Después de un año desde que el gobierno chino comenzara un intenso período de regulación sobre las compañías de Internet, los mercados dan muestra de cómo las tensiones geopolíticas y un ritmo de crecimiento menor están afectando a las tecnológicas chinas. Y las perspectivas no son muy positivas.
Coincidiendo con el escrutinio del órgano regulador, que comenzó con Didi Chuxing, siguió sobre algunas grandes del e-commerce como Alibaba y Meituan, y terminó con la decisión de eliminar la industria de tutorías privadas online en verano de 2021, el descenso de la actividad de financiación se ha hecho más notable desde la segunda mitad del año pasado. El nivel de incertidumbre generado sobre el futuro de las tecnológicas ha lastrado desde entonces la financiación recaudada, quedando reducida a una quinta parte. La caída en la recaudación ha pasado de los 15.000 millones de dólares en el primer trimestre de 2021 a los 3.510 millones de dólares en el mismo período de este año, según la Academia China de Tecnologías de la Información y la Comunicación (CAICT en sus siglas en inglés).
La cotización de las acciones de los grandes titanes chinos, que comenzaron a caer con la fallida salida a bolsa de Didi Chuxing en la bolsa de Nueva York, no ha conseguido recuperarse desde el colapso que sufrieron hace casi un año. Reflejo de esta situación es la caída en el número de ofertas de financiación realizadas en la industria de Internet en China, que ha descendido un 38,3% interanual, teniendo un mayor impacto sobre el volumen de financiación, que se ha desplomado un 76,7% interanual.
El atractivo que generaba entre los inversores internacionales que las tecnológicas chinas optaran por el parqué de Nueva York para salir a bolsa ha dejado de tener efecto. El escenario ha cambiado, los titanes se enfrentan ahora a una tormenta perfecta en la que confluye un mercado de Internet maduro, un menor crecimiento económico, una creciente tensión geopolítica y escenario en los que empiezan a ser visibles los efectos de las restricciones de la pandemia sobre el consumo.
El panorama no es mejor para las startups en el ámbito de la nueva economía en China, que están viendo reducida la inversión que recibían de fondos en dólares estadounidenses, registrando una caída del 64% anual. La confianza de los inversores hacia las tecnológicas chinas se resiente, no así el ritmo de exportaciones de alta tecnología del gigante asiático, que sigue creciendo a pesar de haber sido el objetivo de la guerra comercial entre Estados Unidos y China desde 2018.
Desde entonces, los efectos de un mayor desgaste en las relaciones comerciales no han impactado de forma similar sobre las exportaciones de alta tecnología que han crecido un 3,4% entre 2018 y 2020, según fuentes oficiales. Un incremento que ha estado impulsado principalmente por las empresas privadas chinas que han sido las grandes protagonistas de las exportaciones de alta tecnología durante la última década, sin que las empresas estatales tengan apenas entidad en las exportaciones, a pesar de que contribuyan con el 30% del PIB de China.
La encrucijada en la que se encuentran las tecnológicas chinas, con un menor apoyo gubernamental y un menor respaldo de los inversores internacionales, plantea una recuperación más lenta de lo esperado de la valoración de las tecnológicas chinas. Cuando las empresas privadas tecnológicas chinas han sido las creadoras de un ecosistema tecnológico único, y un modelo de emprendimiento que ha impulsado la creación de unicornios hasta convertir a China en un polo tecnológico capaz de rivalizar con Estados Unidos, la participación de los titanes tecnológicos parece decisiva para que el gigante asiático siga manteniendo sus aspiraciones de convertirse en líder tecnológico.