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China y Venezuela se acercan. Nieves C. Pérez Rodríguez

hina se acerca nuevamente a Venezuela después de que el reconcomiendo internacional del gobierno interino de Guaidó y la pandemia enfriara las relaciones bilaterales a pesar de que se habían prometido apoyo desde el comienzo del chavismo en la nación suramericana. Nuevamente Beijing se acerca al régimen de Maduro y mantienen conversaciones que en algunos casos se toman la molestia de dar a conocer públicamente.

Está claro que con el acercamiento de la Administración Biden, el levantamiento de algunas sanciones al régimen y su interés en el petróleo venezolano desde que Rusia invadió a Ucrania ha hecho que China no necesite ser discreto en sus contactos, ni siquiera guardar las formas como intentaron hacer durante la época en la que Guaidó fue reconocido por más de sesenta naciones del mundo.

China, por su parte, ha retomado intensamente su agenda internacional a raíz del levantamiento de la estricta política del “Cero-Covid” y ha vuelto a su dinámica de invitaciones y sus visitas, recibiendo delegaciones y jefes de Estado, así como enviando altos funcionarios al exterior. Xi Jinping, por su parte, está claramente aprovechando la guerra en Ucrania para ganar protagonismo, voz internacional y convertirse en el mediador “imparcial” ante la presión de Occidente a Rusia para acabar la guerra.

A mediados de marzo, Beijing organizó un encuentro internacional de partidos y organizaciones políticas de varios países en el que Xi, como líder internacional y secretario del Partido Comunista chino, aprovechó el escenario para hablar de “la necesidad de la tolerancia, la convivencia, los intercambios y cómo el aprendizaje mutuo entre diferentes civilizaciones juegan un papel único en el avance del proceso de modernización de la humanidad”. Bajo el lema Por el camino de la modernización y la responsabilidad de los partidos políticos fueron los organizadores y anfitriones del encuentro.

En este encuentro virtual Maduro también aprovechó para afirmar que “se acabaron los tiempos de los imperios, que nadie ponga en duda que ha llegado la hora de la articulación de un nuevo mundo multipolar” con el propósito de apoyar la idea de la caída de los Estados Unidos mientras respaldaba la propuesta de Xi quien a su vez llamaba al “trabajo conjunto para proteger las reformas del sistema de gobernanza global e impulsar un orden internacional más justo y razonable”.

Mostrando su liderazgo, el líder chino invitó a los políticos a ser audaces en su proceder y explicó la necesidad de romper los paradigmas de pensamientos establecidos.

Además de Venezuela, Bolivia, líderes como el secretario de la asociación islámica de Pakistán, El Partido islámico unido de Irán, el Partido Comunista de Cuba, el Partido Revolucionario del pueblo de Laos y el Partido Progresista del Pueblo Trabajador de Chipre, entre otros, participaron en el evento y mostraron su apoyo a los fundamentos que sirvieron de inspiración para el encuentro.

China ahora tiene problemas económicos propios, aunque ha conseguido recuperarse ligeramente en el último trimestre. Pero ciertamente se enfrenta a grandes retos domésticos y el cobro de los préstamos internacionales que concedieron y cómo gestionar el cobro de los mismo y, aunque como acreedor puede legalmente reclamar los pagos, el problema radica en la forma como los créditos fueron concedidos, a quienes fueron otorgados e incluso las garantías que les dieron y ciertamente esta situación no es exclusiva ni de Venezuela, ni de América Latina y el Caribe tal y como sostiene Margaret Myers, experta del Think Thank estadounidense The Dialogue.

El mayor número de créditos se concedieron a partir del 2007 de manera interrumpida hasta el 2019 en países estratégicos por sus recursos. Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina fueron los mayores receptores. La tendencia cambia ligeramente a partir del 2020 y los créditos no sólo se reducen considerablemente sino que también se conceden a empresas chinas para desarrollarlos en los países receptores en vez de los gobiernos.

El 60% del total de los créditos que China otorgó en Latinoamérica y el Caribe se dirigieron a Venezuela en ese periodo de tiempo, directamente a entidades gubernamentales de acuerdo con Ann Lee -reconocida internacionalmente como una autoridad en las relaciones económicas chinas- egresada de la escuela de negocios de Harvard.

Sin duda que la razón por la que ha habido una caída considerable de los préstamos concedidos por el Banco de Desarrollo de China, el Banco de exportación e importación de China se debe a que Beijing está priorizando sus objetivos internos en China y buscar salidas a los problemas económicos internos, como la crisis de bienes raíces que seguro es uno de los mayores dolores de cabeza del PC chino y lo será por un largo tiempo.

Inicialmente, China concedió muchos de sus créditos en Latinoamérica con el respaldo del petróleo y dentro del plan de desarrollo de la Iniciativa de la Ruta de la Seda. El problema fue que los precios del petróleo se desplomaron y eso generó otra crisis de pagos como sucedió con Ecuador y Venezuela. Hoy vemos una tendencia distinta. China ahora concede mucho menos créditos y más pequeños y se centran en sectores que tengan intereses en el desarrollo de la economía china más intrínsecamente.

Aunque es importante hacer notar que la información suministrada por China y/o Venezuela no suele conocerse en profundidad, por lo que el monitoreo de los acuerdos, la evaluación de riesgos, y el éxito de estos en la mayoría de los casos es verdaderamente difícil de llevarse a cabo. En efecto, parte de los desastrosos créditos concedidos por China se han hecho públicos cuando el proyecto para el que se aprobó el crédito dejo atrapado al país en una deuda impagable, lo puede llevar a la quiebra al propio Estado receptor, como es el caso de Sri Lanka, o el innumerable derrumbe de infraestructura construidas por China en muchas naciones, o incluso los tremendos daños ecológicos de muchos de los proyectos que han sido denunciados por diversas organizaciones.

Durante los primero 19 años del siglo XXI China se dedicó a conceder créditos de exportación, subvenciones, acuerdos de restauración de deuda, asistencia técnica y becas, años en que la economía china crecía a una velocidad espectacular. Hoy la realidad es otra por lo que Beijing está seleccionando más perspicazmente en cuales sectores invertir y que a su vez sean críticos para su recuperación económica.

Venezuela, por su parte, es el mayor acreedor de la deuda china en distintos sectores, por lo que Beijing no dejará zafarse a Maduro y menos ahora que poco a poco ha recuperado cierta legitimidad y que de cara a la galería la economía del país da señales de mejora. Y aunque todo es un efecto de espejismo que concentra no más que el 2% de la población.

En este sentido, altos funcionarios chinos viajaron a Caracas el mes pasado para asistir a reuniones con sus homólogos venezolanos para discutir la reestructuración de los créditos concedidos a Venezuela. De acuerdo con fuentes oficiales, en las reuniones se habló de potenciar las relaciones en el plano de telecomunicaciones y petróleo, aunque la información del encuentro fue reportada por los medios oficiales con pocos detalles de los acuerdos se hicieron públicos.

Antes de esas reuniones y oportunamente, Maduro condecoró con honores al embajador chino en Caracas, Li Baorong, el pasado mes de marzo como una señal de amistad y lazos profundos entre las naciones e hizo un show mediático para no dejar pasar el momento desapercibido.

China tiene ya ganado al presidente brasileño, Lula da Silva, quien incluso afirmó públicamente estar a favor de la idea de Xi de crear un sistema financiero paralelo al establecido. Rusia y China están usando ya ese sistema para poder continuar sus intercambios en los que ambos se benefician, China porque prácticamente define el precio del petróleo ruso y Rusia porque no se queda atrapada en las sanciones de Occidente.

Es muy posible que a Maduro ya lo estén convenciendo de entrar en el sistema financiero paralelo para materializar parte de los pagos, aunque ciertamente que no han cumplido previamente, o estén presionándolo para pagar con otro tipo de recursos que posee la nación suramericana que necesita el gigante asiático. Pero un sistema de intercambios de divisas propio podría convertirse en un mecanismo muy peligroso para cubrir una larguísima lista de actividades ilícitas.

La relajación de las sanciones de manos de la Administración Biden a Venezuela pasará un alto precio a la región, a sus problemas migratorios, de narcotráfico, de seguridad, de libertades, pues ha sido un mensaje verdaderamente confuso para las democracias y ni que decir para los dictadores. China como suele suceder aprovecha la situación para sacar partido y beneficio propio.

Biden, AMLO y Trudeau en la cumbre de los 3 amigos. Nieves C. Pérez Rodríguez

La nueva geopolítica internacional es una realidad que queda por sentada con la apertura de relaciones de Washington con países como Venezuela, Cuba y esta semana concretamente con la visita del presidente Biden a México para asistir a la cumbre de “los tres Amigos” en la que participarán los líderes del llamado Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o NAFTA por sus siglas en inglés.

Comenzó como el NAFTA y no sólo creó la zona de libre comercio más grande del mundo, sino que unió a 444 millones de personas que producen bienes y servicios por un valor superior a 17 billones de dólares, sino que fue una asociación muy próspera para las tres economías, pues al haber reducido o eliminado la mayoría de las barreras y abrir acceso a los mercados facilitó la entrada de productos y servicios, reduciendo precios y ha dado ventajas sobre los competidores naturales, las otras grandes economías como la China.

El encuentro de estos tres líderes, a pesar de no llamarse de la misma forma, renovó el compromiso de los tres países de Norte América. Pero el momento escogido para la cumbre no es fortuito. Biden ha venido moviendo piezas progresivamente para asegurar que Estados Unidos tenga acceso a materias primas, a alimentos y a combustible frente a la incertidumbre internacional. La Administración estadounidenses quiere asegurar que el país vecino sea su aliado, a pesar del comportamiento cuestionable de AMLO, y el pragmatismo prevalece ante la ausencia del petróleo ruso del mercado internacional. Además, las petroleras estadounidenses han venido presionando a la administración para que abogue por ellas en las desfavorecedores políticas de López Obrador que las dejan en desventaja en México.

Dada la situación internacional y la inestabilidad del mercado chino y los retrasos e intermitencia con la cadena de suministros desde el comienzo de la pandemia, toma más sentido el “nearshoring” para Washington. Este término que se ha puesto de moda entre los economistas justifica el acercamiento de la producción de materias primas a casa con el propósito de evitar escasez e incertidumbre. Por lo que México cuenta con atractivo, potencial, materia prima, cercanía y precios competitivos.

En efecto, un comunicado de la Casa Blanca al finalizar el encuentro informaba que los líderes también discutieron sobre la posibilidad de fortalecer la cadena de suministro de minerales críticos, vehículos eléctricos y semiconductores que a raíz de la pandemia y sus consecuencias se ha convertido en un tema estratégico.

El presidente mexicano, por su parte, se ha vanagloriado con la presencia de los invitados y ha asumido con gran gusto el rol de super anfitrión que como buen mexicano muestra con orgullo su país mientras aprovecha la propaganda política de recibir a dos jefes de Estados de tal calibre.

Por lo que no resulta casual que a tan sólo cuatro días de la llegada de Biden a territorio mexicano Ovidio Guzmán, hijo del Chapo y actual líder el Cartel de Sinaloa y, cuyo nombre se encontraba en la lista de los más buscados por las autoridades estadounidenses y, quienes habían ofrecido una recompensa de 5 millones de dólares a cambio de información que llevara a su hallazgo, era capturado por las fuerzas de seguridad mexicanas como agradecimiento anticipado a la visita del presidente estadounidense.

La Administración Biden tiene un problema muy gordo que ha heredado y que debido a los acontecimientos de los últimos años no ha hecho más que agravarse, la migración ilegal, que se ha convertido en el quebradero de cabeza de los países occidentales y cuyo manejo trascurre entre el sutil juego de respeto a los derechos humanos y la protección de los intereses del Estado.

En Estados Unidos el problema migratorio es más escabroso puesto que es una nación de emigrantes, en la que casi todos los políticos o figuras destacadas del país son producto de la migración. Razón por la que ni republicanos en previas administraciones ni los demócratas han encontrado una fórmula para solucionar el problema de flujos migratorios. Si, además, tomamos en cuenta el incremento de líderes radiales en Latinoamérica es comprensible. Los movimientos desde Centroamérica, Cuba y más recientemente Venezuela, han roto todos los índices de migrantes comparados con cualquier otro país, pues ha empujado a unos 7 millones de inmigrantes desesperados a buscar un nuevo hogar movidos por la desesperación y el deseo de superación.

Como si no fuera suficiente, Washington tiene además otro gran conflicto que necesita medianamente resolver, que es la lucha contra la adicción a sustancias ilegales que se ha agravado con el flujo transfronterizo del letal opioide sintético “fentanilo” que, se ha convertido en uno de los mayores problemas sociales a erradicar y que sólo el año pasado dejó 70,000 víctimas en los Estados Unidos y que cada día suma más adictos y víctimas mortales.

Por lo que, en este sentido, López Obrador ha hecho una clara maniobra al capturar al hijo del Chapo justo coincidiendo con la visita de Biden, como un gesto de complacencia en busca de aprobación de las autoridades estadounidenses, puesto que los carteles tradiciones ahora están traficando también con drogas sintéticas, puesto que son considerablemente más económicas de producir.

Por su parte el primer ministro canadiense respaldó a su homologo estadounidense como es costumbre, pero también aprovechaba para garantizar que Canadá tenga acceso a un mercado justo. Trudeau enfatiza la cooperación económica en el continente poniendo el foco en el crecimiento de la clase media y aquellos que trabajan para formar parte de ella.

La importancia de esta cumbre más allá de los temas abordados es el intento por las naciones poderosas de la región en ganar y acercar aliados en un momento internacional convulso y confuso en el que Putin obcecado por continuar su plan insiste en una absurda guerra que ha acabo una nación de ciudadanos inocentes, que ha condenado a su propia gente al aislamiento producto de las sanciones y con ellas a la imposibilidad de vender su petróleo en el mercado internacional. Mientras que China daba el feliz año al mundo mostrando su respaldo a Rusia generando pánico sobre le futuro de por sí incierto que nos depara este 2023…

En medio de un escenario desolador, Washington se llena de pragmatismo con apoyo de Ottawa para navegar acompañados hacia un futuro sombrío.

 

China-EEUU: el acuerdo que llega

Las revueltas de Chile han impedido la presentación litúrgica y mediática de un acuerdo entre China y Estados Unidos para objetivar el conflicto comercial, ordenar las disputas para su negociación problema a problema, y desactivar las medidas más agresivas de cada parte. Se plantee como se plantee por los terminales mediáticos del gobierno chino, Pekín no ha sido capaz de aguantar el pulso planteado por Estados Unidos y ha visto como se deteriora su economía sólo en el preámbulo de una guerra comercial general. La última medida china de abaratar la carga financiera de los prestamos internos a sus empresas amamantadas por el Estado chino revelan la situación que viven.

Esto, en todo caso, no avala el proteccionismo norteamericano como arma en sus disputas comerciales, aunque hay que dejarse de hipocresías y admitir que debajo de toda disputa comercial hay diversos grados de proteccionismo, y Europa no se queda atrás en esto. Una razonable libertad de comercio es difícil de admitir porque el miedo a la competencia es una larga tradición.

La desactivación de la tensión con China va a traer relajación a los mercados y menos presión a la hora de tomar decisiones ante una recesión que amenaza a las economías occidentales. Bueno será que no se insista en los viejos remedios intervencionistas que no han hecho más que dopar los sistemas y aplazar las crisis. De hecho, la economía chilena, la más pujante y la menos desigual de América, está siendo presentada al calor de la violencia y los saqueos como el fracaso de un modelo liberal en nombre de remedios neomarxistas cuyos resultados están a la vista en Cuba, Venezuela, Argentina y otros países cercanos.

China, petróleo y Venezuela. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- China ha invertido enormes cantidades de dinero en Venezuela. De acuerdo con el Atlantic Council esta cantidad asciende a cerca de unos 67 mil millones de dólares en distintos fondos y proyectos. Indudablemente Beijing ha visto potencial en la nación con las mayores reservas de petróleo del mundo, pero también hay que reconocer que fue el mismo Hugo Chávez quien viajó en varias ocasiones a China, en la primera década del siglo, para reunirse con su homólogo y explorar mayores y más profundas relaciones entre ambos países.

4Asia asistió la semana pasada a la discusión sobre China, petróleo y Venezuela organizada por el Atlantic Council, y tuvo oportunidad de conversar directamente con algunos de los expertos invitados. Tal fue el caso de la profesora Ann Lee -reconocida internacionalmente como una autoridad en las relaciones económicas china, egresada de la escuela de negocios de Harvard.

Lee afirma que “Las relaciones entre Venezuela y China antes de la llegada al poder de Chávez eran casi inexistentes. En efecto, los intercambios económicos suponían alrededor de 500 millones de dólares. Pero a partir de 1999 y hasta el 2013 esas relaciones crecieron exponencialmente. Fue el mismo Chávez quién viajó en múltiples ocasiones a China para cortejar a los chinos y establecer relaciones económicas y diplomáticas, e incluso en busca de ayuda militar para poder librarse de los estadounidenses”.

Chávez muere, pero en ese momento ya los chinos tenían interés y negocios en Venezuela y habían invertido en diferentes áreas: construyeron una fábrica de teléfonos móviles, ayudaron a Venezuela a lanzar un satélite y en diferentes proyectos de viviendas, así como proyectos mineros. Los chinos no imponen su modelo en ningún país, sostiene Lee, por eso hacen negocios con dictadores africanos o líderes democráticos. Para ellos la ideología no tiene que ver hacer nada con los negocios.

Lee afirma que la prioridad de Beijing es asegurarse su crecimiento, pues todavía tienen unos 500 millones de personas en situación de pobreza, y para poder sacarlos de esta tienen que seguir creciendo económicamente. Visualizan como ideal un escenario de paz y estabilidad internacional como el más favorecedor para sus intereses. Es lo que está haciendo Beijing a través de la Ruta de la Seda; mientras ellos crecen, ayudan a crecer al resto de las naciones. Las ambiciones políticas chinas están atadas a sus ambiciones económicas, enfatiza Lee.

 China no quiere intervención extranjera en sus asuntos internos. Un buen ejemplo es Taiwán o Hong Kong, razón por la cual apoyan a Maduro. Beijing percibe a Washington como violador de la soberanía venezolana al meterse en los asuntos internos de ese país, afirma Lee.

El 60% del total de los créditos que China ha otorgado en Latinoamérica y el Caribe han ido a Venezuela de acuerdo con el Atlantic Council. Sin embargo, casi todos los créditos fueron dirigidos a entidades gubernamentales, no fueron a la industria petrolera venezolana, lo que es parte del problema hoy, que se abandonaron los trabajos de mantenimiento de los equipos según Francisco Monaldi, experto en energía y petróleo y profesor de la Universidad Rice en Texas.

En cuanto al sector petrolero, hoy día en Venezuela los actores internacionales presentes en ese campo son tres: Rusia con unas 254 firmas y empresas en el área; China con 294 consultoras y empresas operando en terreno, y Estados Unidos, con menos presencia cada día. Un país en el que su principal industria registrará perdidas por orden de 1.900 millones de dólares por la venta o descuentos que ha tenido que hacer para eludir las sanciones estadounidenses, según Monaldi, lo que se traduce en una contracción de la economía venezolana en 39,9% en el 2019 respecto al 2018, y una disminución del PIB del sector petrolero del 18,7% según Ecoanalítica.

La profesora Lee es contundente en cuanto a la razón por la que Beijing tolera la ignorancia y la incompetencia de Maduro: es porque ellos fueron también incompetentes y pudieron cambiar. A Maduro lo están ayudado con ayuda humanitaria sin pedir pagos a cambio. Así mismo, afirma que el hecho de que Washington siga siendo el proveedor de equipos militares de Taiwán motiva a Beijing a quedarse cercano a Maduro, debido a que Venezuela es el patio trasero de los Estados Unidos, como una estrategia geopolítica.

China no apoyará a un tercer candidato cuándo Maduro ha sido elegido libremente, afirma Lee. Los chinos considerarían eso como intervención en asuntos venezolanos. Si el gobierno de Maduro -apunta- invitara a China a una mediación, Beijing lo haría si (y solo si) contara con el acuerdo de Washington, pues saben que si Estados Unidos no está de acuerdo, no se materializará.

Carrie Filipetti, asistente a la secretaría de Asuntos Occidentales del Departamento de Estado, precisó que China usa repetidamente la palabra neutralidad para referirse a los asuntos internacionales. Sin embargo, apuntó que no es neutralidad mantener silencio ante las atrocidades de Maduro, eso se llama complicidad. Particularmente, hay complicidad cuando el régimen es ayudado con sistemas de monitoreo vendidos por China, explicó. Y también hay complicidad cuando se usan los sistemas multilaterales para su sobrevivencia.

Maduro en Pyongyang. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- 2019 empezaba con una gran esperanza para Latinoamérica. Juan Guaidó, como presidente del órgano legislativo venezolano, asumía las riendas del Estado en cumplimiento de la Constitución y en respuesta a la usurpación de la presidencia de manos de Nicolás Maduro. Parecía que las fuerzas democráticas del mundo se alineaban para apoyar ese movimiento que podría devolver la magnificencia a ese país bendecido por la naturaleza, que Chávez corrompió hasta las entrañas.

Venezuela no sólo cuenta con las reservas petroleras más grandes del mundo, sino que está ubicado privilegiadamente en el norte de Sudamérica, por lo que sus riquezas son infinitas, selva, Andes, Caribe, sabanas, ríos y médanos. Un país que podría vivir del turismo, producir alimentos para satisfacer la demanda interna y hasta exportar algunos de estos productos (tal y como era antes de la era chavista). Pero en vez de eso, hoy sus ciudadanos mueren de hambre por falta de alimentos o a causa de enfermedades que fueron erradicadas y que han retornado gracias a la gestión sanitaria del régimen y sus asesores cubanos.

Un país que debería ser potencia regional se encuentra en ruinas y exportando millones de ciudadanos desesperados que se resisten a perder su libertad y la esperanza a un futuro digno. Mientras que el régimen invita a las FARC y al ELN a instalarse en territorio venezolano para que cómodamente puedan encargarse del narcotráfico y la explotación minera ilegal, que, valga acotar, está produciendo un daño ecológico irreparable.

En medio de la peor crisis que atraviesa el país, Juan Guaidó ha conseguido el reconocimiento de 56 países democráticos y representación en la OEA y el BID; el reconocimiento de sus 35 embajadores, y la protección de activos estratégicos como CITGO, entre otras cosas.

Mientras, el régimen de Maduro intenta ganar tiempo con diálogos en Noruega y Barbados. Washington, por su parte, empieza a perder la paciencia y cambia su estrategia y saca a la luz que está dialogando con altos cargos de Maduro para conseguir fracturar lo que queda del chavismo y sus profundas divisiones.

En medio de esta situación, al régimen no se le ocurre más que abrir una representación diplomática en Pyongyang, uno de los peores enemigos de Occidente y la democracia. Queriendo enviar un mensaje de normalidad, acaban enviando un mensaje desesperado de que no saben qué hacer. Corea del Norte es un país quebrado y sancionado por los cuatro costados, debido a su empeño en permanecer hermético al mundo y su empeño en continuar su carrera nuclear y misilistica. Un régimen que no puede aportarle nada a Maduro más que alinearlo aún más en el club de los rebeldes del mundo.

Las relaciones bilaterales entre el régimen de Pyongyang y el régimen chavista datan del 2013, el mismo año en que Hugo Chávez fallece y a cuyo funeral asistió el embajador norcoreano en La Habana. Esta visita sirvió para mostrar el apoyo de Corea del Norte con la mal llamada revolución chavista y una vez más ponía al descubierto la mano negra de los Castro detrás del movimiento.

Posteriormente, Corea del Norte decidió abrir su propia sede diplomática en Caracas en 2015 encabezada por Ri Sung-gil. Más adelante, en noviembre del 2018, Kim Yong-nam -presidente de la Asamblea del Pueblo o parlamento norcoreano- visitó Venezuela y se reunió en privado con Maduro. Esta visita sirvió según EFE para estrechar lazos diplomáticos entre ambos. En el marco de la visita se aprovechó también para firmar un memoradum de entendimiento político.

Hoy en día son cinco las naciones de América Latina que cuentan con sedes diplomáticas en la capital norcoreana; Brasil, Perú, México, Cuba y ahora Venezuela. Y casualmente unas semanas antes de la inauguración de ésta última sede, se vio en redes sociales al hijo de Maduro de visita en Pyongyang, en un evento al puro estilo de la tiranía de los Kim, en donde el culto a la personalidad del líder centraba la atención.

Maduro sabe que no hay vuelta atrás. No confía en nadie, ni en nada. Sabe que su régimen es culpable de la peor tragedia humanitaria que ha enfrentado la región. Son conscientes de la destrucción que han ocasionado. Conocen las consecuencias de haber transformado un Estado en un narcoestado al servicio de sus intereses y los intereses de los Castro. Maquiavélicamente, ideologizaron a las clases más vulnerables para conseguir votos, mientras pagaban a quienes les servían para llenar las calles en las concentraciones que lucían por los medios de comunicación para dejar claro que la gente los quería.

Maduro sabe que está naufragando en aguas muy profundas. Su embajada en Pyongyang es sólo una muestra de ello, es una patada de un ahogado que, en un intento desesperado por sobrevivir, usa sus últimas fuerzas para nadar, pero que en medio de la gran confusión y miedo dirige sus esfuerzos mar adentro en vez de buscar la orilla.

Repliegue chino en Venezuela. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- China ha apostado fuertemente por América Latina. La concesión de créditos públicos ha sido extraordinaria y su presencia ha ido aumentado progresivamente en los últimos años. Comenzaron en los 90 y no han hecho más que crecer, en parte gracias al abandono de Washington de su patio trasero, aunque también debido a la proliferación de gobiernos de izquierda en la región que han preferido las relaciones con China.

Huawei es un buen ejemplo de esa penetración china. La gigantesca corporación de telecomunicaciones china y la segunda que más móviles inteligentes vende, de acuerdo con Forbes, y que tiene acuerdos con 45 operadoras mundiales, tiene presencia desde México hasta Argentina, en mayor o menor media, y ha conseguido hacerse con cuotas de mercado que no hacen más que creer.

En el caso de Venezuela sus operaciones comenzaron en el 2002, y para el 2012 tenía alianzas comerciales con todas las operadoras de telecomunicaciones existentes en el país, tanto de telefonía fija como móvil -CANTV, Movilnet, Movistar y Digitel-.

El plan de Huawei en Venezuela era ambicioso. Llegaron a contar con 3000 empleados de los que sólo quedan 5. Tuvieron oficinas comerciales que ocupaban más de 8 plantas en distintos edificios y ciudades del país. Su visión inicial era convertir a Venezuela en el Hub o el eje tecnológico de América Latina. Lo que no sorprende, pues Venezuela cuenta con una ubicación geográfica privilegiada para conectar a cualquier otro país de la región, además de que Chávez abrió la puerta a China sin restricciones, junto con la posibilidad de múltiples negocios, a cambio de inversiones y mucho efectivo para gastar.

Para Chávez y ahora para el régimen de Maduro, China era una chequera con profundos bolsillos de donde tirar. Las inversiones eran la cobertura perfecta para demostrar que estaban trabajando por el desarrollo del país y la generación de empleos. Lo cierto es que todas esas inversiones se realizaron con personal chino, están paradas, con graves problemas técnicos, y para lo que sirvieron fue para generar más corrupción y enriquecimiento del círculo cercano del régimen.  Y a pesar de que no aportaron realmente a la economía, la deuda está vigente, y Maduro está enviando petróleo para encarar el compromiso.

Huawei ha protagonizado un fuerte debate internacional debido a que representa peligro para la seguridad nacional de los países en los que opera. Con Estados Unidos a la cabeza, las democracias más sólidas del planeta se han cuestionado el uso de equipos Huawei y más preocupante aún, el permitir sus redes de transmisión de datos, por la sospecha que esos datos puedan ser usados por Beijing a su conveniencia. La semana pasada terminó en Washington con la prohibición veto de Huawei en su territorio. Lo que es otro paso adelante en la guerra comercial.

En medio de la mayor crisis que afronta el gigante asiático, Maduro anunció que invertirá en la compañía y llenará al país de antenas para que la nación sudamericana cuente con cobertura 4G. De acuerdo al observatorio de Internet NETBlocks.org, lo que buscan es crear una organización paraguas dirigida por CONATEL (Comisión Nacional de telecomunicaciones) que ha sido el verdugo de los canales de radio y televisión para erradicar la libertad de prensa en Venezuela. Curiosamente CANTV, que es la compañía de telecomunicaciones más antigua y grande de Venezuela, fue renacionalizada en 2007 por Hugo Chávez, controla contenidos y bloquea accesos a páginas webs, de acuerdo a su conveniencia. Cuando las protestas aumentan, tumban las señales de twitter para que los ciudadanos no puedan saber realmente lo que está pasando, pues los canales y radios que quedan responden a los intereses del régimen.

El anuncio del dictador Maduro puede tener dos lecturas. Por un lado, el régimen de Maduro no tiene dinero, Venezuela es un país quebrado gracias al despilfarro y la corrupción, y las sanciones que se han impuesto al régimen que ahora está dejando ver sus efectos. Un Estado fallido, con un país en ruinas en donde los ciudadanos no tienen ni alimentos para sobrevivir. Por otra parte, el momento del anuncio es oportuno para Maduro para intentar reconquistar a Beijing, después de que Huawei fuera vetada por Washington en la misma semana.

China, en su tónica habitual, ha intentado mantenerse al margen del conflicto, aunque tan sólo en el mes de mayo ha dicho en tres oportunidades que abogan por una salida pacífica de la crisis, alineando su posición con la UE.  Los intereses de China en Venezuela son profundos, y sus expectativas de cobrar sus préstamos pragmáticas. Mientras tanto, Maduro es consciente que cada día está más solo, y en un intento desesperado de coquetear con Beijing lanza esa propuesta que carece de lógica, en un país en el que el sistema eléctrico es irregular, hay apagones, y racionamientos, y para poder tener sistemas de internet funcionando, lo primero es tener electricidad.

Maduro necesita de China, pero China da señales de estar prescindiendo del tirano para garantizarse sus intereses en Venezuela. (Foto: Wilfredorrh)

EEUU, en varios frentes

La Administración Trump parece haber acelerado, en parte como un paso en su estrategia para renovar mandato y, por otro lado, porque cree haber visto una ocasión propicia para mejorar posiciones.

Pero la realidad es que EEUU ha incrementado la presión sobre Irán en demanda de renegociar el tratado de desarme nuclear de Teherán, fortaleciendo las sanciones y moviendo parte de su flota a las costas iraníes. Por cierto, la fragata española que acompañaba, con otros buques de guerra europeos como escolta a los norteamericanos, ha sido retirada tras haber asumido su compromiso hace varias semanas y conociendo en qué consistía la misión.

Al mismo tiempo, tras haber comenzado a aplicar duras tarifas arancelarias a productos chinos para entrar en el mercado estadounidense, ha acogido la respuesta china de aplicar sus propios impuestos a productos de EEUU con suficiencia diciendo que EEUU gana ese pulso y anunciando un próximo encuentro entre los primeros mandatarios de ambos países para intentar un pacto. Y, como guinda a esa ofensiva, Pompeo y Putin se reunirán en Rusia para analizar todos los frentes, incluida Venezuela, y tratar de llegar a un acuerdo de mínimos por el que Rusia no impediría los pasos de Trump. Un plan ambicioso, pero ahí está.

Todo esto ha puesto muy nerviosos a los líderes europeos, a los que el secretario de Estado Pompeo ha informado en Bruselas, que, como siempre, piden con más énfasis prudencia a EEUU que freno a un Irán que amenaza con reanudar el rearme nuclear.

La inestable situación puede descontrolarse con cualquier incidente no previsto, pero una vez más, Europa no ofrece alternativas de liderazgo, sino que insiste en el apaciguamiento permanente de cualquier situación como fórmula retórica. Estamos en la misma situación de siempre pero cada vez con más riesgos.

Merkel, Pompeo…. Y Oriente Medio

Los últimos días han sido especialmente tensos a tres bandas: Europa, y en concreto Alemania, Estados Unidos y Oriente Medio con Irán como especial protagonista.

Todo empezó con la cancelación de dos encuentros sucesivos que se habían programado entre el secretario de Estados de EEUU, Mike Pompeo, y la primera ministra alemana Ángela Merkel, que expresó su malestar por las cancelaciones. Aunque las relaciones entre Estados Unidos y Alemania son tradicionalmente buenas, últimamente se han distanciado en dos asuntos: Venezuela e Irán.

En el primero de los casos, Alemania se muestra partidaria de impulsar un acuerdo político que dé paso a la celebración de elecciones con renuncia expresa y previa de Estados Unidos al uso de la fuerza mientras Estados Unidos, sin decirlo expresamente, sostiene que renunciar de antemano al uso de la fuerza es ampliar el margen de maniobra del presidente Maduro.

En relación con Irán, la situación es diferente, aunque contiene los mismos elementos, supuestamente tácticos, de fondo. El presidente Trump, como había prometido en su campaña electoral, anuló el acuerdo con Irán suscrito por el presidente Obama y la Unión Europea mediante el cual, Teherán obtenía el fin de las sanciones por su rearme nuclear si lo paralizaba diez años, no sufriría nuevas inspecciones internacionales y podría colocar su petróleo en los mercados. Trump quiere renegociar el acuerdo y que Irán se comprometa a parar definitivamente el rearme nuclear con inspecciones de verificación. Alemania, con importantes intereses comerciales en Irán, impulsa a Europa a mantener el acuerdo interior.  De hecho, todo parece indicar que la suspensión de la visita de Pompeo a Berlín para irse por sorpresa a Irak, tendría que ver con una amenaza de Irán sobre Israel tras el anuncio, ya hecho, de no asumir el compromiso de desprenderse del resto de uranio enriquecido que le queda y, supuestamente, reanudar el rearme.

EEUU y la UE siguen sin tener una política común de seguridad encajonada entre la dureza y lo que algunos analistas califican de defensa líquida de Europa. La realidad va a plantear más tests en estos términos. (Foto: Marco Verch)

Granadas lacrimógenas chinas contra manifestantes venezolanos. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- La mal llamada revolución de Chávez comenzó con un golpe de Estado de un grupo pequeño de rebeldes militares, quienes más adelante constituyeron las piezas claves de la también erróneamente llamada revolución bolivariana. Claramente, el componente militar estuvo siempre muy presente e incluso en la Constitución chavista -redactada durante el primer año presidencial de Chávez- en la que se concedió a los militares, desde soldados hasta generales, participar en los sufragios a través del voto. Un cambio radical respecto a lo anterior que despertó serias dudas en los juristas, por el cambio que podría encarnar en la institución castrense y su carácter no proselitista.

La Venezuela de Chávez no se parece nada a la anterior. Todo fue politizado y puesto al servicio de los intereses de la “revolución chavista”. Al más puro estilo cubano, no en vano fueron los Castro los que adoctrinaron a los personajes que protagonizan esta película de terror, que supera a Hollywood y sus efectos especiales. Pero como era de esperar, la seguridad y defensa de la revolución -que no de la nación- fue lo que más preocupó y, para ello, dotar bien a las fuerzas armadas era prioritario.

Chávez, en sus incontables alocuciones, insistió en la necesidad de fortalecer los cuatro componentes de la Fuerza Armada (FAN) y equiparla. Mientras, formaban ideológicamente la milicia en los sectores populares más oprimidos. Todo para poder defender el momento de un posible quiebre de la revolución, usando siempre a los Estados Unidos -el Imperio- como el principal enemigo contrario al socialismo del siglo XXI.

De acuerdo con Javier Mayorca -periodista venezolano especializado en actividades criminales- las fuerzas armadas fueron puestas al servicio de un proyecto político, de varias formas. Por una parte, al incorporar a sus oficiales a actividades del partido de gobierno. Luego, mediante la glorificación de Chávez, se intenta que los militares se constituyan en garantes del proyecto político. De allí que el lema oficial “Chávez vive, la patria sigue”.

Mayorca nos explica que Venezuela fue una gran fuente de recursos para las industrias de armas rusas y luego chinas desde 2005 hasta 2015. El gasto fue variando en lo referido al tipo de sistemas que se adquiría. De allí la noción de que Venezuela fue preparándose para un conflicto irregular, con alta participación de factores internos, desde finales del mandato de Chávez en el 2012. La cifra consolidada de gasto militar tanto con Rusia como con China es una incógnita, pero supera los seis mil millones de dólares, asevera.

Durante la entrevista que 4Asia le hizo a Mayorca nos explicó que Caracas ha comprado a Beijing una larga lista de equipos: vehículos tácticos VN4, vehículos para mantenimiento de orden público tipo “ballena”, vehículos para comando y control de operaciones de orden público, transporte de tropas (JAC), y vehículos para la contención de multitudes, tipo “murciélago”. Además, adquirió una flota de 24 jets para entrenamiento primario de la Aviación K8. Y uniformes especiales para mantenimiento del orden público y visores nocturnos. Afirma que inicialmente Chávez tuvo la intención de renovar la flota para entrenamiento con Super Tucanos (aviones ligeros de ataque) de Brasil, pero que Washington le recordó a Lula que estaría violentando cláusulas que impiden la transferencia de tecnologías a países potencialmente conflictivos. Fue entonces cuando decidieron girar hacia China.

Le preguntamos a nuestro experto sobre la procedencia de las granadas lacrimógenas, así como otro material anti motín usado por el Régimen de Maduro. Mayorca explicó que antes eran suministradas por varios países pero que, debido a los embargos de EEUU y la UE, así como las medidas aplicadas recientemente por el Departamento del Tesoro estadounidense, se han restringido el número de proveedores. Y afirma que es la primera vez que él ha visto llegar granadas, chalecos antibalas y otro material de este tipo de China.

Desde 2010 y de manera especial bajo el mandato de Nicolás Maduro, los manifestantes venezolanos en contra del chavismo se han enfrentado a las Fuerzas Armadas cada vez más preparadas para responder a grupos. Por lo que se puede afirmar que se ha ido intensificando la represión cuyo costo se traduce en más vidas humanas. En el 2017, se hizo una restructuración interna de la FAN donde se incorporó a la policía nacional y se transformaron las unidades tácticas de las FAES (Fuerza de Acción especial o popularmente llamado en Venezuela como el grupo de exterminio de la policía nacional).

La comunidad internacional tendrá que evaluar quienes son las empresas chinas que están abasteciendo al régimen de Maduro con material y equipos militares de guerra, que está siendo usado en contra de la propia población. Y le tocará valorar si más sanciones deberían ser impuestas para intentar frenar la gran represión que está sufriendo el pueblo venezolano.

China en la crisis venezolana (II). Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- La dimensión de la implicación de China en la crisis venezolana parece ser más profunda de lo que inicialmente se intuía. En esta misma columna hemos dado cifras de los créditos que Beijing ha otorgado a Caracas. Sean Miner, en una entrevista que le concedió a 4Asia el año pasado, explicaba que los prestamistas estatales chinos dieron créditos al gobierno de Maduro por más de 60 mil millones de dólares, principalmente en acuerdos de préstamo por petróleo. Y expertos estiman en que Venezuela aún le debe a China al menos 25 mil millones.

La concesión de estos créditos fue una estrategia de Beijing para garantizarse suministro de petróleo, a pesar de las fluctuaciones de precio en el mercado internacional. Y gracias a ese flujo de dinero Maduro ha conseguido alargar su estancia en el poder, a pesar de la crisis en la que ya se encontraba la economía venezolana.

Pero más allá de los créditos está la lista de empresas chinas que consiguieron entrar en los negocios del régimen venezolano. La ZTE, una de las grandes corporaciones en telecomunicaciones chinas que ayudó a Maduro a construir la base de datos que permite el monitoreo y seguimiento de los ciudadanos desde el 2016 a través de la “carnet de la patria”, tal y como aparece en una carta del Senado estadounidense dirigida a los Departamentos de Estado, de Comercio y del Tesoro, a finales de noviembre pasado, en la que se les pide investiguen a ZTE por haber violado la normativa de exportaciones.

En la misiva dice literalmente “previo a las elecciones venezolanas de mayo pasado, el dictador Maduro usaba la tarjeta de la patria para movilizar gente en su apoyo. Prometió premios a quienes escanearan las tarjetas en los centros electorales. Sin embargo, esos premios nunca se materializaron, aunque sí se recibieron mensajes de texto agradeciendo su apoyo a Maduro”.

La trama de esta empresa de telecomunicaciones es larga, pues ya ha sido investigada y sancionada previamente debido a sus prácticas comerciales oscuras, y entre ellas cuentan la violación a los embargos con Irán, Corea del Norte, Sudán, Siria y Cuba. Precisamente el verano del 2018 se declararon culpables de rompimiento de acuerdos previos y haber enviado equipos y/o material tecnológico que contiene piezas elaborados en los Estados Unidos.

Las prácticas de ZTE han sido tan irregulares que en junio pasado el mismo Xi Jinping tuvo que visitar la Casa Blanca en busca de mediación. Pues las sanciones consistían en siete años de embargo que prohibían a la compañía cualquier negocio con empresas estadounidenses. De haber procedido las sanciones que estaban previstas, hubiera sido el fin de ZTE, de acuerdo a expertos financieros, muy a pesar de que es la mayor corporación en telecomunicaciones china.

En esa ocasión Trump salvó a ZTE por la intervención de Xi, lo que no fue bien visto por todos los sectores de la Administración. Sin embargo, fuentes cercanas a Trump insistieron que lo hizo como una demostración de buena voluntad en pleno anuncio de la guerra comercial.

Ahora el Senado estadounidense ha vuelto a solicitar que se reabra esta investigación y se investigue si ZTE ha vuelto a infringir sanciones estadounidenses a través de la venta de materiales y equipos, o ha asistido técnicamente o financieramente a individuos como el presidente de CANTV (empresa de telecomunicaciones de Venezuela) Manuel Ángel Fernández Meléndez. Así como solicita que se investigue si esta corporación china ha participado en actividades que socavan la democracia en Venezuela y serios abusos de derechos humanos.

Con la fuerte presión que la comunidad internacional está ejerciendo para que se retome la democracia y se restauren las garantías de los derechos humanos en Venezuela, y con ello se frene la mayor migración nunca vista en esta región del mundo, a punto de superar la Siria, aumenta también el interés en perseguir irregularidades como las de ZTE, y dejar al descubierto como la mano china omitiendo regulaciones ha favorecido la vigilancia y control de la población venezolana en pro de la perpetuación del régimen de Maduro. (Foto: Karlis Dambrans)