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INTERREGNUM: China en África. Fernando Delage

Ninguna gran potencia presta a África la atención que China le dedica desde hace años. La República Popular es el primer socio comercial del continente, su principal acreedor y el primer inversor en el desarrollo de sus infraestructuras, tanto físicas como digitales. China se ha convertido en una variable decisiva del futuro de África, a la vez que ésta ilustra las ambiciones globales de Xi Jinping.

Así lo pone de relieve el extraordinario cambio producido en las relaciones China-África en los últimos veinte años. La lógica de su presencia respondía desde finales de los años noventa a las necesidades de desarrollo de la República Popular, es decir, el acceso a recursos y materias primas y la adquisición de mercados para la exportación de sus productos manufacturados. Los resultados hablan por sí solos: el comercio en ambas direcciones aumentó de apenas 10.000 millones de dólares en el año 2000 a 254.000 millones de dólares en 2021, una cifra más de cuatro veces mayor que los intercambios entre Estados Unidos y África. Para China, África representa sólo el cuatro por cien de su comercio exterior (menos que Alemania), pero de ser el primer socio comercial de sólo cuatro países africanos hace dos décadas, hoy lo es de los 54 Estados del continente.

En la primera década del siglo XXI, China aumentó asimismo su participación en la financiación de infraestructuras, y no—como lo han hecho los países occidentales—a través de su política de ayuda al desarrollo, sino en forma de préstamos. Entre el año 2000 y 2020, la banca pública china ha concedido créditos por valor de 160.000 millones de dólares a los gobiernos africanos. No es cierto, sin embargo, como se mantiene con frecuencia, que la República Popular sea la principal causa de la deuda de estos países. En 2020—último año con datos disponibles—los créditos chinos equivalían al 17 por cien de la deuda pública del África subsahariana, menos que el Banco Mundial (19 por cien) o la banca comercial internacional (30 por cien). Es significativo asimismo que los préstamos chinos se hayan reducido notablemente desde 2016: en 2020 sumaron 1.900 millones de dólares, la cifra más baja desde 2004.

Pese a su indudable relevancia, los intereses económicos de Pekín van acompañados de objetivos políticos cada vez más evidentes. Desde el establecimiento de la República Popular en 1949, un hecho que coincidió con el comienzo del proceso de descolonización, Pekín hizo de África un espacio para la proyección del maoísmo—hasta los años setenta—y para la consecución de apoyo en los foros multilaterales a sus grandes prioridades diplomáticas (Taiwán en particular). Hoy, una China camino de convertirse en la primera economía del planeta, recurre al continente en su estrategia de proyección global y de contraequilibrio de la influencia occidental.

África, en efecto, forma parte junto a América Latina y Oriente Próximo—y el mundo islámico en general—de ese Sur Global cuyo liderazgo Pekín asume de manera no oficial. El enfrentamiento con Estados Unidos y con la Unión Europea de nuestros días redobla la importancia de este espacio para intentar reconfigurar las bases del orden internacional de manera favorable a los intereses y valores chinos. Es una estrategia no sólo orientada a influir en la política exterior de los países africanos: Pekín promueve igualmente de manera activa su modelo económico y político como alternativa al libre mercado y la democracia liberal.

Norteamericanos y europeos—el “Global Gateway” de la UE es la más reciente prueba—han reaccionado gradualmente a esta presencia china en África. No obstante, como indican varios estudios recientes, existe el riesgo de sobrevalorar la influencia china y no tener en cuenta los obstáculos que también afronta Pekín (de la corrupción a los daños al medio ambiente, de la complicidad con las elites políticas a las condiciones laborales de los trabajadores locales). La dinámica actual en el continente no es, por resumir, un simple juego de suma cero, pero sí un terreno complementario de la competición geopolítica entre las grandes potencias.

THE ASIAN DOOR: El valor de África para la nueva Ruta de la Ruta. Águeda Parra

Sin que la financiación de proyectos englobados en la nueva Ruta de la Seda haya recuperado el vigor de los años anteriores a la pandemia, al menos la inversión ha conseguido estabilizarse, alcanzando los 59.500 millones de dólares en 2021, respecto a los 60.500 millones de dólares de 2020. Una financiación estable en tiempos de incertidumbre de crecimiento económico global pero centrada en dos áreas que han atraído el interés de la iniciativa china en 2021, África y Oriente Medio.

Aunque los proyectos en Irak han acaparado el mayor protagonismo, alcanzando los 10.500 millones de dólares en contratos de construcción, el compromiso con África ha conseguido situar a la región como el segundo destino de la inversión china alcanzando un crecimiento del 156% respecto a 2020, lo que representa el 19,01% de toda la inversión y cooperación realizada a través de la nueva Ruta de la Seda en 2021. Los proyectos englobados en la iniciativa china se suman así a la tendencia global en la inversión extranjera directa (IED), registrando África el mayor aumento de entrada de IED y de acuerdos de fusiones y adquisiciones en 2021.

Después de la ralentización de la inversión a nivel global por efecto de la crisis sanitaria mundial en 2020, África recupera de nuevo el impulso que había conseguido durante 2018 y 2019 para seguir atrayendo el interés de China. De hecho, el gigante asiático ha destinado mayor inversión a África que el volumen conjunto de las ocho entidades que han proporcionado préstamos al continente. Se trata de 23.000 millones de dólares entre 2007 y 2020 en proyectos de infraestructuras que son 8.000 millones de dólares más que los préstamos realizados conjuntamente por el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo (AfDB), y los bancos de desarrollo de Estados Unidos y la Unión Europea.

A pesar del volumen de IED destinada a África por todas las partes, este volumen apenas representa una décima parte de las necesidades del continente para afrontar los desafíos que suponen los retos de salud, de desarrollo y de abastecimiento de energía que necesita el continente, según muestra un reciente informe del think tank estadounidense Center for Global Development. Entre los proyectos financiados por China destaca la construcción de 1.320 kilómetros de vía férrea en Tanzania para conectar el lago Victoria con Dar es-Salam que permite mejorar las necesidades de infraestructuras que demanda la región. Un ámbito de desarrollo prioritario al que deberían sumarse otros proyectos dentro la iniciativa lanzada por Estados Unidos, Build Back Better World (B3W), y la propuesta de la Unión Europea, Global Gateway, para impulsar el desarrollo de la región.

No solamente las inversiones han atraído el interés del gigante asiático, sino que el comercio ha alcanzado también una cifra récord de 254.000 millones de dólares en 2021, un 35% superior a 2020, que fortalece la posición de China como el mayor socio comercial de África. La pandemia ha sido un importante dinamizador de este crecimiento, impulsado principalmente por las exportaciones de China de material sanitario y farmacéutico de los que el gigante asiático es uno de los principales proveedores, mientras China importa de África minerales, metales, productos agrícolas y petróleo.

En un escenario en el que la financiación externa es mucho más significativa que la local, siendo dominante la inversión china y más marginal la estadounidense, el desarrollo de África sigue estando ligado a la inversión privada. Sin embargo, en el ámbito del comercio, a pesar de que la capacidad de China como potencia exportadora excede por mucho las exportaciones africanas., las ventas hacia el gigante asiático están experimentando un importante crecimiento gracias al impulso que genera incorporar al proceso plataformas de e-commerce y herramientas online.

Aunque el comercio entre China y África apenas representa el 4% del comercio global de China, los proyectos lanzados por la iniciativa china están impulsando mejoras en la conectividad terrestre y en el desarrollo de infraestructuras digitales que permiten a las empresas africanas mejorar su acceso a los mercados de exportación. Ámbitos de desarrollo que igualmente deben ser destino prioritario de las iniciativas B3W y Global Gateway

 

Estados Unidos y China en Africa

Poco antes de su gira europea y se encuentro con el ministro de Exteriores de Rusia, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken ha realizado una importante gira diplomática por el continente africano, tocando los temas más sensibles pero insistiendo en la necesidad de frenar la expansión económica y política china, esa China que levanta barreras a la instalación y el desarrollo de empresas occidentales en su territorio a la vez que compra y aprovecha el mercado en todo el mundo.

La primera parada fue Kenia, el aliado histórico de Washington en el centro de África dónde, además de examinar  las relaciones bilaterales, se estudiaron las crisis en Etiopía, Sudán y Somalia, graves situaciones que aumentan la inestabilidad y la violencia en la ribera occidental del Índico donde, entre otras cosas, China está cada vez más presente.

China ha irrumpido en una región rica en recursos estratégicos done la inestabilidad política es secular, las luchas inter étnicas son crónicas y donde el terrorismo islamista y las inversiones en influencia china se han sumado a la centenaria rivalidad, discreta pero muy tensa y con frecuencia muy sucia, entre estadounidenses, británicos y franceses

En Nigeria, Blinken señaló la expansión de la economía china en áreas que estratégicas del país, el segundo mayor exportador de petróleo de África. “Como muestra de nuestro compromiso con nuestras asociaciones en todo el continente, el presidente Biden tiene la intención de organizar la Cumbre de Líderes de Estados Unidos y África para promover el tipo de diplomacia y compromiso de alto nivel que pueden transformar las relaciones y hacer posible una colaboración eficaz”, dijo Blinken en su discurso de la capital de Nigeria, Abuja, indicando que África subirá en el rango de prioridades de Estados Unidos.

El desafío chino es mucho más que económico. Claro que las empresas chinas tienen derecho a competir en todo el planeta; lo inmoral, y tramposo, es que lo hagan dopadas con el dinero y la protección del Estado chino y que defiendan la libertad de mercado en el planeta salvo en su cautivo, e inmenso, mercado chino. Y, a la vez, relacionan el crecimiento que proporcionan ese sistema hipócrita con lo que denominan superioridad sobre las democracias occidentales. Ese desafío global es el gran reto del momento.

China se refuerza en África

Como informa Miguel González, experto de El País en Diplomacia y Defensa, “Entre China y la Unión Europea, los países del Magreb prefieren a la primera. Así se deduce de su ausencia del VIº Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo (UPM), celebrado este lunes en Barcelona. Aunque la cita ha registrado un récord de participantes, con 20 ministros de Asuntos Exteriores de los 42 países que forman parte de la organización, solo uno de ellos ha sido africano, el jefe de la diplomacia egipcia Sameh Shoukry, cuyo compatriota Nasser Kamel es el secretario general de la UPM. Marruecos solo ha enviado a un director general, Argelia y Túnez a su respectivo embajador en España y Mauritania y Libia a nadie”. La Unión por el Mediterráneo es una organización intergubernamental formada por un total de 42 estados miembros de Europa y de la cuenca mediterránea. Forman parte de esta organización los 27 estados miembros de la Unión Europea, y los 15 países socios mediterráneos del norte de ÁfricaOriente Medio, y sudeste de Europa. Tiene su sede Len BarcelonaEspaña en el Palacio Real de Pedralbes.

La competencia por los recursos y las economías africanas no es nueva y en ella están implicados todos los países con recursos para ello, pero se ha intensificado, aunque con sordina, en los últimos años. Y en ese escenario, dominado desde las independencias africanas de los años 50 y 60 por EEU. Gran Bretaña y Francia, han irrumpido con fuerza Rusia y, sobre todo, China, sin olvidar a Qatar, Arabia Saudí, EAU y Turquía, a caballo del crecimiento del islamismo y trasladando al continente sus respectivas rivalidades nacionales.

En cuanto a China, su penetración es fundamentalmente económica, discreta y planificada y, con ella llega la influencia política y estratégica, con la venta de sistemas militares sofisticados y el mensaje de que el desarrollo económico y de bienestar no tiene por qué venir acompañado de libertades  y justicia independiente como demuestra la propia China, mensaje no desdeñado por el caudillismo africano con decorado democrático. Las inversiones chinas están creciendo espectacularmente en el norte de Africa, aunque también en Angola, Nigeria y varios países al otro lado, en Africa Oriental donde, en Djibutí, China ha establecido una base militar.

Esta presencia china está alterando los equilibrios geoestratégico regionales y alertando sobre las posibles consecuencias de esos cambios a la Unión Europea que ya asiste a un silenciado pero no exento de dureza choque entre los intereses de Francia y Estados Unidos países que quieren, mantener y reforzar el primero y expandir el segundo, sus intereses comerciales y políticos para mejor acceder a materiales estratégicos como el coltán, el uranio y los recursos energéticos africanos. Un acercamiento entre países europeos para tratar de encontrar, tarea muy complicada, cierta coordinación (con Francia a la cabeza) que era el objetivo buscado por la Cumbre de Barcelona, ha quedado aguado por las interferencias de la presencia de China en Africa, país al que miran países africanos que miraban más hacia Europa hasta ahora.

 

Algo más que amigos. Ángel Enríquez de Salamanca Ortíz.

El pasado 27, 28 y 29 de junio tuvo lugar en Hunan (China) la primera expo comercial entre China y África. A este evento asistieron más de 1.300 invitados de 53 países del continente. Se firmaron más de 230 proyectos para África por valor de casi 75 mil millones de  dólares. Desde hace siglos las relaciones entre China y África han existido, en parte gracias a la ruta de la seda, pero no ha sido hasta el siglo XXI cuando estas relaciones comerciales han tenido su mayor crecimiento.

África es, actualmente, el continente más inestable y pobre del mundo. Solo Liberia en 1847 y Etiopia (históricamente independiente) lograron su independencia en el siglo XIX. Tras décadas de esclavitud, violación de DDHH y saqueo, llegó la descolonización, pero a causa de esta, los países africanos quedaron arruinados y con dependencia de su ex metrópoli. Se sucedieron gobiernos títeres, disputas territoriales o guerras civiles como la de Sudán,  Somalia o Angola. África fue olvidada a su suerte.

A partir de 1993, China pasó de ser un exportador de petróleo a importador, lo que supuso un cambio para el desarrollo de África. Pero China busca algo más que recursos en África, busca una relación “win-win” en la que ambas partes salgan beneficiadas.
Según las estadísticas de la Administración General de Aduanas de China, en 2018, el volumen total de comercio entre China y África fue de 204.190 millones de dólares, un aumento interanual del 19,7%.  En 2018, la tasa de crecimiento  del comercio entre China y África fue la más alta del mundo.

En este mismo año, más de 3.700 empresas chinas han invertido en África en proyectos de transporte, electricidad, telecomunicaciones, agricultura, colegios y hospitales por valor de 46.000 millones de dólares. La construcción de infraestructuras ha sido una prioridad para China en el marco de la Nueva Ruta de la Seda, donde están involucrados más de 20 países africanos y cubre áreas de transporte o generación de energía. El pasado 30 de mayo, en Adís Abeba, el jefe de la misión China ante la Unión Africana (Lui Yuxi) llamó a más países africanos a que se unieran al proyecto del siglo, la nueva ruta de la seda, un megaproyecto que promoverá la unión y el desarrollo entre Asia y África.

Imágen: El Órden Mundial. https://elordenmundial.com/mapas/prestamos-de-china-a-africa/

Actualmente, África es un mercado de más de 1.100 millones de personas –no envejecidas y en aumento-  deseando consumir productos chinos como móviles, ordenadores o coches, lo que ha hecho que las exportaciones de China a África hayan alcanzado, en el 2018, los 9.550 millones de dólares. Un mercado que para finales del siglo XXI, superará los 4.300 millones de consumidores.

África necesita fondos para su desarrollo y China se los está concediendo al continente; más del 50% de los fondos de ayuda al desarrollo concedidos por Pekín van con destino a África. Además, en muchos casos estas concesiones de créditos son mucho mejores que las ofrecidas por el Banco Mundial. El enorme desarrollo en infraestructuras que ha sufrido África en los últimos años ha sido gracias a las multimillonarias empresas chinas (públicas y privadas) que cada vez están más interesadas en el continente. Para muchos países africanos, China representa una fuente bien recibida de estabilidad, un nuevo socio estratégico y un proveedor de ayuda al desarrollo.

Pekín ha invertido en el país africano en proyectos de desarrollo e infraes­tructuras como presas, centrales hidroeléctricas, industrial textil y planes agrícolas. Si damos algunos ejemplos, para la construcción de la presa de Merowe (Sudán) el gobierno chino prestó 608 millones de dólares al gobierno sudanés, el Exim Bank of China y el China Development Bank ya han desbancado al Banco Mundial como primer prestamista del mundo. En contrapartida está que las empresas chinas no se preocupan ni del impacto ecológico ni de la población local.

China ha contribuido con 750 millones en la construcción del nuevo aero­puerto internacional de Jartum, y con otros 750 millones para una nueva presa en el Nilo del norte. Se ha gastado, aproximadamente, 100 millones en fábricas textiles y 500 millones para construir refinerías de petróleo.

Otro ejemplo más de ayuda al desarrollo es el de la empresa china CMIC que recibió un contrato de 373 millones de dólares para construir un acueducto que transporta agua de la confluencia del río Atbara con el Nilo hasta Port Sudán. Esta empresa, además, tiene  otro contrato de 5,2 millones de dólares para abastecer agua a Atbara y Al Damr.

En Angola, en un solo año, el Exim Bank Chino llegó a prestar más de 2.000 millones de dólares al país africano con el aval del petróleo. De esta manera China ocupaba el lugar del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de las ayudas de la Unión Europea (UE). La financiación china se dedicó a realizar mejoras en las infraestructuras como, por ejemplo, 400 kilómetros de carreteras o la construcción del hospital general de Luanda.

En este mismo país, mientras que China & Road Corporation pidió 20 millones de dólares para realizar la carretera de 90 kilómetros que separa Viana de María Teresa, la compañía brasileña Queiroz de Galvão facturó 34 millones de dólares por el tramo que va de Viana a Cucuaco, de tan sólo 20 kilómetros. Aquí es donde se ve claramente las ventajas en costes que tiene el país asiático frente a sus competidores.

Las importaciones de China en 2018 de productos –no relacionados con recursos naturales- crecieron un 32% y la de productos agrícolas un 22%. A cambio, el 56% de lo que exporta China al continente son productos mecánicos o de alta tecnología.

También en Nigeria, el 12 de abril de 2018, en Abuja, el gigante de la construcción chino CCECC realizó un taller sobre carreras universitarias para algunos graduados universitarios nigerianos inmediatamente después de su servicio nacional de un año. El resultado de la capacitación fue una contratación inmediata de 50 de ellos por parte de esa firma. La gerencia de la compañía dijo que era uno de los primeros pasos hacia el empleo a gran escala de los nigerianos para garantizar que hubiera mano de obra nigeriana cualificada en la empresa. En menos de 15 años los estudiantes africanos en China han pasado de 2.000 a 50.000 en el año 2015 (USA y UK acogieron solo 40.000 al año). Gracias al “Plan de Cooperación 20+20”, en 2018, China se comprometió a proporcionar a África 50.000 becas gubernamentales y 50.000 oportunidades de capacitación para seminarios y talleres, e invitará a 2.000 africanos a visitar el país. Además, se lanzarán programas de asistencia médica gracias al Centro Africano para el control y la Prevención de Enfermedades para luchar contra la esquistosomiasis, la malaria o el sida.

China lanzará 50 proyectos de desarrollo ecológico para luchar contra en cambio climático, contaminación en océanos o desertificación en el continente gracias al “China-Africa Green Envoys Program”. Así mismo, el Instituto Confucio tiene presencia en más de 40 países de todo el continente, trasmitiendo la cultura y la lengua china.

En la reunión del FOCAC, en 2015, China prometió 60.000 millones de dólares en financiación para África, esto incluye 15.000 millones en préstamos sin intereses, 20.000 millones en líneas de crédito, 10.000 millones en fondos para el desarrollo y 5.000 millones para financiar las importaciones del continente así como ayuda en la lucha contra el terrorismo y condonación de deuda a los países más necesitados del continente. Desde el año 2000 al 2016, China ha prestado al continente más de $125.000.000.000.

Bajo la administración de Donald Trump, EEUU ha criticado estos préstamos por el endeudamiento del continente y porque pueden hacer perder la soberanía a los países africanos. China rechaza las críticas y, a pesar de  esto, gran parte de la deuda del continente es con instituciones financieras occidentales o en eurobonos.

Desarrollo en infraestructuras y en energía, desarrollo económico, cultural, social, medio ambiental… China lleva 10 años siendo el mayor socio comercial de África y, una cooperación y desarrollo con todo el continente será fundamental para que China pueda seguir manteniendo sus relaciones con todo el territorio africano, una relación que va más allá del petróleo, trabajando juntos para el desarrollo común, una relación que heredaran los hijos de China y África. El gigante asiático está listo para tener un papel constructivo y de paz con África, porque, como dijo Presidente Xi Jinping en la reunión del FOCAC de septiembre de 2018, “nadie que se mantenga solo en una isla tendrá jamás futuro”

THE ASIAN DOOR: China y Estados Unidos, dos estrategias para África. Águeda Parra

Las estrategias de Estados Unidos y China en África están lejos de coincidir. Difiere el enfoque, apostando Washington por la seguridad militar para combatir la amenaza del terrorismo, mientras que Beijing fomenta estrechar lazos comerciales y dotar al continente de financiación para abordar proyectos energéticos y de infraestructuras. Un enfoque que también difiere en la puesta en escena. Mientras China organiza el Foro de Cooperación China-África (FOCAC, en inglés) cada tres años, Estados Unidos condensa su nueva estrategia para África en un documento, publicado el pasado 13 de diciembre.

Siendo las necesidades del continente africano todavía considerables, tanto el enfoque de seguridad militar que aporta Trump, como el fomento del desarrollo económico con inversión en infraestructuras y energía que promueve Xi, cubren ampliamente dos ámbitos de cooperación muy bienvenidos para la región. La cuestión reside, sin embargo, en que mientras la estrategia de Estados Unidos algunos la catalogan como de retirada de la primera potencia mundial de África, China está encontrando en el continente africano su tabla de salvación para mitigar las posibles réplicas que generará la guerra comercial que está lastrando el desarrollo económico del país.

Tres meses después del exitoso evento diplomático que reunía en Beijing a 53 de los 54 países africanos en torno a la celebración trianual del FOCAC, con la excepción de Suazilandia, único país del continente que mantiene el reconocimiento a Taiwán, Washington desvelaba su estrategia en África centrada en tres ejes estratégicos. El primero, orientado a combatir el creciente poder de potencias como China y Rusia, siendo el gigante asiático el principal competidor de Estados Unidos, principalmente por la posición de China en Djibouti, primera base militar desplegada fuera del país. El segundo eje responde a la amenaza del terrorismo radical islámico, mientras el tercero está orientado a asegurar el buen uso de la asistencia económica estadounidense en el continente.

Frente a la propuesta de defensa y seguridad de Estados Unidos, Djibouti solamente es una parte de la estrategia de China en la región que, además de la componente militar, incluye afianzar los lazos diplomáticos y la financiación económica para impulsar la inversión de proyectos de infraestructuras y energía asociados a la Belt and Road Initiative (BRI), como se conoce en inglés a la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda. La apuesta por la región mantiene una financiación de 60.000 millones de dólares, misma cifra que la comprometida en el foro celebrado en 2015, acabándose así con la tendencia de eventos anteriores de aumentar la financiación, creciendo desde los 5.000 millones de dólares en 2006, a 10.000 millones en 2009 y 20.000 millones en 2012. Una financiación que en esta edición se encuadra en ocho campos de actuación, desde promoción industrial, mejora de las conexiones, promoción del comercio, desarrollo sostenible, creación de capacidad, salud e higiene, intercambios culturales, y paz y seguridad.

En esta ocasión, la incertidumbre económica motivada por la guerra comercial ha obligado a mantener el compromiso financiero en la misma cuantía que en 2015, aunque variando la composición. La primera novedad supone reducir la cantidad asignada para ayudas, préstamos a interés cero, préstamos en condiciones favorables y líneas de crédito, pasando de los 40.000 millones de dólares de 2015 a 35.000 millones de dólares, buscando de esta forma asegurar el retorno de la inversión y la viabilidad comercial. Como segunda novedad, las empresas chinas se incorporan al modelo de financiación con África, responsables de aportar en tres años al menos 10.000 millones de dólares del total comprometido.

Con todo, África sigue siendo de las regiones hacia donde fluye menos inversión china, en comparación con otras regiones. El stock de inversión extranjera directa de 100.000 millones de dólares a finales de 2017 supone la mitad de los 200.000 millones de dólares que acumulan regiones como América Latina en el mismo período. Pero, aunque de menor cuantía, la inversión china consiguió generar tres veces más empleo que Estados Unidos en 2017, según un informe de Ernst & Young.

Más allá de la financiación, China también persigue en África asegurar su abastecimiento de recursos energéticos. El objetivo se centra en mitigar los efectos de la guerra comercial, reduciendo la dependencia del 40% del crudo que importa China de Oriente Medio, y aumentar la importación procedente de África, que representa el 20% del total, una tendencia que ya se ha consolidado durante 2018. Pero, además de asegurar sus reservas de crudo, China tiene ante sí un mercado de tamaño similar al suyo, formado por cerca de 1.200 millones de personas, a los que ofrecer toda una amplia gama de productos.

Dos visiones bastantes dispares de las dos potencias mundiales más importantes que parecen reproducir el esquema seguido en otras latitudes como en el Indo-Pacífico, donde el apoyo para el desarrollo económico corre a cargo de China mientras Estados Unidos sigue siendo el garante de la seguridad mundial. Sin embargo, para China la cooperación sur-sur, está resultando ser especialmente fructífera con África, un refugio donde asegurar en los próximos años la viabilidad económica de sus proyectos económicos y militares. (Foto: Thomas Retterath)

Las Relaciones Comerciales entre China y Guinea Ecuatorial. Ángel Enríquez de Salamanca Ortiz

Introducción:

El rápido crecimiento de China desde su apertura económica en 1978 y, sobre todo, desde su incorporación a la Organización Mundial de Comercio (OMC) el 11 de diciembre 2001, han obligado al país asiático a buscar recursos energéticos más allá de sus fronteras, con el fin de poder mantener este crecimiento económico y poder abastecer a una población de más de 1.350 millones de habitantes. Esta búsqueda de recursos ha llevado al país asiático, entre otros muchos países, hasta Guinea Ecuatorial, un pequeño país centro africano, donde se descubrió petróleo en 1996.

El Impacto económico de China en Guinea Ecuatorial.

La República de Guinea Ecuatorial, es un pequeño país de algo más de 28.000km2 y situado en el golfo de Guinea que cuenta con una población de más de 1,2 millones de habitantes.

Su economía se basa en los hidrocarburos que representan en torno al 70 por ciento del PIB del país y entre el 85-90 por ciento de las exportaciones por lo que la caída de los precios en el año 2015 supuso una reducción en la inversión y gasto público y una reducción del superávit en la balanza comercial. Si tenemos en cuenta su pequeño territorio (algo más de 28.000km2 o el 0,09% del territorio de África), podemos decir que es un país con gran cantidad de recursos petroleros ya que cuenta con unas reservas de 1.100 millones de barriles, lo que representa un 0,9 por ciento de las reservas totales de petróleo de África, lo que hizo que en el año 2017 fuera el séptimo productor de petróleo del continente.

Para este mismo año 2017, el total de exportaciones fue de 7.059 millones de dólares, de los cuales más de 6 mil millones de dólares fueron exportaciones de petróleo. El principal destino fue China (17,2%), Corea del Sur (15,6%) y España (9,4%). Durante los últimos años estas exportaciones han sufrido altibajos debido a las fluctuaciones del precio del petróleo, que ha estado por encima de los 100 USD el barril desde principios del año 2011 a caer a algo más de 30 USD en enero 2016, una caída del 70% en solo 5

años. Esta caída del precio del petróleo se ha visto reflejada en la economía del país africano que ha pasado de un PIB en 2013 de 21.943 millones de dólares a los 12.487 millones de dólares en 2017, lo que refleja su clara dependencia de las exportaciones de petróleo.

Por el lado de las importaciones, en el año 2017 alcanzaron un valor de 4.730 millones de dólares de productos manufacturados procedentes principalmente de Holanda (17%), España (16,5%) y China (15%).

La disminución de los ingresos del petróleo (caída de los precios), los gastos en infraestructuras o la falta de diversificación económica (centrada en el petróleo) han hecho que en los últimos años la economía del país se resienta, dejándose, aproximadamente, un 50% de su PIB desde 2012.

Como vemos en la figura 1, el riesgo del país está calificado como D (Riesgo Alto) por Euler Hermes.

Fig. 1. Calificación de riego de Guinea Ecuatorial
[Fuente: Euler Hermes: https://www.eulerhermes.com/en_global/economic-research/country-reports/Equatorial-Guinea.html]

En la tabla 1 se muestran los datos macroeconómicos de Guinea Ecuatorial y sus relaciones con China:

Tabla 1. Datos macroeconómicos de Guinea Ecuatorial y sus relaciones con China
[Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos1]
1 Las fuentes utilizadas han sido: Banco Mundial, Instituto Estadística de China y Statista.com

Como se observa en la tabla 1, el volumen de comercio ha ido creciendo año tras año hasta alcanzar más de 3.569,71 millones de dólares en 2014 para caer hasta los 780,14 millones de dólares en el año 2016, arrastrado por la caída de las exportaciones que en un año descendió desde los 3.217,19 millones de dólares hasta los 631,85 millones de dólares; el volumen de comercio se redujo un 80,35 por ciento.

En la figura 2 se observa el peso que han tenido las exportaciones hacia China sobre el PIB de Guinea Ecuatorial:

Fig.2 Volumen comercio y Exportaciones guineanas entre China y Guinea Ecuatorial (2005-2017). [Fuente: elaboración propia a partir de la tabla 1.]

Fig.2 Volumen comercio y Exportaciones guineanas entre China y Guinea Ecuatorial (2005-2017). [Fuente: elaboración propia a partir de la tabla 1.]

Como vemos, a partir del año 2008 el volumen de comercio descendió debido a la caída de los precios del petróleo que se produjeron en este año, para a partir del año 2010 alzarse hasta los más de 3.500 millones de dólares y por último caer hasta poco más de 1.500 millones de dólares. Hay que añadir que del volumen de comercio, casi la totali-dad, es debido a las importaciones de China, que en su mayoría consisten en petróleo.

El valor de estas importaciones chinas está muy ligado a los precios del petróleo que como ya hemos comentado han sufrido muchos altibajos en los últimos años

Por último, añadir que durante los primeros años casi el total del volumen de comercio fueron exportaciones con destino a China, es decir, apenas hubo exportaciones por parte de China hacia Guinea Ecuatorial.

El crecimiento del país africano está muy ligado al crecimiento de China que, si mantiene tasas positivas de crecimiento del PIB, seguirá importando petróleo de Guinea Ecuatorial, un recurso natural básico para la economía del país africano y que, como hemos visto, puede llegar a suponer el 25% de las exportaciones de Guinea (Año 2006), lo que significa que si China sigue creciendo seguirá importando petróleo de Guinea, lo que provoca un tirón en la economía del país.

Conclusión:

Desde 1993 las ayudas del Banco Mundial y del FMI a Guinea Ecuatorial han sido cortadas debido a la corrupción interna del país, por el mal uso de los ingresos petrolíferos y la falta de transparencia antes estos organismos. Estados Unidos también ha cortado esta ayuda a este país con el fin de proteger a las víctimas de la trata. Pero no solo esto, en Guinea se encuentra una de las cárceles más peligrosas del mundo, Black Beach, donde las violaciones y torturas están a la orden día. La violación de los derechos humanos, torturas, delincuencia en lugares públicos o los asaltos están presentes en la vida de Guinea Ecuatorial. Mientras tanto, su presidente, Teodoro Obiang, que lleva en el poder desde 1979, nada hace para que esta riqueza proveniente del petróleo llegue a los ciudadanos, que la gran mayoría vive con menos de 1 dólar al día, y casi la mitad de los niños no están matriculados en la escuela.

En otro lado esta China, que obviamente no va a apoyar una democracia en Guinea (China tampoco es una democracia y países como Francia, EEUU o España lo consideran una dictadura), pero sí debería, como potencia mundial, fomentar el desarrollo del país con sanciones económicas para que sus dirigentes canalicen esa riqueza y llegue a toda la población civil y no solo a unos pocos. Fomentar el desarrollo del país y la diversificación, para no depender tanto del petróleo, son tareas que China debe tener con Guinea. Guinea es un país muy rico y con más de 1 millón de personas y, si ambos países crecen juntos, podrán sacar mucho más provecho de sus relaciones económicas. Si las relaciones económicas entre ambos países siguen mejorando, Guinea Ecuatorial tiene una posición estratégica notable para ser una puerta de entrada hacia los países de la CEMAC, hacia otros mercados como Nigeria o Angola y hacia todo el continente, una posición estratégica que China debe saber aprovechar.

 

Ángel Enríquez de Salamanca Ortiz es Doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales en la Universidad San Pablo CEU de Madrid.

INFORME: Las Relaciones Comerciales entre China y Angola (y 2). Ángel Enríquez de Salamanca Ortiz

Segunda parte del artículo de Ángel Enríquez de Salamanca Ortiz, Doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales en la Universidad San Pablo CEU de Madrid.

La ayuda de China
Tras la guerra, el gobierno de Angola necesitaba financiación para la reconstrucción del país. El problema era que los países y los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigían a Luanda reformas en el sector económico, financiero y político, en tanto que China era mas permisiva.

En un solo año el Exim Bank Chino llegó a prestar más de 2.000 millones de dólares al país africano con el aval del petróleo angoleño. De esta manera China ocupaba el lugar del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de las ayudas de la Unión Europea (UE). La financiación china se dedicó a realizar mejoras en las infraestructuras como, por ejemplo, los 400 kilómetros de carreteras anteriormente citados, o la construcción del hospital general de Luanda. Cuando estas empresas chinas intervienen en Angola, tienen unos costes reducidos, especialmente si comparamos los sueldos de sus trabajadores con los de la competencia portuguesa o brasileña. Con una gran rapidez de ejecución y unos precios que impiden cualquier competencia, las empresas chinas no tienen rival. El nuevo hospital general de Luanda, por ejemplo, se construyó en apenas quince meses por la Sociedad china de ingeniería externa (Oozebap, 2006) https://www.oozebap.org/text/china-africa.htm. Por poner otro ejemplo, mientras que China & Road Corporation pidió 20 millones de dólares para realizar la carretera de 90 kilómetros que separa Viana de María Teresa, la compañía brasileña Queiroz de Galvão facturó 34 millones de dólares por el tramo que va de Viana a Cucuaco, de tan sólo 20 kilómetros. Aquí es donde se ve claramente qué ventajas saca China de estas diferencias tan impresionantes de costes (Oozebap, 2006).

Otro proyecto http://www.embajadadeangola.com/noticias/noticia-110517-5.html de China en Angola, es la construcción de centrales hibridas para producir electricidad a partir de gasóleo y luz solar. El proyecto estará financiado por la empresa china Dongfang Electric Corporation (DEC) que aportara 225.000.000€. Este contrato incluye la instalación de líneas de transporte y, dada la necesitad de suministro eléctrico, la instalación y mantenimiento de 3 centrales que generan energía con gasóleo para las ciudades Moçamedes, Luena y Menongue. Hay que añadir que en Angola apenas el 32% de la población urbana tiene acceso a la electricidad.

La conclusión que se puede extraer de los párrafos anteriores es que China es el principal comprador de Angola (43,8% de las ventas angoleñas) y su principal vendedor (22,1% de las compras angoleñas) http://wits.worldbank.org/countrysnapshot/es/AGO. El volumen de comercio entre ambos países alcanzó su máximo en el año 2014, con un total de más de 37.000 millones de dólares.

Visión numérica
En la tabla 1 podemos ver cómo ha ido evolucionando la economía de Angola desde el 2005 hasta el 2016 y sus relaciones con China. Como vemos, las relaciones entre ambos países han ido aumentando año tras año y, se han multiplicado por 6 entre 2005 y 2014, para, en el año 2016, desplomarse hasta los 15.646 millones de dólares, posiblemente debido a la caída del precio del petróleo, arrastrando al PIB y, como es lógico, a las exportaciones de Angola, incluidas a las que tienen destino China.

Tabla 1. Datos macroeconómicos de Angola y su relación con China.
[Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos de Banco Mundial, Instituto Estadística de China y Statista.com]

Conclusiones
China en un socio comercial muy fuerte en el país africano y ha llegado a abarcar más de la cuarta parte del PIB de Angola a través de las exportaciones (un 25,60% en el año 2013). Angola necesita a China para obtener la financiación necesaria para seguir con su desarrollo económico y China necesita a Angola para obtener, no solo petróleo, sino tambien los recursos necesarios para su crecimiento económico y poder seguir siendo una de las potencias más fuertes del planeta. Si verdaderamente se busca una relación win-win, China debe saber muy bien como jugar sus cartas para poder ayudar a estos países y no caer en los errores del pasado.

Angola debe, no solo cooperar o comerciar con China, sino que, debe tomar una posición más dominante y darse cuenta de la necesidad que tiene China de sus abundantes recursos naturales y, sobre todo, saber cómo utilizar esta ayuda China para poder crear una economía prospera y no tan dependiente del petróleo ni del país asiático.

China está muy presente en todo África y, tanto los políticos, gobernantes o incluso la Unión Africana deben debe saber cómo utilizar de forma eficiente esta ayuda para conseguir el desarrollo de todos los países y del continente en su conjunto.

En cualquier caso, como ya hemos comentado, China debe ser muy cautelosa y tener muy en cuenta los errores que se cometieron en el pasado, unos errores muy presentes en África y que pueden marcar el devenir de sus relaciones.

INFORME: Las Relaciones Comerciales entre China y Angola (1). Ángel Enríquez de Salamanca Ortiz

Introducción

Desde el momento en que China inició su proceso de liberalización económica -concretamente en 1978 bajo el liderazgo de Deng Xiaoping- el país ha visto crecer su Producto Interior Bruto, a ritmos que se sitúan alrededor del 10% anual, gracias a centrarse fundamentalmente en la inversión, el ahorro y las exportaciones. La necesidad de comerciar con el mundo exterior llevó a China a convertirse en miembro de la Organización Mundial del Comercio en 2001 y, de hecho, se ha convertido en el gran centro de producción de bienes y productos mundiales. Este rápido crecimiento del PIB ha obligado al país a buscar recursos fuera de sus fronteras, y, así, poder mantener ese ritmo económico, tanto para poder satisfacer a una población que supera los 1.300 millones de habitantes como a la gran cantidad de clientes foráneos. El otro gran actor, el África Sub-Sahariana, produce alrededor de 6 millones de barriles de petróleo al día, lo que supone un 7 por ciento de toda la producción mundial. Según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE, 2013) http://www.eia.gov/pressroom/presentations/howard_08012013.pdf, el continente africano en su conjunto produce el 13 por ciento de la producción mundial, siendo el cuarto productor mundial, detrás de Oriente Medio (30 por ciento), América del Norte (20 por ciento) y Eurasia (15 por ciento), y, delante de Europa con solo el 4 por ciento. Aunque las cifras africanas no son rivales para los tres primeros, sí son interesantes para China porque, debido a los altos riesgos socio-político-económicos de la región, las empresas del mundo desarrollado son poco proclives a invertir en la zona si pueden hacerlo en lugares menos conflictivos o arriesgados, y, esto, ha permitido a China una posición de negociación privilegiada con los principales países productores de materias primas.

El Caso de Angola:

Tras su independencia de Portugal en 1975, el país africano se sumergió en una guerra civil que no vio su fin hasta 27 años después, el año 2002. El país ha visto crecer su PIB a ritmos altos desde la segunda mitad de los años 90 y en especial desde que acabara la guerra civil. En 2017 la cifra del PIB de Angola fue de 124.209 millones de dólares (Banco Mundial) con un incremento de más del 993% desde su independencia (Datos obtenidos del Banco Mundial: EL PIB en Angola 2002 era de 12.497 millones de dólares. http://datos.bancomundial.org/pais/angola), gracias, sobre todo, a la producción de petróleo que supone un 60 por ciento de su Producto Interior Bruto (Corkin, 2009). Angola es uno de los países con más reservas de petróleo de África, con más de 8.000 millones de barriles (https://www.indexmundi.com/map/?v=97&l=es), es el productor de petróleo de África de crecimiento más rápido, y su petróleo es muy valorado en el mercado por su bajo contenido en azufre. Además de petróleo, Angola pose recursos naturales como diamantes, uranio, oro, mineral de hierro, o textiles entre otros. Pero, el país es muy dependiente de las exportaciones de petróleo, que suponen el 89% del total de exportaciones, algo más de 22.500 millones de dólares (OEC).

Los ingresos públicos, que se han beneficiado del enorme aumento de los precios del petróleo hasta 2014, han sido impulsados por la creciente demanda de China, aunque la extremada volatilidad de los precios experimentada recientemente junto a su descenso ha hecho estragos en la planificación presupuestaria. Angola es el segundo mayor proveedor de petróleo de China a la que satisface el 12 por ciento de sus necesidades de importación de petróleo (https://atlas.media.mit.edu/es/visualize/tree_map/hs92/import/chn/show/2709/2016/) y es sólo superada por Nigeria, que es el mayor productor africano y el principal exportador de petróleo a China. Angola compite actualmente con Nigeria por hacerse con el puesto de mayor productor de petróleo de África, con unas reservas probadas de casi 8.000 millones de barriles

Las relaciones entre China y Angola comenzaron mucho antes de que la guerra civil en el país africano acabara, y se han intensificado de manera significativa después del fin de la guerra civil en el año 2002. En el año 2016, la balanza comercial de Angola mostraba que casi la totalidad de las exportaciones fueron de petróleo (89%), los diamantes fueron la segunda fuente exportadora (7,5%), y, en cantidades mucho menos importantes estuvieron el café, sisal, pescado, madera y algodón. El valor total de las exportaciones se situó en torno a los 25.400 millones de dólares, siendo sus principales clientes China 49%, EE.UU. 10%, India 7,1%, Sudáfrica 5,0% ó España 3,2%. En cuanto a las importaciones, China fue el principal vendedor, con el 17% de las importaciones totales de Angola, con 1,68 mil millones de dólares seguida de Portugal (1,66 mil millones de dólares) y Estados Unidos con el 8,5% (827 millones de dólares) https://atlas.media.mit.edu/es/profile/country/ago/#Exportaciones.

Para completar esta imagen de Angola, podemos resumir que sus Debilidades y Fortalezas son las siguientes:

Debilidades:
Las debilidades mas importantes de Angola son:
– El riesgo país de Angola es alto (Calificado con D por Euler Hermes. Sobre las debilidades y fortalezas véase http://www.eulerhermes.com/economic-research/country-reports/Pages/Angola.aspx), siendo sus principales debilidades:
– Alta deuda
– Baja diversificación de las exportaciones: el petróleo representa el 96% de los ingresos por exportaciones. Vulnerabilidad a la volatilidad en los mercados mundiales ya potenciales grandes oscilaciones en los precios del petróleo
– Necesidad de recursos financieros para reconstruir el país.
– Alta pobreza
– Percepciones de corrupción y falta de transparencia en las cuentas petroleras. Confian-za limitada en el liderazgo del país y baja inversión de las economías avanzadas en los sectores no petroleros
– A lo anterior hay que añadir que la región de Cabinda, al norte, y separada por la R.D. del Congo, es una de las regiones más ricas de petróleo y en sus tierras se produce más de la mitad de la producción de Angola. Esta región es muy conflictiva debido a los movimientos separatistas que han sido apoyados por países o por empresas petroleras

Fortalezas:
– Elecciones relativamente pacíficas
– A pesar de la frontera con la República Democrática del Congo, no hay amenazas significativas a la seguridad de las fuerzas externas
– Pertenece a la OPEP.
-Segundo mayor productor de petróleo de África subsahariana, con reservas probadas de más de 20 años de producción adicional a los ritmos actuales de extracción
– Además de los hidrocarburos, posee importantes recursos naturales a través de sus sectores minero (incluyendo diamantes) y agrícolas
– Las considerables entradas de IED de las economías avanzadas y emergentes en los últimos años.

Primera parte del artículo de Ángel Enríquez de Salamanca Ortiz, Doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales en la Universidad San Pablo CEU de Madrid

THE ASIAN DOOR: La nueva Ruta de la Seda se extiende por África Occidental. Águeda Parra

Pasados cinco años desde que Xi Jinping pusiera en marcha la mayor iniciativa de infraestructuras mundial bajo el nombre de la nueva Ruta de la Seda, comienzan a estar operativos los proyectos más emblemáticos en Asia Central, el Sudeste Asiático y Europa. Los flujos comerciales entre estas regiones con China se han incrementado considerablemente, creciendo en la misma medida que lo ha hecho la influencia de China en los países por los que pasa la ruta.

Si en una etapa inicial fueron los proyectos de los corredores terrestres los primeros en ser anunciados y, por lo tanto, en estar operativos, ahora son las infraestructuras que forman parte de la Ruta de la Seda Marítima las que están copando un mayor interés. El denominado como “Collar de Perlas” que China está desplegando por todo el Océano Índico mantiene en tensión a la India, al verse rodeada por la influencia de China a través de los puertos que financia en Myanmar, Sri Lanka y Pakistán. Proyectos que mejorarán el desarrollo de estos países y su integración regional, pero que posibilitan, asimismo, que China desarrolle una presencia naval que le permita convertirse en un agente relevante en el Indo-Pacífico aprovechando la pérdida de hegemonía de Estados Unidos en la región.

África es otro de los puntos clave de la Ruta de la Seda Marítima donde China tiene desplegada su primera base militar fuera del territorio chino, en Djibouti, y donde está desarrollando el puerto de Bagamoyo, en Tanzania, para que funcione como hub regional en el continente y como punto de conexión con las rutas marítimas que viajan hacia Europa y China. En África Oriental, la mejora y expansión de las vías férreas de la época colonial centran el desarrollo de la línea que conecta Mombasa con Nairobi, la capital de Kenia, una conexión que está previsto se extienda por Tanzania, Uganda, Ruanda, Burundi, Sudán del Sur y Etiopía.

La segunda fase de la apuesta de China por el compromiso de desarrollo de África, y por seguir desplegando su influencia a través de la Ruta de la Seda Marítima, es incorporar a África Occidental a OBOR (One Belt, One Road), como se conoce más comúnmente a la iniciativa, rivalizando con Francia en una región de influencia francófona. Al desarrollo de las vías férreas, carreteras y puertos que se están desarrollando en la parte oriental del continente, se unirán otros tantos proyectos que China pretende desarrollar en la región occidental. Entre ellos, destaca el único desarrollo cuyo acuerdo está cerrado y que plantea construir una línea de ferrocarril que permita a Mali tener acceso al mar a través de la conexión con el puerto de Conakry, en Guinea.

Con este objetivo en mente, Xi Jinping ha aprovechado la sesión de la X Cumbre los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), celebrada en Johannesburgo entre el 25 y 27 de julio, para hacer su primera visita de estado a Senegal los días el 20 y 21 de julio. Senegal se convierte así en el primer país de África Occidental al que viaja Xi Jinping, siendo ésta la cuarta vez que el presidente chino visita el continente.

El objetivo de la visita es múltiple. Por una parte, Senegal significa para Xi Jinping la puerta de entrada para seguir desplegando la emblemática Ruta de la Seda por África Occidental. El desarrollo de la zona económica especial (ZEE) de Dakar, capital de Senegal, en la que participa China, le permite al gigante asiático poder exportar los productos manufacturados en esta ZEE hacia los mercados europeos y estadounidenses. Por otro lado, el desarrollo del puerto de Dakar posibilitaría que China se ubicara en un punto estratégico en África Occidental con salida al Atlántico, complementando la conexión con el Índico que tiene desde el puerto de Djibouti, en el extremo opuesto del continente.

Entre los objetivos existe un tercer factor a tener en cuenta que implica reducir el número de países que reconocen a Taiwán como estado. El apoyo de Senegal ha ido cambiando con el tiempo desde que consiguiera la independencia de Francia en 1960, reconocimiento en un primer momento a Taiwán sobre China. Desde entonces, el posicionamiento de Senegal no ha sido firme, cambiando su apoyo hasta en tres ocasiones, de ahí que China persiga con la incorporación de Senegal a OBOR mantener en el tiempo el reconocimiento de China sobre Taiwán vigente desde 2005.

Mientras Europa y Estados Unidos se alejan más de los objetivos de desarrollo de África, China se posiciona como primer socio comercial del continente tras desbancar a Estados Unidos hace ya más de diez años. De ahí, que el despliegue de la nueva Ruta de la Seda por África Occidental cumpla perfectamente con los objetivos de China, que ya es el segundo socio comercial de Senegal, de seguir expandiendo su influencia económica, comercial y diplomática por toda África. (Foto: José Rambaud, Flickr)