La última frontera. Ángel Enriquez de Salamanca Ortiz

La carrera espacial, por dominar el espacio exterior, se ha convertido, desde el fin de la II Guerra Mundial, en uno de los objetivos más ambiciosos de todas las potencias.

Después de la II Guerra Mundial, durante la Guerra Fría, la URSS consiguió tomar ventaja frente a EEUU, poniendo el primer objeto en el espacio, con el Sputnik-1. También llevaron al espacio al primer ser vivo terrestre, la perra Laika, con el Sputnik-2, y, posteriormente, al primer ser humano, Yuri Gagarin, en 1961. Pero en 1969, EEUU dio un golpe sobre la mesa, llevando, con el Apolo XI, a los primeros hombres sobre el suelo lunar. La Guerra Fría termino en 1989, con la caída del Muro de Berlín, y el capitalismo se estableció en prácticamente el mundo entero frente al comunismo.

El rápido crecimiento de China en las últimas décadas, ha llevado al gigante asiático a ocupar ese espacio dejado por la desaparecida URSS desde la caída de muro.

La República Popular China llegó tarde a la carrera espacial, en 1970 logró enviar el primer satélite artificial al espacio, el “Dong  Fang Hong 1”, pero no fue hasta más de 30 años después, en 2003, cuando consiguieron enviar al primer taikonauta al espacio a bordo de la nave “Shenzhou-V”. Este día, 15 de octubre de 2003, China se convirtió en el tercer país en enviar un hombre al espacio, tras EE.UU y Rusia. Diez años después, el 14 de diciembre de 2013, “Chang‘e – 3” consiguió aterrizar suavemente sobre suelo lunar, convirtiendo a China en un rival a tener en cuenta en la carrera espacial por parte de la Casa Blanca y el Kremlin.

Hoy en día, China es el segundo país con más satélites en el espacio, más de 300, por detrás de Estados Unidos.

A pesar de su tardía entrada en la carrera espacial y, de no haber formado parte de la Estación Espacial Internacional (ISS), China tiene, con su programa “Tiāngōng”, el objetivo de colocar una estación espacial completa y permanente para finales del año 2022; una base, habitable, que podría servir de catapulta para futuras expediciones a nuestro satélite, a Marte, o exploraciones del Sistema Solar. El gigante asiático, además, ha sido el único país que ha logrado aterrizar una nave en la cara oculta de la Luna, el 3 de Enero de 2019 y, tienen como objetivo, enviar una misión tripulada para el año 2024 y establecer una base lunar para el año 2030.

Pero con su programa espacial, los objetivos de China también son terrenales; con el fin de estrechar lazos políticos y económicos, en los años 2007 y 2008, China lanzó con éxito los primeros satélites de comunicaciones para Nigeria y Venezuela, una transferencia de tecnología e inversión de décadas a países en vías de desarrollo, así como cooperaciones y otras ayudas a gran parte de países de América Latina o con la SNSB sueca. Así mismo, el programa espacial chino no quiere depender de otros países y, ya están listos para poner en marcha su propio sistema de localización, Beidou, un sistema independiente al GPS americano o al sistema Galileo de Europa.

En junio de este año, China logró pulverizar el record de comunicación cuántica desde el espacio, un mensaje cifrado que es imposible de hackear y que tiene implicación geoestratégicas y de ciberseguridad. Otro gran avance independiente chino, ha sido el de su radiotelescopio FAST, uno de los más grandes del mundo que tiene como objetivo el descubrimiento de púlsares, el origen del Universo y avances en la Teoría General de la Relatividad. Pero no hace falta irse al espacio, la aerolínea china COMAC, tiene el objetivo de competir directamente con la americana Boeing y la europea Airbus.

El lanzamiento, el pasado 30 de mayo, del SpaceX, puso de manifiesto que, a pesar de los avances de China en las últimas décadas, EE.UU no va a quedarse atrás, de hecho, con su proyecto “Artemisa” tiene el objetivo de volver a la Luna para el año 2024 y, con el proyecto “Insight”, el objetivo de explorar el suelo de Marte para un futuro viaje. Su proyecto homólogo chino, la misión “Tianwen-1” tiene, también, como objetivo llevar al planeta rojo un rover y un orbitador; una nave que llegará a principios del año 2021.

China está empeñada en demostrar los avances de su tecnología convirtiéndose en el segundo país en pisar la Luna, y ser el primero en llegar al resto de planetas del Sistema Solar, pero China también tiene proyectos más allá de los confines de nuestro Sistema Solar; para el año 2049, cuando se cumplan los 100 años del nacimiento de la RPCh, esperan haber lanzado una sonda parecida a las “Voyager” que hayan llegado a los 100 UA (100 veces la distancia media entre el Sol y la Tierra), es decir, más allá de nuestro Sistema Solar.

La Luna está llena de minerales como el Hierro, Magnesio o Aluminio, el planeta rojo tiene sales, minerales y posiblemente agua, vital para la vida. El Universo está lleno de Nitrógeno, Carbono, Hidrógeno y, sobretodo, fuentes de energía inagotables como la posibilidad de que haya materia oscura, o la energía de las estrellas, no solo el Sol.

Una carrera espacial entre las grandes potencias del mundo por descubrir los secretos y misterios del Universo, una carrera por los posibles recursos y oportunidades que brinda el espacio exterior. Dominar y descubrir el espacio exterior será el último y más absoluto territorio que domine la humanidad.

Ángel Enriquez de Salamanca Ortiz es Doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales en la Universidad San Pablo CEU de Madrid

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@angelenriquezs