Gaza y China

En plena crisis de aislamiento del gobierno de Netanyahu por la última fase de su guerra contra el terrorismo de Hamas, China ha subido un poco la voz en la misma línea que algunos países europeos reclamando el fin de las operaciones y ha enviado una delegación al territorio gestionado por la Autoridad Palestina pidiendo, eso sí, a Israel, que garantice la seguridad de los enviados.

Hasta ahora China se había mantenido en un discreto segundo plano respecto al conflicto palestino, aunque siguiendo, en términos generales, la doctrina de la ONU mientras que mantiene excelentes negocios en Israel, por ejemplo en la gestión parcial del puerto de Haifa, y en apoyo tecnológico al desarrollo ferroviario, inversiones para la modernización de tecnología agrícola en Jordania y trata de profundizar las ya buenas relaciones con Arabia Saudí y extender lazos con Turquía y Egipto.

Desde la década de 2010, China e Israel han fortalecido sus lazos económicos bilaterales, conectando a empresarios e inversores chinos e israelíes para invertir en sus respectivas economías. La cooperación económica entre China e Israel ha visto una inversión china sustancial de más de 15 000 millones de dólares en la economía israelí, generando capital semilla en empresas emergentes israelíes, así como la adquisición de empresas israelíes por parte de importantes corporaciones chinas que incorporan la experiencia de Israel para ayudar a dinamizar el desarrollo de la economía china moderna de manera más eficiente. China ocupó el segundo lugar en 2015, después de Estados Unidos, en colaboración con empresas israelíes de alta tecnología respaldadas por la Oficina del Científico Jefe de Israel. Grandes empresas chinas como Fosun, ChemChina , Brightfood, Horizons Ventures y China Everbright han invertido cantidades significativas de capital financiero y recursos en numerosas industrias israelíes

Pero la agenda internacional ha colocado el dossier de Gaza en lo más alto y China no quiere quedar fuera de los focos si quiere seguir consolidando su estatus de segunda potencia mundial y de serio aspirante a convertirse en primera a medio plazo. Israel está atrapado en un callejón si salida aparente y la comunidad internacional busca desesperadamente un parón, aunque sea provisional, para tratar de organizar un futuro más estable y China no quiere quefar fuera de la escena.

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