China celebra este año su Asamblea Nacional Popular en medio de las tensiones de la crisis económica que sacude al país y de la delicada situación internacional con varias guerras (Ucrania y Gaza y otros menos publicitados).Esto, que ha provocado debates internos en el gobernante Partido Comunista Chino y acelerado el intento de Xi Jinping de aumentar su control férreo de todos los poderes y el control de la economía será el gran asunto de fondo de la reunión.
Miles de delegados de toda China se encuentran en Pekín para debatir los informes que harán sobre la segunda mayor economía del mundo y sus propuestas para el próximo año e intentarán disipar la creciente preocupación por los retos a los que se enfrenta.
Según los expertos, proyectar confianza será probablemente una de las prioridades del líder chino y de sus altos cargos del Partido Comunista durante este evento coreografiado de varios días de duración, conocido como las “dos sesiones”, en las que se reúnen el poder legislativo y el máximo órgano consultivo de China.
Pero las cifras amenazan los planes del gobierno. El sector inmobiliario de China, un pilar de su economía, ha pasado de una crisis a otra desde 2021 después de que el Gobierno emprendiera una represión regulatoria contra la construcción impulsada por la deuda.
Desde entonces, una serie de promotores ha incumplido sus obligaciones de pago y muchos de ellos han iniciado o están en proceso de comenzar procesos de reestructuración de deuda para evitar enfrentarse a procedimientos de quiebra o liquidación.
Los precios de las viviendas nuevas en China han venido cayendo y el Gobierno busca reactivar la demanda, por ejemplo, promoviendo tasas de interés hipotecarias más bajas. Pero muchos potenciales propietarios han estado posponiendo sus compras a medida que los endeudados promotores retrasan o suspenden la construcción de nuevos proyectos de vivienda.
La situación es vista con lupa por inversionistas de todo el mundo, no solo por tratarse de la segunda economía más grande del planeta, sino porque muchos de ellos son acreedores a quienes posiblemente nunca les llegue su pago.
En todo caso, los dirigentes chinos ya han adelantado que se aumentarán las inversiones en defensa y rearme en casi un 8 por ciento, una cifra similar a las de los últimos años, al margen de las dificultades financieras. La incertidumbre sobre el panorama internacional, el empeño chino por fortalecer día a día su dominio de los mares sobre EEUU y sus aliados y la estrategia de Pekín de robustecer su influencia a todos los niveles posibles van a lastrar aún más las dificultades de la economía china.