Han vuelto a sonar las armas en la frontera de Thailandia y Camboya entre fuerzas militares de ambos países. Tras unos incidentes armados que se han venido repitiendo desde el pasado verano, se firmó, con mediación de Estados Unidos, un alto el fuego que acaba de saltar por los aires.
Bangkok y Phnom Penh mantienen una histórica disputa territorial por la soberanía de algunos territorios en su divisoria, cartografiada por Francia en 1907, cuando Camboya formaba parte de la Indochina francesa. Las cercanías del templo jemer de Preah Vihear, que los tribunales internacionales certificaron como parte de Camboya, vuelven a ser uno de los puntos calientes.
La clave está, además del problema histórico de la delimitación de los límites fronterizos, en la actividad terrorista islamista que está creciendo en el sur de Thailandia, precisamente en la zona en disputa y que Bangkok teme que sea la mecha de una desestabilización general en el país. El terrorismo cada vez golpea con más fuerza en Tailandia. Las causas de este incipiente crecimiento son difíciles de precisar. No obstante, juega un papel de gran relevancia el golpe de Estado de las Reales Fuerzas Armadas lideradas por el general Prayuth Chan-ocha el 22 de mayo del 2014 y, evidentemente, las posteriores represiones políticas. Tampoco debemos olvidar la presión que ejerce el BRN (Barisan Revolusi Nasional), que durante décadas lucha por la independencia de Pattani (situado en el sur de Tailandia) Dicho grupo revolucionario también actúa en el norte de Malasia. De esta organización terrorista se vale actualmente el ISIS así como la de Al-Qaeda, que tratan de alentar e incentivar las insurgencias nacionalistas para tener un más sencillo acceso a aquéllos territorios bajo su punto de mira.
En la situación general de aquella zona del sureste asiático inciden también la situación política de Malasia, país donde los islamistas del BRN también actúan y done existe una importante población musulmana.
Obviamente, China está atenta a la situación regional general que suma a las tensiones exteriores que sufre Pekín y que inciden en sus planes comerciales y estratégicos.




