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Estados Unidos y China se citan en Malta

El consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, y el nuevo ministro chino de Exteriores (el anterior fue destituido y desaparecido), Wang Yi, se han reunido en secreto en Malta para hablar sobre prácticamente todos los asuntos de su agenda bilateral que conllevan un alto riesgo de enfrentamiento: Taiwán, la competencia económica con la actual crisis china al fondo y la posición china sobre la guerra de Ucrania.

Como en los momentos más críticos de la Unión Soviética y la Guerra Fría, se han puesto de acuerdo sobre mantener abierta una vía permanente de comunicación de urgencia (el archiconocido mecanismo denominado teléfono rojo) para evitar que un error, un malentendido, una precipitación o una acción unilateral arrastren a un conflicto catastrófico.

Mientras  se rearma y robustece sus alianzas en el Indo Pacífico, Estados Unidos trata de rebajar al máximo el riesgo en aquella región donde ha venido creciendo la agresividad de China, verbalmente y en los hechos en forma de maniobras militares, algunas de ellas con Rusia,

China, por su parte, como hemos subrayado en varias ocasiones, necesita la mayor estabilidad posible en los mercados, sobre todo ahora con sus problemas internos, sin, a la vez, dejar de sacar músculo y emitir signos de apoyo a sus aliados en la lucha “contra el imperialismo de EEUU”.  Aliados que con sus políticas criminales están dificultando las inversiones chinas en Europa con la invasión de Ucrania y en África con la sucesión de golpes de Estado que están minando la influencia francesa y occidental en general.

Por eso, EEUU y China, cada uno con sus razones, necesitan un compás de espera, una relajación de las tensiones, para ganar tiempo en sus planes e intentar devolver algo de normalidad a los mercados y a los escenarios políticos. En este último terreno, es vital para el presidente Biden dar sensación de iniciativas en el plano internacional ya que tiene elecciones el año próximo, su popularidad se desmorona y Trump amenaza con volver a la Casa Blanca con su arsenal de arbitrariedades, su falta de respeto por las instituciones y sus coqueteos con Putin y sus mentiras.

Todo esto ha tejido en el escenario mediterráneo del encuentro en que Sullivan y Wang han mostrado algunas de sus cartas y se han repartido árnica mientras, en casa, afilan los cuchillos por si acaso.

Los otros pasos de China

Durante los meses de verano, China ha dado algunos pasos, más o menos discretos, por consolidar su presencia económica, y política allí donde sea posible, en Oriente Próximo donde, a pesar de que los titulares se parezcan a los de hace décadas, están produciéndose cambios profundos.

Los Acuerdos de Abraham, que han supuesto un reconocimiento y un amplio programa de colaboración económica entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, las conversaciones, discretas pero intensar entre Jerusalén y Ryad para que Israel y Arabia establezcan relaciones diplomáticas oficiales (lo que sería un cambio radical en el paradigma político, cultural y religioso de la región), los acuerdos entre Israel y Marruecos y la creciente presencia israelí en África está sentando las bases de un acercamiento global entre Israel y el islam sunni que a medio plazo puede significar un cambio geoestratégico importante, han hecho que China quiera estar presente ante cierta inhibición de EEUU.

China ya tiene un importante acuerdo bilateral con Irán, negocia varios acuerdos con Turquía, mantiene un amplio programa de colaboración con Israel, donde ya gestiona parte del puerto de Haifa y desarrolla proyectos bilaterales de desarrollo tecnológico y están creciendo sus inversiones en Arabia Saudí. A pesar de sus recientes problemas económicos, Pekín no abandona sus grandes líneas de actuación que para ellos debe desembocar en un evidente papel de segunda (primera cuando sea posible) potencia mundial.

EEUU no pierde vista ese escenario pero sus problemas internos, su polarización social, la influencia de un trumpismo que puede volver a gobernar con su secuela de desprestigio de las instituciones y la falta de liderazgo presidencial están paralizando una respuesta más amplia.

La situación global gana en inestabilidad y un orden de otro tipo se está gestando en todas partes. EEUU duda, la UE no comparece y sólo en el plano militar parece haber cierta reacción occidental lo que no hace el escenario menos inquietante.

Rusia-Corea del Norte: cita para el terror

Putin y Kim van a reunirse, probablemente en Vladivostok, cercana a la frontera ruso coreana, para explorar una mayor colaboración entre ambos sistemas agresivos y en dificultades. Kim necesita recursos energéticos, infraestructuras nuevas, apoyo político y probablemente toda clase de suministros para la vida cotidiana de los norcoreanos. Putin, por su parte, necesita material militar que pueda proporcionarle Corea del Norte.

En realidad, Kim no puede (no tiene) armas ni tecnología que puedan desequilibrar la guerra en Ucrania a favor de los invasores rusos pues sus fuerzas armadas son dependientes de Rusia y China  y su tecnología nuclear es la que tienen, más sofisticada, Moscú y Pekín. Pero Corea sí puede proporcionar a Rusia municiones, armas para su infantería, quizá baterías de artillería y drones (esta es una de las claves) ya que la producción rusa de éstos artefactos y los suministros iraníes ya no son suficientes ante la mejoría de las defensas ucranianas y los avances en el frente sur de las tropas de Kiev.

Pero para ambos países es fundamental el mensaje de cercanía, de amenaza global y de estar dispuestos a desencadenar una amenaza de confrontación con Occidente que abra grietas entre los aliados y cree turbulencias económicas mayores de las ya existentes. En la trastienda, China observa y aplaude un encuentro cuyas consecuencias globales es Pekín quien mejor las va a aprovechar.

Rusia está moviendo todas las piezas que pueden inquietar a Occidente en un esfuerzo desesperado por, como sugería Lenin, “agudizar las contradicciones del enemigo”. Así, apoya o aplaude golpes de Estado como los de Mali, Burkina Faso o Niger; organiza el encuentro con Kim Jon un o alienta indirectamente a los partidarios de Donald Trump. Putín, como n la buena tradición comunista, matando en casa, invadiendo fuera y alentando un terrorismo al que llama revolución. Pero, eso sí, todo en nombre de la paz, la justicia social y los derechos humanos, gloria a Dios en las alturas….

China y Rusia chocan en Níger

El golpe de Estado de Níger y las reacciones, a favor y en contra, de los países de la región han añadido una nota de alarma más en el complicado escenario internacional. Además, Níger es un país estratégico en la ruta de la inmigración ilegal hacia Europa y es productor de uranio, oro, petróleo con una estructura económica necesitada de infraestructuras y modernización y hasta ahora ligada estrechamente a Francia que ha mantenido fuerzas militares en el país para defender intereses franceses y para frenar la creciente influencia del terrorismo islamista. Esto hace que su estabilidad y su crecimiento sean clave para Europa. Esto había orientado a dirigentes del país a iniciar un proceso de institucionalización democrática que quedó abruptamente cortada con el golpe de Estado.

Pero hay más elementos. Los golpistas han buscado desde el primer momento el apoyo de Rusia, que ya inspiró los golpes militares de Mali y Burkina Faso y han solicitado la presencia de mercenarios de Wagner en su apoyo. A la vez, China lleva años realizando inversiones en la región y, desde 2011, la compañía Petrochina viene explotando el yacimiento de Agadem en un consorcio en el que China ha invertido 4.000 millones de euros en infraestructura y en la construcción de la refinería Soraz, en la frontera con Nigeria. Y China, embarcada en una estrategia de desplazamiento progresivo de Francia y de los intereses europeos, no ha visto con buenos ojos el golpe militar ni la mano rusa que ha traído sanciones y amenazas de intervención militar de países vecinos para restaurar el orden democrático derrocado.

Aparentemente, porque la claridad y la transparencia no son precisamente valores de ninguno de los dos países, Pekín habría acusado a Rusia de “dejar hacer” a los golpistas y de favorecer la inestabilidad regional. Es más, Pekín ha sugerido la posibilidad de suspender sus proyectos en Níger si la situación se agrava.

China es más pragmática que Rusia y planea a medio y largo plazo, y Rusia, además, está urgida por trasladar a Occidente toda la inestabilidad posible y no puede jugar, como los chinos, con inversiones para las que no tiene capacidad financiera. China tiene en Africa proyectos estratégicos globales y Rusia actúa a corto plazo y con más riesgo y Pekín está molesto y más en un momento en que afronta algunas dificultades financieras.

China se para

La nueva crisis inmobiliaria, que no es más que una reactivación de la vieja y latente, está impactando duramente en la economía china que viene frenándose durante todo este año. Como hemos explicado en varias ocasiones, las empresas chinas viven crisis cíclicas al verse obligadas a desenvolverse con reglas de aparienia capitalismo con intervencionismo gubernamental y reglas de mercados trampeadas por el gobierno. Y esa es una contracción insalvable en la esturtura del gobirno chino y su dictadura maquillada.

En el plano interno, esta situación aviva las contradicciones en una sociedad que incorpora, en sus amplias zonas urbanas unos comportamientos de consumo y vida de apariencia occidental pero en un marco dirigido por las decisiones de gobierno y en ausencia de libertades, garantías jurídicas y normas de mercado tradicional.

En el plano exterior, la crisis llega en un momento inoportuno ya que China necesitaría exhibir estabilidad y poder para apuntalar el disfraz de mediador en los conflictos, socio fiable para países recelosos de Occidente y capacidad militar suficiente para amenazar y pretender dominar lo que entiende que es su área geoestratégica. China ha firmado un pacto con Irán que implica la trasferencia de miles de millones con rentabilidad política pero dudosamente económica, está adelantando dinero a Rusia para la financiación de guerra de agresión en Ucrania y mantiene dudosas inversiones en África y América. El nuevo escenario va a a afectar a estos planes así como a varios programas militares chinos.

Esta situación va acondicionar la posición china y va a reflejarse en los próximos pasos y conversaciones, discretas o públicas, que llevan desarrollándose hace semanas para encontrar soluciones o al menos exlorar bajas de la tensión en Ucrania y en el Pacífico.

China se revuelve

China está poniendo en marcha una batería de medidas para hacer frente a la ofensiva estadounidense que combina ofertas de diálogo con restricciones crecientes a inversiones china en EEUU, sobre todo en áreas sensible para la seguridad, y a las inversiones de empresas estadounidenses en China para evitar el acceso chino a tecnología estratégica occidental.

China presentó una amplia ley de relaciones exteriores que consagra su derecho a imponer “contramedidas” contra acciones que considere una amenaza, en el último intento de Beijing de reforzar su posición en medio de las tensas relaciones con Occidente.

La ley, aprobada este miércoles y que entrará en vigor el 1 de julio, se produce en un momento en el que el Gobierno autoritario de China se rebela contra lo que considera esfuerzos estadounidenses por reprimir su desarrollo, tras los controles de EE.UU. a la exportación de algunos productos de alta tecnología y los esfuerzos por reducir la dependencia de los proveedores chinos en sectores sensibles.

India, el aliado deseado

EE,UU, sigue explorando discretamente las posibilidades de estrechar más los lazos con India y convertirlos en pilares de una alianza estratégica en lo que, sumado al Aukus (la alianza entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos) algunos estrategas denominan una OTAN Plus o una OTAN del Pacífico.

Como hemos recordado desde esta publicación, India ha sido una aliada histórica de Rusia y de la URSS, por sus necesidades de equilibrar la influencia de la antigua potencia colonial, el Imperio británico, y por consiguiente de Occidente. Así, sus fuerzas armadas se han organizadas con doctrina, armamento y tecnología rusa. Hay que tener en cuenta que India, además de sus reticencias ante Occidente, tiene otro enemigo histórico, China, con el que ha sostenido varias guerras y escaramuzas y ha perdido territorios en su frontera norte. Pero, sobre todo, China es una muy estrecha aliada del enemigo existencial de India: Pakistán.

Pero el paso del tiempo ha cambiado ese escenario y alumbra uno muy distinto. La URSS no existe, Rusia es más débil, su influencia en Asia Central retrocede a favor de China que ha aumentado su amenaza y Pakistán sigue reclamando territorios indios. En este escenario lleva años abierta la ventana de oportunidad que podría permitir a Occidente recuperar influencia y presencia y, sobre todo, atraerse a un país. India cuyas fuerzas armadas son importantes y cuya situación geopolítica para el control de las rutas marítimas en el Indo Pacífico es vital ante el expansionismo chino.

En este contexto se desarrollan las relaciones EE.UU.-India y el acercamiento a una, al memos, coordinación de esfuerzos militares, comerciales y políticos junto a Australia, Japón, Corea del Sur  y aliados menores junto al Reino Unido y EE.UU. Si junto a esto comienza a producirse una reestructuración de las fuerzas armadas indias  reorientándose a tecnologías occidentales y una homologación de sistemas de armas con la OTAN el horizonte comenzará a despejarse.

EEUU-China conversan

EE.UU. sigue endureciendo su lenguaje respecto a la política exterior y las prácticas comerciales de China, a la vez que tiende puentes con Pekín intentando institucionalizar cauces de diálogo sobre las áreas en las que puede haber puntos de encuentro. De ahí las visitas de altos cargos de la Administración Biden.

Recientemente ha visitado Pekín la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que ha planteado a China la necesidad de someterse a las leyes del comercio internacional para fijar un marco de competencia más transparente, más abierto y con menos trampas. El problema es que el régimen chino, autoritario, defensor de los mercados controlados y de la acción decisiva del Estado que debe dirigir y controlar todo, por mucho que prometa y predique, no concibe la libertad de iniciativa de las empresas privadas como motor de la economía. Su herencia comunista  hace a China feudataria de principios ideológicos contrarios a la libertad de comercio (a la libertad en general) y eso dificulta un diálogo con Occidente.

Sin embargo, EE.UU. cree que hay marcos de entendimiento que, al menos, baje las tensiones y evite situaciones de riesgo comercial que se sumen a la tensión que provocan las ambiciones chinas sobre Taiwán y en el Mar de la China meridional que sitúa una posible crisis en el marco militar.

Yellen enmarcó su visita en el objetivo de para buscar “una sana competencia económica que beneficie a trabajadores y empresas estadounidenses y colaborar en desafíos globales” y añadió que EE.UU. tomará medidas necesarias para proteger la seguridad del país “cuando sea necesario”, en alusión a las prácticas chinas alertadas por los servicios de inteligencia occidentales de encubrir operaciones de recolección de datos tanto comerciales como de detección de vulnerabilidades de los adversarios en las empresas chinas y sus desarrollos tecnológicos. Aún así ha recalcado que asume este viaje con optimismo y reiteró que “presenta una oportunidad para comunicarnos y evitar malentendidos”.

Francia exhibe pabellón en el Pacífico

Francia es la primera potencia militar de la Unión Europea una vez que Reino Unido ha abandonado la Unión aunque no las alianzas militares. Francia, además, lleva casi un siglo viviendo de acuerdo con un relato mítico que parte de una grandeur histórica que en realidad es un bucle melancólico francés. Aunque todo eso no impide que, desde Paris, se lleven a cabo iniciativas internacionales con éxitos relativos, fundamentalmente en África, pero siempre revestidas de gestos de gran potencia y no exentos de arrogancia.

En el Pacífico, el principal escenario de tensiones y riesgos en la actualidad junto con Ucrania, Francia tiene posesiones y aspira a jugar un papel de protagonista que EEUU y Reino Unido le niegan, De hecho, el Aukus, la alianza de Australia, Estados Unidos y Reino Unido para diseñar estrategias y poner en pie recursos para hacer frente al expansionismo chino, no solo no ha integrado a Francia sino que le ha arrebatado el jugoso contrato-programa que los franceses habían firmado con los australianos para renovar su flota de submarinos. Ahora esta renovación se hará con Estados Unidos y los submarinos llevaran tecnología  nuclear.

Todo está en la base de las maniobras aeronavales que Francia está desarrollando en el Pacífico y en las cuales va a desplegar gran parte de sus como parte de un ejercicio militar que durará hasta el 3 de agosto y cuyo objetivo oficial es “equilibrar fuerzas de cara a los desafíos que representa Pekín en la región”. La misión, llamada Pegase 23, está compuesta por cerca de 320 pilotos que han realizado unas primeras maniobras hasta la víspera en el mar Arábigo con 19 aviones apoyados por las Fuerzas Aéreas francesas en Emiratos Árabes Unidos, según ha informado el Ejército francés en un comunicado.

Es evidente que Francia es militarmente clave para la autonomía estratégica a la que aspira la Unión Europea y, aunque pueden rastrearse en los discursos franceses vestigios de nacionalismo anti EEUUque viene de muy lejos, quiere ser integrada entre las grandes potencias. Tiene influencia y tropas en África, ha desplegado barcos en el Mediterráneo oriental ante las tensiones greco-turcas y quiere ser socio de primera fila en el Indo Pacífico.

El principal problema es que, a veces, Francia presenta la autonomía estratégica europea como un pilar con EEUU en muy segundo plano y con libertad que que Paris actúe fuera de Europa con amplio margen en defensa de sus intereses nacionales que no siempre son compatibles von los intereses de tros socios europeos, Y es obvio que lo primero es un sueño imposible por incapacidad de Europa y lo segundo una aspiración que tiende a instalar desconfianza en la UE.

Rusia: un fantasma recorre el mundo

Hay un problema en el que China y Occidente están  plenamente de acuerdo: un proceso de inestabilidad en Rusia supondría un riesgo muy alto para el mundo y tendría que ser abordado con serenidad, decisión y con la mayor coordinación posible. Aunque es casi seguro que en el concepto de estabilidad y en las soluciones ante una posible crisis ya no habría tanta unanimidad de análisis.

En todo caso, las muestras de debilidad institucional, militar y política que ha dado el régimen ruso ante el desafío de los mercenarios de Wagner han hecho sonar las alarmas en Pekín, Washington y Bruselas con especial intensidad. Si el régimen de Putin entra en un proceso de descomposición rápida, en un escenario caudillista donde la democracia y la institucionalidad son débiles, con reflejos estalinistas sólidamente asentados en los sistemas de seguridad (no menos que en China) y con una guerra que está siendo un desastre para Rusia el orden mundial sufriría un terremoto.

No hay que olvidar que Rusia, un país socialmente nacionalista y con un arraigado resentimiento anti occidental tiene un arsenal bélico nuclear que, aunque tuviera un mal mantenimiento o fuera poco eficaz, bastaría con un 10 por ciento de eficacia para dar lugar a un escenario apocalíptico. Aunque para Ucrania la crisis rusa constituya una ventana de oportunidad que debe aprovechar para consolidar su contraofensiva de liberación de territorios invadidos lo que sería una buena noticia. No hay que aplaudir con entusiasmo cualquier crisis que debilite a Putín en un país en el que ya hay generales que, desde antes de la crsis Wagner, han venido defendiendo estudiar  el uso de armas nucleares tácticas contra Ucrania.

En todo caso, paradójicamente, la crisis rusa tiene algunas consecuencias positivas para Pekín. Para China, se consolida la debilidad de Moscú en las zonas de influencia que podrían disputarse, hace más dependiente a Rusia de la ayuda económica china y refuerza la propaganda china que trata de presentar a Xi como un elemento más fiable y garante de estabilidad- A la vez, para Occidente, la crisis puede suponer mejores condiciones para explorar primero un alto el fuego en Ucrania y luego una paz negociada muy difícil pero no imposible.

Carlos Marx comenzaba su Manifiesto Comunista con la afirmación “un fantasma recorre Europa…”. Hoy, en el país donde se encarnó un sistema que aplicó aqel catálogo de sueños criminales se puede gestar una última consecuencia catastrófica de aquel totalitarismo y un fantasma recorre el mundo.