Europa, la UE, ha querido escenificar, en plena negociación con EEUU sobre los aranceles, un acercamiento a China que está encontrando algunos obstáculos relevantes. En realidad, fue España, Pedro Sánchez, el país pionero en estrechar lazos con China yendo incluso más allá de Bruselas con incomodidad de la Comisión Europea. Sánchez se mostró partidario de no imponer aranceles europeos a la industria del vehículo eléctrico chino. Pero la agresividad arancelaria de Trump ha conducido a a Bruselas a sugerir un nuevo maro de acercamiento a Pekín para, entre otras cosas, mejorar su posición negociadora con Washington.
Pero la realidad acaba corrigiendo los planeamientos estratégicos e improvisados. En el terreno comercial, Francia y Alemania, chocan con la agresividad china que está planteando como una victoria el acercamiento a la UE y, por otra parte, la cada vez mayor implicación de Pekín en el apoyo a Rusia y a su guerra de agresión contra Ucrania. Estos obstáculos hacen difícil presionar a Trump con un acercamiento a China porque, al final, es la economía china la que juega con ventajas con su industria muy condicionada a los intereses del gobierno y eso no es exactamente jugar en el mercado libre. Aunque no olvidemos que todos los gobiernos, también los europeos, tienen medidas de intervención en sus propias industrias aunque siempre critiquen las de los demás.
Como señalan los expertos, Bruselas ya canceló un foro digital y el Diálogo de Comercio a falta de progresos. A los problemas estructurales (barreras en el mercado chino a la competencia extranjera, sobreproducción…) se han umado las escasez de tierras raras que la industria europea necesita con urgencia.
Mientas tato, el gobierno chino ha anunciado qur las compañías europeas quedarán excluidas de las licitaciones públicas chinas cuando el valor del contrato supere los 45 millones de yuanes (6 millones de euros). Esta medida, que ya entró en vigor, no afectará a aquellas empresas europeas que cuenten con producción local en China.
Este episodio representa la última escalada en las tensiones comerciales entre China y la UE, que se han intensificado en las últimas semanas. Ya China había impuesto aranceles antidumping al brandy europeo, con especial impacto en el coñac francés. La medida china responde directamente a la decisión tomada por la UE en junio de excluir a empresas chinas de contratos públicos superiores a cinco millones de euros.