Aunque se mantiene a prudente distancia, China observa con atención el conflicto en Nagorno Karabaj que se desarrolla en medio de la ruta del Cáucaso por donde pasa la Ruta de la Seda reinventada por China para la comunicación con Occidente. Los cuidadosos, equilibrados y delicados pasos dados por China en sus relaciones políticas comerciales y militares con Pakistán e Irán tienen, como objetivo estratégico más allá de los beneficios puntuales, tejer una red de alianzas que mantenga estable y pacífica la ruta.
El conflicto de Nagorno Karabaj, territorio, que los armenios denominan Artsaj, es producto de la política despótica de Rusia cuando, como cabeza de la URSS constituyó la República Socialista Soviética de Azerbaiyán integrando en ella el área ahora en disputa, poblada por armenios, de religión cristiana, rodeada de azeríes de etnia turca y musulmanes, despreciando la historia y la matanza de armenios instigada o tolerada por Turquía y curiosamente ejecutada por milicias kurdas y nacionalistas turcos. Con el hundimiento de la URSS y la independencia de Armenia y Azerbaiyán el conflicto estaba servido y en la guerra de 1991 Armenia derrotó a los azeríes imponiendo la independencia de hecho de Artsaj (que sólo Armenia reconoce) pero ocupando a la vez zonas de etnia azerí para garantizar un pasillo de comunicación de Nagorno Karabaj con Armenia. Azerbaiyán ha aprovechado unos movimientos militares armenios para desencadenar una ofensiva en la que han logrado objetivos parciales y poe eso Armenia insiste en un apoyo internacional a un alto el fuego.
Pero aquí las alianzas están cruzadas y en algunos casos resultan paradójicas. Rusia, junto za Bielorrusia, apoya a Armenia a quien ha nutrido militarmente, pero no quiere implicarse directamente. Y Armeia también cuenta con un aliado inesperado, Irán, que a pesar de que los azeríes son musulmanes y mayoritariamente chiitas como los iraníes, ya que Teherán teme un crecimiento de la influencia turca.
En el otro lado, el gran aliando de Azerbaiyán es Turquía con quien comparte lengua, cultura y costumbres además de una intensa colaboración militar. Y otro aliado inesperado: Israel. En Azerbaiyán vive una importante comunidad judía que desarrolla su vida con una normalidad inexistente en cualquier otro país musulmán de Oriente, incluida Turquía, y el gobierno de Bakú mantiene intensas relaciones comerciales, y de intercambio de inteligencia, con el de Jerusalén. Es más, los drones enviados por Turquía al ejército azerí son de tecnología básica israelí. Israel necesita estratégicamente a Azerbaiyán ante un posible choque directo con Irán.
Ante este escenario China observa y calcula como estar sin estar. Casi como EEUU que trata de impulsar un acuerdo pero no desea una derrota deAzerbaiyán.