Entradas

THE ASIAN DOOR: Coches autónomos en China, con permiso de los chips de Taiwán. Águeda Parra

China avanza en el desarrollo de nuevos modelos de movilidad y, junto al amplio despliegue de marcas de vehículos eléctricos, los coches autónomos se reivindican como la siguiente fase en la dinamización de un mercado del automóvil que ya es el más grande del mundo. La proyección es que el 60% de los viajes en vehículo compartido se realicen en los conocidos como robotaxis en 2030, una década por delante que va a marcar cambios importantes en la industria automotriz a nivel mundial.

Los nuevos avances legislativos anunciados por China en materia de coches autónomos sientan las bases para la puesta en marcha de flotas de taxis, autobuses y camiones autónomos por todo el país, aunque cada uno operando bajo distintas directrices. Mientras la circulación de los autobuses autónomos se realizará por rutas cerradas, el área de despliegue de los taxis autónomos se restringirá a carreteras con poco tráfico y de forma controlada. Las cuestiones de seguridad también están contempladas en la propuesta de ley, incorporando la obligación de disponer de seguro de responsabilidad civil que superará los 740.000 dólares, además del resto de seguros obligatorios requeridos para el automóvil.

Con el impulso de las nuevas formas de movilidad, comienza también la rivalidad entre las principales marcas del mercado de coches autónomos, que incluye a Baidu, con su flota Apollo Go, que acaba de presentar la sexta generación de este tipo de vehículos, pero que también incorpora a otras grandes de la industria como Pony.ai, Xpeng, la startup china AutoX financiada por Alibaba, los grandes referentes de coches eléctricos como Nio y BYD, además del recién llegado al mercado de coches, Xiaomi.

El fabricante chino de teléfonos inteligentes ya revolucionó la industria cuando a finales del año pasado anunciaba su incursión en el competitivo sector de los coches eléctricos, desafiando al resto de competidores más afianzados con una propuesta innovadora. La disrupción que impulsa Xiaomi continúa con el desarrollo de tecnología de conducción autónoma, una iniciativa a la que destinará unos 490 millones de dólares y que contará con 500 empleados dedicados de forma exclusiva.

Mientras los avances tecnológicos se suceden en la industria automotriz, proporcionando nuevas modalidades de movilidad, el mercado afronta uno de sus mayores desafíos, la escasez de chips. A los problemas de disrupción en las cadenas de suministro producidos por los efectos de la pandemia, se suma ahora la tensión generada en torno a la geopolítica de la tecnología donde Taiwán se sitúa en el eje estratégico de toda la industria de los semiconductores.

La visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán ha elevado la tensión en el estrecho, siendo las maniobras militares iniciadas por Pekín la parte más visible de un conflicto, que no se limita a la ambición de Pekín de reunificación de la isla con el continente, sino que también aplica al rol mundial de la isla en la industria de los semiconductores. El liderazgo de Taiwán en la fabricación de chips, produce más del 90% de los chips más avanzados, también forma parte de la ecuación en la carrera por la supremacía tecnológica entre Estados Unidos y China, y la nueva ley impulsada por Biden, conocida como Chips and Science Act, podría poner en riesgo el despliegue de los coches autónomos en China y, en general, toda la industria automotriz.

La ley recientemente aprobada, que busca incentivar la producción local de semiconductores, contempla hasta 52.000 millones de dólares en subsidios durante los próximos 5 años para contrarrestar la competencia con China. Sin embargo, la prohibición de que los destinatarios de incentivos federales no puedan ampliar o construir nuevas fábricas de semiconductores de chips amenaza las aspiraciones de China.

En la fabricación de vehículos eléctricos se utilizan hasta 300 microprocesadores, y entre un 60-70% de los casos el suministrador a nivel mundial es la empresa taiwanesa TSMC. No se trata de chips de última generación, ya que se utilizan semiconductores de entre 16 y 40 nanómetros (nm) que podrían fabricarse con las capacidades actuales que posee China, sin embargo, la tecnología es taiwanesa.

Mientras TSMC podría encontrarse en la tesitura de tener que elegir la producción en Estados Unidos o seguir fabricando en China, sería la industria automotriz la que pasaría a convertirse en el principal efecto colateral de la elevada tensión sobre la isla si Taiwán decidiera sumarse finalmente a la nueva ley aprobada por Estados Unidos.

THE ASIAN DOOR: Xiaomi, nuevo player en el mercado de los coches eléctricos. Águeda Parra.


Las tecnológicas chinas están abanderando el ritmo de digitalización en el gigante asiático liderando la inversión en nuevas tecnologías. No se trata únicamente de incorporar en los procesos productivos de sus respectivas líneas de negocio las nuevas capacidades que proporcionan tecnologías punteras como la inteligencia artificial y las ventajas que aportan las infraestructuras de computación en la nube. Se trata de abordar una nueva estrategia de diversificación empresarial. ¡La revolución tecnológica se intensifica!

Los titanes tecnológicos chinos han sido pioneros en convertir al gigante asiático en referente mundial en sectores como el e-commerce y las FinTech, generando entornos de emprendimiento que han impulsado que las compras online y los pagos electrónicos alcancen un nivel de desarrollo en China mayor de lo que sucede en otros mercados de economías desarrolladas. El momentum que están experimentando las nuevas tecnologías en el desarrollo de la revolución digital en el gigante asiático está favoreciendo que los titanes chinos sean pioneros en abordar una estrategia de diversificación empresarial hacia nuevos mercados. Es decir, exportar su expertise como referentes tecnológicos hacia entornos donde la componente digital es esencial, maximizando las capacidades de las nuevas tecnologías en mercados que van a experimentar un fuerte crecimiento en los próximos años.

De ahí surge la estrategia de abordar la nueva dinámica de digitalización vinculando el know-how tecnológico de los titanes con el desarrollo de industrias que están demandando la incorporación de capacidades digitales punteras. De esta combinación surge la incursión como nuevos players de los fabricantes tecnológicos en el potente mercado de los coches eléctricos. Un mercado al alza que va a ir escalando posiciones en las próximas décadas a medida que se impulsan los objetivos de descarbonización a los que se están comprometiendo las principales economías mundiales como parte de la lucha contra el cambio climático, China entre las potencias más destacadas.

Los titanes tecnológicos chinos quieren ser parte activa de este proceso de revolución digital que está promoviendo un proceso de integración horizontal que pasa de fabricar equipos electrónicos a desarrollar coches eléctricos. Éste es el caso de Xiaomi, que ha anunciado una inversión de 11.500 millones de dólares durante la próxima década para lanzar su nueva filial enfocada a operar en el floreciente mercado de coches eléctricos de China. Un mercado que el gigante asiático está impulsando para que las ventas de los vehículos eléctricos supongan el 20% del total de la demanda en 2025.

El escenario que presenta China, una sociedad digitalmente más sensible con consumidores muchos de ellos nativos digitales, le permite a Xiaomi ofrecer una experiencia de usuario única para los fieles seguidores de una marca reconocida y bien posicionada, y que además está llevando a cabo un exitoso proceso de expansión internacional, siendo embajador de las capacidades del Designed in China. Esta nueva estrategia le permite a Xiaomi incorporarse en el competitivo mercado de los coches eléctricos aportando la ventaja competitiva de contar con las fortalezas tecnológicas que está demandando la industria automotriz para afrontar los retos de una transformación hacia modelos de movilidad menos contaminantes que incluyan todo un ecosistema de dispositivos conectados.

Las tecnológicas a nivel mundial están asumiendo una intensa competición en su sector, lo que está impulsando estrategias de crecimiento hacia nuevos negocios. De ahí que otros titanes como Apple y Huawei hayan anunciado también su incursión en el desarrollo de la nueva generación de coches eléctricos y coches autónomos que van a marcar el ritmo de digitalización mundial en las próximas décadas, intensificando la rivalidad tecnológica ya existente entre Estados Unidos y China.

THE ASIAN DOOR: La meta está en los coches autónomos. Águeda Parra

China está profundamente comprometida con convertir el país en una “potencia socialista moderna” en 2050. En la era Xi Jinping la capacidad de innovación y la visión de emprendimiento están siendo los grandes aliados para diseñar una hoja de ruta donde aparecen hitos intermedios, como la construcción de una sociedad “moderadamente próspera” en 2020 y la “modernización socialista” de China para 2035.

En esta transformación, la revolución tecnológica está jugando un papel decisivo, ámbito en el que China no parte de una posición excesivamente retrasada en comparación con el resto de potencias, sino que las diferencias se van reduciendo cada año como si de décadas se tratara. Éste es el caso de la carrera por el liderazgo en el sector del automóvil, rivalidad que ya está en marcha desde que China adelantara en 2009 a Estados Unidos como el mercado de vehículos más grande del mundo. La aspiración ahora para el gigante asiático es entrar en la liga de los tres grandes de la industria global del automóvil, formada por Estados Unidos, Alemania y Japón, pasando a ser el cuarto grande.

General Motors tiene presencia en el mercado chino desde 1997, y actualmente vende más de 4 millones de vehículos anualmente en el país, según fuentes internas, ventas que superan las realizadas en otros mercados, incluido el estadounidense. Pero ahora es el turno de que los fabricantes chinos de coches se conviertan en empresas globales, y para ello tienen que salir al extranjero para alcanzar el mercado americano y el europeo, donde competirán más directamente con los modelos de fabricantes japoneses y coreanos.

De nuevo, estamos ante una redefinición de la política “Go Global”, pero en esta ocasión aplicada a la industria del automóvil, donde el camino que van a emprender los fabricantes de coches chinos puede llegar a reproducir el éxito que ha tenido la industria de los móviles, con las marcas chinas desbancando a los fabricantes que dominaban el mercado hasta hace unos años. Esta estrategia se complementa con seguir manteniendo la compra de acciones por parte de las compañías chinas en fabricantes de coches y piezas extranjeros, hasta alcanzar los 31.000 millones de dólares, según las estimaciones de Bloomberg.

En cuanto a los coches eléctricos, China también ha arrebatado a Estados Unidos el liderazgo en este mercado, sucedió en el 2015, y el año pasado el país registró más de la mitad de las ventas mundiales. Para el gigante asiático el objetivo ahora es focalizarse en esta industria, para pasar de ser el mayor mercado del automóvil a convertirse en un poderoso hub del sector. La apuesta cuenta con el respaldo del gobierno, reflejado en el XIII Plan Quinquenal, que pretende impulsar los vehículos de nuevas energías para reducir la dependencia del petróleo extranjero y conseguir un aire más limpio para el país.

La medida tomada recientemente por el gobierno chino de eliminar la política vigente hace más de dos décadas de no permitir participaciones mayores del 50% en fabricantes de vehículos eléctricos abre un nuevo escenario de inversión en este mercado. En este nuevo escenario, los fabricantes chinos parten de una posición financiera y de recursos tecnológicos mejores después de llevar años trabajando conjuntamente en joint-venture con fabricantes extranjeros. En el futuro, esta nueva política asegura una mayor competencia que redundará ineludiblemente en la fabricación de coches de mejor calidad.

La tecnología es inherente a los avances en la industria del automóvil, e igual de crucial que el motor, de ahí que sean los grandes titanes tecnológicos los que están incorporando sus desarrollos a este mercado. Alibaba ha sido la incorporación más reciente, anunciando la inversión conjunta con Foxconn Technology Group de 350.000 millones de dólares en Xiaoping, startup que pretende convertirse en el Tesla de China. El gigante del e-Commerce también está participando con talento nacional para incorporar en las marcas de coches de lujo más populares del país, Mercedes-Benz, Audi y Volvo, el altavoz inteligente Tmall Genie que utiliza el servicio de asistente personal AliGenie. Por su parte, Tencent, la empresa de Internet más grande de Asia, ha pagado 1.800 millones de dólares por el 5% de Tesla.

En esta carrera, la siguiente parada es el dominio en la producción de los coches autónomos, con la aspiración del gobierno chino de alcanzar la cifra de 30 millones de esta nueva generación de vehículos en una década, política apoyada por los objetivos del plan Made in China 2025. Los grandes titanes tecnológicos chinos están aprovechando la potencialidad de la inteligencia artificial y el cloud computing para participar activamente de este nuevo reto. Entre ellos Baidu, propietario del buscador más importante de China, cuenta con el fondo Apollo con 1.500 millones de dólares para invertir en 100 proyectos de coches autónomos para los próximos tres años. ¿Alguien puede dudar que la rivalidad entre China y Estados Unidos no va a centrarse en quién alcanzará primero el liderazgo en la fabricación de los coches autónomos?