THE ASIAN DOOR: Alipay conquista Europa, y España. Águeda Parra

Alipay, dirigida por Ant Financial, la filial financiera de Alibaba, y WeChat Pay, propiedad de Tencent, constituyen los dos operadores dominantes de medios de pago en China, extendiéndose su dominio al resto de los países asiáticos. Singapur, Malasia y Tailandia figuran entre los destinos más populares para los turistas chinos y, por ende, forman parte de la Ruta de la Seda Digital que está promoviendo que estos países adopten los medios de pago digitales más habituales en China. Hasta tres de cada cuatro establecimientos en estos países utilizan Alipay o WeChat Pay en sus compras, según una encuesta de Nielsen.

Esta tendencia también se ha extendido a Europa, donde los pagos por móvil de los turistas chinos alcanzan hasta el 60% de las compras realizadas en países como Francia, Reino Unido, Italia y Alemania. De hecho, la adaptación de estos países al ecosistema de pagos móviles de China se ha convertido en un atractivo adicional para el turista chino a la hora de elegir un país como destino turístico. Adicionalmente, esta adaptación supone además un aumento en las ventas, que podrían incluso incrementarse dado que hasta un 93% de los turistas chinos gastaría más dinero si se aceptara Alipay como medio de pago, según se desprende de esta encuesta. Actualmente, los turistas chinos utilizan el teléfono móvil en el 69% de los pagos que realizan en sus viajes al extranjero, lo que significa que esta adaptación permite alcanzar con mayor facilidad a los 180 millones de turistas chinos que viajaron al extranjero durante 2019, enriqueciendo la experiencia del viaje mientras se disfruta de la cultura y el estilo de vida locales.

En origen, la revolución tecnológica en China está transformando el mercado de consumo hacia un entorno de medios de pagos digitales. Este proceso se ha beneficiado de un uso no muy extendido de las tarjetas de crédito en China y de una alta penetración del smartphone que ha promovido que toda la sociedad, con independencia de la edad, haya adoptado el escaneado de código QR como una acción habitual en el momento de realizar el pago. Mientras tanto, en destino, la adaptación al ecosistema digital de China ha supuesto que muchos países incorporen servicios de pago por móvil que no están disponibles para los consumidores locales, haciendo extensiva la innovación que se desarrolla en China a los mercados de consumo internacionales.

La colaboración de Alipay con seis empresas de servicios de pago móvil europeos ha posibilitado que los 900 millones de usuarios de la aplicación puedan seguir utilizándola en sus desplazamientos al extranjero gracias a la implementación de un único código QR. Las empresas que colaboran en esta iniciativa son Bluecode (Austria), ePassi y Pivo (Finlandia), Momo Pocket (España), Pagaqui (Portugal), y Vipps (Noruega). Con ello, Alibaba ha conseguido implementar en Europa la innovación más popular de China en entornos FinTech, extendiendo su negocio más allá de la “muralla china” digital con el objetivo no sólo de mejorar la experiencia de viaje de los turistas chinos, sino con la pretensión de incorporarse al mercado de los servicios financieros y de comercio online en los países donde opera Alipay. En este sentido, el objetivo de la filial de Alibaba es incorporar su plataforma de medios de pago en unas 10 millones de pymes en toda Europa en los próximos cinco años. Con ello, se daría servicio a los más de 2.000 millones de consumidores que se estima viajen a Europa, y que pasarían a formar parte de los 1.200 millones de usuarios que tiene Alipay en Corea del Sur, Tailandia, Malasia, Filipinas, Indonesia, India, Bangladesh y Pakistán a través de los acuerdos de colaboración que mantiene con las empresas que ofrecen servicios de monedero digital en esos países.

En el caso de España, el objetivo es incorporar las empresas españolas a la plataforma de pagos de Alipay teniendo como reclamo a los turistas chinos, promoviendo, asimismo, un impulso en el proceso de digitalización. En poco más de un año, la filial de Alibaba ha conseguido incorporar más de 1.000 puntos de venta, consiguiendo que estas empresas se publiciten a través de su plataforma, lo que ha motivado que España sea el país europeo que ha experimentado un mayor volumen de transacciones. Una iniciativa que promueve la adaptación de nuestros comerciantes al turista chino, y que el tiempo dirá si se convierte en el servicio de pago por móvil más extendido entre todos los consumidores europeos, locales y turistas.

Los documentos de Qaraqash muestran parte del calvario uigur hoy. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- Una vez más se filtran documentos que prueban que los uigures son víctimas de Beijing. La semana pasada se conocieron los llamados “documentos de Qaraqash” que contienen una extensa y detallada información de individuos que han estado detenidos en los llamados centros de reeducación de Xinjiang.

Los documentos en cuestión son hojas de calculo de Excel, que contienen 667 registros que, de acuerdo con los expertos que los analizaron, describen a 311 individuos y sus comportamientos y actitudes como internos de estos centros durante un periodo de tiempo determinado. También contienen la edad y el sexo de los internos, que en su inmensa mayoría -el 91% de la muestra- son hombres con tan sólo 29 mujeres identificadas.

La razón por la que son hombres la mayoría de los detenidos radica en que son la mayor fuerza laboral, así como el centro y soporte del hogar, como suele ser natural en la cultura musulmana. Y la edad promedio de los detenidos se concentra en edad media, en plena edad productiva del hombre.

La data muestra nombres de los detenidos, así como su número de identificación nacional chino (18 dígitos), la dirección de los individuos, la razón de su detención y sus conexiones personales (miembros de la familia, vecinos, amigos, círculo religioso al que pertenece, lugar de trabajo, posición laboral, además de antecedentes criminales previos a la detención -si los hubiera- que, según los análisis, constituyen un punto crítico para valorar el tiempo de reclusión.

Las razones identificadas por las detenciones en el documento van desde violaciones de las políticas de control de natalidad, el portar velo o pañuelo para cubrir el pelo, crecimiento de la barba, haber solicitado un pasaporte y no haber salido del país, o personas que han viajado fuera, tener comunicación con el exterior, o incluso haber visitado alguna web extranjera.  También se observó que los nacidos entre los años 1980 a los 2000 son mucho más propensos a ser detenidos, pues son considerados por el Partido Comunista como radicales porque no fueron necesariamente educados con libros de textos comunistas.

Los documentos de Qaraqash muestran como algunos de los individuos ya no se encuentran en “entrenamiento”, que es el término que emplean para describir qué hacen estos individuos internados. Pero el no estar en entrenamiento o haber terminado el entrenamiento no significa que han sido liberados. En algunos casos son dejados en una especie de libertad condicional, por lo que regresan a sus hogares, pero permanecen bajo vigilancia constante. Y en otros de estos casos la vigilancia se instala dentro de las mismas viviendas. Otros individuos aparecen clasificados como que encontraron trabajo, definido bajo el término “jiuye” a los que los expertos creen que se refiere a que son enviados a campos de trabajo forzoso; en otras palabras, son trasladados a industrias manufactureras donde están obligados a trabajar bajo monitoreo y control de las fuerzas de seguridad china, con un pago mínimo o sin compensación alguna.

También  se pudo comprobar que el comportamiento de la familia del detenido durante el tiempo de reclusión es clave para la liberación del mismo. Si los miembros se muestras dóciles y obedientes con las autoridades chinas, favorecerá al detenido. Incluso después de la liberación deben continuar mostrándose cooperativos y con “una sincera actitud de arrepentimientos de sus actos”, aunque estos no representen ninguna amenaza real para la sociedad, pero si una amenaza para el Partido Comunista Chino y sus estándares de control y supresión social.

Como si esto no fuera suficiente, el no cumplir con trabajo comunitario puede ser también una razón para ser llevado a uno de estos campos. Por citar un ejemplo, en el documento se comprobó cómo un individuo fue detenido por no haber participado en las ceremonias de izado de la bandera, o participar activamente en eventos de propaganda del partido comunista chino.

Todo esto muestra la opresión bajo la cual se vive en China. Los documentos ponen de manifiesto los niveles control social, como el monitorio de individuos en actividades ordinarias, y como estas actividades y comportamientos ordinarios han llegado a ser criminalizados por las autoridades chinas, como usar atuendos más musulmanes, el rezar con frecuencia, o incluso no participar en actividades comunitarias en las que se venere al Partido Comunista o a su secretario y líder Xi Jinping.

“Los documentos de Qaraqash” son uno más en la lista de otros que se han filtrado. El anterior lo reportó el New York Times el pasado noviembre y al que 4Asia dedicó una columna (Uigures: Las pruebas sobre la mesa, publicado el 27 de noviembre de 2019). Así como los “Cables de China”, ponen en evidencia las prácticas de Beijing contra la población y específicamente el acoso, del que están siendo víctimas las minorías presentes en la región autónoma de los uigures o Xinjiang, que hasta hace poco constituían la mayoría de la población de esa región, pero que Beijing ha ido repoblando con ciudadanos de la etnia Han para ir imponiendo su presencia y al final, acabar con las diferentes creencias y cultura que han existido por siglos en esa zona.

INTERREGNUM: Trump visita a Modi. Fernando Delage

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, realiza esta semana su primera visita a India. El primer ministro Narendra Modi—con quien se vio hasta cuatro veces el pasado año—le ha organizado una multitudinaria recepción en su estado natal de Gujarat. Pero además de engrasar el ego de un Trump en busca de su reelección, Modi tiene que asegurarse de que no vuelva a Washington con las manos vacías. Ambos países comparten intereses, pero también no pocas diferencias dados los costes internos y externos que representa para el gobierno indio un acercamiento “excesivo” a Estados Unidos.

Como Obama y antes Bush, Trump quiere que India desempeñe un papel más activo en la seguridad asiática y asuma un papel de contra-equilibrio con respecto a China. Al mismo tiempo, pretende conseguir un más fácil acceso al mercado indio de las empresas norteamericanas. Para Delhi, la superioridad de China—cuya economía es cinco veces mayor—justifica el imperativo de una relación estratégica con Estados Unidos para poder recibir la ayuda militar y tecnológica que necesita. El dilema para Modi es cómo beneficiarse del apoyo de Washington sorteando las presiones de este último cuando sus intereses no coinciden. Como mayor comprador de armamento a Rusia, por ejemplo, India es especialmente vulnerable a la política de sanciones de la Casa Blanca. Y tampoco puede permitirse una hostilidad innecesaria con Pekín, cuyas inversiones directas también corteja. El actual enfrentamiento entre Estados Unidos y China, un factor que ha transformado el entorno estratégico en el que India ha definido su política exterior desde el fin de la guerra fría, limita por tanto su margen de maniobra y condiciona en gran medida las opciones de su política asiática.

En cuanto a las coincidencias entre ambos gobiernos, los avances en la relación bilateral han sido notables durante los últimos años. Han establecido nuevos mecanismos de diálogo estratégico (como el “2+2”, el “Quad” o el proceso trilateral con Japón); han firmado acuerdos orientados a mejorar la interoperabilidad entre sus fuerzas armadas; y han ampliado el alcance de sus maniobras conjuntas. Se espera que, durante la visita de Trump, se apruebe la compra de helicópteros para la armada india, y se avance en las negociaciones sobre otros equipos que Estados Unidos suministrará a Delhi en el futuro.

Mayores dificultades cabe esperar en el terreno comercial. India exige la exención a los aranceles impuestos por Washington al acero y aluminio, entre otros productos, a la vez que está dispuesta a ofrecer una reducción de tarifas a la importación de lácteos, fruta, o motos Harley-Davidson, de origen norteamericano. La suma de prioridades divergentes, condicionantes políticos internos, y falta de voluntad ha impedido el entendimiento. El problema es que los choques económicos pueden terminar afectando a la esfera estratégica. Además de China y otros intereses geopolíticos compartidos, la estabilidad y el equilibrio de la relación entre Estados Unidos e India depende de estos otros elementos.

También, en último término, de la propia capacidad india de asegurar su cohesión social y un crecimiento económico sostenido. La política hinduista de Modi está provocando grandes divisiones internas que no sólo ponen en riesgo el laicismo de la República y su prosperidad, sino asimismo su ascenso internacional y, por tanto, su utilidad como socio de Washington.

Nuevo escenario afgano

El acuerdo anunciado entre Estados Unidos y los talibán para cronificar y supuestamente encauzar el conflicto en suelo afgano es una noticia llena de interrogantes pero que puede significar cambios profundos en la arquitectura política y de alianzas en toda la región.

El acuerdo es fruto de negociaciones más o menos discretas desarrolladas durante más de un año en dos escenarios diferentes: uno de negociación directa entre Estados Unidos y el movimiento islamista en un proceso facilitado por Qatar y Pakistán, y otro de diálogo entre los talibán y los gobiernos afganos de los dos últimos años. Este último, que debería adquirir impulso tras el acuerdo primero, se desarrolla sin embargo con enormes dificultades, ya que el gobierno en Kabul sigue asentado sobre acuerdos entre señores de la guerra cuyo poder radica en la  influencia territorial y en cada uno de los grupos étnicos que conviven en el país, donde la corrupción y la economía del opio sigue siendo un factor económico esencial para todos.

Pero el acuerdo mismo anunciado contiene muchos interrogantes. La realidad es que el movimiento talibán ocupa un poder territorial real que Estados Unidos ha podido contener pero no derrotar y sobre cómo se va a gestionar esto no hay datos suficientes. Por otra parte, hay una condición de ese acuerdo, que se susurra pero no se hace pública, que es el compromiso asumido por los talibán y que consiste en ayudar a erradicar la presencia en suelo afgano de un cada vez más activo Daesh, el largo brazo del islamismo sunní que combate en Irak y Siria y ha realizado atentados en todo el planeta. Cómo se va a llevar a cabo esto y con qué resultados reales está por ver.

Finalmente, el protagonismo de Qatar, que se une a su presencia indirecta en Libia, a su creciente influencia en Gaza y Cisjordania y su mediación en Irán, bajo la atenta mirada de sus rivales saudíes puede estar sentando las bases de un cambio significativo en el equilibrio regional.

Relaciones India-Sri Lanka en el contexto del Indo-Pacífico. Niranjan Marjani

El primer ministro de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, visitó la India del 7 al 11 de febrero. Esta fue su primera visita al extranjero desde que se convirtió en primer ministro en noviembre de 2019. Su visita se produce en el momento en que India ha acelerado sus compromisos diplomáticos con Sri Lanka. A principios de noviembre de 2019, el presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, visitó la India. Esta fue también su primera visita al extranjero después de ser juramentado como presidente. Las elecciones presidenciales se celebraron en Sri Lanka en noviembre de 2019 en las que ganó Gotabaya Rajapaksa. Después de convertirse en presidente, nombró a su hermano y ex presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, como su primer ministro.

Las relaciones entre India y Sri Lanka podrían considerarse en fase de reestructuración. Esto se debe a que las relaciones India-Sri Lanka han sido principalmente de naturaleza bilateral. Ambos han formado parte de compromisos multilaterales como SAARC (Asociación del Sur de Asia para la Cooperación Regional) y BIMSTEC (Iniciativa de la Bahía de Bengala para la Cooperación Técnica y Económica Multisectorial). Pero estos compromisos han sido limitados. A pesar de ser vecinos y tener estrechos vínculos culturales e históricos, las relaciones entre India y Sri Lanka han sido complejas. Por lo tanto, es importante considerar las relaciones entre ambos países cuando India está tomando medidas para extender su alcance en el Indo-Pacífico. Sri Lanka como vecino de la India y un país importante en el sur de Asia, así como el Indo-Pacífico, jugaría un papel importante para la India.

Las complejidades en las relaciones India-Sri Lanka

India y Sri Lanka comparten una cultura y patrimonio comunes. El budismo es un fuerte factor vinculante entre los dos. Ambos países fueron colonias de los británicos y ambos se independizaron casi al mismo tiempo, India en 1947 y Sri Lanka en 1948. Sin embargo, el tema de los tamiles en Sri Lanka ha sido un gran irritante entre ambos países. Sri Lanka había estado involucrado en una guerra civil durante tres décadas contra los Tigres de Liberación de Tamil Eelam (LTTE). La guerra civil terminó en 2009 con la derrota de LTTE. El tema tamil en Sri Lanka ha sido importante para la India ya que tiene una relación directa con el estado de Tamil Nadu en la India. La política interna de Tamil Nadu ha moldeado la política de India hacia Sri Lanka por un largo período de tiempo. Incluso después del final de la guerra civil, la rehabilitación de los tamiles en Sri Lanka sigue siendo un tema importante en las relaciones entre India y Sri Lanka. Otra complejidad en la relación entre los dos países ha sido la diferencia de tamaño de ambos. La presencia de India en el vecindario, que es 50 veces más grande que Sri Lanka, se ve con aprensión. Debido a esta aprensión, Sri Lanka buscó desarrollar amistades con países como Estados Unidos y China en diferentes momentos.

Preocupaciones estratégicas de la India

En los últimos años, la Iniciativa Belt and Road de China ha sido motivo de preocupación para la India, ya que plantea un desafío estratégico para la India. El proyecto de China también incluye países en el vecindario de India, como Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka y Myanmar. El aspecto estratégico en las relaciones India-Sri Lanka se destacó cuando en 2014 el entonces presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, permitió a China atracar su submarino en el puerto de Colombo. Después de que Maithripala Sirisena se convirtiera en presidente de Sri Lanka en 2015, adoptó una política favorable a la India. En 2017, cuando China nuevamente solicitó permiso para atracar su submarino en el puerto de Colombo, Sirisena rechazó la solicitud debido a las preocupaciones de la India. India estaba preocupada cuando recientemente Gotabaya Rajapaksa, hermano de Mahinda, se convirtió en presidente porque los Rajapaksas han sido considerados favorables para China. Para contrarrestar a China, India ha acelerado su alcance diplomático a Sri Lanka. Inmediatamente después de que Gotabaya ganó, el Ministro de Relaciones Exteriores de la India, S. Jaishankar, visitó Sri Lanka en noviembre de 2019 para reunirse con el primero. Jaishankar fue el primer visitante extranjero en conocer a Gotabaya Rajapaksa. De manera similar, en enero de 2020, el asesor de seguridad nacional de India, Ajit Doval, visitó Sri Lanka y se reunió con el nuevo presidente.

Las relaciones entre India y Sri Lanka aún no se han desarrollado en el área estratégica. Sri Lanka se encuentra a solo 18 millas náuticas de la India. India necesita involucrar más a Sri Lanka mientras formula la política del Indo-Pacífico. En el último año, India ha realizado grandes esfuerzos para desarrollar relaciones cercanas con Maldivas, un vecino de India y Sri Lanka. Del mismo modo, India debe centrarse en la cooperación estratégica con Sri Lanka. Si la India tiene que desafiar su propio cerco estratégico de China, Sri Lanka tendría un papel importante en la política del Indo-Pacífico de la India. Las relaciones entre India y Sri Lanka no han sido cordiales todo el tiempo en el pasado. Sin embargo, ambos países deben centrarse en nuevas áreas de cooperación. La estrategia del Indo-Pacífico podría ofrecer a India la oportunidad de fortalecer sus relaciones con Sri Lanka.

(Niranjan Marjani es periodista independiente de Vadodara, India)

Twitter – @NiranjanMarjani

THE ASIAN DOOR: Europa ante el reto tecnológico. Águeda Parra

Si disruptiva ha sido la transición entre la red 3G a 4G, mayor impacto tendrá sobre el desarrollo de la nueva economía digital la irrupción del 5G. Además de ser una nueva generación de redes móviles, el 5G va a influir de forma significativa en los cambios socioeconómicos de los próximos años, impulsando el desarrollo de modelos de negocio actualmente no disponibles porque la tecnología no ofrecía las prestaciones necesarias para su implementación.

Ha sido suficiente menos de una década para que despunten y maduren nuevos negocios digitales desde que en 2013 se desplegara la red móvil 4G. La irrupción del smartphone ha popularizado el e-commerce, mientras las FinTech están dando respuesta a las necesidades que están surgiendo en torno a los medios de pago y las cada vez más demandadas actividades de financiación online. En este nuevo contexto de innovación tecnológica, la nueva generación de redes móviles 5G generará todo un ecosistema en el que las aplicaciones desarrolladas bajo las estructuras de las nuevas tecnologías, como la Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial, podrán desplegar todo su potencial.

Una de las características claves del 5G es la latencia o, dicho de otra forma, el retraso temporal en la transmisión de datos dentro de la red. Se alcanzarán velocidades de respuesta de hasta 1 milisegundo, lo que supondrá la transformación de muchos sectores en muy diferentes ámbitos de actividad. Entre las industrias que se verán ostensiblemente beneficiadas por el impulso de la nueva tecnología destaca la automoción, dando lugar a la aparición de los coches autónomos. Asimismo, en otros ámbitos como la medicina, se podrán realizar operaciones a distancia, el sector de los videojuegos se beneficiará del impulso de la realidad virtual, mientras la industria de la robótica y el sector logístico operarán en tiempo real, generando los avances tecnológicos necesarios para consolidar la implantación de modelos de Smart Cities y Smart Factories.

La disrupción tecnológica asociada al 5G generará nuevos modelos de negocio valorados en millones de euros, y aquellos países pioneros en el despliegue de la nueva red podrán monetizar antes el impulso económico que los expertos estiman en unos 2,2 billones de dólares en los próximos quince años, según el informe The Mobile Economy 2019 de la Asociación GSM. En esta carrera por el liderazgo en 5G, Asia es el principal referente. Corea del Sur es el primer país con cobertura completa y, junto con Japón, China y Estados Unidos, agruparán a más de la mitad de los suscriptores mundiales en 2025, momento en el que se estima que la red 5G alcance una cobertura del 65% de la población mundial, según el Ericsson Mobility Report en su edición de noviembre 2019.

La tecnología avanza, genera nuevas modelos de negocio e impone un aprendizaje cada vez mayor y más rápido para que la sociedad no se quede atrás en la adquisición de las habilidades digitales básicas. Sin embargo, Europa no parece afrontar la cuarta revolución industrial en una posición destacada frente al resto de grandes potencias que están apostando por la inversión en innovación y en el impulso del talento. El barómetro de la brecha digital en Europa muestra que el 37% de la fuerza laboral no tiene habilidades digitales básicas, una desventaja significativa para desarrollar y adoptar las nuevas tecnologías en los procesos productivos. Más cuando se estima que 9 de cada 10 empleos van a requerir habilidades digitales para su desarrollo, generando una brecha digital que motivará el desposicionamiento de las empresas europeas frente a otras mejor posicionadas en la carrera por la adopción de las nuevas tecnologías.

En la carrera por la innovación tecnológica, Europa debe primero afrontar el desafío de la brecha digital. Aunque dentro de los países miembros existen diferencias importantes en el nivel de adopción tecnológica, solamente diez países de los veintiocho se sitúan por encima de la media, siendo Luxemburgo, Dinamarca y los Países Bajos los que figuran en las tres primeras posiciones. El bloque de los países con mayor brecha digital es significativamente más amplio, integrado por dieciocho países. En este grupo, España se sitúa cinco niveles por debajo de la media europea con un 53%, es decir, apenas la mitad de la población de entre 16 y 74 años dispone de habilidades digitales básicas. Todo un desafío para Europa y para España afrontar la próxima década desde una perspectiva tecnológica más retadora.

El Coronavirus y la erosión del liderazgo chino. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- El coronavirus se ha convertido en la crisis sanitaria más seria de los últimos años, en la que las medidas, por extremas que han sido, no han conseguido detener el número de infectados y desafortunadamente tampoco de fallecidos (a pesar de que esta última cifra es baja comparativamente con la demografía de la Provincia de Hubei, y aún más baja si se compara con la población de China).

A siete semanas de que el gobierno chino hiciera pública la emergencia, y construyeran hospitales en tiempo récord, todo indica que el manejo de la crisis no fue exitoso en las primeras horas en el epicentro del brote. Y que en las primeras semanas se cometieron errores graves de diagnósticos que han contribuido a una mayor propagación del virus.

Algunas fuentes locales sostienen que la cuarentena fue declarada tarde considerando el momento del año en que sucedió el brote, justo antes de la celebración del año nuevo chino, fiesta que moviliza más ciudadanos que ninguna otra festividad en el mundo, por lo que Beijín debió actuar con más prontitud.

Aunque, ciertamente, las declaratorias de cuarentenas siempre abren un dilema. Por un lado, pueden ser pronunciadas muy pronto, con lo cual se contiene la epidemia, pero la percepción pública podría ser negativa ante los inconvenientes y la sensación de que fue una medida exagerada. O, por el contrario, se declara tarde -como parece haber sucedido en Wuhan- por lo que los casos de contagios se multiplican rápidamente.

Otro problema es el sistema sanitario chino, que en plena crisis ha dejado ver su debilidad y precariedad. El número de personal sanitario parece no ser insuficiente para dar abasto a la crisis, así como los estándares usados no parecen estar al nivel de los estándares de occidente. Y la prueba es que a finales de la semana se incorporaron a las estadísticas un gran número de contagiados y decesos, que inicialmente no fueron contabilizados ni diagnosticados como contagiados del coronavirus. Algo que parece haber previsto la comunidad internacional, debido a las tempranas medidas extremas que se tomaron de evacuación de la zona afectada, seguido por la paralización de vuelos a muchos destinos chinos.

Lo que deriva en otro gran problema que es la falta de confianza que genera China en la comunidad Internacional. Thomas Bossert (ex asesor de seguridad nacional de Trump y de Bush) afirmó la semana en un evento sobre la crisis del coronavirus en el Atlantic Council en Washington, que “el problema en el que nos encontramos ahora es de confianza pública que a su vez circunscribe la seguridad sanitaria pública, lo que es también un asunto de Seguridad Nacional. Esto parece haberse fracturado en China y empieza a haber una tensión que no habíamos visto antes en la sociedad civil china ni en el liderazgo chino”.

Así mismo, Bossert apuntó que cuando tuvo lugar la crisis del SARS la economía china representaba tan sólo el 5% del Producto Interior Bruto mundial, y esa crisis generó el pánico de las empresas y cadenas de distribución en su momento. Por lo que fue muy irresponsable que occidente dejará en las manos de China la mayor producción de suministros y productos de uso diario después de haber tenido esa experiencia. Hoy la economía china representa el 16% de la economía mundial y las manufacturas de gran parte de esos productos sigue estando en el continente chino.

Rebecca Gustafson (portavoz de la ONG Project Hope, cuyo foco es la atención sanitaria y que opera en China hace más de veinte años) afirmó que ellos han formado personal médico en la región afectada, y ni siguiera por eso tienen acceso a cifras claras. Saben que los síntomas que presentan los pacientes pueden variar de unos a otros, por lo que no hay un patrón que sigue la enfermedad, lo que es mucho más difícil para su diagnóstico.

Gustafson afirma también que la información es confusa, la gente cree más lo que dice un vecino o un familiar que lo que se dice oficialmente. Se han borrado las plataformas de WeChat con la idea de acabar con rumores. Los precios de suministros médicos se han disparado a un 20% por encima de su valor. Y ahora hasta se está cuestionando si la transmisión pudiera ocurrir por los sistemas de conductos de aire y calefacción de viviendas de edificios enormes en los que habitan cientos de familias.

Es prematuro poder hacer cálculos del impacto del coronavirus, en cuanto al número de víctimas mortales en China, es muy poco probable que nunca lleguemos a conocer las cifras reales, si consideramos que hay varios periodistas desaparecidos que se dedicaron a subir información de hospitales, publicar fotos, y alertar de la gravedad de la situación en las redes sociales chinas. Claramente han sido neutralizados por el gobierno chino, en consonancia con sus métodos. En cuanto al impacto económico, Beijín parece estar intentando un plan de restablecimiento de los empleos para evitar más freno económico. Sin embargo, al final del primer trimestre veremos una parada importante en el crecimiento económico chino. Incluso en el sector de turismo global, The Economist calculaba que el impacto del virus será de unos 80.000 millones de dólares, debido a que la salida de viajeros chinos no se recupera hasta el próximo año.

La aparición de Xi Jinping en público la semana pasada, visitando enfermos en un hospital, demuestra que la propaganda del partido comunista chino está activa en acercar el líder al pueblo, y difuminar la negativa imagen que el manejo de ésta crisis ha dejado.

Y sin mucho temor a equivocación se puede afirmar que los casos de transmisiones no sintomáticas seguirán siendo un problema para China y por lo tanto para el mundo, hasta que Beijing finalmente ponga en marcha un plan de acción o un método de diagnostico más eficaz. Quizá siendo más abiertos y permitiendo la entrada de personal especializado internacional la situación se podría serenar.

INTERREGNUM: Alianza en peligro. Fernando Delage

La semana pasada el gobierno de Rodrigo Duterte notificó a Washington su intención de dar por concluido el acuerdo de 1998 sobre cooperación militar (“Visiting Forces Agreement”, VFA) que ha permitido desde entonces la presencia de tropas norteamericanas en Filipinas, con el fin de adiestrar a las fuerzas locales en la lucha antiterrorista y contra el tráfico de drogas. El acuerdo, negociado después de que la Constitución filipina prohibiera el establecimiento de bases militares extranjeras—Estados Unidos tuvo que abandonar las dos que poseía en el archipiélago—, ha sido uno de los elementos básicos de la alianza entre ambos países junto al tratado de defensa mutua de 1951, y el instrumento que actualizó y amplió este último en 2014.

La denuncia del pacto se debe, según Manila, a “la falta de respeto a la soberanía filipina”. Pero el detonante parece haber sido la negativa de Washington a conceder un visado a uno de los más estrechos aliados de Duterte, el senador Ronald “Bato” de la Rosa, antiguo responsable de la policía nacional, a quien se acusa de violación de derechos humanos. Debe recordarse, no obstante, que—desde su elección en 2016—el presidente filipino ya puso en duda la continuidad de la alianza bilateral. Duterte imprimió un nuevo giro diplomático hacia China, abandonando de este modo la posición de su antecesor, Benigno “Noy” Aquino III, quien llegó a demandar a Pekín ante el Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya por las acciones de la República Popular en el mar de China Meridional.

Sin el VFA, las capacidades militares filipinas se verán gravemente limitadas. Se ponen en riesgo los ejercicios conjuntos anuales, así como el elemento disuasorio frente a posibles acciones hostiles que representa la presencia naval norteamericana en el mar de China Meridional. Por no mencionar la aportación financiera de Estados Unidos: entre 2016 y 2019, Washington ha proporcionado a Manila más de 550 millones de dólares en ayuda a su defensa.

Duterte ha prohibido a los miembros de su gabinete viajar a Estados Unidos, y ha rechazado la invitación del presidente Trump a participar en la próxima cumbre Estados Unidos-ASEAN que se celebrará en marzo en Las Vegas. El Departamento de Estado norteamericano ya ha indicado que la decisión tendrá graves consecuencias para la relación bilateral, aunque Trump se ha limitado a manifestar su alegría por el “ahorro” que supondrá para las arcas norteamericanas.

La terminación de este acuerdo no implica por sí misma el fin de la alianza: el tratado de defensa mutua siga en pie. Pero las implicaciones de la decisión de Duterte van mucho más allá de sus relaciones con Washington. Si bien este último no ha señalado a China como una de las variables detrás de la renuncia, hay que presumir que lo es. Debilitar las alianzas bilaterales de Estados Unidos es uno de los objetivos estratégicos fundamentales de la República Popular, cuya influencia parece así cada vez mayor en la región. La incertidumbre sobre el futuro de la alianza con Filipinas supone por tanto un duro golpe para la credibilidad de la arquitectura de seguridad construida por Estados Unidos en Asia hace setenta años.

La Conferencia de Munich y el debate de fondo

La 56 edición de la Conferencia de Seguridad de Munich acogió la semana pasada a de 500 altos cargos, entre ellos 40 jefes de Estado o de Gobierno y más cien ministros de Exteriores y de Defensa en la citada ciudad alemana. Bajo el lema tácito de que el mundo es hoy más peligroso, los mandatarios analizaron la situación de los conflictos en marcha y los potencialmente emergentes que, en la práctica envuelven a prácticamente todo el planeta con distinta intensidad y distintos perfiles e intereses.

Pero más allá de Afganistán, Irán, Siria, Libia y el impacto del cambio climático en la estabilidad institucional y los retos de Defensa, la nueva guerra fría fue la protagonista en forma de la pugna entre EEUU y China por el dominio de la tecnología informática, la ausencia de un papel europeo y el debate sobre las consecuencias que para las sociedades democráticas y sus intereses nacionales tendría optar por los modelos y aplicaciones informáticas de un país China, que representa una opción autoritaria, de invasión estatal y de escasa transparencia en la gestión política.

Desde Europa, crece la tendencia a presentar la pugna como una disputa comercial entre Estados Unidos y China presentada casi de manera neutral como algo ajeno. Pero, al margen de este aspecto comercial indudable, como lo hay tras casi cada problema entre naciones, no es lo mismo un lado que otro ni lo que representa una sociedad y otra. No es lo mismo un desarrollo tecnológico hipercontrolado por un sistema autoritario que otro acogido a la tutela judicial y política de una sociedad abierta, con las imperfecciones que haya.

No se trata de la capacidad de penetración de China en la inteligencia occidental, en los sistemas estratégicos, de Defensa y de toma de decisiones, que también. Se trata más bien de reflexionar sobre qué pasaría en un escenario de conflicto, general o regional, si la tecnología está en situación de ser bloqueada, condicionada o manejada por los que tienen las libertades y los derechos individuales como la última de sus prioridades.

Europa frente a la rivalidad EEUU-China. Isabel Gacho Carmona.

La situación de competencia estructural entre la potencia vieja y la nueva pone a los Estados miembros de la UE en una posición difícil. Nos estamos viendo obligados a tomar decisiones incómodas, con la petición de Trump de vetar a Huawei como punta de lanza. Nos pusimos de acuerdo el pasado febrero cuando Comisión publicó el famoso documento UE-China: Una Perspectiva Estratégica, en el que se definía a China como “un competidor económico que persigue el liderazgo tecnológico” y “un rival sistémico”. Hasta Grecia y Hungría, que tienen relaciones más estrechas con Pekín, dieron luz verde a este cambio de narrativa.

Pero no es ningún secreto que, mientras con Estados Unidos nos une una alianza estratégica y dependencia en materia de defensa, con China hemos ido estrechando vínculos económicos y financieros hasta el punto de ser también dependientes de Pekín. Ahora bien, pese a las declaraciones de intenciones conjuntas desde Bruselas, el papel de cada Estado es diferente. Las inversiones en sectores estratégicos, los foros subregionales como el 17+1, la relación comercial asimétrica… son instrumentalizadas por China de manera bilateral. Muchas veces dejando a las capitales europeas en una posición muy susceptible al vasallaje, lo que se traduce, inevitablemente, en la dificultad de llegar a posiciones comunes. El bloqueo de Grecia a una declaración conjunta de la UE condenatoria a China en el Consejo de Derechos Humanos en 2017 es de los ejemplos más famosos en este sentido.

Mientras tanto, analistas y académicos llevan tiempo analizando esta situación desde diferentes puntos de Europa. En 2014, el Real Instituto Elcano e Ifri, con idea de aunar ideas e investigaciones, crearon el European Think-tank Network on China (ETNC). Una red que cuenta con expertos en la materia de una gran selección de centros de investigación europeos.

El último de sus informes, Europe in the Face  of US-China Rivalry, editado por los analistas de Elcano Miguel Otero-Iglesias y Mario Esteban, se analiza caso por caso un total de 18 Estados miembros. Como la petición del veto a las redes 5G de Huawei ha puesto de manifiesto, los diferentes Estados miembros -soberanos, no nos olvidemos-, han calibrado sus opciones, en general, por separado. Cada uno haciendo balance entre sus relaciones con Washington, sus relaciones con Pekín, y la defensa de sus propios intereses. Es por esto que conocer de cerca las relaciones que tienen los diferentes miembros con ambas potencias es crucial para entender la situación y poder buscar posiciones comunes. Así, el informe analiza las situaciones concretas desde Grecia a Finlandia, pasado por Eslovaquia o el ya exmiembro Reino Unido.

Concluye que pese a las diferencias, hay un punto común claro entre los Estados miembros: Todos consideran a EEUU como su aliado preferente y dependen de su protección militar, pero quieren sacar el mayor provecho posible a los beneficios económicos que hacer negocios con China supone. Ahora bien, también concluye que el unilateralismo norteamericano y la asertividad china nos hacen tener que repensar nuestra autonomía estratégica. Y es aquí donde hay discrepancias. En general hay consenso respecto al término, pero no tanto acerca de su contenido. En este sentido entran en juego varios factores -diferencias económicas entre miembros, gobiernos populistas contrarios a Bruselas…-, pero entre ellos hay uno crucial, las diferencias en las relaciones con Washington y Pekín. Y este informe de ETCN arroja mucha luz sobre el tema.