Ucrania: lecciones para China

La evolución de la situación militar en Ucrania y los vaivenes de las negociaciones para llegar a algún tipo de alto el fuego como preámbulo a un tratado de paz estable están llenos de enseñanzas para China, algo que Pekín ha comprendido desde el primer minuto y estudia con atención.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca introdujo en el escenario ucraniano, como inscrito en mármol, el viejo adagio, viejo pero no necesariamente certero, de que es preferible un mal acuerdo a una buena guerra. Esta sentencia es un mantra que repiten ante cada conflicto tanto los pragmáticos  como los idealistas apaciguadores que olvidan algunas enseñanzas de la historia y las conocida y repetida es aquella de cómo el mal acuerdo de Munich con Hitler (septiembre de 1938) fue seguido de la buena II Guerra Mundial que comenzó justo un año después.

Ahora este principio es el que parece alimentar las conversaciones sobre Ucrania. No se está planteando una victoria (aunque sea parcial) sobre el invasor ruso aprovechando su incapacidad para ganar la guerra sino la entrega a Rusia de incentivos territoriales y la imposición de una rendición al invadido. Y en esto, aunque Trump lleve la delantera y a pesar de las apariencias, Europa no niega el principio totalmente sino que lo matiza para contener la vergüenza y quiere sentarse en la mesa de negociaciones.

Y China observa.  El contencioso obsesivo de China es el que tiene con Taiwán, isla en la que Pekín quiere imponer su ley y que ahora vive bajo un sistema democrático al contrario que la China continental. China aspira a conseguir lo que llama “reunificación” como muy tarde en 2049, centenario de la revolución de Mao en el continente y del establecimiento en la isla de un régimen, entonces dictatorial, de una continuación del gobierno derrocado por los comunistas en Pekín.

Ucrania enseña a Pekín que la tendencia principal de Occidente es jugar al límite pero rehuir el conflicto, entre otras cosas por la renuncia de las sociedades occidentales a aceptar riesgos y a ver las amenazas, Y, en ese ambiente y a pesar de la desventaja técnica militar en la región, China entiende que imponer su orden en Taiwán no va a tener grandes obstáculos.

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