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La NBA y China. Una vez más. Nieves C. Pérez Rodríguez

La historia del enfrentamiento entre la NBA y China se repite una vez más. En esta ocasión, el equipo que centra la polémica es Boston Celtics debido a que Enes Kanter, uno de los jugadores profesionales del equipo que fue fichado por la NBA en el 2011, subía el pasado miércoles un video en Twitter en el que se expresaba en apoyo a la libertad del Tíbet.

El tweet decía: “Estimado dictador Xi Jinping y el gobierno chino ¡El Tíbet pertenece al pueblo tibetano!”. A la publicación la acompañaba además un video en el que el jugador vestía una camiseta con la imagen del Dalai Lama y abogando por los derechos del pueblo tibetano mientras denunciaba que es un pueblo sin derechos básicos.

La respuesta a ese tweet no tardaba en producirse en Weibo, la plataforma china que es una especie de fusión entre Twitter y Facebook. La red informaba a los usuarios que “a partir de ahora nuestra página no proporcionará información sobre los Boston Celtics y dejaremos de actualizar los datos relacionados con el equipo. ¡Cualquier comportamiento que socava la armonía de la nación y la dignidad de la madre patria, nosotros lo resistimos!”.

La contundente respuesta desde China también la manifestó Tencent, el conglomerado tecnológico chino que proveen de productos y servicios de internet y que tiene los derechos exclusivos de transmisión de los partidos de la NBA en China. Tencent dejó de transmitir en línea los partidos de los Boston Céltics justo después de que Kanter publicara el primer mensaje en su cuenta de Twitter.

En plena ebullición de la polémica el atleta volvía a publicar otro mensaje en Twitter en esta segunda ocasión el reclamo se dirigía a pedir libertad para los uigures: “Dictador desalmado Xi Jinping y el Partido Comunista chino. Me estoy dirigiendo a ustedes. Cierren los campos de trabajo forzoso y liberen al pueblo uigur. ¡Alto al genocidio ahora!”.

A estas publicaciones se le sumaron otras en la misma tónica, todas ellas reclamando las libertades de minorías chinas. Kanter, además, aprovechó los partidos de inicio de temporada para mantener la protesta viva portando coloridas zapatillas con mensajes como” Free Tibet”, “Free Uyghur” o “Free China”.

Las zapatillas fueron diseñadas por el artista y disidente chino Badiucao, conocido por su discrepante posición con el Partido Comunista chino. Badiucao nació en Shanghái y actualmente reside en Australia desde donde se ha hecho con un nombre en el mundo de la caricatura. Badiucao hace uso de la sátira política para denunciar los abusos del gobierno chino.

Enes Kanter no solo es conocido por su talento en el deporte sino por su activismo en defender causas justas y derechos humanos. Probablemente su historia personal de haber nacido en Suiza mientras sus padres estudiaban allí, haber crecido en Turquía y ser residente de los Estados Unidos desde que era un adolescente por sus destrezas en el baloncesto, seguramente ha modelado una visión más global del mundo.

El baloncesto es un deporte con 500 millones de aficionados en China, de acuerdo con Reuter, siendo por tanto el deporte más popular en el país asiático. Los cálculos apuntan a que unos 300 millones de ciudadanos chinos practican baloncesto, por lo que la afición y seguimiento de las ligas internacionales en China es realmente masiva.

La rapidez de las tajantes respuestas de las empresas chinas refleja el compromiso de estas con el Partido Comunista chino y la auténtica realidad del mundo de negocios en la nación asiática. Por muy atractivo que parezca establecer negocios en China, las empresas deben evaluar minuciosamente lo que implica y hasta dónde llega el compromiso. Muchas empresas estadounidenses se encuentran en un momento reflexivo acerca de la sostenibilidad de mantener o trasladar sus negocios hasta China debido en gran parte a la presión del propio congreso y en muchos casos hasta de sus consumidores.

Este tipo de circunstancias debe servirle a las empresas internacionales para comprender lo que verdaderamente significa estar bajo la jurisdicción de las autoridades chinas. No es la primera vez, ya que hace un par de años sucedió algo muy parecido por un tweet del ejecutivo de los Rockets de Houston en apoyo a los manifestantes en Hong Kong y que terminó involucrando al Comisionado de la NBA porque China exigía que despidieran al ejecutivo.

El Partido Comunista chino, por su parte, sigue honrando el fiel compromiso de no tolerar ninguna crítica o inherencia en sus asuntos, hasta el punto de que prefiere sacrificar negocios antes que tolerar un error o crítica. Beijing es consciente de que tiene muchos problemas económicos ahora mismo: los problemas con las gigantes inmobiliarias, problemas de escasez de carbón, severos problemas eléctricos justo a días de la llegada de invierno, y esos son sólo unos pocos de los frentes que tienen abiertos y que no pueden permitirse el lujo de descuidar.

Sin embargo, la necesidad de control de las autoridades chinas ha sido una prioridad en los últimos 70 años y seguirá siendo la prioridad número uno en su manual de operaciones. Por lo que prefieren sacrificar negocios por mantener absoluto control político. ¿Pero hasta dónde podrán llegar si los consorcios, corporaciones y empresas dejan de hacer negocios con ellos?

 

La NBA y China. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- La crisis entre la NBA y China es la perfecta representación del nuevo orden mundial, en donde el recorte de libertades se trata de imponer a través de la presión que aplican las nuevas naciones que aspiran el liderazgo mundial.

Beijing se ha convertido en un jugador tan poderoso que hoy en día se puede permitir imponer sus controles más allá de sus fronteras y no sólo sobre naciones pequeñas o económicamente dependientes de ellos, sino también sobre negocios estadounidenses cuyo valor asciende a miles de millones de dólares.

El 04 de octubre un ejecutivo de los Houston Rockets -equipo de baloncesto de la NBA- tuiteó “Peleemos por las libertades, apoyemos a Hong Kong” en su cuenta personal. Este tweet desató la furia del gobierno chino, y a partir de ahí no ha habido más que presión desde Beijing a la organización, mientras han desmontado carteles publicitarios promocionando los juegos, han anulado partidos de pretemporada y cancelado ruedas de prensa  del mismo directivo de la organización en su gira habitual por China.

El baloncesto es un deporte con 500 millones de aficionados en China, según Reuters, siendo el deporte más popular en el país asiático. Se calcula que unos 300 millones de ciudadanos chinos practican baloncesto, por lo que la afición y seguimiento de las ligas internacionales es masiva.

Hasta ahora, la NBA había encontrado en el gigante asiático un gran mercado, pues es un negocio que mueve miles de millones de dólares al año en China, además con un fanatismo y seguimiento especial en el equipo de los Rockets, pues Yao Ming, la gran estrella china pasó su carrera en este equipo, y hoy en día lidera la Asociación de Baloncesto China que, por cierto, rompió relaciones con el equipo a raíz del tweet.

La saga, que ya dura más de dos semanas, ha pasado por etapas distintas. Inicialmente el tweet fue eliminado a las pocas horas de haberse subido, seguido por una declaración oficial de la NBA en la que lamentaban que el punto de visto expresado por el ejecutivo de los Rockets de Houston habubiera ofendido profundamente a mucho de sus fans. Seguido por una segunda declaración pasados unos días que rezaba “la organización no regulará las opiniones de sus jugadores o empleados”.

Y la más reciente con la que se cerró la semana pasada y se ha alcanzado a otro nivel de la crisis, fue que el Comisionario de la NBA -Adam Silver- declaró que Beijing había solicitado que se despidiera al ejecutivo que había tuiteado a favor de Hong Kong. A lo que Silver aprovechó para responder categóricamente que no sucederá, que la organización ni siquiera considerará medidas disciplinarias para él.

Silver, además, enfatizó: “la NBA es un negocio estadounidense con valores americanos, que viaja con nosotros a donde quiera que nosotros vamos. Uno de nuestros valores es la libertad de expresión y queremos dejar claro y que la gente entienda que nosotros apoyamos la libertad de expresión”.

Un portavoz de la cancillería china aseguró que Beijing no había solicitado la sustitución del ejecutivo, así como también afirmó que las otras naciones no deben meterse en sus asuntos internos. Mientras, las pérdidas millonarias de la cancelación de los partidos y la anulación de las ruedas de prensa de los jugadores ya ascienden a millones de dólares. Y tal y como el mismo Silver ha dicho, aún es imposible estimar las cifras de las pérdidas.

Sólo Tencent -la gigantesca multinacional china- tiene acuerdos por 1.500 millones de dólares para transmitir los partidos de la NBA en los próximos 5 años, y ya han cancelado las transmisiones de los partidos de los Rockets, de acuerdo con AP.

No cabe duda de que la posición que expresó el comisionario de la NBA ha sido difícil de acordar dentro de la organización, pues sacrificar al mejor de sus clientes internacionales les hará pagar un precio económico imposible de calcular a día de hoy, tal y como los mismos expertos deportivos han afirmado. Pero venir de un país que alardea de sus profundos valores democráticos, en la que la organización ha tenido libertad de crecer y llevar su negocio hasta otros rincones del planeta, no permite entrar en el juego chino de represión e imposición de sus criterios a cambio de poder mantener relaciones y seguir haciendo negocios en China.

Es clave para la supervivencia de las libertades que éstas se proclamen y se presuman. Si, por lo contrario, hay silencio por el precio económico que representa, entramos en el juego restrictivo que mas temprano que tarde acabará por frenar todas las libertades y terminará exaltando los principios del Partido Comunista Chino incluso en recónditos rincones del planeta.