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THE ASIAN DOOR: Hablemos de turismo chino, pero de fertilidad. Águeda Parra

Mientras la población de China envejece rápidamente, la escasez de nuevos nacimientos pone en riesgo el crecimiento económico del país. El escenario es propicio para que el gigante asiático se vea amenazado por la trampa de ingresos medios, lo que le llevaría a tener una población envejecida y, por tanto, el colapso de su crecimiento económico, antes de conseguir superar los 22.000 dólares de ingreso per cápita que establece el Fondo Monetario Internacional como ingreso medio. Según las previsiones oficiales, alrededor del 25% de la población será mayor de 60 años en 2030, un aumento del 13% desde 2010.

Si el control de la población, o más concretamente de la superpoblación, fue una de las primeras medidas adoptadas por Deng Xiaoping en 1978 para abordar el período de reformas y apertura que ha llevado al país a convertirse en segunda potencia mundial, la problemática de la población, esta vez decreciente, vuelve a convertirse en el principal reto que debe afrontar China si quiere convertirse en potencia global en 2050. Considerada como urgencia nacional, los últimos datos oficiales de 15,23 millones de nuevos nacimientos en 2018 confirman un descenso de 2 millones de niños respecto a 2017. Teniendo en cuenta que se estima que hasta el 51% de los nuevos nacimientos serán el segundo hijo de las familias, se complica aún más la situación de la población china en el corto-medio plazo, al poner de manifiesto el menor deseo de las parejas jóvenes de tener su primer hijo.

Desde que en 2016 se pusiera fin a la política del hijo único, y con la propuesta de incorporar en el Código Civil en 2020 la eliminación de cualquier referencia al número de hijos que se pueden tener, se abre la oportunidad para que las parejas chinas hagan una planificación familiar según sus deseos. Incluso para aquéllas con problemas de fertilidad. Unos 200.000 niños nacen en China por procedimientos de fecundación in vitro (FIV), un tratamiento que las parejas normalmente realizan en el extranjero buscando una mayor calidad en la atención médica y el acceso a tratamientos médicos más avanzados.

Entre los destinos más populares, Malasia se ha establecido como un referente en la región al contar con una tasa media de éxito del 65%, por encima de la media mundial que se sitúa en el 50%, la misma que tiene China. La distancia es otro factor a considerar, aunque principalmente se valora la visa de 30 días habilitada por el gobierno malayo para facilitar la estancia de los turistas que solicitan estos tratamientos. Aunque el país está destinando unos 7,4 millones de dólares para promocionarse como hub de turismo médico en la región, la percepción entre los ciudadanos chinos de que Malasia tiene un menor nivel de desarrollo hace que muchas parejas opten por Tailandia, Corea del Sur, Taiwán, Estados Unidos o Canadá como destinos preferidos para llevar a cabo este tipo de tratamientos.

Mencio, uno de los discípulos más destacados de Confucio, destacó que不孝有三,无后为大, es decir, “Hay tres cosas contrarias a la piedad filial, y no tener descendencia es la peor de ellas”. Por ello, para evitar que las familias chinas que optan por tratamientos de fertilidad recurran al turismo médico, el gobierno ha impulsado desarrollar los servicios de FIV en China, un mercado que se estima alcance los 1.500 millones de dólares en 2022, doblando la cifra de 670 millones de dólares que registró en 2016, según BIS Research. La creciente clase media en China, con mayor disponibilidad de recursos económicos, está favoreciendo el desarrollo de este tipo de turismo en busca de una mejor asistencia médica y el acceso a los tratamientos más innovadores, dedicando en estos desplazamientos unos 7.300 dólares, según Ctrip.

De este modo, se abren múltiples posibilidades para aquellas empresas extranjeras que quieran ser parte del floreciente desarrollo del mercado de salud en China, uno de los más importantes a nivel mundial con un crecimiento anual del 11%, superior al 4% que registra Estados Unidos, según la Organización Mundial de Salud. Ante la previsión de que el turismo médico alcance los 900.000 desplazamientos en 2020, respecto a los actuales 500.000, generando un gasto por viaje de unos 10.000 millones de dólares al año, las oportunidades de negocio surgen en la captación desde Europa de este tipo de turismo. No solamente se trata de que nuestras empresas hagan atractiva la opción de España como destino de turismo médico, sino que se trata también de fomentar la internacionalización hacia China de las empresas españolas más pioneras en este tipo de tratamientos.

El gasto medio asociado a este tipo de desplazamientos para tratamientos, junto a una renta creciente de las familias chinas y la eliminación de la política del hijo único son los factores que pronostican un buen desarrollo del mercado de emisión de turistas de salud chinos. Por otra parte, Beijing permite operar a clínicas de capital 100% extranjero en el país desde 2010. Una opción a la que hay que sumar la facilidad incorporada en la nueva ley de inversión extranjera, aprobada recientemente por la Asamblea Nacional Popular y cuya entrada en vigor será el próximo 1 de enero de 2020, por la que se establece para las inversiones extranjeras “un trato no menos favorable que el que se le da a los inversores locales”. Un nuevo escenario que debería fomentar el número de empresas extranjeras interesadas en realizar una internacionalización de su negocio en el mercado chino. Entre ellas, aquéllas dedicadas al mercado de la salud en general y, en particular, las que ofrecen servicios de fertilidad. (Foto: Duda Castro)

THE ASIAN DOOR: El legado de Xi Jinping. Águeda Parra

En la era de Xi Jinping, China está adquiriendo un mayor protagonismo con la vista puesta en consolidar su influencia como poder global en 2049, con capacidad de influir en cuestiones mundiales, al estilo de otras grandes economías occidentales. Para entonces, se conmemorarán los 100 años de la República Popular de China, una fecha en la que se espera esté completado gran parte del legado del presidente Xi diseñado sobre cuatro grandes baluartes.

En primer lugar, y desde el punto de vista del desarrollo social, Xi Jinping impulsó la eliminación de la política del hijo único en 2015, dos años después de comenzar a liderar la segunda economía mundial, ante el inevitable desafío de tener que abordar la modernización de la industria y la innovación tecnológica con una población envejecida. Para ello, China necesita una población activa numerosa, pero la realidad es que el número de personas mayores de 60 años ha aumentado en 110 millones desde 1999 que, en magnitud, representa la población de España y Reino Unido juntas. Entre los efectos positivos derivados de la aplicación de esa política en 1979 destaca haber conseguido sacar de la pobreza a más de 800 millones de personas, con la previsión de que quede completamente erradicada para 2020. Entre los retos de Xi Jinping destaca el “rejuvenecimiento de la nación china”, porque solamente con una amplia población joven puede mantenerse la revolución tecnológica que actualmente está liderando el país a nivel mundial en algunos aspectos como el e-commerce, las FinTech y la inteligencia artificial, tres campos en los que China se posiciona como líder mundial.

En segundo lugar, en la transición de China de potencia orientada a la manufactura y a la exportación, a una economía basada en el consumo interno, el sector servicios y la innovación, las nuevas tecnologías se están convirtiendo en el principal facilitador del cambio. No podemos decir que China con una población de más de 1.300 millones de personas tenga una clase media fuerte, ya que apenas alcanza los 132 millones de personas, el 10% de la población, con incrementos de la renta per cápita en las últimas cuatro décadas de media del 10% cada año. De ahí que entre el legado de Xi figure potenciar el crecimiento de la clase media, que podría situarse en los 480 millones de personas en 2030, un 35% de la población. Esto supone, cuadruplicar en poco más de una década el número de personas que pasan a formar parte de una creciente clase media que se está convirtiendo en uno de los motores económicos del país.

En tercer lugar, la innovación a través del “gran salto adelante” en tecnología, representado por una de las grandes iniciativas de Xi Jinping, la conocida como Made in China 2025. Con gran involucración gubernamental, la iniciativa se enfoca en todo el proceso de manufactura y se extiende a todo tipo de empresas. El objetivo es mantener las actuales tasas de crecimiento anual basándose en la innovación y en las nuevas tecnologías para modernizar la industria. Con esta iniciativa, China pretende conseguir una producción de contenido nacional de componentes y materiales básicos del 40% en 2020, y llegar al 70% en 2025.

Finalmente, en cuarto lugar, la nueva Ruta de la Seda. Una iniciativa orientada a potenciar la gobernanza internacional de China y el poder regional en Asia-Pacífico. La iniciativa está considerada como parte del legado de Xi, de ahí que se haya involucrado en primera persona, y tras cinco años desde el anuncio de la iniciativa en 2013, el presidente chino ha logrado incrementar su influencia geopolítica y geoestratégica en los países por donde se extienden las rutas terrestres y la Ruta Marítima al establecer lazos bilaterales más estrechos con los países de la región. Considerada como la mayor iniciativa de desarrollo de infraestructuras mundial, supone una apertura a nuevos mercados para los productos chinos con alto impacto en los flujos comerciales entre China y Europa.

En definitiva, cuatro grandes directrices con las que se relaciona la era de Xi y que reflejan el modelo de una China moderna que el presidente chino espera dejar como legado. Para entonces, será la confirmación de que bajo el lema de una nueva era de “socialismo con características chinas” se habrá alcanzado el “sueño chino” de construir una “sociedad modestamente acomodada”, un “país rico y poderoso” y un pueblo “dinámico y feliz”. (Foto: Mario Vecchi, flickr.com)

El hilo rojo invisible. Gema Sánchez.

Wang tiene 25 años, es un joven urbanita y moderno que está a la última en aplicaciones para el móvil y en música actual. Tiene un empleo estable, aunque con una remuneración algo baja para el gusto de su familia. Aun así, ha llegado muy lejos si se compara con su padre, un campesino que emigró a la ciudad, donde ahora regenta una pequeña tienda. Su madre le dice que todavía no es un buen partido, que debe conseguir un trabajo con mayor salario para poder tener una vivienda en propiedad, sólo así tendrá posibilidades de encontrar una novia y casarse. Como él, miles de jóvenes chinos sufren la presión familiar.

Cuando Wang nació, en China estaba en vigor la política del hijo único y las parejas en edad fértil preferían ser padres de un varón puesto que, según la tradición, a los ancianos les cuidan el hijo y la nuera. Ambas circunstancias produjeron un brusco descenso en el número de niñas, de forma que, a día de hoy, son millones los jóvenes que no encuentran pareja. Se calcula que en unos tres o cuatro años habrá millones de hombres, especialmente en el ámbito rural, que no encuentren esposa, con las dramáticas consecuencias que esto conllevará desde el punto de vista demográfico y sociológico.

A día de hoy, las chicas tienen muchas opciones para elegir marido, así que ponen el listón muy alto: un buen sueldo, una vivienda, un coche… símbolos de estatus e indicadores de la “valía” del candidato. Sin embargo, todo esto debe conciliarse con otra costumbre que dice que las bodas deben unir a “familias con puertas del mismo tamaño”, es decir, de una condición social parecida. Sobre esta base, se asientan muchos de los matrimonios concertados que todavía siguen celebrándose en China.

Con este panorama, a Wang y a otros muchos chinos de su generación, no les queda otro remedio que presentar su “currículo” para competir en la búsqueda de esposa. Los avances tecnológicos también han llegado al terreno de las relaciones amorosas, de forma que son miles los que buscan pareja para casarse a través de páginas de contactos. Una forma aséptica de postularse como novio ideal o, en el caso de las chicas, de poner condiciones y exigencias durísimas (desde la altura o la forma de la cara, hasta la manera de hablar o reírse, sin olvidar el tipo de trabajo, por supuesto). Los formularios que deben rellenar los aspirantes para ser clasificados en estas Web son extensísimos y sumamente detallados, tanto que algunos no saben bien cómo responder para obtener mejor nota. Vistos estos nuevos métodos, los cartelitos que los padres colocan en el famoso Parque del Pueblo de Shanghái, describiendo las innumerables bondades de sus hijos, resultan cuanto menos enternecedores.

Uno podría preguntarse, ¿entonces dónde queda el romanticismo que destilan todas esas películas tan de moda en China? Tal vez la respuesta sea que, en muchos casos, debe quedar para después, cuando los interesados y sus familias puedan respirar tranquilos, una vez que el matrimonio esté más o menos asegurado y pueda ser beneficioso para todos. Sin embargo, este pragmatismo no garantiza la felicidad en la pareja, no en vano la cifra de divorcios en China aumenta con los años. Todo esto parece que pone en entredicho aquel viejo proverbio chino que decía: “Un hilo rojo invisible conecta a aquellos destinados a encontrarse a pesar del tiempo, el lugar y las circunstancias. El hilo se puede apretar o enredarse, pero nunca se romperá”. Habría que añadir: si es que hay hilos rojos para todos.