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TikTok, del éxito al estigma. Nieves C. Pérez Rodríguez

Tiktok, la popular aplicación china que permite crear, editar y compartir videos y que da la opción a los usuarios de interactuar entre sí, ha sido la noticia de la semana pasado en Washington con el testimonio de su CEO, Shu Chew, en el Congreso de los Estados Unidos que está dando pasos para prohibir el uso de la red en el país.

Los parlamentarios interrogaron al alto ejecutivo sobre las vulnerabilidades de seguridad que potencialmente tiene la red social y Shu, por más que lo intentó, no tuvo mucho éxito en convencer a los legisladores de que TikTok ha hecho lo necesario para proteger la información de los usuarios.

En diciembre del 2022 el director del F.B.I., Chris Wray, manifestó su preocupación sobre la capacidad que, afirma, posee China de controlar el algoritmo de TikTok por lo que podrían manipular el contenido para operaciones de inteligencia, así como también cree que China podría usar la aplicación para recopilar datos de sus usuarios que podrían usarse en operaciones de espionaje tradicional.

Por tanto, la tesis de la que parten los legisladores es que TikTok es una amenaza para la seguridad nacional de país puesto que la aplicación compila datos, censura contenidos y daña la salud mental de los niños por lo que están presionando para que la red social sea prohibida. El 16 de marzo Washington prohibía la aplicación en los dispositivos electrónicos oficiales. Y tan solo siete días después se interpelaba en el congreso al CEO de la empresa en busca de respuestas que demuestren la tesis de la vulnerabilidad de la plataforma.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Mao Ning, dijo que Estados Unidos estaba acusando a TikTok en base a una presunción de culpabilidad y no ha presentado evidencia de que la aplicación sea una amenaza para la seguridad nacional, justo después de que el presidente de la Cámara de Representantes del Congreso, el republicano Kevin MacCarthy, tuiteó que la Cámara está avanzando la legislación para proteger a los estadounidenses de los tentáculos tecnológicos del Partido comunista chino lo que provocó la pronta reacción china.

Siguiendo el ejemplo, en Japón un grupo de legisladores del Partido Liberal Democrático estudian la posibilidad de presentar una propuesta el próximo mes instando al gobierno a prohibir los servicios de redes sociales como TikTok si se utilizan para campañas de desinformación.

No es la primera vez que TikTok está en entredicho en los Estados Unidos, La naturaleza con la que la red fue concebida era permitir mensajes directos entre usuarios, lo que ocasionó que adultos pudieran tener contacto y conversaciones con menores de edad, lo que propició una primera batalla en la que el ente de protección de privacidad de niños (Federal Trade Commission, FTC por sus siglas en inglés) llevara el caso al Departamento de Justicia por lo que la operadora de videos tuvo que pagar 5.7 millones de dólares, lo que es la multa civil más alta hasta ese momento por haber violado la privacidad de menores.

Además de la millonaria cifra, la empresa fue obligada a respetar la ley de protección de la privacidad de niños (Children Online Privacy Protection) por lo que tuvo que retirar de la plataforma videos de menores de 13 años para así poder seguir operando en territorio estadounidense en donde actualmente cuenta con 150 millones de usuarios.

En Corea del Sur, TikTok también pagó una multa de 133 millones de dólares, un 3% de los ingresos de la plataforma, en 2020, por haber recolectado datos de niños menores de 14 años.

Claramente, las brechas de seguridad no sólo son consideradas como un peligro en Estados Unidos. De hecho, India fue el primer país en imponer una prohibición total de la red en 2020 basándose en que la empresa extraía datos y los enviaba al exterior por lo que la aplicación no puede ser descargada en India.

Taiwán prohibió el uso de la red en dispositivos gubernamentales a pocos días del anuncio el F.B.I. y, de hecho, fue más allá y prohibió el uso de software fabricado en China en estos dispositivos. De igual manera reaccionó Canadá, prohibiendo el uso de la aplicación en dispositivos gubernamentales, así como el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, cuya prohibición entrará en vigor a finales del mes. Los cinco miembros del “Five Eyes” coordinaron rápidamente esfuerzos para blindar sus datos.

El 20 de marzo la Unión Europea puso en marcha la misma medida de prohibición a la que países como Noruega se suman y muy probablemente otros seguirán.

Pakistán prohibió el uso de Tiktok de manera temporal y ésta es la cuarta vez que lo hacen bajo la excusa de que promueve contenido inmoral. El gobierno talibán de Afganistán en el 2022 también ha prohibido la aplicación bajo la razón de proteger a los menores de edad.

La prohibición de una empresa como TikTok ha despertado un debate en Washington entre algunos más radicales como Alexandria Ocasio-Cortez, representante demócrata del Congreso, quién publicaba un video, precisamente en TikTok, que se hizo viral con más de tres millones y medios de vistas en menos de 48 horas en el que explicaba sus razones por las que la plataforma no debería ser ilegalizada.

Tanto Ocasio-Cortez como otros grupos como La Unión de libertades Civiles advierten de que prohibir el uso atenta contra la primera enmienda de la Constitución americana.

El debate es muy complejo sin duda en un país en el que se garantiza el respeto a las libertades personales; sin embargo, el uso de la información no es un debate simple. La información que se desvía a usos malévolos puede convertirse en un arma poderosa en contra de un gobierno, de un Estado y por tanto de una sociedad.

El vacío de legislación no puede ser una excusa para dejar operar libre y sin parámetros a empresas controladas por otros Estados que de paso son competidores. Si las agencias de inteligencia afirman que hay un gran riesgo para la seguridad nacional de la nación, lo correcto y oportuno es imponer restricciones para prevenir esos vacíos en los que Beijing ha demostrado una y otra vez que sabe usar con astucia y consigue penetrar sus tentáculos.

El enfrentamiento entre Washington y Beijing está motivado más que en la lucha económica en la sobrevivencia de valores… y finalmente Occidente parece estar entendiéndolo.

 

Washington blinda sus sistemas de comunicación   Nieves C. Pérez Rodríguez

El pasado 11 de noviembre en Washington se daba un paso más para bloquear los huecos legales que han permitido los abusos de empresas de tecnología extranjera como Huawei. Biden firmaba “la ley de Equipos seguros 2021 (the Security equipment Act)” que había sido aprobada por unanimidad en el Senado a finales de octubre y con 420 votos a favor y sólo 4 en contra en la Cámara de Representantes. Con la aprobación de esta ley Estados Unidos se garantiza que los equipos no confiables, que se emplean en las comunicaciones, no puedan estar autorizados para su uso dentro de las fronteras estadounidenses.

La ley en cuestión va a prevenir que en el futuro se puedan producir ventas o integración de empresas como Huawei, ZTE, Hytera Communication Corp, Hikvision Digital Technology y Dahua Technology Co, respaldadas por el Estado chino, en los Estados Unidos, independientemente de si hay fondos federales involucrados.

El año pasado Trump estableció un fondo de mil millones de dólares para la Comisión Federal de Comunicaciones (CFC), para que ésta pudiera ayudar a empresas de telecomunicaciones más pequeñas a retirar y reemplazar equipos existentes que fueron considerados como una amenaza. En el 2020, la CFC ya había adoptado medidas para exigir que los operadores de telecomunicaciones estadounidenses reemplazaran o cambiaran equipos de Huawei y ZTE así como de otras compañías que representan un riesgo para la seguridad nacional de los Estados Unidos. Si bien esa medida fue importante en ese momento, esa normativa sólo podía aplicarse a los equipos comprados con fondos federales, pero si esos mismos equipos eran adquiridos con fondos privados o incluso públicos pero “no federales” podían seguir adquiriéndose. Por lo que esta nueva ley cierra ese vacío legal.

La presidenta de la CFC Jessica Resenworcel afirmaba en una declaración dada al grupo mediático Gizmodo que “la legislación envía una fuerte señal de bipartidismo de que Estados Unidos se toma en serio la creación de un mercado sólido y seguro para las alternativas del 5G”.

Ed Markey, senador demócrata por Massachussets, afirmaba al respecto de ésta legislación, que “en un mundo cada día más interconectado nosotros debemos impulsar a nuestra tecnología con nuestros valores, especialmente la red del 5G que es crítica para el futuro y la prosperidad económica”.

Huawei admitía recientemente que había sufrido una importante caída en las ventas debido a las medidas que ha venido imponiendo Estados Unidos. En efecto, en julio del año en curso el Departamento de Comercio añadió catorce compañías más a su lista negra de entidades que representan riesgos para la seguridad nacional, y en esa lista entró ZTE y Huawei. La firma de esta ley tuvo lugar solo tres días antes de la reunión virtual acordada entre Biden y Xi Jinping lo que demuestra la firme postura de la Administración Biden con respecto a China. A pesar de la tremenda polarización política que se está viviéndose en los Estados Unidos, existe una postura unánime en cuanto a China y en poner fin a las maliciosas prácticas económicas de las compañías chinas que empiezan a padecer las consecuencias de sus acciones.

 

“La desinformación es origen de muchos de los males de nuestra sociedad”. Entrevista a Julián Macías Tovar. Isabel Gacho.

Desde 4Asia hablamos con Julián Macías Tovar, experto en redes sociales y creador de pandemiadigital.net. Macías ha trabajado los últimos años como responsable de redes sociales, compaginado su labor con la investigación sobre el origen de la desinformación. Para el experto “hay un mundo desconocido al que no se le presta mucha atención y es el origen de muchos de los males de nuestra sociedad”.

¿Por qué investigar sobre ello? “Un punto de inflexión en mi interés sobre el tema fue cuando analicé, durante del golpe de Estado en Bolivia, la conversación digital que tuvo lugar esos días y me encontré algo que no me esperaba encontrar” explica. “Buscar bots a veces es buscar una aguja en un pajar, pero lo que encontré en Bolivia fueron solo agujas, no había paja. En una semana se crearon más cuentas falsas que las que existían con anterioridad en el país”. En este caso, las investigaciones que llevó a cabo acabaron siendo consultadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para redactar su informe sobre el golpe. Con la pandemia “todo se acentuó” y Macías vio paralelismo entre lo que él llama pandemia digital y la pandemia del coronavirus, en el sentido de que “hace daño y llega indiscriminadamente a todo el mundo”. Esta expansión se dio “tanto a nivel cuantitativo como cualitativo, porque no solo empezamos a pasar más tiempo conectados, sino que también la incertidumbre favoreció la penetración de la desinformación”.

Para hacer frente a lo que encontraba decidió crear espacios “de empoderamiento y para generar debate”. En un primer momento en Telegram y en la web y próximamente en Twitch. En ellos, pone a disposición de los usuarios herramientas de análisis forense digital para que la gente las pueda usar, además de una selección de artículos y documentales de interés sobre el tema que ayuden a comprender cómo se opera. “Esto es una batalla y estamos en una fase en la que la población desorganizada hace frente a unos espacios muy bien organizados”. Para “librar esta batalla”, primero es necesario armar defensivamente a la población, para, posteriormente poder luchar contra “este monstruo”. “Ahora estamos con tirachinas, David contra Goliat. Un Goliat, además, con mucha impunidad.”

Pero, ¿qué hay detrás de este monstruo? ¿cómo funciona? Para el creador de Pandemia Digital, se juntan los “viejos espacios economico-políticos con las nuevas plataformas digitales”. “En América Latina, por ejemplo, es lo que yo llamo Operación Cóndor 2.0, porque son los mismos ideólogos con la misma falta de escrúpulos. Atlas Network, que nació con Ronald Reagan, se ha ido perfeccionando y ahora tiene una pata tecnológica”. Por su parte, las plataformas digitales, son participes necesarias “por acción u omisión”. “En primer lugar, por intereses económicos, pero hay indicios de que también priman los intereses geopolíticos”. Para justificar su tesis se remonta a los orígenes y la financiación de estas plataformas. “Hay que recordar que Silicon Valley nació como espacio para que los ingenieros desarrollaran proyectos para la batalla por la hegemonía contra la URSS. Y que internet nació como proyecto de inteligencia militar”. Y, parafraseando a “los clásicos” -Edward Snowden y Julian Assange-: “son herramientas de espionaje para uso geopolítico: todo el tráfico de datos se procesa y llega a los servicios de inteligencia”.

Con los ojos puestos en un pasado más cercano, Macías recuerda, entre otras cuestiones, el controvertido perfil de Peter Thiel: primer inversor de Facebook y jefe de su junta directiva. “El socio capitalista de Zuckerberg que fue pionero en la utilización de datos, es también el principal asesor de tecnología de Donald Trump y creador de Palantir.” Una empresa que El Confidencial describe como “una de las mayores contratistas del gobierno para el espionaje sistemático, analítico y predictivo de la población mundial”. Una compañía similar a esta última, y más conocida para el usuario medio es la Cambridge Analytica de Robert Mercer. “Cambridge Analytica es una bomba de humo, una matriz de una empresa más grande que se llama CLS Group que lleva 20 años trabajando con los mejores expertos en psicología de EEUU y con todas las plataformas digitales investigando sobre como cambiar comportamientos de grandes masas a través de imputs”, explica Macías.

Además de sus análisis sobre origen y financiación de la desinformación, también trata de desentrañar los elementos de las estrategias, “es crucial la vertiente psicológica: con mentira y odio vas lobotomizando a sectores de la población y generando odios irracionales”, señala. “Además hay que alimentarlos con raciones diarias y esto se ve potenciado por las burbujas ideológicas que se crean gracias a los algoritmos”. El creador de Pandemia Digital también nos explica cómo se consigue penetrar en burbujas ideológicas contrarias para expandir desinformación desde dentro: “Una de las estrategias que se sigue para penetrar estas burbujas es la creación de cuentas aparentemente afines, que, a través de publicar contenido y seguir cuentas similares logran entrar en el nicho, para, posteriormente propagar desinformación”.

Otra cuestión de la que charlamos con él es el qué hacer cuando esta maquinaria de odio difunde mentiras sobre un sujeto en concreto: “Dicen una burrada sobre ti y tus opciones son ignorar o desmentir. Al ignorarlo, lo estás dando por bueno, por lo que esa desinformación se puede amplificar a través de medios de comunicación”. “Por otro lado, al desmentirlo, abres tu burbuja a su marco comunicativo”.

Además, el experto reflexiona sobre el cambio que ha sufrido internet en la última década: “La ventana de oportunidad que hizo posibles las primaveras árabes y el 15M ha cambiado. El poder de influencia de las redes es cada vez menor”.  “En 2011, una publicación en tu página de Facebook le llegaba de media a un 26% de tu comunidad. En 2021 llega a un 0,1%”. Algo similar ocurre en otras redes sociales, como Twitter, donde los contenidos que ve el usuario son personalizados, en detrimento de los hashtags trasversales que hicieron posible las movilizaciones sociales de principios de la década pasada.

Como reflexión final, Macías apunta una de las claves de la dificultad para hacer frente a este problema: “La mentira es muy rápida, y para desarticularla se necesita mucho tiempo”.  Pero no por ello todo está perdido. “Lo que está en juego es la democracia, la verdad y la fraternidad contra el odio, la mentira e incluso la antidemocracia. Se está creando una sociedad peor que genera odios artificiales”. Por eso mismo se encuentra en “fase de afilar el hacha”, porque “el monstruo sigue creciendo y no hay nadie que le pare los pies”.