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INTERREGNUM: Lula en China. Fernando Delage

Un efecto de la virtual suspensión de los contactos al más alto nivel entre China y Estados Unidos es que Pekín se ha volcado en su atención a dirigentes de otros paises. A la sucesión de visitantes europeos y asiáticos se han sumado asimismo en tiempos recientes un considerable número de líderes de África, Oriente Próximo y América Latina, dando una clave sobre cómo la República Popular está respondiendo a las tensiones con Washington. La semana pasada fue el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, uno de los principales representantes del Sur Global, quien visitó a Xi Jinping.

Desde su regreso a la presidencia, Lula ha dado un nuevo impulso a la política exterior brasileña, persiguiendo tanto objetivos políticos como económicos. Aspira a que el gigante del subcontinente juegue en la liga de los grandes y a promover la atracción de inversiones y comercio, dejando atrás el periodo de relativo aislamiento internacional causado por su antecesor, Jair Bolsonaro. China es uno de los principales socios que puede ofrecerle lo que busca, mientras Brasilia contribuye a su vez a las pretensiones exteriores de Pekín. Ambos países defienden un orden multipolar y unas estructuras multilaterales que no estén lideradas por Occidente.

“Queremos elevar el nivel de la asociación estratégica entre nuestros países, expandir los intercambios económicos y, junto con China, equilibrar la geopolítica global”, dijo Lula durante su visita. Los dos gobiernos firmaron más de una docena de acuerdos por valor de 10.000 millones de dólares, destinados a las inversiones en infraestructuras; al fomento del comercio (que el pasado año superó los 150.000 millones de dólares: China atrajo el 27 por cien de las exportaciones brasileñas); o a la construcción de satélites, entre otras áreas. Lula también visitó la sede de Huawei, la conocida empresa de telecomunicaciones sujeta a sanciones norteamericanas. La pertenencia compartida al grupo de los BRICS—junto a India, Rusia y Suráfrica—también explica varios de sus mensajes. En un discurso pronunciado en Shanghai, sede del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS (que por cierto estará dirigido durante los próximos años por la expresidenta brasileña Dilma Rousseff), Lula hizo hincapié en la necesidad de sustituir al dólar como principal divisa de referencia.

Las palabras del líder brasileño a favor de una nueva dinámica geopolítica que permita transformar las reglas e instituciones de la gobernanza global coinciden con la reorientación de la diplomacia china hacia el mundo emergente. Considerando que la globalización de corte occidental está llegando a su fin, y que sus intereses y ambiciones nacionales demandan la prioridad de los objetivos políticos y de seguridad sobre los económicos, Pekín intenta avanzar en la construcción de un orden global paralelo, libre de toda interferencia de las democracias liberales.

Brasil no puede permitirse, sin embargo, una posición hostil hacia Estados Unidos. Tampoco puede obviar las consecuencias de la creciente presencia china en América Latina. De manera no muy diferente a cómo la República Popular tensiona las relaciones entre Estados Unidos y Europa, también complica, en efecto, las relaciones entre Brasil y sus vecinos, así como el desarrollo de la integración suramericana, una de las preferencias estratégicas de Lula. El aumento de los intercambios entre China y los Estados latinoamericanos se ha traducido en una caída del comercio intrarregional, una tendencia que afecta igualmente a los intereses europeos. Si Bruselas no avanza en la firma de un acuerdo con Mercosur, el grupo al que pertenecen las principales economías suramericanas y con el que se negocia un pacto comercial desde hace 23 años, la región quedará sujeta a una aún mayor influencia china, desplazando a las empresas europeas.

 

Y finalmente Lula visitó a Xi en casa. Nieves C. Pérez Rodriguez

El presidente Lula parece estar tomando muy en serio su oportunidad de convertirse en un destacado líder internacional. Así lo prueba su visita a China para firmar una serie de acuerdos bilaterales, encontrarse con Xi Jinping y apoyar, tal y como el mismo Lula al cierre de su viaje afirmó, una “mediación conjunta para la guerra de Ucrania entre China, los Emiratos Árabes Unidos, China y Brasil”, mientras acusó a Estados Unidos y Europa de prolongar el conflicto.

Se produjo así la materialización de la visita programada para mediados de marzo y pospuesta de acuerdo con la versión oficial debido al estado de salud del mandatario brasileño. Sin embargo, fuentes no oficiales afirmaron que Lula necesitaba estar en Brasil en el momento en que el ex presidente Bolsonaro regresaba de Florida, donde pasó varios meses supuestamente porque se estaba sometiendo a un tratamiento médico. Y aunque a ambos líderes se les conoce que tienen considerables vulnerabilidades de salud, en ninguno de los casos la versión dado por ellos parece coincidir con la verdad.

Lo que sí parece ser cierto es que Lula decidió hacer esperar a Xi Jinping unas semanas y se quedó en casa para dar aires de normalidad y estar presente en caso de que se presentara otra situación irregular del corte de un intento de golpe de Estado.

Aunque posterior a lo agendado, China lució su ritual de recibimiento de visitas de Estado para acoger al presidente Lula. La planificación de cada momento y el extenso repertorio de protocolos que ensalzan los símbolos del Partido Comunista chino como la obligada parada en la Plaza de Tiananmen donde las imágenes de video y las fotos glorifican la suntuosidad de la dimensión de la plaza, el Gran Salón del Pueblo de fondo al ritmo de centenares de soldados chinos marchando fueron sólo una parte del cuidado ceremonial que se desplegó durante los cuatro días que duró la visita.

En ese idílico ambiente creado por el PC chino Lula desafiaba informando que quería una relación más profunda con China, que trascendiera del comercio, que se traduce en profundizar las relaciones existentes al plano social, cultural, científico e ideológico.

China es el principal socio comercial de Brasil. En efecto, la balanza comercial favorece a Brasil con un superávit de 62.000 millones de dólares en su favor debido a exportaciones en los sectores agrícola, minero y petrolero. Por su parte una larga lista de empresas chinas tiene participación y presencia en Brasil, como en el sector de telecomunicaciones. Huawei, desde la década del 2000, opera en Brasil y actualmente está construyendo centros de datos y es uno de los principales proveedores de tecnología en el desarrollo del 5G en el territorio brasileño.

En un tono desafiante, Lula aprovechó la ocasión para mencionar en un discurso que visitó la sede de Huawei y aseguró que no tienen sesgos en su relación con China y que “nadie puede impedirle a Brasil mejorar sus relaciones con el gigante asiático”.

Otro punto clave de la visita para Lula fue remarcar la importancia del BRICS como grupo económico que incluye a China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica y las alternativas que ofrece. En ese sentido volvió hacer referencia a lo importante de un sistema paralelo al dólar para los intercambios internacionales. Sistema que Xi entiende como clave para continuar el camino de la independencia de Estados Unidos pues automáticamente previene la alineación con EEUU.

Lula aboga por la creación de un club de paz también como una alternativa básicamente a lo existente desde el fin de la II Guerra mundial. Razón por la que propone una “mediación conjunta en la guerra de Ucrania, lo que parece ser música para los oídos de Beijing, porque, aunque China ciertamente no ha públicamente apoyado a Putin en su cruel invasión, está claramente alineado con el Kremlin para ayudarles a ganar tiempo, no dejarlos caer económicamente y beneficiarse incluso de los productos que ya no le compran los que están en contra de su guerra.

No es casual que el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, llegará a Brasilia y tendrá un encuentro con su homólogo brasileño, Mauro Vieira. Mientras que, en el otro lado del mundo, durante el fin de semana el ministro de Defensa chino, Li Shangfu, llegó al Kremlin para reunirse con el mismo Putin en una visita de cuatro días que deja ver la importancia que China da a Moscú. Una triangulación más que fortuita y provechosa para las partes.

Lula está priorizando “recuperar la reputación internacional de Brasil”, lo que viene a decir, dejar atrás la época de Bolsonaro y dar aires de renovación en un intento cargado de pragmatismo. Así lo prueba la discreta visita a Moscú hecha por Celso Amorim, un veterano político brasileño, quien ha tenido diferentes posiciones en el alto gobierno desde los años ochenta y quién es hoy el asesor en materia de política exterior de más alto nivel de Lula.

En una entrevista concedida al Global Times. Amorin afirmó que la visita de Lula a China es muy importante porque es la primera visita fuera del continente a tan sólo tres meses de haber tomado posesión del cargo presidencial. Así mismo afirmó que ambos países tienen un importante rol, el de construir un mundo más multipolar en donde el poder no se encuentre centralizado, y no prevalezcan las hegemonías.

Brasil es el mayor comprador de fertilizante de Rusia, por transacciones de cerca de 2 mil millones de dólares en 2019. Y aunque Rusia está sancionada en estás áreas, y en efecto los europeos han dejado de comprarle no sólo fertilizantes, sino productos químicos, petróleo y gas, los intercambios han sido compensado con la compra de estos rubros por China e India de acuerdo con Keith Bradsher periodista del New York Times.

La visita es un reflejo de la importante relación comercial y política entre Brasil y China y el pragmatismo de Lula de potenciar esas relaciones y darles un carácter más estratégico. A la vez, Brasil necesita de los fertilizantes rusos para poder mantener su producción agrícola por lo que cargado de pragmatismo Lula prefiere jugar a crear un “club de paz” que le permita mantenerse fuera de la alineación con Washington para así poder justificar que siga comprándole a Rusia lo que necesita.

Mientras, a Occidente parece costarle cada vez más continuar aumentando apoyos para Ucrania, titulares como el de CNN “líderes mundiales hacen filas para reunirse con Xi Jinping” , parece explicar bien la nueva situación internacional.

 

China, economía, mercados y propaganda

China lleva décadas soñando con establecer una amplia zona económica planetaria donde la moneda de referencia no sea el dólar sino la divisa oficial china, la renminbi (RMB), “moneda del pueblo” y cuya unidad básica es el yuan. Con el crecimiento de influencia en regiones en desarrollo y el apoyo servil de una Rusia en dificultades muy necesitada de apoyos chinos, Pekín cree que ha llegado el momento de acelerar en ese objetivo estratégico. No parece sencillo, no sólo por la fuerza del dólar y el euro, sino porque estas monedas corresponden a economías dinámicas y poderosas que marcan el ritmo mundial, que suponen las tasas de I+D más altas, a pesar de la creciente competencia china, y porque incluso en aquellas economías en las que China va penetrando la dependencia del comercio mundial y de los mercados libres y desarrollados es grande y no parece descender.

En su reciente definición de su “nueva política exterior”, proclamada por Putin ante la Duma, Rusia alude a este objetivo estratégico, básicamente chino porque Rusia no puede aspirar a un mayor protagonismo del rublo, aludiendo a la necesidad de dar respuesta a “EEUU y el neoliberalismo” que es como Moscú y Pekín, con la izquierda mundial denominan la economía que trata de limitar los intervencionismos estatales a lo estrictamente necesario. En el caso ruso se liga su oposición a Occidente en una alianza con la iglesia cristiana ortodoxa y su rechazo al “libertinaje occidental” sobre lo que no se sabe qué opinan las izquierdas mundiales.

En todo caso esta es una batalla en curso, inmediata y relativamente silenciosa, que implica muchos frentes, muchos intereses cruzados y, como en las guerras sangrientas, mucha propaganda, muchas desinformación y muchas mentiras. Por el momento, China, con Rusia, y algunos aliados dudosos y coyunturales como Sudáfrica y Brasil (por otra parte con economías mucho más interrelacionadas con el mundo del dólar y el euro) quieren presentar como siempre un mundo (falso y demagógico) de Norte contra Sur y ricos contra pobres. Es decir, y a pesar de las contradicciones, del Occidente de las libertades y el bienestar contra los sistemas autoritarios, ineficientes y agresivos contra sus vecinos y contra sus propios pueblos.

 

Y Xi sigue adelante

Aunque la neumonía del presidente de Brasil, Lula Da Silva, ha impedido a Pekín disfrutar por el momento de su presencia en la ciudad imperial, Xi y su gobierno prosiguen su ofensiva diplomática para blanquear su política totalitaria y su persistencia en ignorar las leyes internacionales presentándose como defensor de la paz y la estabilidad internacional. Recibirá al presidente español, Pedro Sánchez, y poco más tarde al presidente francés, Enmanuel Macron, y a la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, China, en este caso, además de potenciar su protagonismo engañoso, sigue la estrategia (en la que ha fracasado Putin) de intentar detectar y explotar contradicciones y discrepancias entre los socios europeos en relación con las necesidades de inversiones extranjeras y las oportunidades para el capital (controlado por el Estado) de las empresas chinas.

China sigue acelerando en la medida en que decrece la presencia rusa en algunas zonas y cree detectar problemas occidentales derivados de la crisis económica y de la pérdida de prestigio de Estados Unidos en muchas regiones del planeta. No en vano, subrayan analistas y expertos, las sanciones a Rusia promovidas por Occidente sólo son respetadas y aplicadas más o menos rigurosamente en la Unión Europea y Norteamérica mientras el resto del mundo las mira con escepticismo y desconfianza. Y esta zona gris es en la que China se mueve como pez en el agua y extiende su desinformación y su influencia regadas con inversiones tramposas y promesas dudosas.

Pero, como hemos señalado en ediciones anteriores, la realidad corrige los planes chinos. El gobierno de Pekín no vive en una buena situación económica debido a la crisis general, aunque esté aprovechando la crisis rusa y comprando energía y tecnología a precios bajos y con ventas por las necesidades de Moscú. Este es un elemento que condiciona los planes de Pekín y le impone alguna contención, además de constatar la solidez de la alianza occidental en la crisis ucraniana y en sus alianzas en el Pacífico.

Lula visita China, ¿un pulso a Occidente? Nieves C. Pérez Rodríguez

El liderazgo de Xi Jinping ha salido fortalecido de la XIV Asamblea Popular Nacional donde le fue ratificado su tercer mandato con unanimidad y ovación y donde, además, aprovechó para anunciar el levantamiento de la “gran muralla de acero”, en referencia a la gran muralla china, en la que propone reforzar el ejército de liberación popular que, de acuerdo con sus propias palabras, preservará la soberanía china. En el plano internacional, Xi también está aprovechando para sacar beneficio a su protagonismo haciendo acuerdos e intentado usar su liderazgo; en efecto, su visita a Moscú es un ejemplo de su deseo de figurar y mediar en una posible solución a la guerra de Ucrania.

El mundo ha quedado más dividido desde que Putin invadió Ucrania recreando la guerra fría con alineamientos ideológicos en cada bando. Brasil es un ejemplo en donde los cambios políticos han girado la dirección desde que Lula da Silva tomaba posesión de la presidencia. Durante la era de Jair Bolsonaro y por su afinidad con Trump, Brasil parecía mirar más hacia Washington. Hoy Lula, a pocas semanas de ser investido, prepara una visita oficial a China, del 26 al 31 de marzo. con una extensa delegación compuesta por 20 parlamentarios y más de 90 empresarios de distinto sectores.

La visita es un reflejo de la importante relación comercial y política entre Brasil y China y el pragmatismo de Lula de potenciar esas relaciones y darles un carácter más estratégico. Por su parte, la estricta política china de “Cero Covid” queda atrás y el recibimiento de figuras internacionales comienza a ser parte de la agenda regular del gigante asiático.

China es el primer socio comercial de Brasil y, según cifras de la secretaría del comercio exterior de Brasil, durante el 2022 las exportaciones brasileñas a China crecieron el 1,5% promedio diario para un total de 91,3 mil millones de dólares anuales, comparados con los 51 mil millones de exportaciones que fueron enviadas a la Unión Europea, otros 51 mil millones de dólares hacia los Estados Unidos y 15.400 millones a Argentina.

La balanza comercial favorece a Brasil con un superávit de 62.000 millones de dólares en su favor debido a exportaciones en los sectores agrícola, minero y petrolero. Por su parte, una larga lista de empresas chinas tiene participación y presencia en Brasil, como en el sector de telecomunicaciones. Hay que destacar Huawei que desde la década del 2000 opera en Brasil y actualmente está construyendo centros de datos y es uno de los principales proveedores de tecnología en el desarrollo del 5G en el territorio brasileño.

China también controla el 90% del TCP (Terminal de Contêineres de Paranaguá) el segundo puerto más importante de Brasil e intentó, aunque sin éxito, entrar en el proyecto del Puerto de Sao Pablo, que es un mega puerto agrícola, de acuerdo con profesor Evan Ellis, profesor de investigación sobre América Latina en el instituto de Estudios estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de los Estados Unidos.

Durante el viaje de Lula, de acuerdo con la información oficial, está previsto que se firmen veinte acuerdos bilaterales en materia de reducción de barreras a las exportaciones agrícolas, educación, cultura, finanzas, ciencias y tecnología. Los parlamentarios que acompañarán a Lula son del partidos del denominado Centro, que es la base para garantizar la gobernabilidad, aquellos que son en esencia la mayoría en la cámara y que podríamos denominar como “políticos de profesión”  y, aunque sus partidos llevaron candidatos propios a la elección e incluso para la segunda vuelta apoyaron abiertamente a Bolsonaro, el presidente Lula los incorpora a la delegación porque los necesita para aprobar las reformas que tiene previstas.

También se espera que Brasil se incorpore a alguna fase de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda (BRI por sus siglas en inglés) y que afiance su papel en el BRICS (Acuerdo entre Brasil, Rusia, India,Sudáfrica y China) que es estratégico para Brasilia. Incluso es muy probable que Lula intente promover la ampliación de socios del BRICS tanto en la región latinoamericana, promoviendo a Argentina, como haciendo una visita corta a Arabia Saudita, tal y como han informado los medios brasileños aunque no ha sido confirmado de manera oficial, para propiciar acercamientos. Irán, por su parte, también ha mostrado interés en incorporarse.

La próxima cumbre del BRICS tendrá lugar en Suráfrica a finales de agosto y muy probablemente se anunciará la entrada de nuevos miembros que estarán ideológicamente alineados con Xi y Putin. Aunque Lula ya visitó a Biden en Washington, sus conversaciones se centraron más en la necesidad de prestar atención al cambio climático y Biden no pudo conseguir que Lula condenara la guerra en Ucrania.

China, a través de su líder supremo, se presenta como una alternativa a las democracias que se han agrupado en contra de la agresión rusa. Lula para Xi podría ser mucho más que un socio comercial, puesto que ambos son los líderes de los países más grandes de sus respectivas regiones. Brasil es la decimotercera economía más grande del mundo y el séptimo país más poblado del planeta (216 millones de habitantes para finales del 2023). ¡La polarización internacional es cada día una realidad más potente!

 

Polémica sobre el 5G en Brasil con China al fondo. Nieves C. Pérez Rodríguez

La embajada china en Brasil ha tenido otro choque con el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente. No es el primer incidente, En esta misma página informábamos de lo ocurrido a principios de la pandemia, cuando la embajada respondía a un tweet de marzo del diputado en el que acusaba a China de haber silenciado el Covid y en el que comparaba al Partido Comunista Chino con las autoridades soviéticas en la actuación del desastre nuclear de Chernóbil de 1986, al que ya en su momento la embajada china respondía duramente:

“Sus palabras son extremamente irresponsables y nos suenan familiares. No dejan de ser una imitación de sus queridos amigos. Al regresar de Miami contrajiste, lamentablemente, el virus mental, que está infectando a los amigos de nuestros pueblos”, replicaba la Embajada de China en su perfil de Twitter, en aquel momento.

El diputado Bolsonaro, que es también jefe de la Comisión de Política Exterior de la cámara, acompañó a la comitiva presidencial brasileña en un viaje oficial a Estados Unidos a principios de marzo, por lo que la embajada china se refería a la infección de la enfermedad por parte de Trump y su gabinete.

La última polémica se suscitó a raíz de otra serie de tweets del mismo diputado que publicó después de mantener una reunión con el ministro de comunicaciones y los consejeros de la Agencia de telecomunicaciones de Brasil en el que se discutieron las licitaciones para la internet de quinta generación en 2021.

“Brasil apoya la iniciativa estadounidense Clean network para el 5G para frenar el avance de Huawei” y “sin espionaje de China”. Está última parte fue borrada después del encendido comunicado de protesta de la Embajada de china en Brasil en reacción a esos tweets.

La embajada china advirtió que “la declaración del diputado y otras personalidades afecta a las relaciones entre ambos países. El primer socio comercial de Brasil considera que las declaraciones infundadas se prestan a dictámenes de Estados Unidos que, entre otras cosas, busca calumniar a su país y perjudicar a empresas chinas como Huawei, que aspira a entrar en el mercado brasilero del 5G”.

“Tales declaraciones infundadas no son dignas del cargo del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados. Se prestan a seguir con la información de los Estados Unidos en el uso abusivo del concepto de seguridad nacional para calumniar a China y censurar las actividades de empresas chinas. Esto es totalmente inaceptable para el lado chino por lo que manifestamos una fuerte insatisfacción y vehemente repudio a ese comportamiento”. Y paralelamente formalizaron la gestión de protesta por los canales regulares diplomáticos.

La iniciativa del Clean network cuenta con 30 países, entre ellos muchos europeos, y el pasado mes de agosto el secretario de Estado Mike Pompeo relanzó la iniciativa ampliándola a libertad en las fronteras, libertad en la nube, libertad en las tiendas virtuales, libertad en las aplicaciones y la libertad del cable. Y tal y como reza el documento oficial del departamento de Estado “el programa Clean network es el enfoque integral de la Administración Trump para salvaguardar los activos de la nación, incluida la privacidad de los ciudadanos y la información más sensible de las empresas, de intrusiones agresivas de actores malignos, como el PC chino”.

La gigantesca empresa china Huawei opera en territorio brasileño desde 1999, y estaba contando con participar en las licitaciones públicas que tendrán lugar el próximo año sobre la red del 5G.

La incorporación de Brasil a la iniciativa de Clean network se traduce en que la construcción de la red de 5G de telefonía móvil excluye equipos de Huawei y ZTE.

Según Reuters, Washington le ha ofrecido a Brasilia financiación para que compren tecnología occidental de Nokia y Ericson en vez de Huawei. Aunque las cinco principales empresas telefónicas de Brasil ya están probando equipos de Huawei, adelantándose a la gran licitación del próximo año.

La embajada china en Brasilia aprovechaba el comunicado de protesta para recordar que las relaciones diplomáticas entre ambos países cuentan con 46 años de antigüedad en los que los vínculos han crecido exponencialmente debido al esfuerzo de ambas partes. Y que tan sólo de enero a octubre de este año las exportaciones brasileras a China han superado los 58 millones de dólares.

Los Bolsonaro han sido polémicos por sus opiniones sobre China desde la campaña electoral presidencial, y este año a razón de la pandemia han surgido diversos comentarios hasta de boca del propio presidente quien rechaza una vacuna china para los brasileros, a pesar de que se esté desarrollando una con un instituto biotecnológico en Sao Pablo. Pero la respuesta de la embajada china en Brasil muestra el nivel de agresividad en el que se encuentran, porque no sólo arremeten contra Eduardo Bolsonaro por sus tweets sino contra los Estados Unidos por ser quienes están advirtiendo del peligro de un 5G en manos de China y la gravedad de la movilidad de toda esa información en manos del PC chino.

No cabe duda que 2020 ha sido un año diferente, incluso para la diplomacia menos diplomática china…

China juega en América

El crecimiento del populismo de derechas en América Latina, y no sólo en Brasil donde gobernará Bolsonaro, tiene a China en alerta. No por cuestiones comerciales, ya que las empresas chinas hace tiempo han aprendido a moverse y aprovechar las oportunidades en un entorno liberal y de economías abiertas mientras sus empresas están sometidas al intervencionismo estatal. Lo que preocupa a Pekín es que los nuevos movimientos políticos  están permitiendo a Taiwán aliviar, aunque poco, la asfixiante presión china para ahogar su relaciones comerciales y diplomáticas con el exterior.

Así, China ha hecho advertencias a Brasil, ha pedido a Trump que se piense sus relaciones con Taiwán y dispersa por toda América Latina el mensaje de que no es prudente seguir manteniendo relaciones diplomáticas y comerciales con la isla.

Es obvio, y así lo venimos repitiendo desde esta página, que China está esforzándose en una estrategia de consolidar y ampliar su presencia militar naval, disputar este espacio a EEUU, conseguir negociar de potencia a potencia con una mejor relación de fuerzas a su favor y combinar esta fuerza y la advertencia que supone, cuando no amenaza, con la expansión comercial.

En ese escenario, Taiwán es un desafío, no sólo histórico, que ha servido como acicate a su nacionalismo, sino, además, se trata de una potencia económica en un área que China aún  no controla y un aliado sólido, hasta el momento, de Estados Unidos.

Pero hay más. China está observado como la política dubitativa de EE.UU. está provocando desconfianza e incertidumbre en los aliados tradicionales de Washington, y éstos han comenzado a aproximarse a China aunque con recelos. A ese respecto es interesante el artículo de Fernando Delage sobre las relaciones China-Japón que publicamos esta semana.

A la vez, otros países como India y Australia están explorando mecanismos de colaboración y seguridad para llevar un eventual vacío si Estados Unidos no renueva completamente sus compromisos o toma nuevas iniciativas. La política global de China está impulsando cambios globales que no deben pasar inadvertidos.

Mafias chinas en Latinoamérica. Nieves C. Pérez Rodríguez

La presencia china en cualquier región del planeta a día de hoy es un hecho. Un informe del Foro Económico Mundial sostiene que China invirtió entre el 2003 y el 2017 más de 110.00 millones de dólares en América Latina y el Caribe, siendo el principal socio comercial de Argentina, Chile, Perú y Uruguay, y el segundo de México. Mientras que La mayor parte de la inversión china en esta región se concentró en Brasil seguido por Perú, Argentina, Cuba y Jamaica, de acuerdo a la Red académica de América Latina y el Caribe sobre China.

Estos números muestran cómo China impacta en estos países y en sus economías, pero también puede ser un indicador de más datos, que a su vez no están cuantificados por razones complejas. Por ejemplo, el número de inmigrantes chinos en América Latina, que es un gran enigma, lo que se debe en gran parte a la incompetencia de los Estados receptores de estas comunidades, o incluso complicidad como sucedió en Venezuela, bajo el liderazgo de Hugo Chávez quién documentó con pasaportes venezolanos a un gran número de ciudadanos chinos para garantizarse sus votos en elecciones, a pocos años de haber tomado posesión, a mediados de la primera década del 2000.

En Argentina existen triadas o bandas criminales chinas. Pixiu (que significa protector) opera en Buenas Aires, y se dedica básicamente a la extorción de los propietarios de las tiendas de alimentación chinas, a cambio de protección. Su modus operandi es la represalia a quién no pague su cuota, bien sea con tiros en las piernas, incendio de locales, o la muerte. Sus miembros son todos chinos (venidos de China o nacidos en la diáspora), los mediadores son chinos también, pero los sicarios en la mayoría de los casos son de otras nacionalidades para evitar que los relacionen con el crimen en cuestión. Como sucede en todas las comunidades, se establecen en pequeños grupos que tienen presionados a sus propios compatriotas.

Durante mucho tiempo, las fuerzas de seguridad suramericanas ignoraron este peligro, pero en los años más recientes se está prestando mayor atención porque se han podido comprobar vínculos de las triadas con organizaciones con Primeiro Comander da Capital, (organización criminal brasileña muy peligrosa) y con cárteles mexicanos como Los Zetas, Sinaloa o el Cartel de Juárez.

Las actividades de estos grupos se centran en el tráfico de personas, que movilizan desde China hasta Suramérica y muchos de los cuales trabajan duramente para pagar sus viajes. Otra práctica es el lavado de dinero; las mafias chinas ayudan a los carteles suramericanos a lavar grandes sumas usando empresas creadas en China y Hong Kong, a través de transferencias internacionales.

La triple frontera, esa curiosa T que forman el encuentro del río Iguazú con el río Paraná separando a Brasil de Argentina y dejando al oeste a Paraguay, según Vanessa Neumann, presidenta de la consultora Asymmetrica, en un mini Estado que beneficia a una élite corrupta mientras mantiene un gran centro de lavado de dinero, eficiente para el crimen organizado y el tráfico de tabaco, y una máquina de producción de dinero para grupos como Hezbolá. Neumann sostiene enfáticamente que los líderes del comercio paraguayo a través de la triple frontera son los chinos y los libaneses. Y las FARC colombianas, por su parte, también se han beneficiado de la triple frontera y las áreas de libre mercado en el Caribe y Panamá para movilizar contrabando.

Durante la conversación que 4Asia sostuvo con Neumann, nos aseguraba que el tráfico de tabaco proviene en su mayoría de las fábricas de Horacio Cartés en Paraguay y viaja a China en unos misteriosos vuelos que salen del aeropuerto Guaraní, ubicado en la ciudad del Este del Paraguay -en la triple frontera-. Estos aviones aterrizan ahí cargados de ropa y electrodomésticos de contrabando chino y regresan a China con el tabaco. Neumann está convencida de que debe haber también contrabando de armas chinas, pero apunta no haber podido confirmarlo. “El contrabando del tabaco a China es un tema muy complicado” afirma, porque está prohibida la importación de marcas extranjeras; técnicamente es un mercado cerrado, de dominio y control del Estado. Sin embargo, los militares chinos (PLA) tienen un sistema de corrupción y tráfico ilícito de tabaco que aprovechan para financiarse.  Igualmente, nuestra entrevistada asegura que ese tráfico ilícito de tabaco beneficia a Corea del Norte que se sustenta de todo tipo de comercio legal o ilegal con China.

Desafortunadamente, la existencia de organizaciones criminales y el contrabando son prácticas bastante comunes en todos los Estados, incluidos los que con gran sofisticación previenen y combaten la proliferación de las mismas. Lo llamativo es que estás prácticas existan en un Estado como el chino, que mantiene excesivo control y penalización de sus ciudadanos. El hecho de que las fuerzas militares chinas manejen el contrabando del tabaco en su territorio, es conocido por el Estado, quien podrían erradicarlo y sin embargo lo permite. Así como han permitido el lavado de dinero que durante años ha tenido lugar en China, pero que oportunamente ha favorecido el crecimiento de su economía.

La doble moral del Estado chino ha sido pertinentemente puesta en práctica para favorecer los intereses del Estado y su perpetuación. (Foto: Ludovic Tolar, Flickr.com)

China a la conquista de América latina (1) Entrevista a Sean Miner. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- En la visita del presidente chino Xi Jinping a América Latina en el 2014, éste planteó como objetivo que las empresas chinas invirtieran 250 mil millones de dólares en América Latina para el 2025. “lo que es una muestra de los efectos del poder blando de la diplomacia económica china, que, por un lado, ayuda a mejorar la imagen de China en el exterior, mientras que consigue persuadir apoyos en organizaciones internacionales como Naciones Unidas, a la vez que facilita políticas más amistosas con otras naciones”. Esta es la opinión de Sean Miner, director asociado del área china en el Atlantic Council, uno de los think tank más respetados en Washington.

4Asia tuvo la oportunidad de entrevistar a este experto, quién además de hablar mandarín y haber en Beijing, tiene un profundo conocimiento de la cultura china, con especial énfasis en sus políticas económicas. Con un extenso número de publicaciones en China, también trabajó para el instituto económico internacional Peterson.

Para Miner, América Latina es una región cada vez más dinámica y económicamente atractiva, con numerosas oportunidades en negocios e inversiones. En su opinión, en los primeros años del siglo XXI, los líderes chinos se dieron cuenta de que necesitaban tener más acceso a recursos naturales para garantizarse el crecimiento veloz de la economía, por lo que empresas chinas, especialmente las semiprivadas, empezaron a invertir en el exterior, sobre todo en el sector de la extracción.

Sin embargo, esta estrategia de inversión ha evolucionado junto con el crecimiento de la economía y la expansión de sus marcas. China tiene más actividad en el sector de servicios a día de hoy, por lo que esas empresas de servicios, como las tecnológicas o de información, finanzas, transporte y electricidad, se están expandiendo. Además, muchas empresas chinas mantienen todos sus activos en China, lo que puede ser un gran riesgo para una gran corporación, por lo que están invirtiendo en el extranjero para diversificar sus fuentes de ingresos y garantizar su supervivencia.

Le preguntamos sobre la dinámica comercial y las razones detrás de las grandes inversiones chinas en México, Brasil y Venezuela. Y esto fue lo que dijo:

México tiene relativamente pocos recursos naturales, por lo que a primera vista podría parecer un objetivo extraño para las inversiones chinas en el extranjero. Sin embargo, México es un país manufacturero fuerte que está altamente integrado en las cadenas de suministro regionales, y desde 2015 tiene salarios más bajos que los chinos. También forma parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) y de la Alianza del Pacífico. Por eso, las empresas manufactureras chinas, especialmente las automotrices, comenzaron a establecerse en México para poder vender más fácilmente a América del Norte y América del Sur.

Brasil es un mercado atractivo para muchos inversores internacionales, no solo chinos. Las empresas chinas han invertido más de 60 mil millones de dólares solo en este este país, y en diversos sectores industriales, incluyendo el petrolero y gasífero, minero, transporte, automotriz, finanzas, electricidad y energía alternativa. Pero los prestamistas estatales chinos, como el Banco de Desarrollo de China y el Banco Export-Import de China, también han prestado a Brasil decenas de miles de millones de dólares, principalmente en el sector del petróleo y el gas. Esta inversión y los préstamos son parte de la estrategia de China para garantizarse su seguridad energética, y han tenido éxito. Brasil ahora exporta más petróleo a China que cualquier otro país en América Latina.

Venezuela, los prestamistas estatales chinos han prestado al gobierno venezolano o PDVSA más de 60 mil millones de dólares, principalmente en acuerdos de préstamo por petróleo. Y los expertos dicen que Venezuela aún le debe a China al menos 25 mil millones. Esto le asegura a China el suministro petrolero, incluso si los precios del petróleo subieron significativamente. Sin embargo, la imagen de China ha sufrido en este caso, ya que ahora están siendo acusados de apoyar la mala gobernanza y prolongar el régimen de Maduro, que pudo haber colapsado, pero que gracias al dinero chino, así como el ruso, y otros, se ha mantenido. Además, los prestamistas estatales chinos corren el riesgo de no recibir el reembolso de sumas importantes de dinero si hay un cambio en el gobierno.

La conquista de América Latina por parte de China difiere de las conquistas históricas tradicionales, donde el conquistador buscaba hacerse con más territorio e intencionalmente ejercer influencia en el territorio conquistado. La conquista china es una conquista de los recursos naturales del país receptor, para poder garantizar a su propio territorio y población el suministro de estos recursos, que a su vez acompañen al crecimiento de su economía.

Lo que no significa que anula del todo la posibilidad de ejercer influencia regional, pero al menos ahora su foco está en el beneficio económico que pueda reportarle.

Chile juega cada vez más en el Pacífico. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- Chile es un país con una posición geoestratégica compleja, que a su vez es lo que le da su gran potencial. Cuenta con más de 6.400 km de costa al Pacífico, más la zona económica exclusiva hasta la plataforma continental de Isla de Pascua que abarca 17.751.351 Km2. Isla de Pascua se encuentra en uno de los vértices del triángulo de la Polinesia en el Pacífico Sur, lo que la convierte en una de las islas pobladas más aisladas del planeta. Esta singularidad geográfica le ha permitido a Chile desarrollar su economía basada en el uso de sus recursos naturales, y, aprovechando su ubicación, se mantiene conectado con Argentina, Bolivia y Perú por fronteras terrestres, siendo un acceso al mercado de América Latina. Por la fachada al Pacífico, sus extensas fronteras marítimas, es por donde Chile está a día de hoy enfocando sus esfuerzos para potenciar sus relaciones de intercambio comercial.

Chile tiene una economía muy abierta. Esta apertura comenzó hace unos veinticinco años en los que han negociado múltiples acuerdos bilaterales y han formado parte de diferentes alianzas o acuerdos económicos que han ayudado significativamente al crecimiento de su economía. El arancel efectivo que cobran es menor del 1%, lo que hace más eficiente el sistema, pues los consumidores pagan fundamentalmente por el valor de los productos que consumen y no por las tasas impuestas a los mismos.

El TPP es sin duda uno de los grandes logros de la económica chilena. Así que, como los otros miembros de este acuerdo, están buscando formas de mantenerlo a flote, sabiendo que tan ambicioso bloque (hasta antes de que Trump se saliera del mismo, suponía el 40% de la economía mundial), puede ser muy provechoso para los chilenos, por lo que auspiciaron en marzo un encuentro de los miembros del TPP, al que también asistieron Corea del Sur y China, que según su propia versión, asistió como observador. China por su parte, está siempre atento a cómo y dónde puede introducirse, y a falta del liderazgo estadounidense está jugando su rol de líder internacional con mucha astucia. Y Corea del Sur, a pesar de no ser miembro del TPP, está preocupado por hacerse con más aliados en caso de que Míster Trump decida dejarlos a la deriva.

La directora del Ministerio de Relaciones Exteriores chileno expresó en una entrevista el gran interés que tiene Chile en Japón, por ejemplo, ya que lo ven como un potencial socio. Chile compra mucha tecnología japonesa, y hasta hace poco tenían muchas restricciones en los convenios de importación y exportación, así como con Vietnam y Malasia. El gobierno chileno ve muy provechoso exportar fruta y salmón a Japón, puesto que es un gran mercado. Tokio, en su afán por mantener vivo el TPP y convertirse en un país clave en este bloque, le insiste a Santiago en que todos los acuerdos se hagan bajo el paraguas del TPP y no en acuerdos bilaterales.

La alianza del Pacífico es uno de los organismos que en sus 6 años de creación más han aportado al desarrollo de la economía chilena. Este bloque, en el que participan también Perú, Colombia y México, sólo en 2016 consiguió liberar el 92% del comercio entre estos cuatro países, según el Ministerio de Relaciones Exteriores chileno. A pesar de que este grupo únicamente represente el 2,3% de la economía mundial, aporta beneficios a las economías de sus miembros.

Entre los años 2010-2015 el crecimiento promedio del comercio bilateral entre Chile y la Asociación de Naciones del Sudoeste asiático (por sus siglas en inglés ASEAN) fue del 5%, de acuerdo al Banco Central chileno. Con Asia Pacífico mantiene una relación activa, pero económicamente todavía no representa un porcentaje significativo en la su economía. Sin embargo, la presidenta chilena Michelle Bachelet ha dedicado tiempo a afianzar las relaciones con el Pacífico. Incluso a nivel militar Chile ha participado en ejercicios bilaterales y multilaterales con fuerzas navales asiáticas del Pacífico occidental, así como hacen regularmente maniobras con las flotas francesas del Pacífico. Paralelamente mantiene acuerdos de cooperación con Nueva Zelanda y una cercana relación con Australia, que incluye un acuerdo de libre comercio.

Las inversiones chilenas en el exterior en orden de importancia se concentran en Brasil, representando el 26,1% del total, seguido por Colombia con el 18,7%. En tercer lugar se encuentra Argentina con el 17,8%, seguido por Perú, cuyas inversiones chilenas representan el 14,8 del total en el exterior, dejando en quinto lugar a Estados Unidos (según el departamento chileno de inversiones en el exterior).

Chile cuenta con una democracia afianzada, un liderazgo regional consolidado y un organismo de promoción económica bien articulado con representantes en sus embajadas, desde las que hacen un trabajo activo de fomento de sus inversiones. Al aspecto diplomático también le sacan provecho, siendo anfitriones de diferentes foros internacionales que les ayuda a destacar su posición global. Así lo harán en 2019 con la cumbre de la APEC, otra prueba de su interés en la región de Asia Pacífico. No cabe duda de que Santiago está apostando por una estrategia más diversificada. Ya tienen una presencia destacada en América del Sur, e incluso en Europa aunque en menor medida. Lo que están trabajando ahora es consolidar su papel en el Pacífico apoyando un renacimiento del TPP que podría continuar bajo otro nombre e incluso liderado por otros miembros.