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THE ASIAN DOOR: La innovación como leitmotiv. Águeda Parra

China ha hecho de la innovación su leitmotiv para consolidar el desarrollo económico que le ha llevado a situarse en segunda posición entre las economías mundiales más importantes en apenas 40 años. El crecimiento de China no tiene precedentes en la historia, y si las reformas económicas y la apertura al exterior han sido la clave que han marcado la transición del gigante asiático hacia una economía avanzada en estas últimas cuatro décadas, China cuenta con la inversión en innovación como la palanca que va a caracterizar el desarrollo futuro del gigante asiático en las próximas décadas.

Los planes de China pasan por convertirse en una “nación de innovación” en 2020, como así se refleja en el XIII Plan Quinquenal (2016-2020), con el objetivo de posicionarse como “líder de la innovación internacional” en 2030 y ser una “potencia mundial de innovación científica y tecnológica” en 2050. La inversión en investigación y desarrollo ha sido una prioridad en estos últimos años, duplicando el gasto en I+D desde el 0,9 que registraba en el año 2000, a alcanzar el 2,1 en 2017, sobrepasando desde 2013 la inversión que realiza la Unión Europea. En relación con Estados Unidos, la inversión china en I+D ya supone el 88% de la norteamericana en paridad de poder adquisitivo, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) de 2017. Aunque el gasto en porcentaje del PIB de China se sitúa por debajo de la media de los países OECD, que se sitúa en el 2,37%, la determinación de China por convertirse en potencia innovadora hará que en los próximos años estas cifras sean similares, o incluso superiores a la de otros países más desarrollados.

Hoy China genera más graduados en las disciplinas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) donde el enfoque científico de las carreras de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas está generando un capital humano de talento tecnológico protagonista en la creación del ecosistema que está propiciando la revolución tecnológica que vive el país. El Índice Global de Innovación (GII, Global Innovation Index) en su edición de 2019 sitúa a China en la posición 14 (Hong Kong aparece incluso mejor posicionada en la posición 13), por delante de Japón (15), Francia (16) y a gran distancia de España (29), en una lista de 129 países. Como clusters de innovación mundial, el informe destaca dos ciudades de China en el Top 50, Shenzhen-Hong Kong en la posición 2, por detrás de Tokio-Yokohama, y Beijing en la posición 4, por detrás de Seúl.

En la carrera por convertirse en país de innovación, China cuenta con dos palancas que están resultando determinantes en la capacidad del gigante asiático de modernizarse a través de la generación de innovación tecnológica. Una de ellas es la capacidad de China de generar unicornios, aquellas empresas valoradas en más de 1.000 millones de dólares, convirtiéndose en uno de los verdaderos artífices del potencial de innovación del gigante asiático, consiguiendo generar más unicornios que Estados Unidos por primera vez en la historia, 206 por parte de China frente a 203 del lado norteamericano. Asimismo, la iniciativa Made in China 2025 es la segunda palanca de innovación con la que el país aspira a producir contenido nacional de componentes y materiales básicos que le permita ser cada vez más independiente de la tecnología extranjera. La previsión es que alcance el 40% en 2020 para pasar al 70% de producción nacional cuando se complete la iniciativa en 2025.

El potencial tecnológico que está generando este nuevo ecosistema de innovación ha propiciado la transformación de muchas ciudades chinas que basan su desarrollo económico en convertirse en hubs de innovación capaces de rivalizar con Silicon Valley. Este nuevo entorno de creación tecnológica que confluye en el delta del río Perla, en la provincia de Cantón, reúne a ciudades como Shenzhen, más conocida por ser la ciudad del software, Macao y Hong Kong, un núcleo de innovación que China pretende consolidar con la creación de la iniciativa conocida como Greater Bay Area.

Se trata de una región en la que viven 68 millones de personas con un PIB conjunto que alcanza los 1,5 billones de dólares, equivalente a las economías de Australia o Corea del Sur. Se trata de aunar el potencial de once ciudades de la región, que van desde Guangzhou, Shenzhen, Zhuhai, así como Hong Kong y Macao, para dar forma al gran proyecto de China de construir un centro de innovación tecnológico global. Esta megaciudad, la más grande del mundo con el doble del tamaño de Tokio, reunirá a centros de desarrollo tecnológico e instituciones financieras que rivalizarán a la vez con Silicon Valley y Wall Street. La presión de la guerra comercial con Estados Unidos ha supuesto un retraso en las ambiciones de China de construir el Greater Bay Area, lo que ha motivado que haya decidido priorizar los objetivos establecidos en la iniciativa Made in China 2025.

 

THE ASIAN DOOR: Asia en el centro de la geotecnología. Águeda Parra

Los inicios de esta década comenzaron con la predicción de que el centro de poder se trasladaría hacia el este. El movimiento del epicentro económico desde occidente hacia oriente estaba fundamentado principalmente en la hipótesis del ascenso de China como una gran potencia. Una década después la transición todavía no se ha completado, pero todos los expertos coinciden en afirmar que el siglo XXI será el de Asia, donde el impulso del gigante asiático está siendo decisivo para que las previsiones del gran ascenso de China se materialicen en las próximas décadas.

Entender que Asia se está posicionando como el próximo centro económico pasa por cambiar la visión tradicional de observar el mapamundi con Europa en el centro, quedando la región de América a la izquierda y Asia Pacífico a la derecha, por una aproximación algo más asiática, al estilo de cómo concibe el mundo China. Los mapas chinos sitúan al gigante asiático en el centro (de ahí su nombre 中国, que literalmente significa país del centro), desplazando el dominio occidental hacia ambos laterales, Europa a la izquierda y la región de América a la derecha. Esta aproximación china del mapamundi otorga mayor relevancia a la zona de Asia-Pacífico, situando el eje geoeconómico y geopolítico mundial en torno a los países asiáticos y a la influencia de Estados Unidos en una región donde el poder de la tecnología se está convirtiendo en una de las palancas que mayor influencia va a tener en la geoestrategia mundial en las próximas décadas.

Asia sitúa en el Top 10 de grandes economías mundiales a tres países, representando un tercio del poder mundial. China en la segunda posición, Japón en la tercera, e India en el puesto sexto son los referentes asiáticos a nivel económico, pero también los principales impulsores del desarrollo de las nuevas tecnologías a nivel mundial. Japón hizo de la tecnología su principal herramienta para transformar su economía, y China está apostando por la modernización e innovación como su palanca de cambio que consolidará la transición del gigante asiático en una economía avanzada. La inversión en I+D se convierte así en el principal mecanismo de transformación, y China, como segunda mayor potencia, junto con Estados Unidos, son el origen del 20% y el 26% de toda la I+D mundial, medido en paridad de poder adquisitivo. Es decir, casi la mitad de todo el gasto que se dedica a innovación se concentra en dos grandes polos mundiales que está propiciando que la tecnología se convierta en una nueva ruta de poder en la geoestrategia mundial. En esta clasificación, en los diez primeros puestos encontramos 4 economías asiáticas, Japón en tercer lugar, Corea del Sur en quinta posición e India que ocupa el puesto 7, son las grandes apuestas de Asia para posicionarse en el epicentro de la generación de nuevos desarrollos tecnológicos.

En Asia se dan cita además grandes potencias del mundo de Internet, aportando la región hasta 5 economías en el Top 10 de grandes potencias de usuarios de Internet. China e India, en el primer y segundo puesto, concentran el 19% y el 13%, respectivamente, de los usuarios de Internet del mundo, un tercio de las personas que se conectan al mundo online. En esta clasificación, Indonesia, Japón y Bangladesh, en los puestos quinto, sexto y noveno, respectivamente, completan la aportación de Asia al cada vez más creciente ecosistema digital que está posicionando a la región como el destino más atractivo para impulsar los nuevos negocios que florecerán al abrigo de tecnologías como la Internet de las Cosas (IoT), el 5G y la Inteligencia Artificial.

En el competitivo mundo de las compañías tecnológicas más grandes del mundo, 65 son de origen norteamericano, una cantidad similar al bloque de las empresas asiáticas que conjuntamente agrupan a 62 de las más importantes, mostrando la aportación que la región realiza al impulso del desarrollo tecnológico mundial. China lidera el grupo de las empresas asiáticas, aportando 20 empresas, una cantidad que será susceptible de ir creciendo a medida que el gigante asiático avance en el despliegue de su gran proyecto tecnológico, Made in China 2025.

En cuestión de generación de unicornios, la inversión en startups ha experimentado un giro significativo desde el centro hegemónico que durante décadas ha representado Silicon Valley para pasar a ocupar otros puntos preferentes en el mundo. El destino es Asia, y en los últimos cinco años, China acumula una inversión en startups de 106.000 millones de dólares, frente a los 110.800 millones de dólares que acumula Estados Unidos, según datos de Preqin. Sin embargo, la zona asiática cuenta con otros polos de inversión en startups que realizan una aportación muy significativa, como India, que aporta unos 10.000 millones de dólares, Malasia que acumula 5.100 millones de dólares y Corea del Sur y Japón que han invertido 3.500 millones de dólares y 2.500 millones de dólares, respectivamente, en la nueva generación de startups en el último lustro.

Durante el primer semestre de 2019, y por primera vez en la historia, China atesora un número mayor de unicornios que Estados Unidos, 206 frente a 203, según datos del Instituto de investigación Hurun. Un hito histórico que ha sido posible como resultado del proceso de innovación y de modernización que está transformando el modelo económico de China. Entre los países asiáticos, la aportación de China con 46 unicornios sobresale respecto a la presencia de este tipo de empresas en otros polos de innovación entre 2012 y 2017, según datos de CB Insights. En el caso de India, Nueva Delhi y Bangalore han conseguido atraer conjuntamente la inversión de 8 unicornios, mientras en este mismo período, Seúl ha aportado 2 unicornios, los mismos que Tokio. En esta categoría, las ciudades chinas de Beijing y Shanghai se configuran como los grandes polos de atracción de unicornios dentro de Asia, reuniendo 29 y 17 startups, respectivamente, poniendo de manifiesto el atractivo que tiene la capital china para atraer talento tecnológico. Con todo ello, en la próxima década comenzará a materializarse el movimiento económico y tecnológico que hace tiempo se estimaba que se trasladaría hacia el este, configurándose la aportación de China en el desarrollo de nuevas tecnologías como un nuevo polo de la geoestrategia mundial.

THE ASIAN DOOR: La promesa del Made in China 2025. Águeda Parra

El objetivo de Xi Jinping de convertir a China en una economía que consolide su influencia como poder global en 2049 pasa, en gran medida, por abordar ciertas reformas dirigidas a modernizar su economía. La China que hace unas décadas estaba considerada como “la fábrica del mundo” hace tiempo que persigue convertirse en referente tecnológico mundial cambiando el Made in China por el Designed in China.

En estos últimos años, China no ha escatimado gastos en innovación científica. El gigante asiático ha conseguido que el importe destinado a la inversión y desarrollo (I+D) de los últimos cuatro años supere el 2% del PIB, alcanzado en 2018 el 2,18% e incrementándose la inversión en un 11,6% respecto al año anterior, hasta los 293.600 millones de dólares. Aunque China no es la potencia que mayor gasto dedica a la I+D, sí forma parte del Top 5 de grandes economías mundiales ocupando el cuarto lugar, junto a Japón, Alemania y Estados Unidos, que lideran la clasificación, quedando por delante de la inversión que destina el conjunto de la Unión Europea que ocupa la última posición de esta clasificación, según el Banco Mundial. De ahí las reticencias que han llevado a Estados Unidos a iniciar una guerra comercial con China, donde lo que menos importancia tiene son los aranceles a los productos chinos cuando lo que está en juego es mantener la supremacía como referente tecnológico mundial.

Se podría decir que la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda es al estrecho de Malaca, lo que el Made in China 2025 (MIC2025) es para la industria de los semiconductores. Se trata de dos grandes proyectos del gobierno chino concebidos para reducir lo que posiblemente son las dos amenazas más importantes que enfrenta China en clave geopolítica con el resto de grandes potencias. En el primer caso, se trata de construir un conjunto de rutas alternativas al estrecho de Malaca para evitar el aislamiento energético de China ante un posible bloqueo del paso marítimo en el caso de conflicto con otras potencias extranjeras. En el segundo caso, la iniciativa Made in China 2025 es el plan gubernamental con el que el país aspira a convertirse en un gigante de los semiconductores, pieza esencial para conseguir el máximo nivel de modernización de la industria china.

China perdió su posición de gran potencia, económica e innovadora, en el momento en el que la Revolución Industrial impulsó el ritmo de desarrollo económico de los países occidentales hasta convertirlos en grandes potencias mundiales. Ante el reto de recuperar de nuevo esta ansiada posición, China pretende conseguir una producción de contenido nacional de componentes y materiales básicos del 40% en 2020, que alcanzará el 70% en 2025, y que supondría el salto tecnológico necesario para no tener que depender de las potencias extranjeras en su propio proceso innovador. En la hoja de ruta, China ha considerado hasta 10 industrias de vanguardia con las que espera conseguir el dominio tecnológico mundial, y que van desde la industria aeroespacial, los vehículos de energías alternativas, la nueva generación de tecnologías de la información y la robótica.

La industria de los semiconductores está considerada como la piedra angular en la carrera por el liderazgo tecnológico mundial. Aquel país que tenga los mejores chips, no sólo estará en posesión de la mejor tecnología, sino que será el que establezca los protocolos de comunicación a nivel mundial, escenario de fondo de la lucha entre Washington y Beijing por liderar el desarrollo de la tecnología 5G. Incluso con una guerra comercial de por medio, algunos consideran que Made in China 2025 será un éxito, a pesar de Trump, sencillamente porque es un objetivo al que el gigante asiático no puede renunciar si no quiere volver a perder el segundo tren de la revolución económica mundial.

Aunque apenas queda un año para el primer hito del proyecto que se cumplirá en 2020, el camino será largo hasta conseguir completar los ambiciosos objetivos que plantea Made in China 2025. De los chips que utiliza China, solamente un 16% son de producción nacional, siendo necesario destinar a la importación de semiconductores 260.000 millones de dólares en 2017, un importe bastante superior a los 162.000 millones de dólares necesarios para asegurar el abastecimiento de petróleo del país. Ante la vulnerabilidad estratégica que supone para China la dependencia del suministro de componentes extranjeros, el primer paso será desarrollar una industria de semiconductores que le permita competir con Corea del Sur y Taiwán, para finalmente pasar a la liga en la que se mueve Estados Unidos, el actual líder mundial. Es decir, que Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), la empresa china mejor posicionada en esta industria, compita en igualdad con la élite que representan el gigante estadounidense Intel, o el líder mundial surcoreano Samsung Electronic.

La más reciente incorporación a esta carrera por la fabricación nacional de chips procede de uno de los grandes titanes tecnológicos chino, Alibaba, que ha creado una nueva filial, denominada Píngtóuge (平头哥), dedicada exclusivamente a este fin. La inversión en nuevas tecnologías está marcando las decisiones empresariales del líder mundial del e-commerce, manejando plazos muy competitivos. Este próximo mes de abril pretende tener disponible su propio chip de red neural, el Ali-NPU, que se utilizará en aplicaciones de inteligencia artificial como análisis de imágenes de vídeo y machine learning. Con esta nueva incorporación de los titanes chinos, la carrera por convertirse en el gigante de los semiconductores entra en una nueva dimensión, nuevos jugadores, más competencia, mayor rivalidad entre potencias, a lo que habría que sumar la proyección de Made in China 2025 como símbolo del creciente nacionalismo dentro del país.

El pequeño gran poder de Hong Kong. Nieves C. Pérez Rodríguez

Con tan sólo 1.104 kilómetros cuadrados de territorio y una población que supera los 7 millones de habitantes, Hong Kong es una de los territorios más poblados del planeta. Con una historia particular y una influencia británica que sigue muy arraigada, este territorio tiene su propia moneda y un sistema de gobierno que funciona paralelamente al de Beijing, aunque siempre reconociéndose como parte de la China continental.

Es, además, uno de los centros financieros y portuarios más grandes del mundo. El gobierno hongkonés entiende que tiene un rol clave en el desarrollo tecnológico y en el posicionamiento económico internacional, explicó el Dr. John Chai, director de Fook Tin Group Holding Limited.

Por eso, el presupuesto para innovación y tecnología de Hong Kong es de 6.500 millones de dólares, que dividen en 3 grandes áreas: 1. robótica y avances médicos 2. modernización de centros de investigación ya existentes y 3. creación de un tercer centro de ciencias en Hong Kong, que ocupará un 1 kilómetro de su territorio. Esta enorme cantidad refleja la importancia que tiene este sector para esta región tan pequeña.

4Asia tuvo acceso a un encuentro que organizó el Atlantic Council sobre las innovaciones económicas del siglo XXI entre Estados Unidos, Hong Kong y China. Con un panel compuesto por el secretario de Comercio y Desarrollo Económico de Hong Kong, Edward Yae, analistas, académicos y el presidente de GoGoVan (el Uber de las mercancías y cargas que opera en China, Corea del Sur, Taiwan, India y cuyo sede principal se encuentra en Hong Kong), se plantearon análisis profundos sobre las posibilidades y los retos de la tecnología y su avance, con especial énfasis en el territorio de administración especial chino, Hong Kong.

Hasta ahora, Estados Unidos ha sido el líder en tecnología del mundo. Después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno impulsó el desarrollo en innovación y Silicon Valley ha sido un ejemplo para el mundo de los avances punteros. Sin embargo, Samuel Klein, encargado de estudiar e investigar los avances e innovaciones en el mundo para el Atlantic Council, ha afirmado que Silicon Valley ya no es exclusivamente el lugar donde se desarrollan las últimas tecnologías. Explica que dentro del territorio estadounidense se encuentran otros centros de investigación como el de la Universidad de Madison, la Universidad Boulder de Colorado y la Universidad de Austin en Texas que ahora encabezan esa lista, aunque de momento siguen por detrás de Silicon Valley en California, pero con grandes posibilidades de que cambie en cualquier momento.

En cuanto a China, Shangai y Beijing están mostrando indicios de que se convertirán en los futuros centros tecnológicos del mundo, apunta Klein, pues cuentan con el apoyo financiero del gobierno chino para impulsar la investigación y desarrollo de proyectos, juntos con las incubadoras y aceleradoras tecnológicas.  Sin embargo, insiste en que se debe destacar que la investigación demuestra que la educación china no tiene la calidad de otros países desarrollados, y que eso puede ser un freno y que estos potenciales centros de innovación retrasen su gran explosión. Otra desventaja señalada por Klein es que el gigante asiático tiene una concepción distinta de innovación a la que se tiene en occidente, pues su foco sigue estando en copiar lo que ya ha sido creado por otros países, y hacer una versión propia, más que crear algo novedoso.

Por ejemplo, China se considera el país con el sistema de vías férreas y trenes más moderno del mundo, con unos 30.000 kilómetros de vías, pero lo cierto es que esa tecnología viene de Francia y Japón, en vez de haber sido creada allí.

Edward Yae afirmó que “Hong Kong es una realidad única, es un puente entre China y Occidente, somos miembros de la Organización Mundial del Comercio, vivimos para el comercio y, aunque pequeños, somos un jugador significativo en el mundo”.  Con gran acierto explicó que el libre comercio no es exactamente gratis, ni siquiera para Hong Kong, donde su práctica está profundamente extendida, y así lo entienden todas las naciones que lo practican. Cada país o región es más competitiva en un área que en otra; por lo tanto, se entiende que se va a ganar en esas áreas donde se es más competitivo, y a perder en las que no se es tan competitivo. Para ello se pueden usar los impuestos, como lo ha hecho Hong Kong reduciéndolos a la mitad para incentivar el comercio y atraer empresas extranjeras.

A día de hoy Estados Unidos sigue encabezando la lista de nación más tecnológica, pero regiones como Hong Kong están pisándole los talones y ofreciendo facilidades para el desarrollo de estas innovaciones, un buen ejemplo es el Robot Sophia, cuya inteligencia artificial es capaz de reconocer expresiones faciales, tal y como afirmó Steven Lam “Sophia solía vivir en Silicon Valley, ahora es inmigrante legal en Hong Kong y eso es una prueba de este cambio”.

Para las empresas que desarrollan tecnologías, ubicarse en Hong Kong, además de contar con el apoyo e incentivos del gobierno local, significa también bajar sus costes de operaciones.

La hegemonía hoy no sólo se refleja a través del poderío militar, en la nueva realidad donde la tecnología marca la pauta. El liderazgo se lo llevará el que dé facilidades en su territorio para establecerse, incentivos a la investigación y acceso al libre comercio. (Foto: Stefano Ravalli, Flickr.com)

THE ASIAN DOOR: Talento tecnológico femenino para rivalizar con Starbucks. Agueda Parra

La tecnología y el talento femenino se están convirtiendo en un tándem de éxito en China. Los medios estatales chinos consideran que las mujeres emprendedoras representan un 55% en el entorno de Internet. Formando parte de esta estadística figuran nombres propios muy relevantes en el ecosistema digital de China como Peng Lei, fundadora de Ant Financial, la filial financiera de Alibaba, Zhou Qunfei que preside el fabricante de componentes electrónicos Lens Technology, Ma Dongmin, que dirige junto a su marido Robin Li el buscador más importante de China, Baidu, y Jean Liu, presidenta de Didi Chuxing, uno de los titanes tecnológicos de vehículos compartidos.

Todas ellas forman parte del grupo de la generación Techi de jóvenes emprendedores que están haciendo florecer una revolución tecnológica en el país más poblado del mundo. Han recogido el testigo del fomento de la innovación y el desarrollo de I+D que está impulsando el gobierno chino para acelerar la transición del país hacia una economía avanzada, de ahí que en los últimos años no sea extraño ver cómo crecen los unicornios en China, casi igualando en número a los que aporta Estados Unidos al panorama empresarial.

La rivalidad tecnológica entre las dos grandes potencias mundiales se da cita en el mercado de consumo de China, donde el objetivo de la empresa Luckin Coffee, con sede en Beijing, es competir con el principal proveedor de café mundial, Starbucks. La empresa estadounidense que surgió de un pequeño local situado enfrente del famoso Pike Place Market en el centro de la ciudad de Seattle, tiene hoy más de 23.000 tiendas en todo el mundo, 3.000 de ellas distribuidas por China., mercado en el que opera desde hace 20 años.

Al frente de la tarea de transformar la cultura de un país tradicionalmente vinculado con el consumo del té está Qian Zhiya, CEO de Luckin Coffee y anteriormente cofundadora de la empresa de coches compartidos Ucar, cuyo nombre en chino 钱治亚 significa literalmente dinero (como apellido) que gobierna Asia (como nombre). La empresa que está valorada en 1.000 millones de dólares pretende ser diferencial de Starbucks, que cuenta con el 75% de las tiendas de café en China, según Euromonitor International, principalmente por la alta orientación tecnológica de su estrategia de negocio.

En un país donde las plataformas electrónicas de e-commerce y las FinTech están impulsando una creciente economía digital, Luckin Coffee solamente se ofrece a través de su propia app, que es necesaria incluso en la propia tienda física, y el pago se realiza utilizando el pago por WeChat o a través de su propio monedero electrónico de café, pero nunca en efectivo. De las 525 tiendas que ha abierto en menos de nueve meses desde su lanzamiento, 231 sirven de cocina desde donde se preparan los pedidos que se reparten a oficinas o domicilios particulares, para lo cual Luckin cuenta con el amplio servicio de distribución de alimentos del que participan dos grandes de las tecnológicas chinas, Alibaba y Tencent, con el servicio de entrega garantizado en menos de 30 minutos.

Teniendo en cuenta que el consumo del café crece un 15% anualmente en China, se espera que alcance los 128.400 millones de euros en 2025. Otro de los alicientes para captar a consumidores de café es el precio, unos 3,22€ la taza, entre un 20%-30% más barato que su competidor, con lo que se espera estimular las ventas entre una clase media que está incrementando su gasto en consumo interno, uno de los principales indicadores del crecimiento económico del país.

La visión de Qian Zhiya de hacer de las tiendas de café un negocio tecnológico con una inversión orientada a desarrollar la I+D y la innovación muestra la rapidez con la que se están adaptando todos los sectores económicos al nuevo entorno digital. Es momento de mirar hacia China para encontrar la inspiración y que occidente no se quede demasiado descolgado con los avances que se vayan consolidando en la industria en las próximas décadas. (Foto: Flickr, Charlie Choppa)

THE ASIAN DOOR: China se apunta a la rivalidad tecnológica. Águeda Parra

Los avances en la economía china durante las últimas décadas han sido lo suficientemente significativos como para que la segunda potencia mundial haya consolidado su posicionamiento como actor relevante en cuestión de gobernanza global. La presencia de China se considera incuestionable ya en todos los ámbitos y, ante el proteccionismo que promulga Estados Unidos, el gigante asiático está respondiendo con la promoción de un comercio más global e inclusivo.

El protagonismo creciente del dragón dormido está aflorando la rivalidad que existe entre las dos primeras potencias mundiales. La economía china ha crecido durante el primer trimestre del año al 6,8%, y mantiene una previsión de crecimiento estable gracias a un mayor consumo interno y al repunte de la inversión privada, que ha alcanzado valores similares a 2015. En el corto plazo, la economía china podría sobrepasar el PIB de los 19 países de la zona euro durante 2017, y mantener ese ritmo creciente, según datos de Bloomberg. Mientras en el horizonte económico a más largo plazo, se considera que 2032 será el año en el que China arrebate a Estados Unidos el liderato en la clasificación de potencia mundial, teniendo en cuenta el poder económico, la fuerza militar y la capacidad tecnológica.

Para lograrlo, en la era Xi Jinping, se está poniendo un especial énfasis en promover que el crecimiento económico y social del país también esté vinculado a fomentar la innovación y a impulsar un mejor posicionamiento mundial a nivel tecnológico, donde la inteligencia artificial, la economía digital, y el e-commerce están jugando un papel diferencial. Alibaba y Tencent están liderando la revolución tecnológica, pero muchas otras startups chinas están aportando innovación al ecosistema digital. Con este trasfondo, la guerra comercial abierta entre Estados Unidos y China tiene de base el objetivo de reducir el déficit comercial histórico entre ambos países, pero el detonante es la amenaza de una creciente rivalidad en desarrollo de I+D.

La preocupación de Estados Unidos procede de que en 2013 el gasto anual en I+D en China ya era 30 veces superior al de 1995, alcanzando los 234.000 millones de dólares en 2016. Y las publicaciones han seguido este ritmo. China es el segundo país que más gasta en I+D, aporta el 20% del total del gasto mundial, como resultado del fuerte compromiso de anteriores líderes chinos por impulsar el desarrollo de la ciencia y la tecnología. El reto es conseguir que China desarrolle rápidamente su propia capacidad de innovación y conocimiento científico, y dejar así de depender de medios extranjeros, impulsando los estándares propios.

El salto de China de un país de imitación a uno centrado en la innovación se aprecia en el creciente número de recursos disponibles que el gobierno chino está gestionando para mejorar la situación de la ciencia y la tecnología en el país. Y, con ello, la promoción del talento chino, pero también extranjero, creando las mejores condiciones para que los laboratorios del gigante asiático puedan competir e eclipsar los desarrollos conseguidos por los competidores occidentales. Esto ha supuesto que la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos registrara en 2016, por primera vez, un número mayor de publicaciones científicas desde China que desde Estados Unidos, 426.000 frente a 409.000. Sin embargo, el avance es menor si hablamos de calidad, puesto que Estados Unidos sigue manteniendo el Top 1 en número de artículos citados, mientras China se sitúa por debajo del 1%.

El posicionamiento creciente de China en I+D responde a un incremento exponencial de universitarios que eligen los campos de las ciencias y la ingeniería para desarrollarse profesionalmente, constituyendo la mejor base de conocimiento de la economía avanzada a la que aspira China. En la última década, el gigante asiático ha alcanzado el Top 1 en número de estudiantes universitarios con títulos en ciencias e ingeniería, tendencia similar a la seguida por la concesión de doctorados que se ha multiplicado por diez entre 2000 y 2006. De hecho, desde 2007, China es el país que mayor número de títulos de doctor otorga en la especialidad de ciencias e ingeniería.

La calidad es otro punto a tener en cuenta en la enseñanza y concienciación en conocimiento científico. Hoy por hoy no hay competencia para Estados Unidos en la clasificación de mejores universidades del mundo, liderada por Massachusetts Institute of Technology (MIT), con Stanford y Harvard ocupando el segundo y tercer puesto. Pero las universidades chinas avanzan posiciones rápidamente, y ya son tres las que aparecen en el Top 50 mundial, Tsinghua University (25), Beijing University (38) y Fudan University (39), según QS World University Ranking de 2018. Esta posición mejora significativamente en la clasificación por especialidades, con dos universidades chinas en el Top 20 en el campo de ingeniería y tecnología, Tsinhua University (10) y Beijing University (20).

China está fomentando el talento, y reclutando aquél que todavía cursa estudios en Estados Unidos, ofreciendo mejores condiciones laborales y un mejor desarrollo profesional. Teniendo en cuenta los avances de esta última década, es previsible que incluso en menos tiempo la determinación de China consiga situarle como promotor mundial de las nuevas tendencias tecnológicas. (Foto: Stephanie Simos, Flickr)

THE ASIAN DOOR: Xiaomi se hace mayor en Europa. Águeda Parra

La publicación de la próxima salida a bolsa de Xiaomi es toda una declaración de intenciones de los planes del actual cuarto fabricante mundial de dispositivos móviles. Una vez que la expansión por Estados Unidos se ha complicado en exceso desde el veto impuesto por la administración Trump a fabricantes chinos, como Huawei y ZTE, la expansión de Xiaomi pasa por abordar los mercados de Europa e India, de ahí su necesidad de crecer saliendo a bolsa.

Con la disputa comercial abierta entre Estados Unidos y China es lógico pensar que no haya sido la bolsa de Nueva York la elegida para realizar la operación, muy al contrario de lo que sucedió con Alibaba que, en 2014 supuso la mayor operación llevada a cabo por la bolsa estadounidense. Cuatro años después, la elección de Xiaomi de realizar la operación a través de la bolsa de Hong Kong pone de manifiesto el empuje que está teniendo la región asiática para liderar este tipo de operaciones entre los titanes tecnológicos chinos. Xiaomi ha pasado de ser una start-up china desconocida en el sector a conseguir crear un gigante de Internet en el mismo plano que Alibaba. Teniendo en cuenta el número creciente de unicornios que nacen en China, es previsible que crezca la rivalidad entre Hong Kong y el mercado estadounidense para liderar este tipo de operaciones.

Prevista para el próximo mes de junio, aunque todavía sin fecha concreta, la operación estaría considerada como la cuarta mayor de la historia de la bolsa de Hong Kong, con la que Xiaomi pretende recaudar 10.000 millones de dólares y alcanzar un valor de mercado entre 70.000 y 80.000 millones de dólares. En su momento, la cotización del gigante del e-commerce, Alibaba, alcanzó una valoración de 231.000 millones de dólares, superando a las grandes tecnológicas estadounidenses como Facebook, con cerca de 200.000 millones de dólares, y Amazon, que alcanzó los 150.000 millones de dólares.

El éxito de la operación permitirá a Xiaomi situarse en el Top3 de las grandes tecnológicas chinas, superando a Baidu y JD, y compartiendo podio con el coloso de la mensajería instantánea en China, Tencent, y el gigante del e-commerce, Alibaba. Junto con Huawei, China tiene dos verdaderas historias de éxito tras el ascenso de Xiaomi a la cuarta posición mundial de fabricantes de móviles. La start-up china, que comenzó a operar hace ocho años, ha pasado a formar parte del grupo de élite mundial que todavía lidera Samsung, y Apple y Huawei, en este orden.

La salida a bolsa de Xiaomi marcará seguramente el inicio de una revolución tecnológica en la industria de los fabricantes de móviles. Su fundador, Lei Jun, pretende situar a Xiaomi en el Top1 en la clasificación de fabricantes en el mercado chino en 10 trimestres. Estos son 2 años y medio en los que el mercado tecnológico chino va a sufrir múltiple variaciones, impulsado, fundamentalmente, por el desarrollo de I+D bajo el liderazgo del programa Made in China 2025, con lo que China alcanzará su verdadero gran “salto adelante” tecnológico.

La filosofía de Xiaomi pasa por utilizar la tecnología para mejorar la vida de las personas, centrándose en la fabricación de teléfonos móviles como negocio principal, aunque el portfolio de empresa también incluye otros productos como purificadores, drones, altavoces y muchos otros dispositivos de consumo que le han permitido crecer estos años. Como parte de esta filosofía, también se incluye no ganar más del 5% en la venta de sus aparatos, todo un reto para sus competidores más directos, una vez que el índice de percepción de calidad de los productos Xiaomi es muy elevado entre sus consumidores. En el caso de los teléfonos móviles, que suponen el 70% de las ventas de la empresa, el beneficio de cada pieza se sitúa en unos 2 dólares, mientras las ganancias de Apple ascienden a 250 dólares por teléfono, y 19 dólares en el caso de Samsung, según datos de Counterpoint Research.

China sigue siendo el principal mercado para Xiaomi, que representa el 58% de sus ventas. Pero India est á revolucionando el mercado de los teléfonos móviles, al situarse como el segundo mayor del mundo, después de China, y superando a Estados Unidos en esta clasificación. En India, Xiaomi ha conseguido superar a Samsung como líder de ventas, aunque la verdadera batalla está prevista que se libre en Europa con un desembarco masivo.

España ha sido el primer país elegido por Xiaomi para lanzar la conquista del mercado europeo de los teléfonos móviles, pero la verdadera conquista se producirá cuando el fabricante chino comience a operar en las 17.700 tiendas de telecomunicaciones pertenecientes a CK Hutchison Holdings Ltd. con quien ha firmado un acuerdo para su expansión por Italia, Reino Unido, Irlanda, Austria, Dinamarca y Suecia.

El reinado de Samsung y Apple parece que pueda estar llegando a su fin, ¿qué nos deparará la nueva época Xiaomi? (Foto: Daredev25, Flickr)

THE ASIAN DOOR: Xi Jinping sin límite de mandato, China sin límite en la I+D. Águeda Parra

Con la decisión de la Asamblea Nacional Popular de China, del pasado 11 de marzo, de reformar la Constitución para eliminar la restricción del límite de dos mandatos para los presidentes, la era Xi Jinping no finalizará en 2023, sino que se prolongará, al menos, cinco años más. Esto significa ampliar el tiempo de llevar a cabo las reformas económicas iniciadas, y prometidas, por el presidente chino desde que tomara posesión del cargo en 2013.

El hecho de que exista la posibilidad de prolongar en más de dos mandatos la presidencia de China supone un mayor grado de centralización en la toma de decisiones y una mayor concentración del poder. Pero también significa iniciar, desarrollar e impulsar proyectos en los que Xi Jinping se ha implicado en primera persona como parte de su legado.

De finalizar el mandato de Xi en 2023, la celebración del centenario de la fundación del Partido Comunista Chino en 2021 sería la fecha en la que Xi Jinping mostraría al mundo los avances económicos y sociales alcanzados por China en las últimas dos décadas. Coincidiría con el final de su mandato, y no podría seguir impulsando otras iniciativas contempladas en el XIII Plan Quinquenal (2016-2020) que persiguen apostar por la innovación y la modernización del país como piedra angular para alcanzar la transición hacia una economía avanzada.

Por ello, el punto positivo de la consolidación del poder de Xi Jinping es que favorecerá que se alcance un mayor número de reformas estructurales en el corto plazo, impulsando aún más la transformación en la que está inmersa China, y en la que apenas ha recorrido la mitad del camino. Eliminar la limitación del mandato tendrá efectos positivos en los avances tecnológicos, no sólo en alcanzar el Made in China 2025, sino en establecer nuevos límites tecnológicos gracias a la apuesta en la era de Xi por la I+D.

En la era de Xi Jinping, el gasto en I+D ha sido una prioridad, aumentando en apenas un lustro un 70,9% desde 2012. El resultado ha sido que China destinó en 2016 el 2,1% del PIB a I+D, superando el gasto del conjunto de la Unión Europea (28), que alcanzó el 1,9%, aún lejos del 2,7% de Estados Unidos, el 2,9% de Alemania, y el 3,1% que dedica Japón, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

A pesar de que China disfruta de un menor bienestar social y económico que el resto de potencias, sin embargo, muestra una mayor determinación por situar en primera línea la I+D. Impulsar la creación de numerosos parques industriales de alta tecnología e incubadoras está situando a China como promotor mundial en inteligencia artificial, en robótica y en big data. El esfuerzo de China por liderar la I+D está llevando al país a dominar industrias como la nuclear, las energías renovables, los trenes de alta velocidad y los vehículos eléctricos. Todo ello hará que China consiga alcanzar el objetivo de convertirse en el líder mundial en tecnología en 2035.

Para ello, será importante desarrollar a las empresas nacionales. Hasta un total de 376 empresas chinas figuran en el informe 2017 EU Industrial R&D Investment publicado por la Comisión Europea, que recopila las 2.500 empresas de 43 países con mayor inversión en I+D en 2016. Estas compañías chinas forman el Top 3 mundial y son responsables del 8,3% del gasto en I+D mundial, por detrás de Japón que incorpora 365 empresas que invierten el 14% del total, liderando la clasificación Estados Unidos, con 822 compañías responsables del 39,1% de la investigación y desarrollo mundial.

Los gigantes del e-commerce mundial como Alibaba y Tencent, y muchas otras compañías chinas que ya compiten a nivel global, se están convirtiendo en jugadores globales, reduciendo la distancia existente en innovación y tecnología de China con el resto de potencias occidentales. Durante la era de Xi, la brecha tecnológica se reducirá aún más gracias a que China dispone de una mayor cantera de talento, con 4,7 millones de graduados en ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas en 2016, ocho veces más que los 568.000 de Estados Unidos. Todo ello para posibilitar que China luche en la mejor de las condiciones posibles en la carrera tecnológica mundial que permitirá que los países mejor preparados en innovación lideren la economía digital del mañana.