Home Asia INTERREGNUM: Stoltenberg en Corea del Sur y Japón. Fernando Delage

INTERREGNUM: Stoltenberg en Corea del Sur y Japón. Fernando Delage

por: 4ASIA
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La cancelación de la visita a Pekín del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, no es una buena noticia. La recuperación del diálogo bilateral al más alto nivel al que se comprometieron los presidentes Biden y Xi tras su encuentro de noviembre con ocasión de la cumbre del G20 en Bali, queda de nuevo en suspenso tras el incidente del globo espía chino. Se tardará aún un tiempo en disponer de información sobre lo ocurrido, pero, entretanto, la escalada de tensión no cederá, impulsada tanto por la dinámica política interna en Estados Unidos y la República Popular, como por el contexto internacional.

Así se puso de manifiesto la semana pasada con el viaje a Corea del Sur y Japón del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.  Siete meses después de la cumbre de la Alianza en Madrid, encuentro en el que por primera vez en la historia de la organización participaron el presidente surcoreano y el primer ministro japonés—junto a sus homólogos de Australia y Nueva Zelanda—, la visita de Stoltenberg ha sido una nueva señal del creciente acercamiento de las democracias atlánticas y asiáticas en una era marcada por la guerra de Ucrania y la competición con China. “Lo que pasa en Asia importa a Europa y a la OTAN, y viceversa”, reiteró Stoltenberg en sus entrevistas con los medios locales.

Tras la cumbre de Madrid, Corea del Sur abrió su representación diplomática ante la Alianza, al tiempo que decidió incrementar su cooperación en áreas como no proliferación, ciberespacio y antiterrorismo. En Seúl, Stoltenberg solicitó a sus anfitriones el envío de ayuda militar directa a Ucrania, una petición difícil de atender dada la política surcoreana de no enviar armamento a países en conflicto (posición también mantenida por Alemania, Noruega o Suecia que, sin embargo, han abandonado en este caso). Como relevante exportador de armamento, Seúl sí ha enviado un considerable volumen de material a Polonia, así como piezas de artillería a Estados Unidos que éste ha proporcionado a su vez a Ucrania. Los obstáculos legales y la oposición de la opinión pública limitan el margen de maniobra de un gobierno inclinado, no obstante, a profundizar en su relación con la Alianza.

El secretario general también trató con el presidente Yoon Suk Yeol del posible papel de la OTAN en relación con el problema nuclear norcoreano, así como de los informes de la inteligencia norteamericana conforme a los cuales Pyongyang estaría proporcionando armamento a Rusia en su campaña contra Ucrania. Stoltenberg aprovechó igualmente su intervención en una universidad de Seúl para dar a conocer el concepto estratégico aprobado en Madrid, y la descripción del reto sistémico que representa China para los valores, los intereses y la seguridad de la Alianza Atlántica. Hizo hincapié en particular en el rápido desarrollo de las capacidades militares chinas, incluido el arsenal de misiles que pueden alcanzar territorio OTAN, además por supuesto de la península coreana.

Un día más tarde, en Tokio, Stoltenberg volvió a denunciar las acciones chinas, pero destacando esta vez sus amenazas hacia Taiwán, sus intentos de control de infraestructuras críticas y sus campañas de desinformación. Denunciando la “reacción autoritaria” liderada por Pekín y Moscú contra un orden internacional basado en reglas, subrayó una vez más la estrecha interconexión existente entre la seguridad transatlántica y el Indo-Pacífico, y el peligroso mensaje que transmitiría una victoria rusa en Ucrania sobre la posibilidad de conseguir objetivos mediante el uso de la fuerza. En la conferencia de prensa que ofreció junto al primer ministro japonés, Fumio Kishida, este último, además de dar la bienvenida al interés de la Alianza por Asia, anunció que Japón abrirá una delegación ante la OTAN y asistirá regularmente a reuniones de la organización, con la que—dijo—se reforzará la colaboración en temas como el espacio y el ciberespacio, la desinformación y las nuevas fronteras tecnológicas.

Pekín y Pyongyang criticaron unas y otras declaraciones, reveladoras de hasta qué punto la guerra en el Viejo Continente y el apoyo de Rusia a China están acercando a Asia a Europa, dos espacios vistos en otros tiempos como geopolíticamente separados. Es una nueva realidad que también confirmó la semana pasada la visita de los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de Australia a París, Londres y Bruselas.

 

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