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Taiwán y la OTAN. Nieves C. Pérez Rodríguez

La invasión de Ucrania definitivamente cambió la geopolítica internacional, trayendo de vuelta la importancia de la organización transatlántica y el acercamiento de los aliados occidentales y, con ello, la unificación en una sola voz del mundo democrático sobre los problemas internacionales, más allá de Europa.

La región del Indo-Pacífico es un buen ejemplo que en este nuevo escenario ha tomado gran relevancia debido a que parece que se ha comprendido el riego que tiene y por tanto la necesidad de protegerlo, con el amparo implícito del mantenimiento del actual estatus de Taiwán.

En este sentido, Gabriel Sheinmann, experto y director de la Alexander Hamilton Society,  explica, en un artículo de Foreing Policy del 24 de mayo, que “el desastroso desempeño militar del aliado más importante de Beijing en Ucrania es un gran revés geopolítico para China. Mientras que la exitosa defensa de Ucrania de su territorio con el apoyo de Occidente podría tener un efecto disuasorio significativo en los propios planes de China para reunificar a Taiwán por la fuerza”.

Como demuestra el derribo de misiles hipersónicos rusos por el sistema de defensa antimisiles “Patriot” de fabricación estadounidense, Washington también está aprendiendo lecciones valiosas del desempeño de Rusia y Ucrania en una guerra a gran escala, después de décadas en los que su ejército se centró casi por completo en misiones de contraterrorismo y contrainsurgencia, afirma Sheinmann.

Por tanto, la ayuda a Ucrania está empujando la modernizar las fuerzas armadas de Estados Unidos, reactivar la producción de defensa inactiva, desarrollar y acelerar procesos para construir y desplegar amas y estimular la mayor acumulación de defensa por parte de Estados Unidos y sus aliados en 40 años, y todo está sucediendo sin el uso de tropas americanas.

Por otra parte, Sheinmann también expone que el apoyo de Occidente a Ucrania ha propiciado que los aliados asiáticos asuman un mayor compromiso y aumenten significativamente sus propios presupuestos de defensa. Lo ha hecho Japón considerablemente, Corea del Sur anunció a principios de este año que aumentaría también su presupuesto y Taiwán lo ha venido haciéndolo desde el 2019 con un incremento del 80%.

En este nuevo escenario geopolítico, el concepto de la OTAN parece estar trascendiendo las fronteras de Europa junto con el deseo de crear nuevas organizaciones defensa para garantizar la seguridad en otras regiones del planeta.  De ahí que el Quad o Diálogo de Seguridad Cuadrilateral haya tomado una importancia crítica para equilibrar el poder en la región del Indo-Pacifico, en que sus socios Australia, India, Japón y Estados Unidos buscan contrarrestar el poder de China en la región, aunque por sí solo no es suficiente.

En este sentido, la semana pasada, Lee Shih-chiang, jefe de planificación estratégica del Departamento de Defensa de Taipei, en una interpelación frente a los legisladores de la isla afirmó que Washington está ayudando a Taiwán a obtener el “Link 22” que es un sistema de radio digital seguro que las fuerzas militares utilizan para conectar datos tácticos y que es utilizado por la OTAN.

El sistema Link 22 permite comunicaciones más allá de la línea de visión que interconectan sistemas de datos tácticos aéreos, de superficie, subterráneos y terrestres, al mismo tiempo que facilita el intercambio de datos tácticos entre las unidades militares de las naciones participantes.

Las lecciones aprendidas en Ucrania están siendo usadas como analogía ante un posible escenario de invasión de Taiwán. Tal y como hemos dicho en esta misma columna anteriormente, Beijing ha observado con mucha atención la manera como Occidente ha reaccionado y apoyado con la guerra, mientras Washington ha estudiado cómo se comporta Beijing en todo momento. La información de ambas conductas puede darnos las claves del futuro cercano y los roles de ambos rivales.

Lee aseguró a los legisladores que el Link 22 es compatible con el sistema táctico taiwanés existente y podrán ser interoperables. Actualmente Taiwán cuenta con el Link 16 que es un sistema más obsoleto por lo que el Link 22 fortalecería las capacidades anti-interferencia y mejoraría la eficiencia del comando, al tiempo que proporciona transmisiones de comunicación más rápidas, de acuerdo con conocedores de la materia.

De acuerdo con los posibles escenarios que se han planteado, frente a una potencial invasión china a la isla, lo más probable es que Beijing bloquee los sistemas de comunicaciones taiwaneses en las primeras horas. China posee los sistemas de enlace de datos XS-3 y DTS-03 y estos ya son superiores a Link 16 y en la actual coyuntura la mejora de este sistema es clave para la defensa nacional de Taiwán así como para el futuro de la isla y la libertad de la navegación en el mar del sur de China.

Las instituciones de formación de la OTAN, como su Escuela de Defensa y la Escuela Oberammergau se han comprometido con actores de la región del Indo-Pacífico incluido Taipéi y aunque estas instituciones no son parte de la estructura de mando de la OTAN, en ellas se imparte la doctrina militar y es además donde reciben formación sus miembros. Por lo que Taiwán parece estar siendo más que instruido, parece que Occidente basado en el ejemplo de Ucrania prepara a Taiwán de la inminente invasión.

Si bien, Washington ha sido un gran padrino de Taipéi en la defensa de su estatus y sus valores democráticos, en los últimos años la posición estadounidense ha venido reforzándose y ha sido más tajante en la promoción de esta defensa.

Taiwán representa una intersección significativa entre la seguridad nacional, los intereses económicos y la enemistad histórica, lo que la convierte en la isla más importante del siglo XXI. Y aunque sean los estadounidenses quienes estén respaldando la trasferencia del Link 2, objetivamente es el sistema usado por la OTAN, lo que significa que el resto de los miembros de la organización están a favor y comprenden la necesidad de que está pequeña pero estratégica isla lo adquiera para su protección.

 

 

El G7 y la visión geoestratégica japonesa del mundo. Nieves C. Pérez Rodríguez

Hiroshima fue el lugar escogido para la cumbre del G7, tristemente simbólica ciudad por haber sido bombardeada con la bomba atómica en 1945, además de tener especiales vínculos con el propio Fumio Kishida, el primer ministro japonés quien ha representado esa ciudad a lo largo de su carrera política. Y en sus propias palabras “la terrible historia de Hiroshima propició el desarme nuclear y la no proliferación y mi propia motivación de vida, la lucha por un mundo sin armas nucleares”.

El lugar donde se usó la primera bomba atómica en el mundo fue el centro de acogida de un selecto grupo de líderes muy poderosos del planeta en un momento internacional crítico en el que las democracias del mundo parecen haber entendido el inminente peligro que acecha las libertades.  En este sentido, Ken Moriyasu, corresponsal diplomático del Nikkei, analizó la cumbre del G7 desde Hiroshima en el podcast One Decision y afirmó estar convencido que este G7 pasará a la historia como un punto de inflexión fundamental en el que se dejó claro que la crisis de Taiwán no es un problema interno de China, sino un asunto de interés internacional.

Desde el punto de vista japonés, el equilibrio de poder en el Indo-Pacífico se ha inclinado excesivamente a favor de China y el mejor ejemplo es la diferencia en número de misiles de alcance intermedio que posee China (2000 unidades) en comparación con los que posee los Estados Unidos, que no tiene ninguno. Y esto obedece fundamentalmente al Tratado de Fuerza Nuclear de Alcance intermedio con la Unión Soviética firmado en 1987 por Reagan y Gorbachev, razón por la que durante años Washington no ha podido fabricar misiles de este tipo.

China por su parte, al no ser firmante del acuerdo, pudo fabricar estos misiles y hoy cuenta con un número muy considerable como resultado de la producción y acumulación a lo largo de los años. Japón teme que para el momento en que la crisis de Taiwán llegue a su punto máximo, que estiman será entre cinco a diez años, Washington no podrá llenar el vacío de estos misiles, razón por la que Japón, Australia y el Reino Unido tienen que unir fuerzas para reequilibrar la deficiencia, explica Moriyasu.

El Quad o Diálogo de Seguridad Cuadrilateral toma por tanto una importancia crítica para equilibrar el poder regional. Este foro de seguridad estratégica entre Australia, India, Japón y Estados Unidos es fundamental para contrarrestar el poder de China, razón por la que ya hay algunos expertos que lo llaman la OTAN del Indo-Pacífico. Aunque cuenta con más de quince años de creación, está siendo impulsado por la Administración Biden, el gobierno japonés y el australiano.

Actualmente, India mantiene una gran tensión con China en sus fronteras y en las montañas del Himalaya, que si llegado al momento de exacerbación de la crisis en Taiwán, India podría jugar un rol clave en mantener sus fronteras blindadas lo que crearía un problema para China mientras que beneficiará a Estados Unidos y Japón junto con la península coreana.

Moriyasu también afirma que si Corea del Sur y Estados unidos fortalecen su posición se conseguiría crear otra debilidad para China y también para el Mar de China Meridional en el Pacífico del Sur con el apoyo de Australia y Reino Unido a través del AUKUS, que es otra alianza de seguridad creada a finales del 2021 entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos en busca fortalecer y dotar de capacidad y respaldo a Australia y reforzar la cooperación en materia de tecnología avanzada de defensa, como inteligencia artificial y vigilancia de largo distancia.

Para Tokio lo importante en este momento no es centrarse exclusivamente en el problema del Estrecho de Taiwán, sino equilibrar los problemas para China en todas sus fronteras, lo que a mediano plazo sería muy beneficioso para todos.

La cumbre en Hiroshima reveló que los miembros están sólidamente unidos en sus planteamientos principales: En el apoyo a Ucrania, en la necesidad de una seguridad económica, a favor del desarme nuclear y frente a los desafíos globales como la pobreza y el cambio climático, así como en unificar un frente que llamaron en favor del mantenimiento de Estado de derecho y el orden mundial y el apoyo a un Indo-Pacífico libre y abierto y oponerse a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza o la coerción, en vez de usar un vocabulario más directo en contra de Beijing.

Hoy más que nunca, en el complejo entramado internacional, ante la amenaza rusa y las crecientes aspiraciones chinas, las palabras de Kishida durante la cumbre tienen una gran validez “Hiroshima debería servir como recordatorio de lo que puede suceder cuando la paz y el orden se desmoronan y dan paso a la inestabilidad y el conflicto. Debemos demostrar poderosamente nuestra determinación de defender un orden internacional libre y abierto basado en el estado de derecho.

Viena, sede para conversaciones entre Washington y Beijing. Nieves C. Pérez Rodríguez

Después de unas largas semanas de distancia y especulación, de reuniones suspendidas por el hallazgo del globo espía sobrevolando territorio estadounidense y de dimes y diretes a mediados de la semana pasada, finalmente se reuneron en Austria  Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, y Wang Yi, el ex canciller de Relaciones Exteriores de China y muy alto rango en las filas del Partido Comunista chino y ahora es director de la Oficina de Relaciones Exteriores del partido.

Aunque poco se ha dicho de los dos largos días de trabajo sostenidos en Viena, el simple hecho de que se materializara la reunión es positivo y puede interpretarse como un pequeño avance en dejar atrás la hostilidad e inactividad en la comunicación de ambas naciones. Han pasado tres meses en los que las comunicaciones en la práctica no han existido y los mensajes se han enviado de manera pública y a través de portavoces oficiales en ruedas de prensa o comunicados y en un tono defensivo y que podría complicar aún más la actual situación internacional en medio de la guerra de Ucrania.

La aparición del globo sucedió en un momento de fuertes asperezas y gran tensión diplomático entre ambas naciones, debido a otros casos de espionaje chino, además de una recesión económica internacional, y en efecto una economía china golpeada como consecuencia de la pandemia. Sumado a los efectos que ha generado la guerra de Ucrania en el coste y distribución de combustible y cereales.

La Administración Biden se vió forzada por la presión interna a mostrar un tajante rechazo a China, aunque ciertamente no suele ser su estilo. Tuvo que hacerlo ante el desconcierto y los duros comentarios del partido de oposición y la prensa informando sin parar durante días sobre la violación territorial que significó el globo y su carácter de espía mientras China por su parte se mostraba ofendida por el derribo del artilugio. A razón de ese episodio, el secretario de Estado, Antony Blinken, suspendió su viaje a China y se enfriaron casi todos los canales de comunicación durante un tiempo. Pero la reunión en Viena puede ser un acercamiento previo al G7 que tendrá lugar en Japón el 19 de mayo. Aunque, ciertamente, Blinken conversó brevemente con Wang a pocos días del incidente del globo en Múnich, en el marco de la Conferencia de Seguridad Nacional, pero sin conseguir avances.

A principio del mes de mayo China extendió una invitación a John Kerry, el encargado especial para el cambia climático, pero sin haberse dado fecha públicamente. Se especula que Kerry es cercano a los chinos por los intereses económicos y negocios de su esposa en China. Por lo que, claramente, para Beijing Kerry es mucho más afable y próximo a ellos que otros funcionarios de la Administración.

Así mismo se informó de que el embajador americano en China conversó con el canciller chino el pasado 9 de mayo. Probablemente parte de esa conversación hizo que la reunión de Viena se llevara a cabo aderezada además por los positivos comentarios públicos expresados por la secretaria del Tesoro sobre la necesidad de mantener un diálogo respetuoso entre ambos países a finales de marzo.

Mientras tanto, el Pentágono ha intentado mantener un canal de comunicación abierto con el Ministerio de Defensa chino, pero dado que Li Shangfu, el ministro de defensa, fue sancionado por Washington la Administración no se ha conseguido ningún avance por esa vía.

Algunos analistas estadounidenses creen que la Casa Blanca estaba en conversaciones para conseguir la liberación de algunos presos americanos en China, que valga decir ha sido una de las políticas más consistentes de la Administración Biden desde que tomó el poder. Sin embargo, justo el lunes de esta semana se hacía público que un preso estadounidense de 78 años fue sentenciado de por vida por espionaje. Sentencia que podría volver a poner en jaque las relaciones bilaterales.

Claramente, Beijing está jugando una carta interesante. Sé sabe que los representantes de la Casa Blanca van por el mundo intentando conseguir la liberación de sus presos al precio que sea. Lo han hecho ya en distintos momentos, al régimen de Maduro le liberaron los sobrinos de la mujer de Maduro que estaban presos por narcotráfico, un delito muy grave en este país. a cambio de un par de empresarios estadounidenses apresados en Caracas para poder conseguir el trueque. Lo hicieron con la baloncestista estadounidense, Brittney Griner, apresada por Putin  y también liberada. Y hoy seguro que están negociando la liberación de Evan Gershkovich, el periodista del Wall Street Journal retenido.

El Partido Comunista chino está presionando para conseguir algo más de Biden o simplemente tener más a su favor a la hora de exigirle algo. Lo increíble es que Biden se deja manipular y juega bajo las reglas de los autócratas para conseguir que sus ciudadanos regresen a casa.

Necesitamos más conversaciones y relaciones distendidas, sin duda alguna, pero también necesitamos que Estados Unidos se mantenga firma y exija que se mantenga el cumplimiento de las reglas internacionales y que el estado de derecho internacional sea respetado y no abusado por los tiranos.

China y Venezuela se acercan. Nieves C. Pérez Rodríguez

hina se acerca nuevamente a Venezuela después de que el reconcomiendo internacional del gobierno interino de Guaidó y la pandemia enfriara las relaciones bilaterales a pesar de que se habían prometido apoyo desde el comienzo del chavismo en la nación suramericana. Nuevamente Beijing se acerca al régimen de Maduro y mantienen conversaciones que en algunos casos se toman la molestia de dar a conocer públicamente.

Está claro que con el acercamiento de la Administración Biden, el levantamiento de algunas sanciones al régimen y su interés en el petróleo venezolano desde que Rusia invadió a Ucrania ha hecho que China no necesite ser discreto en sus contactos, ni siquiera guardar las formas como intentaron hacer durante la época en la que Guaidó fue reconocido por más de sesenta naciones del mundo.

China, por su parte, ha retomado intensamente su agenda internacional a raíz del levantamiento de la estricta política del “Cero-Covid” y ha vuelto a su dinámica de invitaciones y sus visitas, recibiendo delegaciones y jefes de Estado, así como enviando altos funcionarios al exterior. Xi Jinping, por su parte, está claramente aprovechando la guerra en Ucrania para ganar protagonismo, voz internacional y convertirse en el mediador “imparcial” ante la presión de Occidente a Rusia para acabar la guerra.

A mediados de marzo, Beijing organizó un encuentro internacional de partidos y organizaciones políticas de varios países en el que Xi, como líder internacional y secretario del Partido Comunista chino, aprovechó el escenario para hablar de “la necesidad de la tolerancia, la convivencia, los intercambios y cómo el aprendizaje mutuo entre diferentes civilizaciones juegan un papel único en el avance del proceso de modernización de la humanidad”. Bajo el lema Por el camino de la modernización y la responsabilidad de los partidos políticos fueron los organizadores y anfitriones del encuentro.

En este encuentro virtual Maduro también aprovechó para afirmar que “se acabaron los tiempos de los imperios, que nadie ponga en duda que ha llegado la hora de la articulación de un nuevo mundo multipolar” con el propósito de apoyar la idea de la caída de los Estados Unidos mientras respaldaba la propuesta de Xi quien a su vez llamaba al “trabajo conjunto para proteger las reformas del sistema de gobernanza global e impulsar un orden internacional más justo y razonable”.

Mostrando su liderazgo, el líder chino invitó a los políticos a ser audaces en su proceder y explicó la necesidad de romper los paradigmas de pensamientos establecidos.

Además de Venezuela, Bolivia, líderes como el secretario de la asociación islámica de Pakistán, El Partido islámico unido de Irán, el Partido Comunista de Cuba, el Partido Revolucionario del pueblo de Laos y el Partido Progresista del Pueblo Trabajador de Chipre, entre otros, participaron en el evento y mostraron su apoyo a los fundamentos que sirvieron de inspiración para el encuentro.

China ahora tiene problemas económicos propios, aunque ha conseguido recuperarse ligeramente en el último trimestre. Pero ciertamente se enfrenta a grandes retos domésticos y el cobro de los préstamos internacionales que concedieron y cómo gestionar el cobro de los mismo y, aunque como acreedor puede legalmente reclamar los pagos, el problema radica en la forma como los créditos fueron concedidos, a quienes fueron otorgados e incluso las garantías que les dieron y ciertamente esta situación no es exclusiva ni de Venezuela, ni de América Latina y el Caribe tal y como sostiene Margaret Myers, experta del Think Thank estadounidense The Dialogue.

El mayor número de créditos se concedieron a partir del 2007 de manera interrumpida hasta el 2019 en países estratégicos por sus recursos. Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina fueron los mayores receptores. La tendencia cambia ligeramente a partir del 2020 y los créditos no sólo se reducen considerablemente sino que también se conceden a empresas chinas para desarrollarlos en los países receptores en vez de los gobiernos.

El 60% del total de los créditos que China otorgó en Latinoamérica y el Caribe se dirigieron a Venezuela en ese periodo de tiempo, directamente a entidades gubernamentales de acuerdo con Ann Lee -reconocida internacionalmente como una autoridad en las relaciones económicas chinas- egresada de la escuela de negocios de Harvard.

Sin duda que la razón por la que ha habido una caída considerable de los préstamos concedidos por el Banco de Desarrollo de China, el Banco de exportación e importación de China se debe a que Beijing está priorizando sus objetivos internos en China y buscar salidas a los problemas económicos internos, como la crisis de bienes raíces que seguro es uno de los mayores dolores de cabeza del PC chino y lo será por un largo tiempo.

Inicialmente, China concedió muchos de sus créditos en Latinoamérica con el respaldo del petróleo y dentro del plan de desarrollo de la Iniciativa de la Ruta de la Seda. El problema fue que los precios del petróleo se desplomaron y eso generó otra crisis de pagos como sucedió con Ecuador y Venezuela. Hoy vemos una tendencia distinta. China ahora concede mucho menos créditos y más pequeños y se centran en sectores que tengan intereses en el desarrollo de la economía china más intrínsecamente.

Aunque es importante hacer notar que la información suministrada por China y/o Venezuela no suele conocerse en profundidad, por lo que el monitoreo de los acuerdos, la evaluación de riesgos, y el éxito de estos en la mayoría de los casos es verdaderamente difícil de llevarse a cabo. En efecto, parte de los desastrosos créditos concedidos por China se han hecho públicos cuando el proyecto para el que se aprobó el crédito dejo atrapado al país en una deuda impagable, lo puede llevar a la quiebra al propio Estado receptor, como es el caso de Sri Lanka, o el innumerable derrumbe de infraestructura construidas por China en muchas naciones, o incluso los tremendos daños ecológicos de muchos de los proyectos que han sido denunciados por diversas organizaciones.

Durante los primero 19 años del siglo XXI China se dedicó a conceder créditos de exportación, subvenciones, acuerdos de restauración de deuda, asistencia técnica y becas, años en que la economía china crecía a una velocidad espectacular. Hoy la realidad es otra por lo que Beijing está seleccionando más perspicazmente en cuales sectores invertir y que a su vez sean críticos para su recuperación económica.

Venezuela, por su parte, es el mayor acreedor de la deuda china en distintos sectores, por lo que Beijing no dejará zafarse a Maduro y menos ahora que poco a poco ha recuperado cierta legitimidad y que de cara a la galería la economía del país da señales de mejora. Y aunque todo es un efecto de espejismo que concentra no más que el 2% de la población.

En este sentido, altos funcionarios chinos viajaron a Caracas el mes pasado para asistir a reuniones con sus homólogos venezolanos para discutir la reestructuración de los créditos concedidos a Venezuela. De acuerdo con fuentes oficiales, en las reuniones se habló de potenciar las relaciones en el plano de telecomunicaciones y petróleo, aunque la información del encuentro fue reportada por los medios oficiales con pocos detalles de los acuerdos se hicieron públicos.

Antes de esas reuniones y oportunamente, Maduro condecoró con honores al embajador chino en Caracas, Li Baorong, el pasado mes de marzo como una señal de amistad y lazos profundos entre las naciones e hizo un show mediático para no dejar pasar el momento desapercibido.

China tiene ya ganado al presidente brasileño, Lula da Silva, quien incluso afirmó públicamente estar a favor de la idea de Xi de crear un sistema financiero paralelo al establecido. Rusia y China están usando ya ese sistema para poder continuar sus intercambios en los que ambos se benefician, China porque prácticamente define el precio del petróleo ruso y Rusia porque no se queda atrapada en las sanciones de Occidente.

Es muy posible que a Maduro ya lo estén convenciendo de entrar en el sistema financiero paralelo para materializar parte de los pagos, aunque ciertamente que no han cumplido previamente, o estén presionándolo para pagar con otro tipo de recursos que posee la nación suramericana que necesita el gigante asiático. Pero un sistema de intercambios de divisas propio podría convertirse en un mecanismo muy peligroso para cubrir una larguísima lista de actividades ilícitas.

La relajación de las sanciones de manos de la Administración Biden a Venezuela pasará un alto precio a la región, a sus problemas migratorios, de narcotráfico, de seguridad, de libertades, pues ha sido un mensaje verdaderamente confuso para las democracias y ni que decir para los dictadores. China como suele suceder aprovecha la situación para sacar partido y beneficio propio.

Xi telefonea a Zelesky ¿y ahora qué? Nieves C. Pérez Rodriguez

A catorce meses de la invasión rusa de Ucrania, Xi Jinping finalmente sostuvo una llamada telefónica con Volodymyr Zelensky a mediados de la semana pasada. La tardía llamada se da a dos meses de que China presentara su plan de paz para poner fin a la guerra.

La hoja de ruta de Xi consta de doce puntos y no parece aportar nada novedoso a la compleja situación. Sin embargo, China la promueve como la mejor opción sobre la mesa ante la ausencia de otras. De esta manera la segunda economía más poderosa se convierte en el intermediario técnicamente neutral que podría resolver el conflicto. Pero esa imparcialidad que ahora promueven es bien conocida como inexistente, puesto que la cercanía que Xi y Putin es pública, y sin ir muy lejos a principios del 2022 en Beijing ambos se profesaron una amistad sin límites previo a la invasión, momentos en que Washington ya había alertado de la posibilidad real de que el Kremlin invadiera Ucrania.

Xi ha jugado a calcular milimétricamente la distancia a favor de Rusia puesto que China está sacando beneficios de la situación actual. Con las sanciones impuestas a Moscú, Beijing ha aprovechado para beneficiarse comprando el petróleo a Rusia a un precio negociado y mucho más bajo que en el mercado internacional. Es muy posible que, además, estén haciendo otro tipo de negocios que no han sido reportados por lo que para Xi es muy conveniente jugar el papel de “neutral”.

La hoja de ruta se resume en el respeto a la soberanía de los países, el abandono de la mentalidad de la época de la Guerra Fría, el cese de hostilidades o cese el fuego y la reanudación de conversaciones de paz, El diálogo como mecanismo de resolución, medidas contra la crisis humanitaria y protección de civiles y prisioneros de guerra. En este punto muy probablemente China actuaría como garante o parte del intercambio de prisioneros entre Kiev y Moscú, priorizar el mantener seguras las centrales eléctricas, evitar la proliferación nuclear y facilitar las exportaciones de cereales con el acuerdo “Iniciativa de granos del Mar Negro” firmado por Rusia, Turquía, Ucrania y la ONU. Detención de las sanciones unilaterales, mantener estable la cadena de suministro y la promover la reconstrucción de Ucrania.

Y todos esos puntos suenan muy bien, y en efecto serían una buena salida a la crisis, pero la realidad es que aquí tenemos un Estado agresor: Rusia, que ha invadido un Estado soberano: Ucrania y ha matado, destruido instalaciones tanto de infraestructura como las eléctricas como de producción de alimentos y amenazado la estabilidad de Europa, de la cadena de suministros y la seguridad alimentaria de millones de personas, entre algunas de las consecuencias generadas. Por lo que, aunque el plan tenga una buena intención debe contar con la disposición real de Putin de materializarlo y no de usarlo para negociar mientras gana tiempo.

Xi ha calculado la distancia a favor de Rusia desde el comienzo de la guerra, no ha cuestionado la invasión ni tampoco a Putin, pero si ha criticado a Occidente y a la OTAN por su apoyo a Kiev. Xi es un estratega que se mueve tácticamente en los últimos meses desde que regresó activamente al escenario internacional y ha viajado, ha comenzado a acumular éxitos diplomáticos como los acercamientos entre Irán y Arabia Saudita, ha abierto su país para recibir cada semana mandatarios y personalidades de alto nivel tal como sucedió con la visita del presidente Macron y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

Xi entiende la importancia estratégica de la UE para China y la necesidad de debilitar o al menos neutralizar la alianza transatlántica que la invasión ucraniana no hizo sino revivir y potenciar.

Esta semana por ejemplo Beijing recibirá a los mandatorios de Singapur, Malasia y Gabón y continuará esforzándose por reactivar sus relaciones después del gran parón que sufrieron las visitas de Estado durante la pandemia. También tiene programado ser la sede de importantes eventos como la Cumbre China-Asia que tendrá lugar el próximo mes en Xian y el tercer Foro de la Iniciativa de Ruta de la Seda que se llevará a cabo en el otoño.

Por ahora, Xi ve necesario recuperar terreno en Europa, por lo que ha prometido a Zelensky enviar un representante chino a Kiev quién será un intermediario en las negociaciones de paz. Zelensky recíprocamente enviará a un encargado de negocios a Beijing para mantener el canal de comunicación abierto y corresponder diplomáticamente a China, e invitó a Xi a visitar la capital ucraniana mostrando apertura. Ciertamente, Xi es de los pocos líderes internacionales que no ha desfilado por Kiev desde la invasión y no es descartable que lo haga siempre que pueda sacar algún beneficio de la visita, como potenciar su protagonismo internacional.

De acuerdo con información oficial, Xi ha hablado cinco veces con Putin desde la invasión y lo ha visto en persona dos veces. China se abstuvo de votar en Naciones Unidas en contra de la guerra y pidiendo la salida de Moscú de Ucrania, al principio de la guerra. Beijing se ha abstenido también de condenar la invasión durante todo lo que lleva la ofensiva, pero ahora China busca protagonismo como mediador.

Zelensky, en medio de su complicada situación, se muestra optimista frente a la llamada y disposición de Xi de mediar. Ucrania no pierde nada por intentarlo. Estados Unidos no ha dicho mucho al respecto; en este sentido John Kirby, asesor del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, calificó la llamada de “algo bueno” y dijo haberse enterado de la llamada a través de la prensa.

Putin necesita de China más que nunca ante la soledad a la que el mismo se ha condenado. Xi lo sabe y lo usa en su beneficio no solo económico, sino que seguirá capitalizando el rol de mediador de la guerra. En diplomacia todo es válido, hasta seguir rodando la arruga sin acabar con ella. La misión de China ha sido y es seguir con su plan de conquista y avance internacional, en materia de intercambios, el desarrollo de su nueva Ruta de la Seda, inversiones, control de puertos y mares, y cualquier rendija por donde puedan conseguir influencia puede ser rentabilizado para su misión y protagonismo…

 

Competencia geopolítica e interdependencia económica. Nieves C. Pérez Rodríguez

Estados Unidos pavimentó el camino para que China saliera de la pobreza basado en la esperanza de que, dándoles acceso a la economía internacional, abriéndoles un mercado libre, conseguiría exportar los valores democráticos de Occidente. El presidente Richard Nixon fue el primero en promover la idea de mejorar las relaciones a pesar de las tensiones históricas y la hostilidad existente. Con discreción empezó a hablar de la necesidad de dialogar con China, por lo que envió uno de sus asesores de seguridad nacional y más tarde a su secretario de Estado, Henry Kissinger, a Beijing en un viaje secreto en 1971 lo que preparó el terreno para que la visita del propio Nixon a Beijing tuviera lugar un año más tarde para reunirse con Mao Zedong.

Las relaciones oficiales comenzaron en 1979 y se justificaron en la necesidad de ayudar a salir de la pobreza a casi mil millones de personas e intentar acabar con el comunismo, lo que es consistente con los valores estadounidenses. A finales de los sesenta la economía china representaba aproximadamente el 10% del PIB estadounidense por lo que objetivamente hizo imposible que Washington pudiera de manera alguna ver en China un posible competidor en el futuro.

Cuarenta y cuatro años más tarde China sigue tanto o más comunista que nunca y ha conseguido una tremenda capacidad de control ciudadano a través de dispositivos tecnológicos y aplicaciones de vigilancia social, aunque ciertamente el acceso al mercado internacional y su capacidad de adaptación a la demanda le permitió convertirse en la segunda economía del mundo en tiempo récord y con un Partido Comunista chino que interviene en toda la vida política de la nación y la cotidianidad de sus residentes.

Actualmente muchos expertos afirman que la política de EE.UU. hacia China fue un fracaso, puesto que su foco fue el desarrollo económico que eventualmente transformaría a China en una democracia liberal. Sin embargo, Washington creyó que conseguir una reforma de China era una inversión para la preservación de la paz y la estabilidad internacional en el tiempo.

A día de hoy, la competencia geopolítica entre Estados Unidos y China es cada vez más fuerte y ha llegado a un punto de no retorno que en efecto podría ser peligroso. Probablemente debido a la poca visión que tuvo Washington de reservarse determinadas áreas como la tecnológica en sus relaciones bilaterales lo que es comprensible basado en el modelo de libre mercado estadounidense y por otro lado en la ingenuidad de los legisladores al principio del siglo XXI momento en que China ingresó a la OMC.

Las inversiones estadounidenses en materia de tecnología participaron en acuerdos valorados alrededor de 7200 millones de dólares en el 2022. Pero similares acuerdos en el 2018 fueron por el orden de los 45.6000 millones de dólares. La razón de esta gran caída se explica entre otras cosas, por las fuertes tensiones entre ambas naciones, los problemas de la cadena de suministro y la estricta política de “Zero-Covid” china lo que hizo que los inversores fueran más cautos al momento de seguir invirtiendo.

Parte del enfrentamiento entre Beijing y Washington se debe a la competencia estratégica por la superioridad en tecnología clave, como los semiconductores, la inteligencia artificial, la computación cuántica, la biotecnología entre otras. Ambos países buscan asegurar un puesto ventajoso sobre el oponente en una competencia impulsada por intereses geopolíticos y económicos, de acuerdo con Peter Engelke and Emily Weinstein en un estudio publicado por el Atlantic Council.

En tal sentido, Biden tiene previsto firmar una orden ejecutiva que limitará la inversión de empresas estadounidenses en áreas de la economía china como la tecnológica, en las próximas semanas, antes de la cumbre el G7 que este año tendrá lugar en Hiroshima en mayo coincidiendo con el turno de Japón ene la presidencia del grupo de las siete economías más grandes.

El representante republicano Mike Gallangher, en una alocución en el Congreso, afirmó que los CEO de las empresas estadounidenses que operan en China tendrán que responder ante la justicia americana si sus empresas atentan contra los intereses nacionales. Gallangher también introdujo un proyecto ley bicameral y bipartidista sobre la Resilencia de Seguridad Cibernética de Taiwán, que demandaría que el Departamento de Defensa de EE.UU. amplíe la cooperación en seguridad cibernética con Taiwán para apoyarlos en contrarrestar las amenazas cibernética de China. Sólo en el 2019 el gobierno taiwanés estimó que enfrentó entre 20 y 40 millones de ataques cibernéticos cada mes desde China, algunos de los cuales fueron también realizados contra Estados Unidos.

“La seguridad de Taiwán es vital para nuestra seguridad nacional”, fueron las palabras del senador republicano Mike Rounds por lo que justifica la necesidad de que este proyecto de ley sea introducido y aprobado considerando la creciente agresividad china hacia Taiwán.

Todos estos movimientos en el Congreso estadounidense encabezados por el Partido Republicano muestran claramente que ambos partidos están alineados en su afán por neutralizar a China. En efecto, entre los documentos secretos que fueron filtrados unas semanas atrás se pudo conocer que tanto el Departamento de Defensa como la Casa Blanca han hecho el llamado “confianza cero” un prototipo de modelo de prioridad en materia de ciberseguridad. El término “confianza cero” que se ha puesto de moda en la práctica se traduce en la doble verificación de la identidad del usuario, limitar el acceso y operar bajo el supuesto de que posibles atacantes han violado las redes de una organización. Se cree que el presupuesto para mantener el plan de “confianza cero” costará millones de dólares en los próximos años.

Entre los documentos filtrados se pudo conocer también que el Ejército Popular chino está trabajando para conseguir penetrar los sistemas de seguridad del Departamento de Defensa estadounidense y otros sistemas federales. Lo que da razones a Washington para no bajar la guardia con China y seguir esforzándose por imponer controles y sistemas más cautelosos de protección, especialmente después de la aparición de los globos expiatorios que han subido los niveles de alarma en este lado del mundo.

Zareed Zakaria, analista de CNN, concluía que Estados Unidos y China se han embarcado en uno de los experimentos más espeluznantes de la historia internacional: ambas partes están atrapadas en una competencia geopolítica cada vez mayor a pesar de que ambas están profundamente entrelazadas entre sí.

Por otra parte, Edward Luce, columnista del Financial Times, ha intentado remarcar un importante dato histórico explicando que existe una gran diferencia entre China y la Unión Soviética. Probablemente China nunca se disolverá, por lo que Estados Unidos tendrá que hacer siempre frente a China. Aunque, ciertamente, la economía china se ha desacelerado, una posible señal de que las décadas de auge del país finalmente han terminado. Sin embargo, las probabilidades siguen siendo muy altas de que China se mantenga como una gran potencia, en términos económicos y geopolíticos, por lo que sugiere que los políticos en Washington y el resto de Occidente deben prestar atención a esta idea básica y actuar en consecuencia.

La coexistencia de ambas naciones es fundamental en el actual escenario internacional y la estabilidad de ambas economías y el mundo. No obstante, el desacoplamiento económico parece ser inevitable en los próximos años ante el temor de continuar aumentando la dependencia en diferentes áreas y la sospecha de que Beijing use esa arma en contra de Washington…

Y finalmente Lula visitó a Xi en casa. Nieves C. Pérez Rodriguez

El presidente Lula parece estar tomando muy en serio su oportunidad de convertirse en un destacado líder internacional. Así lo prueba su visita a China para firmar una serie de acuerdos bilaterales, encontrarse con Xi Jinping y apoyar, tal y como el mismo Lula al cierre de su viaje afirmó, una “mediación conjunta para la guerra de Ucrania entre China, los Emiratos Árabes Unidos, China y Brasil”, mientras acusó a Estados Unidos y Europa de prolongar el conflicto.

Se produjo así la materialización de la visita programada para mediados de marzo y pospuesta de acuerdo con la versión oficial debido al estado de salud del mandatario brasileño. Sin embargo, fuentes no oficiales afirmaron que Lula necesitaba estar en Brasil en el momento en que el ex presidente Bolsonaro regresaba de Florida, donde pasó varios meses supuestamente porque se estaba sometiendo a un tratamiento médico. Y aunque a ambos líderes se les conoce que tienen considerables vulnerabilidades de salud, en ninguno de los casos la versión dado por ellos parece coincidir con la verdad.

Lo que sí parece ser cierto es que Lula decidió hacer esperar a Xi Jinping unas semanas y se quedó en casa para dar aires de normalidad y estar presente en caso de que se presentara otra situación irregular del corte de un intento de golpe de Estado.

Aunque posterior a lo agendado, China lució su ritual de recibimiento de visitas de Estado para acoger al presidente Lula. La planificación de cada momento y el extenso repertorio de protocolos que ensalzan los símbolos del Partido Comunista chino como la obligada parada en la Plaza de Tiananmen donde las imágenes de video y las fotos glorifican la suntuosidad de la dimensión de la plaza, el Gran Salón del Pueblo de fondo al ritmo de centenares de soldados chinos marchando fueron sólo una parte del cuidado ceremonial que se desplegó durante los cuatro días que duró la visita.

En ese idílico ambiente creado por el PC chino Lula desafiaba informando que quería una relación más profunda con China, que trascendiera del comercio, que se traduce en profundizar las relaciones existentes al plano social, cultural, científico e ideológico.

China es el principal socio comercial de Brasil. En efecto, la balanza comercial favorece a Brasil con un superávit de 62.000 millones de dólares en su favor debido a exportaciones en los sectores agrícola, minero y petrolero. Por su parte una larga lista de empresas chinas tiene participación y presencia en Brasil, como en el sector de telecomunicaciones. Huawei, desde la década del 2000, opera en Brasil y actualmente está construyendo centros de datos y es uno de los principales proveedores de tecnología en el desarrollo del 5G en el territorio brasileño.

En un tono desafiante, Lula aprovechó la ocasión para mencionar en un discurso que visitó la sede de Huawei y aseguró que no tienen sesgos en su relación con China y que “nadie puede impedirle a Brasil mejorar sus relaciones con el gigante asiático”.

Otro punto clave de la visita para Lula fue remarcar la importancia del BRICS como grupo económico que incluye a China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica y las alternativas que ofrece. En ese sentido volvió hacer referencia a lo importante de un sistema paralelo al dólar para los intercambios internacionales. Sistema que Xi entiende como clave para continuar el camino de la independencia de Estados Unidos pues automáticamente previene la alineación con EEUU.

Lula aboga por la creación de un club de paz también como una alternativa básicamente a lo existente desde el fin de la II Guerra mundial. Razón por la que propone una “mediación conjunta en la guerra de Ucrania, lo que parece ser música para los oídos de Beijing, porque, aunque China ciertamente no ha públicamente apoyado a Putin en su cruel invasión, está claramente alineado con el Kremlin para ayudarles a ganar tiempo, no dejarlos caer económicamente y beneficiarse incluso de los productos que ya no le compran los que están en contra de su guerra.

No es casual que el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, llegará a Brasilia y tendrá un encuentro con su homólogo brasileño, Mauro Vieira. Mientras que, en el otro lado del mundo, durante el fin de semana el ministro de Defensa chino, Li Shangfu, llegó al Kremlin para reunirse con el mismo Putin en una visita de cuatro días que deja ver la importancia que China da a Moscú. Una triangulación más que fortuita y provechosa para las partes.

Lula está priorizando “recuperar la reputación internacional de Brasil”, lo que viene a decir, dejar atrás la época de Bolsonaro y dar aires de renovación en un intento cargado de pragmatismo. Así lo prueba la discreta visita a Moscú hecha por Celso Amorim, un veterano político brasileño, quien ha tenido diferentes posiciones en el alto gobierno desde los años ochenta y quién es hoy el asesor en materia de política exterior de más alto nivel de Lula.

En una entrevista concedida al Global Times. Amorin afirmó que la visita de Lula a China es muy importante porque es la primera visita fuera del continente a tan sólo tres meses de haber tomado posesión del cargo presidencial. Así mismo afirmó que ambos países tienen un importante rol, el de construir un mundo más multipolar en donde el poder no se encuentre centralizado, y no prevalezcan las hegemonías.

Brasil es el mayor comprador de fertilizante de Rusia, por transacciones de cerca de 2 mil millones de dólares en 2019. Y aunque Rusia está sancionada en estás áreas, y en efecto los europeos han dejado de comprarle no sólo fertilizantes, sino productos químicos, petróleo y gas, los intercambios han sido compensado con la compra de estos rubros por China e India de acuerdo con Keith Bradsher periodista del New York Times.

La visita es un reflejo de la importante relación comercial y política entre Brasil y China y el pragmatismo de Lula de potenciar esas relaciones y darles un carácter más estratégico. A la vez, Brasil necesita de los fertilizantes rusos para poder mantener su producción agrícola por lo que cargado de pragmatismo Lula prefiere jugar a crear un “club de paz” que le permita mantenerse fuera de la alineación con Washington para así poder justificar que siga comprándole a Rusia lo que necesita.

Mientras, a Occidente parece costarle cada vez más continuar aumentando apoyos para Ucrania, titulares como el de CNN “líderes mundiales hacen filas para reunirse con Xi Jinping” , parece explicar bien la nueva situación internacional.

 

Beijing grita su descontento a Taiwán y el mundo. Nieves C. Pérez Rodríguez

Como era de esperar, China ha reaccionado bruscamente al viaje de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen a las Américas. Durante la visita, los portavoces oficiales chinos a diario expresaban su absoluto desacuerdo con que hiciera una parada en territorio estadounidense. Aunque el disgusto no tardó en escalar de declaraciones al mayor despliegue de maniobras militares nunca vista como protesta del encuentro entre la líder taiwanesa y el presidente de la Cámara de Representante de EEUU, Kevin McCarthy.

McCarthy es el sucesor de Nancy Pelosi y como líder de la Cámara de Representantes es el segundo en la línea de sucesión en los Estados Unidos, y aunque no cuenta con un largo historial en defensa de derechos humanos, específicamente en contra de las violaciones chinas, como Pelosi, por su alto perfil político le resulta muy incómodo a China que se reúna con Tsai. Y a pesar de que el encuentro entre ambos no fue catalogado de oficial, ni siquiera fue recibida en Washington precisamente para evitar más tensiones, no deja de ser un encuentro de altísimo nivel en el que el líder de la Cámara ratifica su apoyo a Taiwán.

Justo unas semanas antes de que la presidenta taiwanesa anunciara su viaje McCarthy había expresado su deseo de visitar la isla, lo que produjo una fuerte protesta china, además del desacuerdo de consejeros y expertos quienes desaconsejaron el viaje, así como el propio gobierno taiwanés para evitar más subida de tensiones entre los dos países.

Para el Partido Comunista chino Taiwán es una provincia china, por lo que se oponen a cualquier iniciativa que pueda dar más legitimidad internacional a las autoridades taiwanesas y contacto oficial entre autoridades de Taiwán con otros países.

En tal sentido, en el nuevo Libro Blanco chino sobre Taiwán hecho público el verano pasado (después de que Pelosi visitara la isla) titulado “La cuestión de Taiwán y la reunificación de China en la nueva era” define en tres puntos lo que para el Partido Comunista chino es una prioridad y que han convertido en un objetivo de Estado: “Resolver la cuestión de Taiwán y realizar la reunificación completa de China es una aspiración compartida por todos los hijos e hijas de la nación china. Es indispensable para la realización del rejuvenecimiento de China. También es una misión histórica del Partido Comunista chino”.

Bajo esos principios opera y justifica sus acciones el gobierno chino y, en efecto, como protesta al encuentro que tuvo lugar en California, el Ejército de Liberación Popular chino anunció la ejecución de ejercicios militares a gran escala en el estrecho de Taiwán. Y ciertamente estas maniobras que se llevaron a cabo durante tres días fueron mucho más agresivas que las realizadas con anterioridad como protesta a los viajes de los líderes taiwaneses a los Estados Unidos. Aunque en el verano del 2023, justo después de que Pelosi visitara Taiwán, Beijing respondió con maniobras militares que fueron la mayor demostración de fuerza hasta ese momento hasta el punto de que la situación propició la cuarta crisis del estrecho de Taiwán.

Objetivamente, las maniobras militares chinas de esta semana superaron en tiempo, dimensión y cálculo a todos las anteriores y hasta enviaron guardacostas para patrullar e inspeccionar embarcaciones taiwanesas bajo la justificación de ser sospechosas con el propósito de aumentar la presión sobre la isla. De acuerdo con un informe de la cadena oficial china CCTV “bajo el comando unificado del Centro de Operaciones Conjuntas varios tipos de unidades llevaron a cabo ataques de precisión conjunto simulados contra objetivos claves en la isla y en aguas circundantes”.

Fuentes oficiales taiwanesas informaron que solo en un día habían detectado un total de 70 aviones del ejército chino y embarcaciones alrededor de la isla. Entre esos aviones se encontraban 4 cazas J-15 que despegaron del portaviones Shandong. Este juego de guerra, como ha sido denominado por algunos expertos, se centran en la práctica de bloqueo marítimo y ataques dirigidos a embarcaciones enemigas. Con todo este despliegue, China busca perfeccionar un ataque que bloquee las rutas aéreas de Taiwán y consiga el bloqueo de sus puertos y rutas marítimas.

Al término de las maniobras el ministro de defensa taiwanés declaraba que “Taiwán no dejará de fortalecer su preparación para el combate” desafiando y resistiendo la fuerte presión. Y aunque en teoría las maniobras fueron dadas como concluidas el lunes, un día después fueron detectados 26 aviones y 9 embarcaciones realizando patrullaje de preparación para el combate alrededor de Taiwán.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino afirmaba que “todo el despliegue es una fuerte advertencia a las actividades provocadoras de las fuerzas secesionistas de la independencia de Taiwán y su colusión con fuerzas externas, enfatizando por tanto que los ejercicios son una medida necesaria para salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial china”.

Un grupo de expertos en el área del ChinaPower del think thank CSIS con base en Washington D.C. que se encuentran desarrollando un estudio en tiempo real sobre lo que está sucediendo en el mar del sur de China, sostiene que, en contraste con la gran demostración de fuerza militar, en esta ocasión parece que China se ha abstenido de tomar fuertes medidas de otro tipo como económicas y diplomáticas. Al menos de momento parecen relativamente menos directas para castigar a Taiwán y a los Estados Unidos en estas áreas, aunque el Estado chino ha sancionado a individuos y entidades, comparativamente con otras situaciones similares estas medidas han sido menos significativas.

Beijing seguirá mostrando su enfado y continuará tomando medidas y, de hecho, ya advirtió que cerrará el espacio aéreo el domingo durante media hora, lo que afectará los vuelos comerciales. Por su parte, el ministro de defensa taiwanés, Sun Li-fang, notificó que entre abril y julio van a realizar ejercicios de defensa civil en diferentes partes de la isla para preparar a los ciudadanos frente a una potencial guerra en el estrecho.

Claramente estamos bajo una tensión exacerbada e innecesaria, una situación preocupante que viene a generar más inestabilidad y confrontación internacional. No obstante, parte de la magnitud de respuesta china es claramente propaganda, y el mejor ejemplo es el video que publicaron en sus medios oficiales en el que se observa como ejecutarían un ataque a la isla y recrean con una especie de video juego la toma de Taiwán por la fuerza con misiles lanzados desde distintos puntos de China que aterrizan muy cerca de la costa y otros impactaran en tierra.

Para Beijing una toma de Taiwán a la fuerza es el escenario menos deseado porque significaría que los taiwaneses rechazarían el nuevo gobierno y habría un gran descontento y una masiva oposición. Recordamos que actualmente Taiwán es un régimen democrático en el que sus ciudadanos gozan de todos los derechos y libertades que tiene cualquier ciudadano europeo. Razón por la que el PC chino ha intentado acercamientos a través de acuerdos políticos, influyendo en la vida política de la isla y en muchos casos pagando apoyos.

Y finalmente, Estados Unidos y sus aliados siguen teniendo una capacidad militar superior a la china y con el apoyo que ha venido demostrando Washington en los últimos años a Taipei, con la venta de armamento, acuerdos militares e incluso la introducción hace pocos días del proyecto de ley para “formular la respuesta de Estados Unidos ante una posible invasión de Taiwán”. Una propuesta partidista que deja claro el nivel de preocupación y responsabilidad que los estadounidenses están dispuestos a asumir en cuanto a la supervivencia de Taiwán…

El día después de la conclusión de los ejercicios “Joint Sword”, el MND de Taiwán informó que había detectado 26 aviones y nueve embarcaciones que realizaban patrullas de preparación para el combate. Reuters declaró que se estaban realizando ejercicios militares a pequeña escala frente a las costas de Fuzhou, que probablemente formaban parte de los ejercicios anunciados previamente por Fujian MSA.

China emitió cuatro fuertes declaraciones denunciando el tránsito y la reunión con McCarthy el 6 de abril y sancionó a un puñado de entidades de EE. UU. y Taiwán después. El 10 de abril, China manifestó su deseo de profundizar los intercambios económicos y de otro tipo con Taiwán. Lo que queda por ver es cómo el viaje del ex presidente de Taiwán, Ma Ying-jeou, a China afectará la política interna en Taiwán, un viaje que probablemente fue alentado y al menos parcialmente orquestado por Beijing. Por ejemplo, Beijing probablemente recibió con agrado los comentarios de Ma a la prensa el 7 de abril después de su regreso a Taiwán. Ma caracterizó el liderazgo y la política actual de Taipei como uno que lleva a Taiwán hacia el peligro y la guerra y advirtió que Taiwán tiene que elegir entre la paz y la guerra.

 

 

La presidente taiwanesa en EEUU: visita no oficial rodeada de asuntos oficiales. Nieves C. Pérez Rodríguez

 

FE DE ERRATAS: POR UN ERROR TÉCNICO, ESTE ARTÍCULO APARECIÓ INCOMPLETO EN LA PUBLICACIÓN DE LA SEMANA PASADA. VOLVEMOS A PUBLICARLO ESTA SEMANA DE MANERA ÍNTEGRA.

Tsai Ing-wen, presidenta de Taiwán, en un intento por cultivar sus aliados visitó el continente americano en un tour de 10 días cuyo destino central tenía a Guatemala y Belice, naciones con las que la isla tiene relaciones diplomáticas.

De camino a sus destinos oficiales, Tsai hizo una parada en Nueva York, ciudad en la que asistió a varios encuentros, entre ellos uno con la comunidad taiwanesa residente en la ciudad. Aunque su visita a los Estados Unidos no es oficial, debido a que desde que se establecieron relaciones formales entre Washington y Beijing en 1979 los líderes taiwaneses solo han viajado a Estados Unidos en forma de visitas privadas y/o tránsito y, se le reserva la distinción de visitas oficiales a los funcionarios o dirigentes de Pekín.

Para Taipei, el gobierno estadounidense es la clave en la preservación de su semi-autonómico estatus y el hecho de que figuras políticas taiwanesas usen de tránsito a los Estados Unidos potencia las relaciones y en este caso le permite a Tsai reunirse con algunas figuras distinguidas y hacer un poco de lobby para su isla.

De acuerdo con el informe ChinaPower del Think Thank CSIS sobre Taiwán, históricamente las visitas de los líderes taiwaneses a Estados Unidos se han manejado con sutileza e intentando no ofender al gobierno chino y evitando provocaciones innecesarias.

La Administración Clinton, por su parte, inicialmente negó la visa al entonces presidente taiwanés Lee Teng-hui pero el Congreso presionó para que la visita privada se llevara a cabo. En 2001 a Chen Shui-bian no se le permitió realizar eventos públicos. Posteriormente el presidente Bush en 2002 cambió esa dinámica, aunque en 2006 la misma Administración, preocupada por las políticas de Chen hacia China, limitó las actividades.

A partir del 2008 el tratamiento de Estados Unidos a estos viajes se hizo más consistente bajo el entonces presidente Ma Ying-jeou, al cual se le permitió reuniones con líderes locales y congresistas y hasta la posibilidad de realizar eventos públicos.  Desde el 2016, año en que Tsai se convierte en presidente, Washington ha actuado con más flexibilidad y ha dado más tiempo a los visitantes taiwaneses para participar en actividades en sus paradas técnicas en territorio estadounidense.

Como es costumbre, en esta última visita la respuesta china no se hizo esperar y el ministro de Relaciones Exteriores calificó a Tsai como la “jefa de las fuerzas secesionistas de independencia de Taiwán” alegando que la visita viola la política de una sola China que mantiene los Estados Unidos.

Poco antes de que se conociera la visita de Tsai, Honduras rompía relaciones con Taipei y se pudo saber que China ofreció 2.95 mil millones de dólares a Honduras como estímulo para establecer relaciones bilaterales, y el canciller hondureño, Eduardo Enrique Reina, fue invitado al gigante asiática en el momento en que Tegucigalpa rompió sus relaciones diplomáticas con Taiwán.

Taipei mantiene relaciones diplomáticas con 13 Estados pequeños (Ministry of Foreign Affairs, Republic of China (Taiwan)-Diplomatic Allies (mofa.gov.tw)  y la visita de la presidenta en este momento es importante, puesto que Taiwán necesita hacerse presente y enviar un mensaje claro a sus aliados recordándoles que siguen estando ahí y que a pesar de la ausencia física durante la pandemia, una vez que se ha vuelto a la normalidad, Tsai se presenta y les recuerda que aprecia y necesita de sus aliados.

Los países que tienen relaciones diplomáticas con China no pueden tener relaciones diplomáticas con Taipei, razón por la que en los últimos años la lista de Estados que reconocen a Taiwán se ha ido encogiendo. Mientras que Beijing ha ido aumentando su influencia y comprado con proyectos y créditos sus relaciones por el mundo.

Paralelamente a la visita de Tsai, en el Congreso estadounidense se introducía un proyecto de ley para “formular la respuesta de Estados Unidos ante una posible invasión de Taiwán”. Una propuesta bipartidista y bicameral puesto que dos representantes de la cámara baja presentarán una legislación complementaria.

En la presentación del proyecto de ley  explícitamente se solicita que el Departamento de Defensa, en colaboración con la comunidad de inteligencia y los Departamentos del Tesoro, Comercio y Homeland Security elaboren una estrategia de sanciones efectiva contra la República Popular China en caso de una agresión contra Taiwán. Solicitan a estas instancias tener identificadas las vulnerabilidades y las posibles medidas de respuesta a China.

Asentándose sobre la orden que dio Xi Jinping al Ejército Popular de liberación de que esté preparado para invadir Taiwán en el 2027 se justifica este proyecto de ley y en las consecuencias devastadoras que dicha invasión puede acarrear para los aliados de Washington en la región. Dice también que aún hay tiempo para formular una estrategia clara para proteger la economía y fortalecer significativamente a nuestros socios en la región como medida disuasoria.

En este sentido 4Asia se puso en contacto con la Representación Económica y Cultural de Taipei en Washington para conocer su opinión sobre dicha ley y esto fue lo que nos dijeron:

“El Congreso de los Estados Unidos ha sido una fuerza impulsora para acercar las relaciones entre Taiwán y los Estados Unidos. Estamos muy agradecidos por el apoyo bipartidista y bicameral a largo y ancho del Congreso de los Estados Unidos”.

Por su parte, el pasado viernes, mientras la presidente taiwanesa estaba en la gran manzana, Beijing envió 10 aeronaves militares a sobrevolar el Estrecho de Taiwán como una respuesta de protesta y quizás hasta de alerta sobre lo que puede suceder si Occidente se opone a una futura adhesión de Taiwán al territorio chino.

Antes de regresar a Taiwán Tsai hará una parada técnica en Los Ángeles en su camino de regreso, ciudad estadounidense con más taiwaneses, unos 45.000 aproximadamente. Aunque el Estado de California tiene una comunidad de casi 95.000 taiwaneses. Además de diferentes encuentros previstos, la presidente planifica reunirse con Kevin McCarthy el nuevo líder de la Cámara de Representantes que sustituyó a Nancy Pelosy. Y aunque el encuentro no es oficial, con un recibimiento en el Congreso, es posible que Beijing proteste enérgicamente debido a que McCarthy es el segundo en la línea de sucesión de EEUU.

Estados Unidos ha venido aumentando su apoyo a Taiwán en los últimos años, ante el potencial peligro de que China invada la isla. A finales de año se acordaba que se le vendería a Taiwán armamento por un importe superior a 1.1 mil millones de dólares, lo que provocó la ira de China.

El General Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, hizo un llamamiento a cambiar la retórica alarmante sobre una inminente guerra de Estados Unidos contra China y dijo que él duda de las posibilidades de que China pueda conquistar a Taiwán. Mientras, dijo que Washington debe continuar acelerando los envíos de armas a Taiwán y aumentar las capacidades militares de la isla, por si acaso…

Milley dijo también que Taiwán necesita defensa aérea, misiles de crucero antibuque y minas antibuque. Aunque admitió que la isla en sí misma, su población de 23 de millones, incluidos los 170.000 militares en servicio activo y entre 1 y 2 millones de reservistas, junto con la falta de experiencia de China hacen que una toma de control sea poco probable. “Taiwán sería una isla difícil de conquistar”.

TikTok, del éxito al estigma. Nieves C. Pérez Rodríguez

Tiktok, la popular aplicación china que permite crear, editar y compartir videos y que da la opción a los usuarios de interactuar entre sí, ha sido la noticia de la semana pasado en Washington con el testimonio de su CEO, Shu Chew, en el Congreso de los Estados Unidos que está dando pasos para prohibir el uso de la red en el país.

Los parlamentarios interrogaron al alto ejecutivo sobre las vulnerabilidades de seguridad que potencialmente tiene la red social y Shu, por más que lo intentó, no tuvo mucho éxito en convencer a los legisladores de que TikTok ha hecho lo necesario para proteger la información de los usuarios.

En diciembre del 2022 el director del F.B.I., Chris Wray, manifestó su preocupación sobre la capacidad que, afirma, posee China de controlar el algoritmo de TikTok por lo que podrían manipular el contenido para operaciones de inteligencia, así como también cree que China podría usar la aplicación para recopilar datos de sus usuarios que podrían usarse en operaciones de espionaje tradicional.

Por tanto, la tesis de la que parten los legisladores es que TikTok es una amenaza para la seguridad nacional de país puesto que la aplicación compila datos, censura contenidos y daña la salud mental de los niños por lo que están presionando para que la red social sea prohibida. El 16 de marzo Washington prohibía la aplicación en los dispositivos electrónicos oficiales. Y tan solo siete días después se interpelaba en el congreso al CEO de la empresa en busca de respuestas que demuestren la tesis de la vulnerabilidad de la plataforma.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Mao Ning, dijo que Estados Unidos estaba acusando a TikTok en base a una presunción de culpabilidad y no ha presentado evidencia de que la aplicación sea una amenaza para la seguridad nacional, justo después de que el presidente de la Cámara de Representantes del Congreso, el republicano Kevin MacCarthy, tuiteó que la Cámara está avanzando la legislación para proteger a los estadounidenses de los tentáculos tecnológicos del Partido comunista chino lo que provocó la pronta reacción china.

Siguiendo el ejemplo, en Japón un grupo de legisladores del Partido Liberal Democrático estudian la posibilidad de presentar una propuesta el próximo mes instando al gobierno a prohibir los servicios de redes sociales como TikTok si se utilizan para campañas de desinformación.

No es la primera vez que TikTok está en entredicho en los Estados Unidos, La naturaleza con la que la red fue concebida era permitir mensajes directos entre usuarios, lo que ocasionó que adultos pudieran tener contacto y conversaciones con menores de edad, lo que propició una primera batalla en la que el ente de protección de privacidad de niños (Federal Trade Commission, FTC por sus siglas en inglés) llevara el caso al Departamento de Justicia por lo que la operadora de videos tuvo que pagar 5.7 millones de dólares, lo que es la multa civil más alta hasta ese momento por haber violado la privacidad de menores.

Además de la millonaria cifra, la empresa fue obligada a respetar la ley de protección de la privacidad de niños (Children Online Privacy Protection) por lo que tuvo que retirar de la plataforma videos de menores de 13 años para así poder seguir operando en territorio estadounidense en donde actualmente cuenta con 150 millones de usuarios.

En Corea del Sur, TikTok también pagó una multa de 133 millones de dólares, un 3% de los ingresos de la plataforma, en 2020, por haber recolectado datos de niños menores de 14 años.

Claramente, las brechas de seguridad no sólo son consideradas como un peligro en Estados Unidos. De hecho, India fue el primer país en imponer una prohibición total de la red en 2020 basándose en que la empresa extraía datos y los enviaba al exterior por lo que la aplicación no puede ser descargada en India.

Taiwán prohibió el uso de la red en dispositivos gubernamentales a pocos días del anuncio el F.B.I. y, de hecho, fue más allá y prohibió el uso de software fabricado en China en estos dispositivos. De igual manera reaccionó Canadá, prohibiendo el uso de la aplicación en dispositivos gubernamentales, así como el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, cuya prohibición entrará en vigor a finales del mes. Los cinco miembros del “Five Eyes” coordinaron rápidamente esfuerzos para blindar sus datos.

El 20 de marzo la Unión Europea puso en marcha la misma medida de prohibición a la que países como Noruega se suman y muy probablemente otros seguirán.

Pakistán prohibió el uso de Tiktok de manera temporal y ésta es la cuarta vez que lo hacen bajo la excusa de que promueve contenido inmoral. El gobierno talibán de Afganistán en el 2022 también ha prohibido la aplicación bajo la razón de proteger a los menores de edad.

La prohibición de una empresa como TikTok ha despertado un debate en Washington entre algunos más radicales como Alexandria Ocasio-Cortez, representante demócrata del Congreso, quién publicaba un video, precisamente en TikTok, que se hizo viral con más de tres millones y medios de vistas en menos de 48 horas en el que explicaba sus razones por las que la plataforma no debería ser ilegalizada.

Tanto Ocasio-Cortez como otros grupos como La Unión de libertades Civiles advierten de que prohibir el uso atenta contra la primera enmienda de la Constitución americana.

El debate es muy complejo sin duda en un país en el que se garantiza el respeto a las libertades personales; sin embargo, el uso de la información no es un debate simple. La información que se desvía a usos malévolos puede convertirse en un arma poderosa en contra de un gobierno, de un Estado y por tanto de una sociedad.

El vacío de legislación no puede ser una excusa para dejar operar libre y sin parámetros a empresas controladas por otros Estados que de paso son competidores. Si las agencias de inteligencia afirman que hay un gran riesgo para la seguridad nacional de la nación, lo correcto y oportuno es imponer restricciones para prevenir esos vacíos en los que Beijing ha demostrado una y otra vez que sabe usar con astucia y consigue penetrar sus tentáculos.

El enfrentamiento entre Washington y Beijing está motivado más que en la lucha económica en la sobrevivencia de valores… y finalmente Occidente parece estar entendiéndolo.