La penetración de la inteligencia e influencia china en todos los niveles es motivo de gran preocupación para las autoridades estadounidenses, por lo que la semana pasada el Comité de Inteligencia del Senado llevó a cabo una audiencia que buscó descifrar las claves para limitar dichas actividades.
A la audiencia fueron invitados expertos a testificar ante los diecisiete senadores que forman el comité bipartidista. En este caso fueron tres los testigos que explicaron cómo son las operaciones de influencia china en los Estados Unidos basados en rigurosos estudios y propusieron algunas medidas de prevención.
Uno de los expertos fue Dr. Glenn Tiffert, experto en China e investigador del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, quien propuso varias recomendaciones para contrarrestar el espionaje chino. La primera de ellas es que deben aumentarse los fondos que financian investigaciones y publicaciones sobre las operaciones malignas de influencia extranjera. Explica que, aunque los servicios de inteligencia estadounidenses rastreen las operaciones del Partido Comunista chino, se encuentran con limitaciones de recursos y restricciones para divulgar la información al público.
Tiffert expuso que las operaciones malignas de influencia extranjera abarcan todo el ámbito de actividades tanto legales como ilícitas, incluidas las de comunicación y asociaciones protegidas donde las autoridades a su vez tienen limitaciones para compartir la información, debido a los mismos protocolos y que esas barreras son precisamente las que propone romper para entonces poder cruzar más información.
Resaltó también que operaciones discretas de influencia, que pueden incluso parecer triviales, pueden producir efectos profundos, moldeando la forma de actuar y pensar de algunos. “Las operaciones de influencia más exitosas son aquellas que pasan desapercibidas” afirmó.
Sarah Cook, fue otra de los testigos invitados, asesora en temas sobre China, Hong Kong y Taiwán para Freedom House, la organización que se dedica a estudiar el estado de las democracias y la libertad en el mundo. Su testimonio se centró en cómo el Partido Comunista chino y los actores relacionados están intentando influir en los medios, las noticias y los flujos de información en los Estados Unidos.
Cook afirma que han observado una importante intensificación de la represión y control en China en los últimos diez años. Y de la misma forma, en el plano exterior, el PC chino y sus actores, entiéndanse corporaciones, empresarios, estudiantes, profesores y sus centros culturales, embajadas, etcétera… están intentando influir en los medios, las noticias y los flujos de información en los Estados Unidos en temas domésticos y de percepción.
“Va mucho más allá de la simple propaganda. Hemos identificado cinco categorías tácticas que utilizaron para cada país: propaganda, desinformación, censura e intimidación, control sobre la infraestructura de distribución de contenidos y capacitación para trabajadores de medios con el objetivo de exportar el modelo de control de información del PC chino”.
En el caso específico de los Estados Unidos, la investigación determinó que enfrenta un grado de influencia mediática de Beijing muy alto. Aunque Cook reconoce a su vez que pudieron determinar también un alto grado de resiliencia estadounidense ante estas tácticas.
Desde el 2019 la narrativa china se centra en culpar a Estados Unidos del deterioro de las relaciones bilaterales, encubrir los fuertes controles internos en China y desviar la culpa de China del Covid19 mientras señalan otros culpables como los mismos Estados Unidos, mientras justifican las razones de la incorporación de Taiwán al territorio chino.
Cook sostiene que Beijing mantiene un arsenal de tácticas y canales para influir en el panorama informativo estadounidense desde que la opinión pública es cada vez más negativa hacia China. Se trata de campañas de desinformación, el pago de redes sociales y el pago de influencers, ataques cibernéticos a medios de comunicación, acoso digital a periodistas y publicaciones de artículos o entrevistas de altos funcionarios chinos como sus embajadores a medios de comunicación muy importantes en América.
“Huawei ha contactado directamente a periodistas estadounidenses para intentar cambiar la narrativa sobre la empresa de telecomunicación, ha organizado entrevistas en podcasts, en medios virtuales, facilitado la aparición de sus ejecutivos en televisión” todo para cambiar la opinión pública.
Cook también afirma que han podido determinar que actores como políticos estadounidenses que tuvieron en el pasado posiciones de poder o influyentes, o grupos de extrema izquierda han intentado restar importancia a la violación sistemática de derechos humanos en grupos como los uigures y en casos más extremos hasta negándolos. Algo similar ha sucedido con comentaristas de extrema derecha que han expresado admiración a acciones del PC chino como la movilización de grupos sociales de manera autoritaria con la idea de aliviar la pobreza.
Concluye recomendándole al gobierno estadounidense incrementar el estudio del mandarín en los funcionarios, puesto que muchas de las campañas de desinformación se hacen en chino y cuyo objetivo es la diáspora. Propone hacer seguimiento a aplicaciones como WeChat y TikTok ya que pueden ser una amenaza a la libre expresión de millones de estadounidenses. Y sugiere también al congreso pedir más explicaciones a los ejecutivos que representan dichas empresas chinas en Estados Unidos sobre la protección de datos de los ciudadanos.
Y por último Alan Kohler, subdirector de inteligencia retirado del FBI, quien ha sido un testigo habitual en el congreso durante años, se expresó en un tono mucho más directo y menos académico, pero si alarmista. “El PC chino es una amenaza al estilo de vida de los estadounidenses, puesto que busca destruir de diversas formas nuestra sociedad libre y justa, desafiando las normas internacionales, robándose nuestros empleos e innovaciones y evitando la transparencia y la justicia”.
Explica que China usa la represión transnacional, cuando amenaza e intimida en pro de sus objetivos. En el caso de Estados Unidos la lista de víctimas incluye: la diáspora, los disidentes, opositores políticos, periodistas y defensores de las democracias y los derechos humanos. Y las formas en que lo hacen es a través del acoso en línea, amenazas a los familiares y amigos en el extranjero.
Partiendo de su profundo conocimiento de los métodos perversos utilizados por el PC chino, Kohler recomienda al Congreso estadounidense incrementar los esfuerzos en educar e informar a las poblaciones en mayor riesgo de ser objetivo y concienciar al público en general sobre las intenciones y tácticas del PC chino para que puedan identificar cuando están siendo manipulados.
Recomiendo también que se ponga en marcha una nueva legislación que criminalice las actividades transnacionales de represión que se practican en la población en riesgo descrita arriba.
“El modo de operar del gobierno chino exige una respuesta de todo el gobierno y toda la sociedad. De no darse un esfuerzo mancomunado del público en general y las corporaciones y el gobierno estadounidenses, China podría salirse” con la suya concluyó Kohler.