THE ASIAN DOOR: Digitalización como motor de cambio. Águeda Parra.

La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto que es necesario evolucionar a un modelo digital más sofisticado a todos los niveles y construir un verdadero ecosistema al estilo del que ya se disfruta en China y en otros países asiáticos. De hecho, se estima que el impacto tecnológico de 2 meses de pandemia ha supuesto acelerar la digitalización mundial 6 años. Se ha tratado de una transformación digital orientada en primera instancia a afrontar la crisis sanitaria, pero, por su propia esencia, tiene el espíritu de mantenerse en el tiempo.

El impulso digital que ha propiciado la pandemia se convertirá en un proceso acelerado de transformación tecnológica, dando forma a un ecosistema digital que incorpore activamente las nuevas tecnologías en un horizonte temporal más temprano al que estaba definido para Europa hasta el momento y que se situaba en 2030. Por tanto, una gran lección aprendida de la crisis sanitaria es la necesidad de acelerar la adopción de las nuevas tecnologías. Se trata de reducir los 10 años que nos separan de esa transformación digital, con la ambición de crear un ecosistema digital transversal a todos los ámbitos – gubernamental, industrial, empresarial y educativo-, de modo que Europa siga manteniendo una posición competitiva en las cadenas de valor globales.

La crisis sanitaria va a generar unas tendencias digitales muy marcadas y, entre ellas, el e-commerce va a ocupar un papel destacado. De hecho, las compras por Internet se han convertido casi en imprescindibles durante la pandemia, y se ha elevado a cifras récord el volumen de compras que se han realizado en este tiempo. Una tendencia que ha venido para quedarse por la versatilidad del servicio y porque tanto empresas como consumidores han incorporado un hábito con el que quieren seguir interactuando pasada la crisis sanitaria.

China está considerado el mercado del e-commerce más grande y que más rápido crece del mundo. Ha pasado de representar el 1% hace 20 años a situarse como un mercado maduro que supone el 36% del total de las ventas minoristas y tiene a Alibaba como líder indiscutible. Fuera del gigante asiático, ningún país ha conseguido reproducir ni el volumen de ventas ni la penetración de las compras online que se registran en China.

No osbante, el ecosistema Alibaba, con sus plataformas de marketplace Taobao, Tmall y AliExpress, ya comienza a ser conocido más allá de la “muralla china”. El gran festival anual de las compras online en el Día del Soltero comienza a hacerse un hueco en los mercados internacionales, adquiriendo una dimensión global. En el mercado chino, JD.com es el gran rival de Alibaba, aunque a gran distancia, con un 16,7% de cuota. De forma similar a la iniciativa de Alibaba, el Festival 618 que organiza JD.com se ha convertido en una referencia anual de las compras online cada 18 de junio. Pero más allá de estos eventos, que convierten a China en el epicentro del e-commerce mundial cada año, el sector ha evolucionado para dar entrada a otros actores que en algunos casos han sido capaces de capturar una cuota de mercado importante a los dos grandes actores.

En Europa, la competencia de AliExpress con Amazon está generando un auge importante en el incremento del e-commerce. De hecho, en España esta competencia va a suponer que el mercado crezca en los próximos 3 años a mayor ritmo que en otros países europeos, alcanzando un crecimiento del 12% los dos próximos años. Sin embargo, la pandemia va a acelerar esta tendencia, y va a situar al e-commerce como una palanca de generación de la nueva economía digital en España. Según Google, el e-commerce en España representará el 20% de las ventas en 2023, un crecimiento muy significativo cuando actualmente se sitúa por debajo del 10%.

Sin duda, la expansión de la Ruta de la Seda Digital está fomentando que los titanes tecnológicos chinos alcancen muchos mercados y que aumente la competencia con los players locales. Sin duda, la apuesta de AliExpress por España como mercado clave desde donde expandir la expansión de su e-commerce por Europa va a impulsar no sólo el e-commerce, sino que va a fomentar que se siga acelerando el proceso de digitalización que se ha iniciado con la pandemia.

THE ASIAN DOOR: En telefonía móvil, el mercado español se anticipa a la tendencia mundial. Águeda Parra

Entre los usuarios de telefonía móvil, los consumidores chinos están considerados como early-adopters de la tecnología 5G. A nivel mundial, son los más predispuestos a pasar rápidamente a la siguiente generación de telefonía demandando tanto a proveedores como a fabricantes que aceleren los desarrollos de la nueva red y que tengan disponibilidad de un amplio portfolio de dispositivos que incluya ya la nueva tecnología.

La apuesta de China por continuar con su revolución tecnológica no ha cesado ni en tiempos de pandemia. El mismo día que el país declaraba el fin de la cuarentena, el gigante asiático reanudaba los planes de despliegue de la red 5G que el COVID-19 había dejado aparcados. No sucede lo mismo en el resto del mundo. Con la excepción de Corea del Sur, que dispone de cobertura completa en todo el país, las necesidades económicas que están surgiendo con motivo de la crisis sanitaria han motivado que el resto de países hayan paralizado sus planes de despliegue. España entre ellos.

A pesar de que China ha visto reducido su crecimiento económico en los últimos meses, la previsión de inversión de las grandes operadoras chinas no parece que se haya visto afectada. De esta manera, se pone de manifiesto que para el mercado chino la tecnología 4G no es suficiente y el modelo de ecosistema digital que persigue solamente se podrá consolidar con un despliegue de cobertura 5G masivo en todo el país.

Las cifras de inversión en las redes de telecomunicación de la próxima generación varían en función de la operadora. China Unicom planea incrementar en dos veces y media el gasto en despliegue de red 5G este año respecto a la inversión realizada en 2019. En el caso de China Telecom, el gasto en infraestructuras de quinta generación asciende hasta los 6.380 millones de dólares, mientras que China Mobile, la operadora más grande del país, maneja una previsión de inversión para el 5G de algo más de 14.000 millones de dólares durante 2020.

Este entorno digital trasciende al mercado de los smartphone, y los avances que se implementan en él para satisfacer a los exigentes consumidores chinos, favorece que otros mercados internacionales se beneficien de la creciente participación de los fabricantes de origen chino. Un elemento a tener en cuenta en un mercado ya de por sí altamente competitivo, donde comienza a ser visible la silenciosa transición que se está produciendo de un consumo preferente hasta el momento de dispositivos con software norteamericano y surcoreano, a la incorporación de marcas chinas asociadas a un Designed in China con alto valor añadido.

Mientras que a nivel internacional, y también europeo, las cuotas de mercado de ventas de smartphone se mantienen más o menos estables, destacando el significativo crecimiento de Apple en los últimos meses, si ponemos la lupa a nivel del mercado español, la tendencia es bien distinta. En este caso, junto con el crecimiento que está experimentando Apple a nivel mundial, también se aprecia un incremento de la cuota de mercado de Xiaomi de 8 puntos porcentuales en el último año. Si entonces el fabricante chino estaba posicionado en la cuarta posición en el mercado español, alejado de los fabricantes que más ventas generan, doce meses después el panorama ha cambiado considerablemente. Ahora, en tiempo de pandemia, Xiaomi rivaliza con Apple por ocupar la segunda posición del mercado de teléfonos móviles en España y, de mantenerse la tendencia registrada hasta el momento, en los próximos meses se convertirá en la segunda marca más importante. Aspirar a alcanzar el liderazgo del mercado español puede estar a su alcance.

Todo ello como resultado de cómo la tecnología china traspasa fronteras para implantarse en otros mercados rápidamente, trasladando el ecosistema digital que los nativos digitales chinos están implementando en el país. Por ello, y de igual forma que sucede con la rivalidad tecnológica que enfrenta a Estados Unidos y China por la hegemonía tecnológica mundial, la cuestión ahora mismo no es tanto cuándo pueda producirse esa alternancia entre los fabricantes surcoreanos y norteamericanos por los de origen chino en el mercado de telefonía móvil, sino la velocidad a la que éstos han sido capaces de convertirse en rival tecnológico de ambos dos, demostrando una importante ambición por superarlos en un período de tiempo no muy lejano.

THE ASIAN DOOR: Lo que la piedad filial puede hacer por el e-commerce en China. Águeda Parra

Comentaba Jack Ma en el Foro Público 2018 de la OMC (Organización Mundial de Comercio) celebrado en octubre en Ginebra que “No podemos detener la tecnología. Lo único que puedes hacer es aceptarla (porque) más y más cosas pasarán a través de las plataformas digitales”. Ma, fundador y Presidente Ejecutivo de Alibaba Group, ha sido uno de los grandes impulsores del e-commerce en China, promoviendo un nuevo ecosistema tecnológico sobre el que se está apoyando el gigante asiático para embarcarse en un proceso de modernización que posibilite la transición del país hacia una economía avanzada.

El e-commerce en China apenas representaba el 1% mundial antes de la irrupción de emprendedores como Jack Ma en el panorama empresarial de un país al frente del cual se sitúa el Partido Comunista Chino. Diez años después, el gigante asiático ha generado las condiciones necesarias para impulsar una revolución digital haciendo que China represente en la actualidad el 42% del e-commerce mundial, lo que supone que realiza más transacciones por año que Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos juntos.

Hablar de e-commerce es hablar de China. Y en este ámbito, el gigante asiático ha conseguido alcanzar un crecimiento nunca antes visto en otras economías desarrolladas. Si para posicionarse como segunda potencia mundial China ha necesitado de cuatro décadas de reformas económicas, en el caso de las compras online, el gigante asiático solamente ha necesitado de una década para ser líder mundial. De hecho, en el período entre 2009-2016, el crecimiento del mercado del e-commerce en China alcanzó el 2.000%, superando las ventas de Estados Unidos y Reino Unido juntas. Carentes de un ecosistema de plataformas digitales que favorezcan el desarrollo de las compras digitales, las ventas online en Estados Unidos en ese mismo período apenas crecieron el 150%.

Dos de los grandes protagonistas de esta transformación son los titanes tecnológicos chinos Alibaba y Tencent. Alguna de las iniciativas que más ha favorecido el crecimiento del e-commerce en China ha sido, por ejemplo, la promoción de las ventas digitales durante el Día del Soltero en China, evento que se celebra cada año el 11 noviembre. En el caso de Tencent, la revolución digital ha venido de la mano de WeChat, la aplicación que comenzó como una red social, y que hoy se utiliza para cubrir casi todas las necesidades del día a día.

Lo que hoy identificamos como Made in China, o Made en Estados Unidos, en 2030 será Made in Internet, según comenta el mismo Jack Ma. Para entonces, la previsión es que el 85% de los negocios sean e-commerce y, en cuanto a las compras, el 95% de ellas se realizarán online y apenas el 5% seguirá generándose a través de los canales tradicionales. Una revolución digital que está impulsando la modernización del país pero que, sin embargo, está provocando una brecha social. Mejor dicho dos: una en sentido económico y otra generacional.

El rápido proceso de digitalización que está transformando China está provocando que se amplíe la brecha económica entre las ciudades costeras, más modernas, con aquéllas que están en el interior y son más rurales. En las últimas décadas, el gobierno chino ha intentado reducir la enorme desigualdad existente en el desarrollo de las ciudades del interior, en un intento además por frenar la emigración de trabajadores hacia las ciudades más ricas en la costa. El proceso de urbanización e industrialización de etapas anteriores se ha visto reforzado por la decisión de Xi Jinping de hacer de las ciudades del interior hubs de innovación como parte de las rutas terrestres desplegadas bajo la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda, fomentando así un proceso de desarrollo económico más rápido. Sin embargo, persiste una brecha tecnológica que mantiene al 70% de las ciudades del interior ajenas a los pagos por móvil, principalmente porque carecen de teléfono inteligente, e incluso de cuenta bancaria. Un reto para la visión de la política doméstica de Xi Jinping que pretende fortalecer el crecimiento económico de China a través de la modernización y la innovación.

El pago por móvil es una realidad que se impone en China más rápidamente que en el resto de economías avanzadas, una cuestión que está generando una enorme brecha cultural entre generaciones. Los datos de registro en plataformas de pago por móvil muestran que en enero de 2017 se unieron 469 millones de usuarios, un 31,2% más que en 2016, según datos publicados por la Administración del Ciberespacio de China. Mientras que respecto al uso de pagos por móvil, los datos muestran un incremento de las transacciones utilizando este medio del 57,7% en 2016 al 67,5% en 2017, según datos del Centro de Información de Internet en China.

Cifras que muestran la consolidación de la economía digital en China y, por tanto, la rapidez con la que el gigante asiático se está convirtiendo en un país sin dinero en efectivo. Sin embargo, lo que parece tecnológicamente beneficioso está suponiendo un aislamiento social para las generaciones más mayores. De ahí que surjan iniciativas, como la de Alibaba, de apoyarse en la piedad filial para animar a que los jóvenes, que crecen como nativos digitales, ayuden a sus mayores a incorporarse en las nuevas tecnologías, en una labor altruista que pone de manifiesto el estrecho vínculo familiar en la sociedad china. Cuestión que, sin embargo, debería conducir a una reflexión sobre el modelo económico que debería aplicarse para fomentar el desarrollo del conjunto de China, del que participan las zonas del interior y las costeras, y donde conviven las nuevas generaciones con millones de chinos que pertenecen al grupo de personas mayores.