Entradas

THE ASIAN DOOR: Las baterías eléctricas chinas, el gran reto para Europa. Águeda Parra

Cuando la estimación para la economía china es que su crecimiento quede por debajo del que alcanzarán las economías asiáticas en 2022, por primera vez en tres décadas, los fabricantes chinos de coches eléctricos refuerzan su internacionalización hacia el mercado europeo, en previsión de que este año finalicen los subsidios gubernamentales al sector. El panorama de crecimiento de los coches eléctricos se irá transformando en los mercados asiáticos, pero con mayor impacto en el europeo con la llegada masiva de una oferta diversa y de alta calidad por parte de las marcas chinas.

Bajo este escenario, marcas chinas más conocidas como BYD y Nio, y otras que irán acaparando progresivamente el interés de los consumidores europeos, como Xpeng y Wuling, irán haciéndose fuertes en el despliegue de los coches eléctricos en Europa, pero también en la fabricación de baterías de litio. La ventaja competitiva a favor de las marcas chinas es que muchas de ellas aportan un ecosistema integrado, desde la fabricación de los coches eléctricos hasta la producción de las baterías, que hoy por hoy no ofrecen los grandes fabricantes de coches europeos, más inmersos en su transformación de vehículos de combustión fósil a eléctricos.

China no solamente tiene el mayor mercado doméstico del mundo de coches eléctricos, sino que también lidera la producción, pasando de representar un 36% en 2020, a alcanzar una cuota de mercado del 51% en 2022, lo que equivale a producir unos 3,84 millones de vehículos eléctricos al año. Este liderazgo de China en el desarrollo de nuevos modelos de movilidad sostenible ha contribuido a que la marca china BYD se haya convertido en el mayor productor de coches eléctricos durante el primer semestre de 2022, arrebatando el trono al coloso estadounidense Tesla.

Una parte importante de ese liderazgo reside en el expertise desarrollado por las empresas chinas en la fabricación de baterías, que suponen hasta el 40% del coste del vehículo, acaparando hasta el 54% de toda la capacidad instalada en coches en julio de 2022, frente al 30% y 14% que representan las marcas surcoreanas y japonesas, respectivamente. Dos son las grandes empresas chinas que lideran la fabricación de baterías, Contemporary Amperex Technology Ltd (CATL), que lidera el mercado con un 35% de cuota, seguida de BYD, que impulsada por unas mayores ventas de coches ha elevado su participación hasta el 13%, sobrepasando a la japonesa Panasonic, que fabrica las baterías para Tesla y que alcanza un 9% de cuota de mercado en julio de 2022.

Las ventas de coches eléctricos bajo el esquema del Designed in China y Made in China no solamente están abasteciendo el mercado local, donde se estima que la penetración alcanzará el 20% a finales de año, sino que también se han incrementado significativamente las ventas a mercados extranjeros, registrando un crecimiento interanual del 290% en 2021. Sin embargo, apostar por la cercanía a estos nuevos consumidores es lo que está motivando el desembarco de nuevas fábricas chinas en Europa. De esta forma, las empresas chinas acercan su oferta a la región que ha liderado el sector automovilístico históricamente, pero en su versión de coches de combustión.

La estimación de crecimiento del mercado europeo de coches eléctricos ha impulsado la construcción de nuevas fábricas chinas por todo el territorio, con especial énfasis en el despliegue de una red de alquiler e intercambio de baterías extraíbles, hasta un total de 1.000 zonas de aprovisionamiento fuera de China, principalmente desplegadas por Europa, y con el foco puesto es el consumidor de coches eléctricos en Alemania.

En este cambio de paradigma está el fabricante chino Nio, que suma a la fábrica de Noruega una nueva en Hungría, dedicada a desarrollar estaciones de cambio de baterías, reduciendo así los costes de tenerlas que exportar desde China. Poder disponer en pocos minutos de una batería extraíble cargada va a suponer la gran revolución del sector que disparará las ventas de los coches eléctricos. Vitalidad innovadora del Designed in China en movilidad sostenible que garantiza una fuerte competencia con las propuestas de las grandes marcas europeas de automoción.

 

THE ASIAN DOOR: ¿Quién va ganando la batalla de los semiconductores? Águeda Parra

La campaña iniciada por los órganos reguladores chinos no parece ser la única prueba de fuego que vayan a tener que enfrentar los titanes tecnológicos en los próximos años. Después de un año de continua adaptación a las nuevas políticas regulatorias, y de afrontar el pago de cuantiosas multas, las empresas de Internet están enfrentando un nuevo reto inesperado: la competencia con la industria de los semiconductores en la captación de financiación.

Conseguir la autosuficiencia tecnológica que persigue China tiene como punto inicial adquirir capacidades avanzadas que permitan el diseño y fabricación de los chips que se utilizan en entornos de alta componente tecnológica. Los semiconductores, junto con la robótica y la biotecnología, se han convertido en la máxima prioridad del gigante asiático en su carrera tecnológica con Estados Unidos y, por tanto, despertando interés entre los inversores internacionales. Resultado de este este nuevo enfoque es la cifra récord de 131.000 millones de dólares en fondos de riesgos que consiguieron recaudar las startups tecnológicas chinas, menos de la mitad de los 296.6000 millones de dólares que consiguió atraer el principal polo tecnológico, Silicon Valley, pero que refuerzan la pujanza que están adquiriendo estos sectores entre los inversores extranjeros.

En el caso concreto de los semiconductores, los objetivos de autosuficiencia tecnológica fijados en el plan Made in China 2025 están asociados a un progresivo incremento de la inversión en el desarrollo de capacidades tecnológicas que permitan al gigante asiático producir chips avanzados. Resultado de esta hoja de ruta es que China lleva superando a Estados Unidos en inversión en semiconductores desde 2018, creciendo significativamente hasta alcanzar los 8.800 millones de dólares, ocho veces más que los 1.300 millones de dólares que invirtió Estados Unidos en 2021, según datos de Preqin.

Otro de los ámbitos donde China está avanzando de forma significativa es en las ventas de chips. En un mercado dominado por Estados Unidos, el gigante asiático ha incrementado paulatinamente su participación hasta alcanzar una cuota de mercado que supone el 11% de las ventas globales, según datos de la Asociación de Industria de Semiconductores (SIA, por sus siglas en inglés). A pesar de las sanciones impuestas por Estados Unidos, y que las empresas chinas todavía siguen siendo pequeños actores en el escenario global, la estrategia de desarrollar la industria nacional de semiconductores comienza a dar sus frutos. Resultado de ello sería que China podría elevar sus ventas hasta el 17,4% en 2024, según estimaciones de SIA, situando al gigante asiático como tercer proveedor mundial, solamente por detrás de Estados Unidos y Corea del Sur.

En cuestión de producción, el apoyo estatal y la creciente demanda local han impulsado la fabricación nacional de chips, tanto de empresas locales como extranjeras, alcanzando 369.000 millones de unidades en 2021, un aumento interanual del 33,5%, según datos de la Oficina Nacional de Estadística de China. Unas cifras que muestran el creciente protagonismo del gigante asiático entre los principales productores mundiales hasta alcanzar una cuota del 15%, desde el 1% que representaba en 1990, adelantando a Estados Unidos que cae hasta el 12%, desde el dominio del 37% que ostentaba en 1990. Una tendencia que muestra cómo China podría convertirse en el mayor productor de semiconductores acaparando el 24% de la producción mundial en 2030, según estimaciones de la propia SIA.

La innovación en el diseño de chips es, por tanto, el último eslabón que le queda a China para convertirse en una gran potencia en el ámbito de los semiconductores. Sin disponer todavía de las capacidades necesarias para generar chips de última generación, China podría estar entre uno y dos años por detrás de Estados Unidos y Taiwán en diseño de chips avanzados, y alrededor de 5 años por detrás de la taiwanesa TSCM en fabricación, según los expertos de la industria.

En definitiva, una década para que China se convierta en el mayor productor mundial de chips, y alrededor de 15 años para alcanzar la autosuficiencia tecnológica en producción y diseño de chips avanzados. Un tiempo en el que la diplomacia global de chips deberá asegurar la cadena de suministro de semiconductores mientras Estados Unidos y Europa reconsideran su participación en la cadena de valor de los chips antes de que se produzca el desacople tecnológico de China.

 

 

THE ASIAN DOOR: Nueva etapa de la Ruta de la Seda en América Latina. Águeda Parra

Después de nueve años, la apuesta de China por construir vínculos a través de inversión en infraestructuras mientras despliega diplomacia se ha convertido en una de las iniciativas más importantes del gigante asiático en materia de política exterior. Tras unos primeros años de mayor intensidad, la nueva Ruta de la Seda aborda una nueva etapa de mayor ralentización de la inversión, mientras los efectos de la pandemia amenazan con hacer más compleja la recuperación de los ritmos de despliegue que se observaban con anterioridad a que impactara la crisis sanitaria en todo el mundo.

Un ritmo menor de despliegue, una mayor selección de los proyectos que se ejecutan en el extranjero, pero manteniendo el mismo interés sobre las regiones consideradas estratégicas para la iniciativa, entre las que destaca América Latina. La alta complementariedad entre las dos regiones ha favorecido el fortalecimiento de los vínculos con varias de las economías de la región, principalmente con Brasil, Venezuela, Argentina, Ecuador y Chile, que figuran entre los grandes receptores de inversión china durante las últimas décadas. Sin embargo, una vez que el perfil de desarrollo económico del gigante asiático está cambiando, y ha pasado a focalizarse en potenciar el consumo interior y en convertirse en una pieza importante en la creación de valor incorporando alta tecnológica, el sector extractivo de la región ha dejado de tener el interés que despertaba décadas atrás.

China no figura entre los diez principales inversores de la región. Estados Unidos y España se sitúan como los actores más destacados en primera y segunda posición, respectivamente. De hecho, el nivel de stock de inversión extranjera directa (IED) china en América Latina apenas supone el 10% del total de los flujos de inversión de IED realizados entre 2011 y 2020, según American Enterprise Institute. No obstante, la región sigue manteniendo su atractivo para la Ruta de la Seda y para los propios intereses de China con los países latinoamericanos.

En esta nueva etapa de relación entre China y América Latina, los proyectos en renovables y el despliegue de mayor actividad por parte de las empresas tecnológicas en la región, embajadoras de la promoción del Designed in China, se están convirtiendo en el principal impulso de la cooperación entre ambas regiones. Los compromisos de sostenibilidad de China están acelerando el desarrollo de nuevas tecnologías verdes que el gigante asiático exporta en su expansión por la Ruta de la Seda y que pueden suponer un impulso en la nueva etapa de inversión de China en América Latina.

La estrategia energética de China es uno de los grandes focos en los que se centra el despliegue de la Ruta de la Seda, suponiendo el 42% del total de la inversión. De ahí que la expansión por América Latina también esté ampliamente vinculada al sector energético, principalmente a la creciente atención que están acaparando las renovables ante los compromisos climáticos adquiridos por los países en la reciente Cumbre del Clima COP26.

En este avance de despliegue continuo de la Ruta de la Seda, y en el actual contexto geopolítico, América Latina plantea un renovado escenario de oportunidades, como así lo demuestra la celebración de la tercera reunión ministerial del Foro China-CELAC, celebrado el pasado mes de diciembre, y en el que se abordó el Plan de Acción Conjunto China-CELAC para la Cooperación en Áreas Claves (2022-2024). Estas nuevas líneas estratégicas no solamente refuerzan los vínculos económicos y de comercio existentes, sino que supone abordar una nueva etapa en la que destacará la inversión en la industria manufacturera y de servicios, como el transporte y la generación de electricidad, así como en los servicios financieros y en las áreas relacionadas con las nuevas tecnologías.

La adhesión de Cuba a la Asociación Energética de la Franja y la Ruta, Belt & Road’s Energy Partnership, por su nombre en inglés, el pasado mes de octubre de 2021, y el acuerdo ratificado con Argentina para financiar mejoras en la red eléctrica, representan algunos de los ámbitos de promoción de la cooperación en el ámbito de las renovables más recientes. Proyectos que están impulsando los vínculos de China con una región donde 19 de los 33 países que conforman América Latina y el Caribe están adheridos a la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda.

Ante una situación de lenta recuperación económica mundial, y menores flujos de inversión por parte de las grandes economías, el Foro China-CELAC plantea un impulso renovado en la relación del gigante asiático con la región. El fomento del sector servicios, las renovables y el desarrollo tecnológico priman el crecimiento económico de China, ámbitos con los que América Latina sigue manteniendo una amplia complementariedad con el gigante asiático. El desafío ahora está en aprovechar las oportunidades que este nuevo entorno pueda plantear para generar el mayor crecimiento económico posible en la región.

THE ASIAN DOOR: Recortando distancia hacia la neutralidad del carbono en la Ruta de la Seda. Águeda Parra.

La Asamblea General de las Naciones Unidas ha sido nuevamente el escenario elegido por Xi Jinping para anunciar nuevos compromisos en la lucha contra el cambio climático. Si hace un año China hacía público su objetivo de alcanzar el pico de emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 y la neutralidad del carbono en 2060, un año después las acciones sobre el clima están encaminadas a dejar de financiar la construcción de nuevas plantas de carbón en el extranjero. Un adelanto de cómo plantea China el fomento de las energías renovables y la agenda de descarbonización dentro de los objetivos definidos en el 14º Plan Quinquenal.

El anuncio de China en la Asamblea de las Naciones Unidas eleva las expectativas sobre la próxima Cumbre del Clima COP26 que se celebrará en Glasgow, Reino Unido, a principios de noviembre. Tras la COP21 de París, que concluyó con el acuerdo histórico de establecer los objetivos para frenar el cambio climático reflejados en el Acuerdo de París, la declaración de China viene a reforzar la ambición de la COP26 de declarar como histórico el uso del carbón.

La COP26 podría suponer la cuenta atrás hacia la completa descarbonización, teniendo en cuenta que China está detrás del 56% de los proyectos de construcción de plantas de carbón planificados fuera del país, según datos del Global Energy Monitor. Con la transición energética en auge, las energías renovables son soluciones alternativas mucho más competitivas, planteando un escenario donde cada vez es más complejo que las plantas de carbón puedan competir comercialmente con la tecnología que incorpora la nueva generación de energía solar y eólica, donde China se posiciona como líder mundial.

Tras años de financiar la construcción de plantas de carbón en el exterior, la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda no ha supuesto un incremento en este tipo de infraestructuras ya que la mayoría de los proyectos energéticos han contemplado de forma mayoritaria el uso de las renovables. De hecho, la inversión en este tipo de proyectos se ha mantenido estable en el tiempo, registrando un repunte en 2016 y alcanzando su punto máximo en 2017 hasta los casi 7.000 millones de dólares según el Global Development Policy Center de la Universidad de Boston. Desde entonces, la financiación de este tipo de proyectos se ha ido reduciendo sensiblemente hasta desplomarse casi por completo en 2020 por efecto de la pandemia.

Más allá del impacto que ha supuesto la crisis sanitaria en las decisiones de inversión en el extranjero, el anuncio de Xi Jinping viene a confirmar que China impulsará su tecnología verde Designed in China para seguir financiación proyectos energéticos en el exterior, a pesar de que dentro del país se siga manteniendo una importante dependencia del carbón durante algún tiempo. No obstante, los avances para tener una menor dependencia del carbón también han sido significativos a nivel doméstico en los últimos diez años, reduciéndose la proporción del uso del carbón en el mix energético del país 10 puntos porcentuales hasta representar el 56,8% en 2020, según la Administración Nacional de Energía. Los objetivos para 2021 siguen siendo ambiciosos y pretenden alcanzar una reducción del uso del carbón por debajo del 56% en 2021, marcando un nuevo hito en la agenda de descarbonización.

La COP26 contará, asimismo, con el anuncio de Estados Unidos, realizado poco antes de la declaración de China, por el que Washington espera destinar 11.4000 millones de dólares en ayudas a países en desarrollo para afrontar el reto del cambio climático, lo que supondría duplicar el valor del presupuesto actual si consigue el respaldo del Congreso.

Aunque todavía lleve un tiempo materializar el compromiso anunciado por Estados Unidos, y que el mix energético de China refleje una menor dependencia del carbón, los pasos dados por Washington y Pekín podrían ser la antesala para que la próxima COP26 consiga imprimir un cambio de ritmo hacia una más rápida descarbonización.

 

 

THE ASIAN DOOR: Cuestión de tiempo. Las STEM cogen velocidad en China. Águeda Parra

La innovación ha marcado el paso del desarrollo de China en los últimos años y los avances tecnológicos no han tardado en producirse, convirtiéndose en palancas claves para el desarrollo de su economía. Era cuestión de tiempo que China materializara la capacidad tecnológica alcanzada para implementar y desarrollar proyectos de relevancia global. El desarrollo de innovación bajo el modelo Designed in China alcanza hitos que muestran el potencial de la estrategia innovadora de los titanes tecnológicos chinos.

Cuando una red social china se convierte en la aplicación más descargada del mundo por delante de uno de los gigantes tecnológicos estadounidenses más destacados puede considerarse como un punto de inflexión que marcará una nueva etapa en el desarrollo de las redes sociales. La aplicación de compartición de videos TikTok ha batido el récord de descargas en 2020, posicionándose por delante del conjunto de aplicaciones que conforman el universo Facebook y que engloba al mismo Facebook junto a WhatsApp, Instagram y Facebook Messenger. A nivel global, ha adelantado tres posiciones respecto al puesto que ocupaba en 2019, mientras que en el caso del mercado estadounidense TikTok ha conseguido convertirse en líder de las redes sociales en el país donde surgieron este tipo de plataformas, conquistando un mercado que ese mismo año anunció el veto a varias tecnológicas chinas, incluida la propia TikTok. La geopolítica de la tecnología en acción.

Asimismo, la capacidad de manufactura con alta componente tecnológica ha permitido a China desarrollar la nueva generación del tren Maglev, capaz de alcanzar una velocidad máxima de 600 kilómetros por hora, el doble de velocidad a la que viajan los trenes de alta velocidad españoles, convirtiéndose en el tren más rápido del mundo. El futuro del transporte en alta velocidad ha iniciado también su punto de inflexión incorporando vías de levitación magnética que permitirán reducir en dos horas el tiempo necesario para conectar Beijing con Shanghai. La distancia de más de 1.000 kilómetros que separa las dos principales ciudades del país quedará cubierta en 2,5 horas, un tiempo menor a las 3 horas necesarias para hacer el trayecto en avión, y las 5,5 horas que supone en tren de alta velocidad. Una tecnología con la que el Designed in China compite por la supremacía en el transporte de alta velocidad con el modelo Maglev que está desarrollando Japón y que ha anunciado que alcanzará los 500 kilómetros a la hora. Competencia intensa en el nuevo escenario de la geopolítica de la tecnología.

Cuestión de tiempo será que China vaya cumpliendo nuevos hitos en capacidad innovadora incorporando en su cadena productiva la disrupción que proporcionan las nuevas tecnologías a tenor del número de doctorados en carreras STEM que es capaz de generar el gigante asiático. En la previsión realizada por la Universidad Georgetown de Washington se estima que China generará el doble de graduados en doctorados STEM que Estados Unidos en 2025. Una tendencia que comenzó en 2007 cuando China adelantó a Estados Unidos en el número de graduados en doctorados STEM, y que en los próximos cinco años podría suponer que China triplicase ese número si solamente se considerase a los estudiantes estadounidenses.

La distancia tecnológica que hace décadas distanciaba a las dos potencias, y que hoy compiten por la hegemonía tecnológica, es cada vez menor y la creciente calidad en la educación doctoral de los graduados en el gigante asiático no hace más que incrementar la competitividad entre los expertos STEM que genera Estados Unidos y China. Parece cuestión de tiempo que se acreciente la rivalidad entre los dos principales polos tecnológicos del mundo compitiendo por generar capacidad productiva innovadora para una economía digital que apenas acaba de dar sus primeros pasos.

 

 

THE ASIAN DOOR: Xiaomi, nuevo player en el mercado de los coches eléctricos. Águeda Parra.


Las tecnológicas chinas están abanderando el ritmo de digitalización en el gigante asiático liderando la inversión en nuevas tecnologías. No se trata únicamente de incorporar en los procesos productivos de sus respectivas líneas de negocio las nuevas capacidades que proporcionan tecnologías punteras como la inteligencia artificial y las ventajas que aportan las infraestructuras de computación en la nube. Se trata de abordar una nueva estrategia de diversificación empresarial. ¡La revolución tecnológica se intensifica!

Los titanes tecnológicos chinos han sido pioneros en convertir al gigante asiático en referente mundial en sectores como el e-commerce y las FinTech, generando entornos de emprendimiento que han impulsado que las compras online y los pagos electrónicos alcancen un nivel de desarrollo en China mayor de lo que sucede en otros mercados de economías desarrolladas. El momentum que están experimentando las nuevas tecnologías en el desarrollo de la revolución digital en el gigante asiático está favoreciendo que los titanes chinos sean pioneros en abordar una estrategia de diversificación empresarial hacia nuevos mercados. Es decir, exportar su expertise como referentes tecnológicos hacia entornos donde la componente digital es esencial, maximizando las capacidades de las nuevas tecnologías en mercados que van a experimentar un fuerte crecimiento en los próximos años.

De ahí surge la estrategia de abordar la nueva dinámica de digitalización vinculando el know-how tecnológico de los titanes con el desarrollo de industrias que están demandando la incorporación de capacidades digitales punteras. De esta combinación surge la incursión como nuevos players de los fabricantes tecnológicos en el potente mercado de los coches eléctricos. Un mercado al alza que va a ir escalando posiciones en las próximas décadas a medida que se impulsan los objetivos de descarbonización a los que se están comprometiendo las principales economías mundiales como parte de la lucha contra el cambio climático, China entre las potencias más destacadas.

Los titanes tecnológicos chinos quieren ser parte activa de este proceso de revolución digital que está promoviendo un proceso de integración horizontal que pasa de fabricar equipos electrónicos a desarrollar coches eléctricos. Éste es el caso de Xiaomi, que ha anunciado una inversión de 11.500 millones de dólares durante la próxima década para lanzar su nueva filial enfocada a operar en el floreciente mercado de coches eléctricos de China. Un mercado que el gigante asiático está impulsando para que las ventas de los vehículos eléctricos supongan el 20% del total de la demanda en 2025.

El escenario que presenta China, una sociedad digitalmente más sensible con consumidores muchos de ellos nativos digitales, le permite a Xiaomi ofrecer una experiencia de usuario única para los fieles seguidores de una marca reconocida y bien posicionada, y que además está llevando a cabo un exitoso proceso de expansión internacional, siendo embajador de las capacidades del Designed in China. Esta nueva estrategia le permite a Xiaomi incorporarse en el competitivo mercado de los coches eléctricos aportando la ventaja competitiva de contar con las fortalezas tecnológicas que está demandando la industria automotriz para afrontar los retos de una transformación hacia modelos de movilidad menos contaminantes que incluyan todo un ecosistema de dispositivos conectados.

Las tecnológicas a nivel mundial están asumiendo una intensa competición en su sector, lo que está impulsando estrategias de crecimiento hacia nuevos negocios. De ahí que otros titanes como Apple y Huawei hayan anunciado también su incursión en el desarrollo de la nueva generación de coches eléctricos y coches autónomos que van a marcar el ritmo de digitalización mundial en las próximas décadas, intensificando la rivalidad tecnológica ya existente entre Estados Unidos y China.

THE ASIAN DOOR: Didi a la caza de Uber. El éxito radica en el modelo de emprendimiento. Águeda Parra

Las tecnológicas están pasando por tiempo de cambios, aunque determinadas dinámicas que destacan en ciertos mercados no parece que se estén aplicando por igual a nivel internacional, generando dinámicas distintas. Reflejo de ello es cómo Estados Unidos, Europa y China están afrontando la madurez de sus tecnológicas en un entorno cada vez más cambiante por la aceleración de la consolidación de la economía digital.

La regulación sobre los grandes titanes tecnológicos es uno de los ámbitos que ha captado mayor atención en los últimos meses, aplicando directivas que se diferencian en los enfoques con los que cada región persigue potenciar el desarrollo de los ecosistemas digitales que están impulsando las nuevas tecnologías. En este sentido, el factor determinante que influye en el fomento de la inversión en nuevas tecnologías es, de forma muy sustancial, el modelo de emprendimiento elegido por Estados Unidos, Europa y China para evolucionar hacia un entorno de sociedad digital.

Silicon Valley ha dejado de ser el único epicentro de la innovación global para dar paso a un modelo en el que la Bahía de San Francisco en Estados Unidos compite con la adaptación que ha hecho China de este esquema, en la que se fomenta la generación de varios centros de innovación diseminados en varias ciudades. De esta forma, China consigue diversificar la especialización por sectores y promover la creación de múltiples ecosistemas tecnológicos. Una estrategia que está resultando ser decisiva en la etapa de internacionalización que están abordando muchas empresas chinas.

Partiendo de estos dos tipos de modelos de emprendimiento, cuando las startups generadas en los dos polos tecnológicos más importantes del mundo dan el salto a los mercados internacionales y entran a competir, las empresas chinas tienen a su favor el haberse desarrollado en un entorno de ecosistema digital que les aporta esa ventaja competitiva diferencial frente a su competencia. En mercados ya considerados maduros en China, las empresas extranjeras se encuentran con el déficit de no poder aportar al consumidor soluciones transversales que permitan al cliente interactuar con otros sectores de forma transparente al no formar parte de este ecosistema digital, pudiendo únicamente aportar su propio producto o servicio sin integración con el entorno.

Para el consumidor chino digital, la aportación de valor de todo el ecosistema que acompaña a la solución que ofrece una empresa china es mayor que el propio servicio y/o las características de la aplicación de la empresa extranjera. Es decir, es un entorno de nativos digitales prima más la aportación de valor del todo (el ecosistema) que la individualidad de las partes (la aplicación). De ahí que muchas empresas extranjeras no hayan tenido éxito en consolidar sus modelos de negocio en el mercado chino al carecer de esta integración con el ecosistema digital reinante.

Así se entiende que Amazon tuviera que renunciar a su negocio de marketplace doméstico en China en 2019 ante la imposibilidad de poder competir con el ecosistema de ventas online que han formado durante las últimas décadas los gigantes tecnológicos chinos Alibaba y JD.com, centrándose únicamente en las ventas transfronterizas. De forma similar se entiende el desembarco de Uber en China, cuyas ingentes inversiones en el país no consiguieron dar viabilidad a su modelo de negocio ante la imposibilidad de competir con Didi Chuxing, el líder indiscutible del sector, decidiendo finalmente cesar su actividad en el país en 2016, vendiendo sus operaciones a su competidor chino.

En la actualidad, Didi Chuxing genera más del 80% de la actividad de un sector que genera más de 21 millones de viajes diarios, según el Ministerio de Transporte. Esta cifra es más del doble de la que se generaba en Estados Unidos en un entorno pre-pandemia cuando la actividad del sector funcionaba con normalidad. La demanda de viajes a través de aplicaciones de transporte privado posiciona a China como el mayor mercado del mundo y el siguiente paso para Didi Chuxing pasa por potenciar su internacionalización a través del impulso que le proporcione su próxima salida a bolsa, planteada para dentro de unos meses, y con la que la startup china pretende conseguir una valoración de 60.000 millones de dólares.

Desde su huella internacional actualmente presente en 13 países, mayoritariamente en el ámbito de América Latina, Didi Chuxing pretende expandir su modelo de negocio a Europa, teniendo en el radar los mercados de Reino Unido, Francia y Alemania. El éxito de su desembarco en Europa estará estrechamente vinculado con su capacidad para trasladar a estos nuevos destinos el ecosistema digital que triunfa en China como embajadores del Designed in China en el que se desenvuelve principalmente la sociedad digital china. (Foto: Flickr, Ernie)

THE ASIAN DOOR: Baterías, el motor de la nueva economía. Águeda Parra.

La recuperación de los mercados tiene su impacto directo en el optimismo renovado que muestra el sector de los vehículos eléctricos en China. La vuelta a la normalidad de la actividad industrial en el gigante asiático tras la pandemia muestra un camino prometedor para fortalecer las capacidades de China en su camino hasta convertirse en hub para los vehículos eléctricos.

La consolidación de China entre las potencias exportadoras de la industria automotriz supondría sumar un nuevo jugador a la zona asiática, donde ya operan con una posición sólida Japón y Corea del Sur entre los principales fabricantes de automóviles del mundo. De hecho, el impulso del comercio intrarregional que va a promover la Asociación Económica Integral Regional, conocida en inglés como RCEP (Regional Comprehensive Economic Partnership), el acuerdo de libre comercio más grande del mundo, se configura como el mejor escenario para que los coches eléctricos Designed in China alcancen rápidamente al conjunto de los otros 14 mercados que forman parte de la asociación junto con el gigante asiático.

Contar con un mercado comprometido con el cambio climático favorece el crecimiento de los coches eléctricos en China y Europa, donde el gasto en infraestructuras y los estímulos fiscales son parte de la ecuación. De hecho, el gigante asiático aglutina la mayor demanda prevista en el mercado, con un incremento estimado de las ventas para 2020 de hasta el 8,1%, seguido de Europa con un 5%, mientras las ventas se desploman en Estados Unidos en torno al 1,7% según las estimaciones de BloombergNEF.

El potencial de China para configurarse como el nuevo hub para los vehículos eléctricos no pasa desapercibido para las marcas europeas que buscan fortalecer su presencia en un mercado donde tener éxito favorece acceder a la creciente demanda del consumidor chino y a las capacidades de exportación que exhibe el gigante asiático tanto en un contexto regional, en Asia-Pacífico, como global. La reciente inversión de Volkswagen y sus socios chinos de más de 17.500 millones de dólares para incrementar la capacidad productiva de coches eléctricos en las fábricas chinas es una muestra representativa de los movimientos de la industria automotriz en el país.

En este sentido, los fabricantes de vehículos eléctricos buscan situarse en una posición de liderazgo en el mayor mercado del mundo para tener éxito a nivel global. China aglutina capacidad productiva y la mayor demanda de la industria automotriz mientras Europa se presenta como uno de los mercados más atractivos hacia el que se están orientando las fábricas de marcas europeas y americanas que operan en China. Las inversiones realizadas por Tesla en su sede de Shanghai han permitido al fabricante de automóviles estadounidense satisfacer la creciente demanda del mercado chino y comenzar la exportación apenas diez meses después hacia diez países europeos, entre los que se encuentran Alemania, Francia, Italia y Suiza utilizando la capacidad de China como hub de vehículos eléctricos.

El siguiente gran desafío será que los productores chinos sigan estos mismos pasos con marcas propias cosechando éxitos en los mercados internacionales. Hasta el momento el Sudeste Asiático ha sido el destino prioritario de las marcas chinas, y solamente BYD figura entre las marcas chinas que han traspasado fronteras. Después de aterrizar en los mercados de Europa y Estados Unidos con autobuses eléctricos, la siguiente apuesta es desembarcar en el competitivo mercado europeo con su novedoso sistema de baterías para coches eléctricos, comenzando por Noruega desde principios de 2021. Las marcas chinas comienzan a abrirse camino a nivel internacional y la conquista de otros mercados estará en línea con la consolidación del gigante asiático como próximo hub del sector.

THE ASIAN DOOR: Digitalizando la salud. Águeda Parra

El sector de la salud es uno de los sectores que más lentamente se ha incorporado a la digitalización. A diferencia de los servicios financieros y el comercio online, que han seguido procesos de modernización previos más acelerados, la crisis sanitaria del COVID-19 ha supuesto para la atención médica el gran revulsivo para agilizar la digitalización en el sector. El amplio recorrido de mejora existente ofrece nichos de mercado para una amplia variedad de proveedores, tanto para aquellos que buscan desarrollar aplicaciones de salud, ampliar la oferta de servicios farmacéuticos o desarrollar aseguradoras online, entre otros, siendo esencial la aportación de las grandes tecnológicas para la provisión de estos servicios.

La necesidad de transformación impuesta por la pandemia ha supuesto un crecimiento significativo en los ingresos globales en el ámbito de la salud digital, atrayendo mejoras que supondrán un incremento en los ingresos globales de la salud digital desde los 350.000 millones de dólares a los 600.000 millones de dólares en 2024. El dinero fluye hacia el nuevo negocio del billón de dólares que incluye la telemedicina, las farmacias online y los dispositivos portátiles, entre otros.

Grandes tecnológicas como Amazon han dado un paso adelante para protagonizar la transformación del sector en Estados Unidos, aportando su expertise y capacidades de distribución para inaugurar la nueva línea de negocio Amazon Pharmacy con la que se incorpora a la venta de medicamentos online entre los clientes norteamericanos. Asimismo, las empresas privadas del sector están acaparando el interés de los fondos de capital, atrayendo una inversión récord de 8.400 millones de dólares destinada a la salud digital. En el caso de China, destaca la reciente salida a bolsa de JD Health, la propuesta de salud digital de JD.com, uno de los representantes más importantes del e-commerce del país, después del gigante Alibaba, que consiguió recaudar 3.500 millones de dólares en lo que se ha convertido en la segunda OPV más importante en la bolsa de Hong Kong en lo que va de año.

Las buenas perspectivas que se pronostican en el ámbito de la salud digital ya están generando una gran competencia en el mercado chino. La inteligencia artificial y el machine learning son parte esencial del floreciente ecosistema tecnológico de China, cuya aplicación al sector salud ha generado la proliferación de aplicaciones que mejoran el acceso de la población a los servicios de atención sanitaria. La propuesta Good Doctor de Ping An es la respuesta de la empresa de seguros del grupo Alibaba hecha aplicación. Con más de 3 millones de usuarios de pago al mes a finales de 2019, las semanas posteriores al brote de COVID-19 supuso un incremento muy significativo a los datos de registro previos a la pandemia, llegándose a multiplicar por diez el promedio de nuevos clientes.

Afrontar la crisis sanitaria incorporando medios tecnológicos se ha convertido en una prioridad a nivel global, lo que ha favorecido que se multipliquen las asociaciones empresariales para incorporar los servicios médicos online a la experiencia sanitaria. La plataforma Good Doctor ya opera en Japón de la mano de SoftBank, mientras que la extensión hacia el mercado del Sudeste Asiático será efectiva con la colaboración con Grab, una empresa tecnológica con sede en Singapur dedicada al transporte y distribución con la que los servicios de asistencia médica de Good Doctor alcanzarán los mercados de Tailandia, Vietnam, Filipinas y la propia Singapur. La próxima versión en inglés de la aplicación será el paso definitivo para incorporar la demanda de salud online existente de clientes angloparlantes, no solamente en China, sino en todos los países por donde la Ruta de la Seda Digital está impulsando la expansión de la tecnología Designed in China. Próxima parada, ¿Europa y América Latina?

THE ASIAN DOOR: Una ventana de oportunidad para la IA europea. Águeda Parra.

La inteligencia artificial (IA) ya ha dejado de ser la tecnología del mañana para ser la apuesta del ahora. La pandemia ha acelerado la digitalización de la sociedad y, por tanto, la adopción de las nuevas tecnologías y su incorporación en los procesos productivos va a ser un proceso más rápido que si no se hubiera producido esta crisis sanitaria. La inteligencia artificial entre ellas.

Este proceso de aceleración de la digitalización va a generar progresivamente una oleada de captación de talento que disponga de las habilidades técnicas específicas, con especial atención a las capacidades asociadas a la IA. De hecho, el objetivo de incorporar en los sectores productivos a profesionales que sean promotores de la construcción de un nuevo modelo de crecimiento económico va a consolidarse como una de las principales tendencia post-pandemia.

De hecho, la atracción del mejor talento IA va a convertirse en la nueva dinámica en la creciente rivalidad que existe entre Estados Unidos y China. El espíritu de innovación tecnológica que caracteriza a Silicon Valley ha promovido que durante décadas sea el destino anhelado para emprendedores e investigadores en diferentes disciplinas tecnológicas. Atendiendo al escenario actual, Estados Unidos atrae al 59% del talento IA, mientras que China solamente es destino para el 11% de los investigadores de primer nivel, casi en paridad con el atractivo que genera Europa, que agrupa al 10% de este grupo. Una dinámica que contrasta con el panorama de generación de talento IA, con China liderando la clasificación como el país de origen que aporta hasta el 29% de estos investigadores, seguido de Estados Unidos (20%) y Europa (18%), y a cierta distancia India (8%), Canadá (5%) y Reino Unido (4).

Otro escenario bien distinto presenta el de los investigadores de élite, un grupo reducido que apenas representa el 0,5% de los profesionales de mayor nivel. En este caso, Estados Unidos es origen principal de la élite de investigadores (35%), aunque India (12%), China (10%), Israel (7%) y Francia (6%) también son generadores del talento IA más importante. Sin embargo, existe cierto consenso en elegir a Estados Unidos (65%) como el principal destino para trabajar, mientras que Europa alcanza una representación modesta con Francia (8%) como el país mejor posicionado en tercer lugar, y los Países Bajos (5%) en quinta posición, según el think tank MacoPolo.

Esta composición del lugar de procedencia y el país en el que deciden desarrollar su carrera profesional los investigadores de más alto nivel del mundo es susceptible de cambio en la medida que China está maximizando los esfuerzos para desarrollar una industria digitalizada donde la IA va a ser una de las componentes más destacadas. El proyecto Designed in China implementado por el gigante asiático, con el que el país aspira a ser referente tecnológico mundial en 2030, va a ejercer de atractivo para los investigadores y profesionales de IA, lo que supondrá posicionar a China tanto de origen como destino de los investigadores más vanguardistas. Una transición que puede verse acelerada de incrementarse las fricciones generadas por la pugna que mantienen Estados Unidos y China como telón de fondo de la guerra comercial y que están comenzando a aplicarse ya casi a cualquier ámbito en las relaciones bilaterales.

A nivel europeo, Francia representa tanto el origen (26%), el lugar de trabajo (31%) y la procedencia de la élite (53%) de investigadores en IA, seguida de Alemania a bastante distancia, lo que supone establecer unas buenas perspectivas para que en un futuro cercano Europa sea origen y genere el atractivo suficiente para que los investigadores encuentren su destino profesional entre nuestras fronteras. En esta clasificación, que aglutina los datos de participación de la conferencia de IA más relevante del momento, la Neural Information Processing Systems, en su edición de diciembre de 2019, España se sitúa como la quinta potencia generadora de investigadores de IA, por detrás de Francia, Alemania, Italia y Bélgica.

En definitiva, teniendo en cuenta cómo se presentan el escenario mundial y europeo de generación de talento IA, todo apunta a que todavía queda un largo camino por recorrer si el propósito de la Unión Europea es mantener sus altos niveles de competitividad en las cadenas de valor globales.