esté completado gran parte del legado del presidente Xi diseñado sobre cuatro grandes baluartes.
En primer lugar, y desde el punto de vista del desarrollo social, Xi Jinping impulsó la eliminación de la política del hijo único en 2015, dos años después de comenzar a liderar la segunda economía mundial, ante el inevitable desafío de tener que abordar la modernización de la industria y la innovación tecnológica con una población envejecida. Para ello, China necesita una población activa numerosa, pero la realidad es que el número de personas mayores de 60 años ha aumentado en 110 millones desde 1999 que, en magnitud, representa la población de España y Reino Unido juntas. Entre los efectos positivos derivados de la aplicación de esa política en 1979 destaca haber conseguido sacar de la pobreza a más de 800 millones de personas, con la previsión de que quede completamente erradicada para 2020. Entre los retos de Xi Jinping destaca el “rejuvenecimiento de la nación china”, porque solamente con una amplia población joven puede mantenerse la revolución tecnológica que actualmente está liderando el país a nivel mundial en algunos aspectos como el e-commerce, las FinTech y la inteligencia artificial, tres campos en los que China se posiciona como líder mundial.
En segundo lugar, en la transición de China de potencia orientada a la manufactura y a la exportación, a una economía basada en el consumo interno, el sector servicios y la innovación, las nuevas tecnologías se están convirtiendo en el principal facilitador del cambio. No podemos decir que China con una población de más de 1.300 millones de personas tenga una clase media fuerte, ya que apenas alcanza los 132 millones de personas, el 10% de la población, con incrementos de la renta per cápita en las últimas cuatro décadas de media del 10% cada año. De ahí que entre el legado de Xi figure potenciar el crecimiento de la clase media, que podría situarse en los 480 millones de personas en 2030, un 35% de la población. Esto supone, cuadruplicar en poco más de una década el número de personas que pasan a formar parte de una creciente clase media que se está convirtiendo en uno de los motores económicos del país.
En tercer lugar, la innovación a través del “gran salto adelante” en tecnología, representado por una de las grandes iniciativas de Xi Jinping, la conocida como Made in China 2025. Con gran involucración gubernamental, la iniciativa se enfoca en todo el proceso de manufactura y se extiende a todo tipo de empresas. El objetivo es mantener las actuales tasas de crecimiento anual basándose en la innovación y en las nuevas tecnologías para modernizar la industria. Con esta iniciativa, China pretende conseguir una producción de contenido nacional de componentes y materiales básicos del 40% en 2020, y llegar al 70% en 2025.
Finalmente, en cuarto lugar, la nueva Ruta de la Seda. Una iniciativa orientada a potenciar la gobernanza internacional de China y el poder regional en Asia-Pacífico. La iniciativa está considerada como parte del legado de Xi, de ahí que se haya involucrado en primera persona, y tras cinco años desde el anuncio de la iniciativa en 2013, el presidente chino ha logrado incrementar su influencia geopolítica y geoestratégica en los países por donde se extienden las rutas terrestres y la Ruta Marítima al establecer lazos bilaterales más estrechos con los países de la región. Considerada como la mayor iniciativa de desarrollo de infraestructuras mundial, supone una apertura a nuevos mercados para los productos chinos con alto impacto en los flujos comerciales entre China y Europa.
En definitiva, cuatro grandes directrices con las que se relaciona la era de Xi y que reflejan el modelo de una China moderna que el presidente chino espera dejar como legado. Para entonces, será la confirmación de que bajo el lema de una nueva era de “socialismo con características chinas” se habrá alcanzado el “sueño chino” de construir una “sociedad modestamente acomodada”, un “país rico y poderoso” y un pueblo “dinámico y feliz”. (Foto: Mario Vecchi, flickr.com)