La inestabilidad se extiende por el centro y el sur de Asia, en escenarios diferentes, y en cada caso está China presente, directa o indirectamente. El desafío separatista de Karakalpakistán al gobierno de Uzbekistán se suma al sur de la India, en Sri Lanka una cris económica marcada por la corrupción y la insensatez del gobierno que ha culminado con una enorme movilización social que ha expulsado al presidente con la aparente complicidad del ejército y los poderes económicos del país amenazados por verse arrastrados a una ola de desórdenes.
En el primer escenario, Uzbekistán, sin que aparezcan públicamente los intereses chinos. Pekín sigue los acontecimientos muy de cerca en una coyuntura en la que las dificultades rusas le limitan su capacidad de intervención y de influencia en una región en la que han sido amos y hacedores de gobiernos desde la época de la Unión Soviética. Y ante ese vacío China lleva meses moviendo piezas discretamente para sustituir a Rusia como gran padrino fortalecer así la zona estratégica por la que quieren que discurra su gran proyecto de renovada Ruta de la Seda terrestre desde el Pacífico al corazón de Europa.
En el segundo caso, la mano china es más visible. Pekín ha venido suministrando a Sri Lanka la cuerda financiera que finalmente ha ahogado al país con créditos enormes para infraestructuras megalómanas que no han servido para estimular la economía del país y creando una deuda impagable que China se cobrará intentado convertir los puertos ceilandeses en piezas clave de su Ruta de la Seda marítima. De hecho, en plena crisis, Pekín ha ofrecido más créditos y apoyo a las actuales instituciones ceilandesas “para salir de la crisis”.
China ha apoyado al gobierno corrupto depuesto, tiene lazos con sectores izquierdistas tamiles, la minoría ceilandesa de origen indio, y alimenta financieramente a las élites del país. No quiere perder esa influencia y necesita consolidar su presencia económica y militar si puede en sus rutas hacia occidente, Esos son sus planes a medio y largo plazo, y no sólo en Asia, como vienen demostrando sus intereses africanos.