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RESEÑA ACTO: HONG KONG ¿NI UN PAÍS, NI DOS SISTEMAS?

Isabel Gacho.- Hong Kong lleva meses de protestas que no tienen visos de parar. Si bien las elecciones han llevado calma momentánea a las calles, la carrera de fondo no ha acabado. 4Asia organizó una mesa redonda moderada por Julio Trujillo en la Asociación de la Prensa para arrojar luz sobre esta cuestión. Una situación que hunde sus raíces en los Tratados Desiguales pero que solo se entiende en el Hong Kong de hoy a pie de calle. Para ello reunió a Mariola Moncada, doctora en historia contemporánea de China, Zigor Aldama, corresponsal en Asia durante las últimas dos décadas que ha entrevistado a muchos manifestantes durante los últimos meses y a Miguel Ors, subdirector de Actualidad Económica. Durante el debate se expusieron el marco histórico y las causas económicas, legales, políticas e identitarias que hay detrás de los movimientos en Hong Kong.

La isla pasó a manos británicas a finales del siglo XIX y cien años después volvería a manos chinas, aunque bajo la famosa fórmula “un país, dos sistemas”. Fórmula que caduca en 2047. Esos cien años de singularidad dotarían a la isla -y a los nuevos territorios- de una personalidad distinta: por un lado, sería una sociedad muy occidentalizada, por el otro sería “más china que la propia China, ya que no vivieron la Revolución Cultural”, como apuntó Aldama.

Pero el Hong Kong de hoy tampoco es el de hace veinte años, cuando dejó de estar bajo dominio británico. Contó el periodista que cuando él llegó por primera vez a Hong Kong en 1998, aquello era un lugar futurista “tenían contactless para entrar al metro, creo que en Barcelona hoy todavía no lo tienen”, y, sin embargo, la vecina y continental Shenzhen era un lugar peligroso y atrasado. Hoy las tornas parecen haber cambiado: el antiguo pueblo de pescadores sirve como ejemplo del cambio de la China continental, con sus empresas punteras y sus rascacielos brillantes. Hong Kong, por otro lado, da la sensación de haberse quedado anclado. “Y esto se resume muy bien en un dato: en 1993 Hong Kong representaba el 27% del PIB chino, el año pasado fue el 2,7”. Aunque no ha dejado de ser un importante centro financiero, con el auge de China, Hong Kong está perdiendo su papel crucial como el exclusivo pulmón financiero privilegiado que era.

Y, ¿qué hay detrás de las protestas? Las razones son múltiples, pero la incertidumbre sobre el estatus de la excolonia después de 2047 juega un papel fundamental. Se habla, por supuesto, de mayores garantías democráticas y mantenimiento de sus formas de vida. Pero no solo no quieren retroceder, sino que quieren más. “No me he encontrado con ningún manifestante que me haya dicho que un país dos sistemas es el modelo que le parece más adecuado para Hong Kong”. Según Aldama, habría un porcentaje importante de apoyo al independentismo entre la juventud, aunque eso no se refleje en sus peticiones formales. “Hasta los más independentistas reconocen que no es el momento de plantear este asunto. Hay que ir por partes, primero se tiene que conseguir el sufragio universal, de forma que puedan existir partidos independentistas que puedan articular las demandas de autodeterminación. Lo ven como una maratón: Lo ha dicho mucha gente en situaciones muy diferentes. Con el Partido Comunista es imposible lograr la democracia”.

¿Y la respuesta del PCCh? Trujillo le preguntó a Moncada sobre la diferente respuesta que ha dado el partido a estas protestas que la que dio en la plaza de Tiananmen hace ya treinta años, cuando sacó los tanques a la calle. “Hoy el partido tiene la piel más dura”. “En 1989 el partido estaba muy dividido entre la sección que buscaba la distensión y la que buscaba la contracción. En aquel momento estaba en cuestión toda la estrategia. Hoy el partido es otro, -continuó Moncada- goza de legitimidad, por eso es capaz de ser flexible, como en el caso de la retirada de la ley de extradición”. En este sentido hubo cierto consenso en que, sencillamente, Hong Kong no es el principal problema de Pekín: La prioridad es el cambio de modelo económico. Y, mientras tanto, no quiere desgaste en una región donde están puestos los ojos de la prensa occidental.

Desde 4Asia seguiremos pendientes al desarrollo de los acontecimientos en Hong Kong. Nos vemos en primavera en la próxima mesa redonda.

Reseña Ponencia: Miguel Ors, “¿Existe un modelo económico chino?” Isabel Gacho Carmona

En la segunda ponencia del evento organizado 4Asia “Deng Xiao Jinping. 40 años reformando china” el 14 de diciembre, Miguel Ors, periodista económico y colaborador de 4Asia.es, trata de contestar a la pregunta “¿Existe un modelo económico chino?”. Para ello reflexiona sobre el papel de la ideología, de las teorías económicas, de las políticas llevadas a cabo…

 “Tras la muerte de Franco hubo que tomar partido en muchas cuestiones”. Ors comienza su exposición con una anécdota personal. En su época de estudiante, que coincidió con la Transición española, la agitación política le rodeaba. “Yo no tenía una opinión formada y un día me vi metido en un mitin en el vestíbulo de la facultad”. En este caso era de obreros de la Pegaso. El caso es que el entonces estudiante de filología se quedó fascinado por la seguridad en sus ideas con la que hablaban los marxistas. “Voy a estudiar a ver si encuentro yo también esa seguridad”, pero nunca encontró esa certeza. “Soy liberal por descarte”, asegura.

Sin embargo, mientras el marxista del mitin hablaba con tanta seguridad, los comunistas del otro lado del mundo ya habían decidido que ese modelo no funcionaba. Eran finales de los años 70 y las reformas económicas que llevarían a China a ser el escenario de la mayor destrucción de pobreza de la humanidad ya habían empezado. ¿Cómo consiguieron este hito?

“Los economistas de izquierdas lo explican por el hecho de que China contaba con mucha mano de obra barata”. Ors rebate esta teoría diciendo que esta mano de obra ya estaba allí antes de la apertura y la llegada del capital extranjero. La idea hegemónica ha sido siempre que la investigación lidera el proceso, “pero es al revés: los académicos se benefician de los emprendedores”. Según Daniel Rodrik, teórico del desarrollo, las reformas llevadas a cabo en China no fueron diseñadas. De hecho, nunca lo son. “No es que los economistas no tengan ni idea”, pero las reformas se van adaptando a las circunstancias.

La creación de las Zonas Económicas Especiales son un buen ejemplo. En Shenzhen, ante la migración masiva de población hacia Hong Kong en los años 70, se decidió crear una ZEE. La aldea de pescadores de Guangdong pasó de tener 30.000 habitantes a los 23 millones actuales. Este es un caso que, por cierto, ahora presenta dudas sobre su “paternidad”. Durante años la leyenda oficial decía que fue obra de Deng, pero en la actualidad se dice que pudo ser el entonces gobernador de Guangdong, Xi Zhongxun (padre de Jinping) quien la diseñó. En cualquier caso, significó la apertura de un proceso. Las medidas que iban funcionando a nivel local o provincial se iban implantando en otros sitios. China se convirtió en un laboratorio de políticas económicas.

En 2004 se extiende el concepto “Consenso de Pekín”, de Cooper Ramo y cuyas directrices son la autodeterminación, la persecución de objetivos globales y la innovación constante. Respecto a esta última, Ors argumenta que a nivel micro el mantra es el mismo. “Si tienes dos ideas para un negocio, lleva a cabo las dos”, argumenta citando a Rodrik. Si el 90% de las empresas no van a ningún lado, lo importante es retirarse a tiempo. “Si quieres triunfar necesitas duplicar tu tasa de error” en palabras de Tom Watson, quien fuera presidente de IBM.

En definitiva, no existen recetas estancas en economía y lo que llamamos “modelo chino no existe como tal”. La evolución económica ha sido la apoteosis del pragmatismo. No hay arquitecto. Es la obra de millones de personas.