Después de unas largas semanas de distancia y especulación, de reuniones suspendidas por el hallazgo del globo espía sobrevolando territorio estadounidense y de dimes y diretes a mediados de la semana pasada, finalmente se reuneron en Austria Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, y Wang Yi, el ex canciller de Relaciones Exteriores de China y muy alto rango en las filas del Partido Comunista chino y ahora es director de la Oficina de Relaciones Exteriores del partido.
Aunque poco se ha dicho de los dos largos días de trabajo sostenidos en Viena, el simple hecho de que se materializara la reunión es positivo y puede interpretarse como un pequeño avance en dejar atrás la hostilidad e inactividad en la comunicación de ambas naciones. Han pasado tres meses en los que las comunicaciones en la práctica no han existido y los mensajes se han enviado de manera pública y a través de portavoces oficiales en ruedas de prensa o comunicados y en un tono defensivo y que podría complicar aún más la actual situación internacional en medio de la guerra de Ucrania.
La aparición del globo sucedió en un momento de fuertes asperezas y gran tensión diplomático entre ambas naciones, debido a otros casos de espionaje chino, además de una recesión económica internacional, y en efecto una economía china golpeada como consecuencia de la pandemia. Sumado a los efectos que ha generado la guerra de Ucrania en el coste y distribución de combustible y cereales.
La Administración Biden se vió forzada por la presión interna a mostrar un tajante rechazo a China, aunque ciertamente no suele ser su estilo. Tuvo que hacerlo ante el desconcierto y los duros comentarios del partido de oposición y la prensa informando sin parar durante días sobre la violación territorial que significó el globo y su carácter de espía mientras China por su parte se mostraba ofendida por el derribo del artilugio. A razón de ese episodio, el secretario de Estado, Antony Blinken, suspendió su viaje a China y se enfriaron casi todos los canales de comunicación durante un tiempo. Pero la reunión en Viena puede ser un acercamiento previo al G7 que tendrá lugar en Japón el 19 de mayo. Aunque, ciertamente, Blinken conversó brevemente con Wang a pocos días del incidente del globo en Múnich, en el marco de la Conferencia de Seguridad Nacional, pero sin conseguir avances.
A principio del mes de mayo China extendió una invitación a John Kerry, el encargado especial para el cambia climático, pero sin haberse dado fecha públicamente. Se especula que Kerry es cercano a los chinos por los intereses económicos y negocios de su esposa en China. Por lo que, claramente, para Beijing Kerry es mucho más afable y próximo a ellos que otros funcionarios de la Administración.
Así mismo se informó de que el embajador americano en China conversó con el canciller chino el pasado 9 de mayo. Probablemente parte de esa conversación hizo que la reunión de Viena se llevara a cabo aderezada además por los positivos comentarios públicos expresados por la secretaria del Tesoro sobre la necesidad de mantener un diálogo respetuoso entre ambos países a finales de marzo.
Mientras tanto, el Pentágono ha intentado mantener un canal de comunicación abierto con el Ministerio de Defensa chino, pero dado que Li Shangfu, el ministro de defensa, fue sancionado por Washington la Administración no se ha conseguido ningún avance por esa vía.
Algunos analistas estadounidenses creen que la Casa Blanca estaba en conversaciones para conseguir la liberación de algunos presos americanos en China, que valga decir ha sido una de las políticas más consistentes de la Administración Biden desde que tomó el poder. Sin embargo, justo el lunes de esta semana se hacía público que un preso estadounidense de 78 años fue sentenciado de por vida por espionaje. Sentencia que podría volver a poner en jaque las relaciones bilaterales.
Claramente, Beijing está jugando una carta interesante. Sé sabe que los representantes de la Casa Blanca van por el mundo intentando conseguir la liberación de sus presos al precio que sea. Lo han hecho ya en distintos momentos, al régimen de Maduro le liberaron los sobrinos de la mujer de Maduro que estaban presos por narcotráfico, un delito muy grave en este país. a cambio de un par de empresarios estadounidenses apresados en Caracas para poder conseguir el trueque. Lo hicieron con la baloncestista estadounidense, Brittney Griner, apresada por Putin y también liberada. Y hoy seguro que están negociando la liberación de Evan Gershkovich, el periodista del Wall Street Journal retenido.
El Partido Comunista chino está presionando para conseguir algo más de Biden o simplemente tener más a su favor a la hora de exigirle algo. Lo increíble es que Biden se deja manipular y juega bajo las reglas de los autócratas para conseguir que sus ciudadanos regresen a casa.
Necesitamos más conversaciones y relaciones distendidas, sin duda alguna, pero también necesitamos que Estados Unidos se mantenga firma y exija que se mantenga el cumplimiento de las reglas internacionales y que el estado de derecho internacional sea respetado y no abusado por los tiranos.