Cada día es más frecuente ver cómo crece la influencia de China en cuestiones globales, tanto a nivel político, económico como social. Después de años de crecimientos del PIB a doble dígito que han permitido que China se posicione en un lugar destacado en la gobernanza mundial, hoy el gigante asiático se encuentra en segundo lugar entre los países más influyentes en asuntos globales, por detrás de Estados Unidos, pero por delante de Rusia, Alemania y Reino Unido, según el informe “Encuesta nacional de imagen global de China”.
El posicionamiento de China entre la élite mundial de las grandes potencias es el resultado de las políticas emprendidas por el gobierno central para impulsar la economía y conseguir la transición hacia una economía avanzada. El desarrollo que han experimentado las grandes ciudades costeras, así como las zonas del interior, son reflejo de las medidas implantadas durante las últimas décadas por los dirigentes chinos.
En la era Xi Jinping, los avances en tecnología y la innovación han centrado el desarrollo económico del país, impulsado por el esfuerzo que han realizado las principales ciudades de China por ser centros de atracción de inversión, talento tecnológico, espíritu emprendedor, desarrollo de la I+D, medidas de avance social y turismo.
Las ciudades imperiales chinas ya no son una mera referencia cultural e histórica, sino que se han convertido en urbes que están atrayendo fuertemente la inversión extranjera, haciendo que se desarrollen como centros económicos de referencia entre las grandes metrópolis mundiales. Modernizar la economía del país ha supuesto modernizar sus ciudades, que ahora se sitúan en los primeros puestos mundiales por crecimiento del PIB per cápita junto a otras grandes capitales. Del estudio “Las 10 economías metropolitanas con mejor rendimiento del mundo” publicado por The Brookings Institution destaca que la mitad sean urbes chinas, una clasificación que incluye a Dublín (1), Fuzhou (2), Tianjin (3), San José (4), Chengdu (5), Xiamen (6), Delhi (7), Beijing (8), Manila (9) y San Francisco (10).
En el caso de Xiamen, su posición privilegiada en el estrecho de Taiwán, dentro de la Zona Económica Especial de Fujian, le ha permitido situarse entre los principales hub regionales y nacionales a nivel de comercio. El desarrollo económico de la ciudad se ha visto favorecido por la inversión en infraestructuras por tratarse de uno de los extremos de los trayectos ferroviarios del Nuevo Puente Terrestre Euroasiático que forman parte de la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda. Asimismo, destaca la capacidad de Xiamen por atraer talento, gracias a programas universitarios con 26 universidades de Norteamérica y Canadá.
También en la provincia de Fujian se encuentra Fuzhou, una de las metrópolis de referencia al estar considerada como la segunda provincia con mayor nivel de e-commerce del país y, por tanto, una de las mayores impulsoras de la creciente economía digital que está liderando la revolución tecnológica de China. Por este motivo, la ciudad ha sido elegida por el gigante del e-commerce eBay para abrir su segundo centro de desarrollo en el país, tras el que tiene en Shanghai. La apuesta por la innovación tecnológica ha propiciado que China desarrolle sus propias aplicaciones para no depender de tecnología extranjera en su propio desarrollo económico, de ahí que esté surgiendo una creciente rivalidad tecnológica con las empresas americanas y europeas que se están viendo obligadas a invertir en el país para poder competir en el mercado de e-commerce más grande y el que más crece del mundo.
Chengdu, en la provincia de Sichuan, simboliza el gran desarrollo que están experimentando las ciudades del interior gracias al esfuerzo económico del gobierno central por reducir las diferencias entre estas regiones y las zonas costeras, más desarrolladas económica y socialmente. Una ciudad que funciona de hub comercial regional, junto con Kunming, en las rutas comerciales de la nueva Ruta de la Seda hacia Asia Oriental y la conexión con las rutas marítimas a través del océano Índico. En su componente tecnológica, Chengdu se está posicionando como hub tecnológico de empresas de juegos digitales, así como sede de un gran número de multinacionales, como Dell, Texas Instruments, Siemens, IBM o Ubisoft, por nombrar algunas.
Xiamen, Fuzhou y Chengdu simbolizan para China el crecimiento económico a todos los niveles, ya que son ciudades que están atrayendo inversión extranjera, talento tecnológico y son fuente de innovación y desarrollo regional y nacional. Son referentes de cómo las políticas promovidas por Xi Jinping de impulsar el Made in China 2025 y la nueva Ruta de la Seda confieren al gigante asiático la capacidad para desarrollar transversalmente todas las ciudades del país.