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THE ASIAN DOOR: Dos sesiones y una nueva hoja de ruta. Águeda Parra

La reunión anual conocida como “dos sesiones” ha sentado las bases del nuevo modelo de desarrollo estratégico para China, combinando la confirmación de algunos puestos y el anuncio de otras posiciones políticas que no estaban tan definidas para terminar conformando el Consejo de Estado. Xi Jinping ya se aseguraba un tercer mandato sin precedentes durante el XX Congreso del Partido Comunista de China, que se celebra dos veces por década, concentrando un mayor poder no visto desde 1949. Se trataba, por tanto, de una mera formalidad. A este nombramiento se sumaba la designación de Li Qiang, anterior jefe de Shanghai, como primer ministro, confirmando la reorganización impulsada por Xi para abordar los retos de los próximos cinco años con un equipo más cohesionado.

La principal prioridad del nuevo gabinete será la revitalización de la economía y avanzar en la autosuficiencia tecnológica. Ambos retos de gran trascendencia. Por una parte, se trata de impulsar la recuperación de la economía, tras el largo letargo en la atracción de inversiones extranjeras, y de estimular la demanda de consumo golpeada por una prolongada política de Covid cero. Por otra parte, evitar que la creciente tensión geopolítica con Estados Unidos restrinja cada vez más las aspiraciones de China de alcanzar la autosuficiencia tecnológica está en el centro mismo de la nueva hoja de ruta.

Recuperar el crecimiento, la confianza de los mercados e incorporar de nuevo a las empresas privadas al desarrollo económico del país son las principales palancas sobre las que tendrá que actuar Li Qiang para conseguir alcanzar el crecimiento del 5% anunciado por el gobierno para 2023, respecto del 3% registrado en 2022. Se trata de una previsión menor que la esperada por la comunidad financiera, pero una cifra considerada conservadora para así poder volver a la práctica de realizar una estimación de crecimiento sin complicaciones para luego superar las previsiones. China trata así de no repetir lo sucedido en 2022 cuando, por primera vez, no consiguió alcanzar el crecimiento anunciado.

Como anterior gobernador de dos de las grandes potencias económicas del país, la provincia de Zhejiang y Fujian, la relación directa de Li Qiang con el mundo empresarial del sector privado le ha llevado a acoger la fábrica de Tesla, y a trabajar con el anterior coloso Alibaba Group. Esta experiencia adquirida para negociar con empresas privadas y extranjeras le será de gran utilidad para recuperar la confianza del sector privado chino y conseguir involucrar a los titanes tecnológicos en el nuevo modelo de crecimiento económico más centralizado.

La consolidación de un mayor poder de Xi Jinping en su tercer mandato podría conferirle a Li Qiang la confianza para abordar cambios en las políticas económicas del país que lleven a reforzar la autosuficiencia económica y tecnológica. De hecho, el cambio generacional que está adoptando el gabinete de gobierno, evolucionando hacia perfiles científicos y tecnológicos, que reemplazan a aquéllos que durante años han estado más centrados en las finanzas y la política monetaria, muestra el desafío que supone para China alcanzar la autosuficiencia económica y tecnológica en los próximos años.

Cuando las tensiones tecnológicas se intensifican entre Estados Unidos y China, el regreso de los titanes tecnológicos a la escena digital y de innovación del país parece, más que necesaria, una prioridad para así aprovechar la capacidad de desarrollo tecnológico que han demostrado en las dos últimas décadas, persiguiendo que su incorporación sirva de aliciente para recuperar el dinámico entorno internacional de inversiones anterior al Covid y a la presión regulatoria contra las tecnológicas.

De hecho, recuperar el estímulo de consumo de la población va a estar muy ligado a incrementar la demanda en el ámbito tecnológico, incentivando las grandes compras, como la adquisición de coches eléctricos y mayor interacción con las plataformas de compra online, aprovechado el auge de la exportación de e-commerce transfronterizo que creció un 11,7% en 2022, según fuentes oficiales. Para hacer esto posible, las inversiones estarán dirigidas a ampliar el desarrollo de infraestructuras 5G en las ciudades más pequeñas, a incrementar las estaciones de recarga y a potenciar el uso de la tecnología de intercambio de baterías, así como a fomentar el despliegue de centro de datos.

En definitiva, la recuperación de la credibilidad del nuevo equipo de gobierno tras los efectos generados por la política de Covid cero, y la incertidumbre por el ritmo de crecimiento económico, constituyen los grandes retos para 2023, y estarán en línea con el éxito que alcance Li Qiang en el despliegue del nuevo modelo estratégico de crecimiento.

 

 

INTERREGNUM: China y su cónclave anual. Fernando Delage

Si la reunión anual de la Asamblea Popular Nacional de la República Popular China es siempre relevante (marca la agenda política de los meses siguientes), el pleno que se inaugura el 4 de marzo tendrá un especial significado. La Asamblea aprobará formalmente el XIV Plan Quinquenal y desvelará de ese modo los planes económicos a largo plazo de los dirigentes chinos. Los mensajes políticos tendrán aún mayor importancia al conmemorarse este año el centenario de la fundación del Partido Comunista, y celebrarse—en el otoño de 2022—su XX Congreso. El legado de Xi Jinping y el futuro del Partido estarán definidos en gran medida por las orientaciones que establezcan los líderes a partir de estos dos acontecimientos. Aunque en contraste con la mayoría de las democracias occidentales el país ha logrado controlar la pandemia y restaurar el crecimiento, aún afronta notables desafíos internos y externos.

Los planes económicos pueden verse complicados por la reacción internacional a las acciones de Pekín en el mar de China Meridional, en la frontera con India, en Hong Kong o en Xinjiang. El cambio de administración en Washington tampoco parece que vaya a suponer de manera automática una mejora en las relaciones bilaterales. En su primera conversación con Biden, Xi hizo hincapié en su voluntad de cooperación, mientras que el presidente norteamericano manifestó su preocupación por “las prácticas económicas de Pekín, la violación de derechos humanos y la presión sobre Taiwán”.

En unas circunstancias en las que China—como suele indicar Xi en sus discursos—afronta “desafíos y oportunidades sin precedente”, el presidente chino ha subrayado la necesidad de crear las condiciones favorables para la conmemoración del centenario del Partido en julio. Entre ellas, se pretende que el nuevo Plan Quinquenal arranque de manera positiva con un objetivo de crecimiento del PIB cercano al ocho por cien en 2021. Se espera asimismo que, al concluir el Plan en 2025, China haya dejado de ser una nación de ingresos medios, y que duplique su renta per cápita hacia 2035.

Las decisiones de la Asamblea permitirán conocer el detalle de cómo piensa Pekín perseguir esos objetivos. Las líneas generales del Plan dadas a conocer el pasado mes de noviembre subrayaron el doble imperativo de impulsar la demanda interna y la innovación, conforme al esquema de “circulación dual”. Por primera vez la tecnología será la gran prioridad de la estrategia quinquenal, al depender de ella la sostenibilidad del crecimiento económico en el futuro. Aunque desde 2018, en el contexto de la guerra comercial con Estados Unidos, el gobierno chino dejó de referirse públicamente al plan “Made in China 2025”, es evidente que la promoción de los sectores de alta tecnología (de la inteligencia artificial y la telefonía de quinta generación a los vehículos eléctricos) no ha desaparecido. Todo lo contrario: la urgencia durante los próximos años consistirá en continuar reduciendo la dependencia del exterior para consolidar la autonomía china y controlar la producción de elementos clave como semiconductores.

Tras declarar hace unas semanas la eliminación de la pobreza absoluta, el presidente chino también ha hecho hincapié en la idea de “prosperidad común”, un propósito que exige la reducción del considerable diferencial de riqueza existente entre unas y otras provincias. No es esta una cuestión sólo económica: es, por el contrario, un asunto político de primer orden, inseparable de la identidad y legitimidad misma del Partido Comunista. Se desconoce, sin embargo, cómo tiene pensado Pekín avanzar en esta última dirección, que puede conducir a un nuevo choque de las autoridades con el sector privado. Lo que no está en duda, en cualquier caso, es la fortaleza de una organización que, camino de sus cien años de vida, ha superado la doble prueba de la pandemia y la crisis económica. (Foto: CGTN)