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China y Venezuela se acercan. Nieves C. Pérez Rodríguez

por: 4ASIA
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hina se acerca nuevamente a Venezuela después de que el reconcomiendo internacional del gobierno interino de Guaidó y la pandemia enfriara las relaciones bilaterales a pesar de que se habían prometido apoyo desde el comienzo del chavismo en la nación suramericana. Nuevamente Beijing se acerca al régimen de Maduro y mantienen conversaciones que en algunos casos se toman la molestia de dar a conocer públicamente.

Está claro que con el acercamiento de la Administración Biden, el levantamiento de algunas sanciones al régimen y su interés en el petróleo venezolano desde que Rusia invadió a Ucrania ha hecho que China no necesite ser discreto en sus contactos, ni siquiera guardar las formas como intentaron hacer durante la época en la que Guaidó fue reconocido por más de sesenta naciones del mundo.

China, por su parte, ha retomado intensamente su agenda internacional a raíz del levantamiento de la estricta política del “Cero-Covid” y ha vuelto a su dinámica de invitaciones y sus visitas, recibiendo delegaciones y jefes de Estado, así como enviando altos funcionarios al exterior. Xi Jinping, por su parte, está claramente aprovechando la guerra en Ucrania para ganar protagonismo, voz internacional y convertirse en el mediador “imparcial” ante la presión de Occidente a Rusia para acabar la guerra.

A mediados de marzo, Beijing organizó un encuentro internacional de partidos y organizaciones políticas de varios países en el que Xi, como líder internacional y secretario del Partido Comunista chino, aprovechó el escenario para hablar de “la necesidad de la tolerancia, la convivencia, los intercambios y cómo el aprendizaje mutuo entre diferentes civilizaciones juegan un papel único en el avance del proceso de modernización de la humanidad”. Bajo el lema Por el camino de la modernización y la responsabilidad de los partidos políticos fueron los organizadores y anfitriones del encuentro.

En este encuentro virtual Maduro también aprovechó para afirmar que “se acabaron los tiempos de los imperios, que nadie ponga en duda que ha llegado la hora de la articulación de un nuevo mundo multipolar” con el propósito de apoyar la idea de la caída de los Estados Unidos mientras respaldaba la propuesta de Xi quien a su vez llamaba al “trabajo conjunto para proteger las reformas del sistema de gobernanza global e impulsar un orden internacional más justo y razonable”.

Mostrando su liderazgo, el líder chino invitó a los políticos a ser audaces en su proceder y explicó la necesidad de romper los paradigmas de pensamientos establecidos.

Además de Venezuela, Bolivia, líderes como el secretario de la asociación islámica de Pakistán, El Partido islámico unido de Irán, el Partido Comunista de Cuba, el Partido Revolucionario del pueblo de Laos y el Partido Progresista del Pueblo Trabajador de Chipre, entre otros, participaron en el evento y mostraron su apoyo a los fundamentos que sirvieron de inspiración para el encuentro.

China ahora tiene problemas económicos propios, aunque ha conseguido recuperarse ligeramente en el último trimestre. Pero ciertamente se enfrenta a grandes retos domésticos y el cobro de los préstamos internacionales que concedieron y cómo gestionar el cobro de los mismo y, aunque como acreedor puede legalmente reclamar los pagos, el problema radica en la forma como los créditos fueron concedidos, a quienes fueron otorgados e incluso las garantías que les dieron y ciertamente esta situación no es exclusiva ni de Venezuela, ni de América Latina y el Caribe tal y como sostiene Margaret Myers, experta del Think Thank estadounidense The Dialogue.

El mayor número de créditos se concedieron a partir del 2007 de manera interrumpida hasta el 2019 en países estratégicos por sus recursos. Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina fueron los mayores receptores. La tendencia cambia ligeramente a partir del 2020 y los créditos no sólo se reducen considerablemente sino que también se conceden a empresas chinas para desarrollarlos en los países receptores en vez de los gobiernos.

El 60% del total de los créditos que China otorgó en Latinoamérica y el Caribe se dirigieron a Venezuela en ese periodo de tiempo, directamente a entidades gubernamentales de acuerdo con Ann Lee -reconocida internacionalmente como una autoridad en las relaciones económicas chinas- egresada de la escuela de negocios de Harvard.

Sin duda que la razón por la que ha habido una caída considerable de los préstamos concedidos por el Banco de Desarrollo de China, el Banco de exportación e importación de China se debe a que Beijing está priorizando sus objetivos internos en China y buscar salidas a los problemas económicos internos, como la crisis de bienes raíces que seguro es uno de los mayores dolores de cabeza del PC chino y lo será por un largo tiempo.

Inicialmente, China concedió muchos de sus créditos en Latinoamérica con el respaldo del petróleo y dentro del plan de desarrollo de la Iniciativa de la Ruta de la Seda. El problema fue que los precios del petróleo se desplomaron y eso generó otra crisis de pagos como sucedió con Ecuador y Venezuela. Hoy vemos una tendencia distinta. China ahora concede mucho menos créditos y más pequeños y se centran en sectores que tengan intereses en el desarrollo de la economía china más intrínsecamente.

Aunque es importante hacer notar que la información suministrada por China y/o Venezuela no suele conocerse en profundidad, por lo que el monitoreo de los acuerdos, la evaluación de riesgos, y el éxito de estos en la mayoría de los casos es verdaderamente difícil de llevarse a cabo. En efecto, parte de los desastrosos créditos concedidos por China se han hecho públicos cuando el proyecto para el que se aprobó el crédito dejo atrapado al país en una deuda impagable, lo puede llevar a la quiebra al propio Estado receptor, como es el caso de Sri Lanka, o el innumerable derrumbe de infraestructura construidas por China en muchas naciones, o incluso los tremendos daños ecológicos de muchos de los proyectos que han sido denunciados por diversas organizaciones.

Durante los primero 19 años del siglo XXI China se dedicó a conceder créditos de exportación, subvenciones, acuerdos de restauración de deuda, asistencia técnica y becas, años en que la economía china crecía a una velocidad espectacular. Hoy la realidad es otra por lo que Beijing está seleccionando más perspicazmente en cuales sectores invertir y que a su vez sean críticos para su recuperación económica.

Venezuela, por su parte, es el mayor acreedor de la deuda china en distintos sectores, por lo que Beijing no dejará zafarse a Maduro y menos ahora que poco a poco ha recuperado cierta legitimidad y que de cara a la galería la economía del país da señales de mejora. Y aunque todo es un efecto de espejismo que concentra no más que el 2% de la población.

En este sentido, altos funcionarios chinos viajaron a Caracas el mes pasado para asistir a reuniones con sus homólogos venezolanos para discutir la reestructuración de los créditos concedidos a Venezuela. De acuerdo con fuentes oficiales, en las reuniones se habló de potenciar las relaciones en el plano de telecomunicaciones y petróleo, aunque la información del encuentro fue reportada por los medios oficiales con pocos detalles de los acuerdos se hicieron públicos.

Antes de esas reuniones y oportunamente, Maduro condecoró con honores al embajador chino en Caracas, Li Baorong, el pasado mes de marzo como una señal de amistad y lazos profundos entre las naciones e hizo un show mediático para no dejar pasar el momento desapercibido.

China tiene ya ganado al presidente brasileño, Lula da Silva, quien incluso afirmó públicamente estar a favor de la idea de Xi de crear un sistema financiero paralelo al establecido. Rusia y China están usando ya ese sistema para poder continuar sus intercambios en los que ambos se benefician, China porque prácticamente define el precio del petróleo ruso y Rusia porque no se queda atrapada en las sanciones de Occidente.

Es muy posible que a Maduro ya lo estén convenciendo de entrar en el sistema financiero paralelo para materializar parte de los pagos, aunque ciertamente que no han cumplido previamente, o estén presionándolo para pagar con otro tipo de recursos que posee la nación suramericana que necesita el gigante asiático. Pero un sistema de intercambios de divisas propio podría convertirse en un mecanismo muy peligroso para cubrir una larguísima lista de actividades ilícitas.

La relajación de las sanciones de manos de la Administración Biden a Venezuela pasará un alto precio a la región, a sus problemas migratorios, de narcotráfico, de seguridad, de libertades, pues ha sido un mensaje verdaderamente confuso para las democracias y ni que decir para los dictadores. China como suele suceder aprovecha la situación para sacar partido y beneficio propio.

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