Centenario del Partido Comunista Chino

El Partido Comunista Chino se creó en la clandestinidad en Shanghái en 1921 de la mano de trece fundadores entre los que se encontraba Mao Zedong, aunque en poco tiempo se multiplicaron por 50 de acuerdo a Xi Jinping en el discurso que dio en la conmemoración del centenario del partido el pasado 1 de julio.

En sus orígenes fueron perseguidos, por lo que huyeron a zonas rurales para poder crecer e incorporar a sus filas a los pobladores y campesinos sin el seguimiento de las autoridades. En sus primeros años, para la afiliación era indispensable ser profundamente creyente de la teoría marxista, pero eso ha cambiado más recientemente por lo que se permite el acceso a estudiantes destacados, profesionales competentes o aquel que pueda aportar algo al partido y/o al Estado.

Su estructura sigue siendo piramidal como en sus orígenes. En la cúspide de la pirámide se encuentran los 7 miembros más exclusivos del club, los políticos que toman todas las decisiones sobre el destino de la nación, este órgano es el comité permanente. Lo encabeza Xi Jinping quien es el secretario general del Comité Central del PC chino, jefe de las fuerzas armadas y además es el actual presidente de la República Popular China desde 2013 y en su afán de continuar con el legado de Mao ha conseguido que su ideología sobre “el socialismo con características chinas o el socialismo para una nueva era” como también lo ha definido en algún discurso, sea la columna del vertebral que dirige al país desde 2013.

El segundo nivel en la pirámide lo constituye el politburó del comité central, aquí hay 25 miembros. Seguido por el Comité Central que concentra unos 350 miembros que son elegidos por la base de la pirámide, los delegados del congreso del partido que son unos 2.200 delegados en total. Estos números varían de acuerdo al momento.

A día de hoy el PC chino cuenta con 91 millones de miembros, lo que se traduce en que 1 de cada 15 ciudadanos chinos es miembro activo del partido. Aunque parezca escandalosa la cifra, responde a la necesidad que tiene el partido de mantener control y lealtad de la población en la militancia política e ideológica desde que se hicieron con el poder en 1949. Desde entonces se han convertido en una fusión de partido y Estado que controla todos los aspectos de la vida de sus ciudadanos.

Por esa misma necesidad de presunción el centenario del PC chino tenía que ser celebrado a lo grande, sin escatimar en pompa y atractivo. A nivel doméstico el partido tenía que exhibir todo lo que han conseguido a lo largo de estos años, demostrar que son una nación próspera desde que está en manos del PC chino y que sus promesas iniciales han ido cumpliéndose, esa es parte de la propaganda que imperiosamente tienen que alimentar para mantener a la población moderadamente contenta.

A nivel internacional este era el momento de mostrar la gran nación que han llegado a ser. El lugar de la celebración también tiene un gran simbolismo, la plaza de Tiananmen, la perfección de las líneas de las imágenes, la alineación de las 100 banderas rojas que representaban cada año de vida del partido, la imponente alfombra roja que atravesaba la plaza, los 70 mil invitados milimétricamente ubicados y, por supuesto, la salida de las altas autoridades chinas, en cuyo centro del grupo se encontraba Xi Jinping saliendo por el mismo sitio por el que salió Mao cuando proclamó la república en 1949.

Llegó también el momento de exhibir los helicópteros de última generación que sobrevolaron la plaza con pancartas de celebración y luego en formación en el cielo dejaron leer el gran número que se estaba celebrando el número 100. Y los aviones de caza formaron a su vez el 7 del mes de julio y el 1 del día de la conmemoración.

El gran discurso de Xi, vestido con un traje tipo Mao pero de corte más sofisticado que dejó ver que el es un líder de nueva generación, que él es el nuevo Mao de la China que hoy es la segunda economía del mundo, pero que sigue oprimiendo y controlando a sus etnias minoritarias por profesar una fe diferente a la comunista.

El discurso enfatizó que “la gran lucha que se habían fijado para el primer centenario fue conseguida, una sociedad modestamente acomodada en el extenso territorio chino y con la pobreza absoluta e históricamente resuelta”. Como era de esperar, se rindió homenaje a sus seis predecesores haciendo especial énfasis en Mao como los grandes héroes de la historia, sin pararse a considerar que durante su era tuvo lugar la mayor hambruna que ha conocido la humanidad y que se calcula que mató entre 15 a 55 millones de chinos.

Así mismo afirmó Xi que se debe continuar trabajando en el liderazgo integral del Partido con sólida conciencia de los intereses fundamentales del Estado. Además, dijo “debemos adherirnos al marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong, la teoría de Deng Xiaoping. Integrar persistentemente los fundamentos del marxismo con la realidad concreta de China”.

En cuento a Taiwán dijo que la materialización de la reunificación completa de la patria constituye una tarea histórica inalterable del PC chino y un anhelo compartido por todos los hijos de la nación china. “hay que persistir en el principio de una sola China y en impulsar la reunificación pacífica de la patria”.

Mandó un mensaje al mundo: “China será defendida por una muralla de acero de 1.400 millones de personas”. En cuanto al poderío militar dijo que un país fuerte debe tener fuerzas militares fuertes que garanticen la seguridad nacional”. Mientras insistía en que la necesidad de seguir creciendo es imperiosa.

Ciertamente China ha salido de un hueco profundo en un tiempo récord y eso hay que reconocerlo. Pero también hay que reconocer el precio que ha pagado su población para poder conseguirlo. Es posible sí, pero sacrificando la libertad social, imponiendo formas de vida, erradicando las prácticas religiosas porque las consideran el opio del pueblo, acabando con culturas y usos que choquen con el comunista, imponiendo políticas como la de un solo hijo a las familias y más recientemente usando la tecnología de última generación para vigilar y controlar el comportamiento ciudadano, a través de millones de cámaras y de dispositivos digitales. De esa forma China podrá tener 50 años más de comunismo sin oposición social…

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