Las elecciones inminentes en EE.UU. ponen un punto, uno más, de incertidumbre sobre la estabilidad internacional y la evolución previsible de los diversos conflictos bélicos graves que sacuden el planeta. Pero hay unos países más atentos que otros.
Estos países son Rusia, China, Israel e Irán que por razones propias esperan el resultado electoral, hacen cálculos sobre las consecuencias de la victoria de un candidato u otro y preparan ya planes de contingencia para cada uno de los dos escenarios.
Para Rusia sería importante una victoria de Donald Trump vista desde la perspectiva de su guerra de invasión en Ucrania. El expresidente ha expresado varias veces sus simpatías por algunos de los planteamientos de Vladimir Putin y ambos presumen de una buena relación personal que probablemente se explica más por motivos psicológicos que estrictamente políticos, una amistad basada en la zafiedad, el desprecio a las formas institucionales y las decisiones personales a veces impredecibles. Trump ha anunciado varias veces que si es elegido acabará con la guerra en el este de Europa en pocos días, lo que en Kiev se entiende como un mensaje de que deben ceder a Rusia territorio a cambio de alto el fuego en medio de una retirada progresiva de la ayuda desde EE.UU.
También en Israel prefieren una victoria de Trump, claro que por razones muy distintas. Trump se muestra muy combativo con Irán, recela, como Jerusalén, de los planes nucleares iraníes y cree que el régimen teocrático es el principal peligro en la región y una amenaza para Occidente.
Por esto mismo, Teherán llega a la conclusión contraria. Prefiere una victoria del Partido Demócrata por sus matices al tradicional apoyo a Israel, la creciente influencia del lobby musulmán en EE.UU. y la aparición de nuevos movimientos pro palestinos en la estela de la estrategia iraní. Además, los demócratas apoyan volver al viejo tratado nuclear con Irán que permitiría a Teherán ganar tiempo.
¿Y China? El caso de China es un poco especial, y aunque Pekín tendería a simpatizar más con la candidata Harris, en los escenarios que le importan, es decir, la economía, Taiwán, y el Indo Pacífico, ve ventajas e inconvenientes en ambos candidatos. En el terreno económico, ambos candidatos se inclinan por planteamientos proteccionistas y de choque con China, aunque, a la vez, llevarían a roces con Europa que, de momento, es un gran cliente de China y sus empresas.
Y en el plano estratégico, Trump se ha mostrado más próximo a un acuerdo sobre Taiwán, que Pekín ve con buenos ojos, a pesar de su retórica.
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