¿Hacia dónde va China? Ángel Enríquez de Salamanca Ortiz

  1. Consumo energético

Durante bastantes siglos, China ha sido la mayor potencia económica mundial y ha llegado a superar en población y PIB a muchas económicas europeas durante mucho tiempo. Solamente con la Revolución Industrial del Siglo XVIII se vio superada por las economías occidentales.

Durante las últimas décadas, China ha crecido a ritmos muy elevados y todo parece apuntar a que en las próximas décadas volverá a recuperar esa posición de liderazgo mundial. Desde el año 2010, China se ha convertido en el mayor consumidor de energía del mundo y en las próximas décadas el aumento de la demanda energética vendrá de países emergentes y un 30 por ciento será de un único país, China. El consumo energético de China se basa en el Carbón, en un 71 por ciento y el petróleo en un 19 por ciento, pero para las próximas décadas se estima que importará el 72 por ciento del petróleo consumido. Para el año 2030, China consumirá el 20% de la demanda mundial de energía y el 11 por ciento de la demanda de petróleo mundial:

Fig. 1.1 dcha. Consumo petróleo países no OCDE

Fig. 1.2. izda. Evolución consumo petróleo países OCDE y no OCDE

[Fuente: EIA.(2018):

https://www.eia.gov/pressroom/presentations/capuano_07242018.pdf]

El consumo de petróleo de los países no OCDE aumentará casi el doble desde 2010 hasta el año 2040. A medida que en China se vaya produciendo el cambio estructural del sector industrial al sector servicios (ver tabla 1.2), los transportes tendrán un peso mayor en el consumo de combustibles fósiles en este país.

Las energías renovables representan un peso aún pequeño en el consumo de China, pero el gobierno se ha puesto como objetivo que ese porcentaje llegue al 15 por ciento para el año 2020 y para el año 2040 se espera que llegue al 30 por ciento.

China es un país que necesita importar recursos naturales de otros países, como el petróleo o el gas, unos recursos muy presentes en África. La República Popular China es el mayor extractor de carbón del mundo y cuenta con la tercera reserva más grande del planeta, solamente superada por Estados Unidos y Rusia, pero aun con todos estos datos se necesita importarlos del exterior.

Debido a sus altos niveles de consumo de energía, China se ha convertido en un impulsor de las tendencias  mundiales y en el año 2014, casi la mitad de las nuevas instalaciones energéticas, fueron de energía renovable. Aun así para el año 2030, se espera que China supere a Estados Unidos como primer consumidor de petróleo del mundo y para el año 2040 debería doblar el consumo de E.E.U.U.

  1. El PIB Chino

El ritmo de crecimiento económico esperado de China  para los próximos años no alcanzará los niveles de las décadas pasadas, situándose en torno al 5% anual en promedio.

  1995-2010 2011-15 2016-20 2021-25 2026-30
Crecimiento PIB
(%
Anual)
9,9 8,6 7,0 5,9 5,0

Tabla 1. Estimación Crecimiento China 1995-2030 (Asumiendo que no hay impactos ni reformas)

[Fuente: Banco Mundial (2013): “China in 2030. Building a Modern, Harmonious, and Creative Society” Pág.9]

El crecimiento durante estos años de China ha tenido un coste, que ha sido la conta­minación del medio ambiente (agua, tierra y aire). El nuevo crecimiento de China para las futuras décadas deberá ser un crecimiento sostenible, basado en las energías limpias. Si esto tiene éxito el peso del sector industrial ira perdiendo fuerza y las empresas industriales serán menos contaminantes, pero sobre todo, habrá mejores precios de la energía y materias primas:

  1995-2010 2011-15 2016-20 2021-25 2026-30
Peso Industria/PIB 46,7 43,8 41,0 38,0 34,6
Peso Servicios/PIB 43,1 47,6 54,6 56,1 61,1

Tabla 1.2. Estimación peso industria y servicios sobre PIB en China 1995-2030 (Asumiendo que no hay Shock ni reformas)

[Fuente: Banco Mundial (2013): “China in 2030. Building a Modern, Harmonious, and Creative Society” Pág.9]

Para las próximas décadas existen dos posibles escenarios para China. Un primer escenario sería que China continuara con las reformas para mantener el crecimiento económico, social o mejoras ambientales. En este primer escenario, China crecería, pero su ritmo se iría decelerando con el paso de los años. La población también aumentará y a pesar de las políticas laborales este aumento demográfico afecta y afectará al empleo haciendo que disminuya. Un segundo escenario seria que China no realizara ningún tipo de reforma, lo que la llevaría a seguir creciendo pero esto podría provocar o agravar los problemas ambientales o sociales.

  1. El Empleo y población:

El empleo será más urbano y menos rural provocando migraciones del campo a la ciudad, que dará lugar a una mayor urbanización y crecimiento de las ciudades, y a su vez, que el empleo en el campo caiga hasta el 12,5 por ciento:

  1995-2010 2011-15 2016-20 2021-25 2026-30
Porcentaje empleo rural 36,7 30,0 23,7 18,2 12,5
Porcentaje empleo servicios 34,6 42,0 47,6 52,9 59,0

Tabla 2. 2. Porcentaje empleo rural y servicios

[Fuente: Banco Mundial (2013): “China in 2030. Building a Modern, Harmonious, and Creative Society” Pág.84]

Se espera que la población toque techo en la próxima década, superando los 1.416 millones, por eso, el plan de Empleo (2016 – 2020), pretende estimular el emprendimiento y reestructurar las empresas menos eficientes, lo que impulsará el mercado laboral y dará trabajos de mejor calidad a los Chinos.

Por lo tanto, China seguirá creciendo en las próximas décadas pero lo hará a un ritmo menor y el sector servicios irá ganando peso en el PIB. Las energías renovables tendrán más peso, pero el petróleo seguirá siendo su fuente principal de energía.

  1. Conclusiones

Serán necesarias inversiones en energías renovables, solar o eólica para no depender tanto del carbón o del petróleo, incentivar el uso de energías limpias en las ciudades y fuera de ellas y eliminar así, el grave problema medioambiental del país.

Crear un mercado de trabajo que incentive la inversión extranjera y la creación de nuevas empresas (como lo son las “Zonas Económicas Especiales”), será fundamental para que el propio mercado pueda atraer a los millones de chinos que cada año buscan trabajo, y dar un impulso al sector privado para dar un uso más eficiente de los recur­sos y el uso más eficiente de los inputs.

Seguir mejorando las infraestructuras, comunicaciones y el transporte por todo el país con el fin de conectar las grandes ciudades costeras con las regiones más aisladas del interior.

Para conseguir estos objetivos, será prioritario que China siga aumentando su inversión en I+D+I, que ya es superior al de la Unión Europea y está a la caza de los niveles de Estados Unidos.

Las reformas del gobierno también serán necesarias, hasta ahora éste ha estado muy centrado en los factores económicos dejando a un lado otros factores fundamen­tales como la sanidad o la educación, algo que el gobierno chino deberá ofrecer a sus ciudadanos y para ello será necesaria, también, una reforma dentro del PCCh, un partido que ha devuelto la dignidad a China y ha dado a sus ciu­dadanos mejoras en las condiciones de vida.

Ángel Enríquez de Salamanca Ortiz es Doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales en la Universidad San Pablo CEU de Madrid

THE ASIAN DOOR: China y Estados Unidos, dos estrategias para África. Águeda Parra

Las estrategias de Estados Unidos y China en África están lejos de coincidir. Difiere el enfoque, apostando Washington por la seguridad militar para combatir la amenaza del terrorismo, mientras que Beijing fomenta estrechar lazos comerciales y dotar al continente de financiación para abordar proyectos energéticos y de infraestructuras. Un enfoque que también difiere en la puesta en escena. Mientras China organiza el Foro de Cooperación China-África (FOCAC, en inglés) cada tres años, Estados Unidos condensa su nueva estrategia para África en un documento, publicado el pasado 13 de diciembre.

Siendo las necesidades del continente africano todavía considerables, tanto el enfoque de seguridad militar que aporta Trump, como el fomento del desarrollo económico con inversión en infraestructuras y energía que promueve Xi, cubren ampliamente dos ámbitos de cooperación muy bienvenidos para la región. La cuestión reside, sin embargo, en que mientras la estrategia de Estados Unidos algunos la catalogan como de retirada de la primera potencia mundial de África, China está encontrando en el continente africano su tabla de salvación para mitigar las posibles réplicas que generará la guerra comercial que está lastrando el desarrollo económico del país.

Tres meses después del exitoso evento diplomático que reunía en Beijing a 53 de los 54 países africanos en torno a la celebración trianual del FOCAC, con la excepción de Suazilandia, único país del continente que mantiene el reconocimiento a Taiwán, Washington desvelaba su estrategia en África centrada en tres ejes estratégicos. El primero, orientado a combatir el creciente poder de potencias como China y Rusia, siendo el gigante asiático el principal competidor de Estados Unidos, principalmente por la posición de China en Djibouti, primera base militar desplegada fuera del país. El segundo eje responde a la amenaza del terrorismo radical islámico, mientras el tercero está orientado a asegurar el buen uso de la asistencia económica estadounidense en el continente.

Frente a la propuesta de defensa y seguridad de Estados Unidos, Djibouti solamente es una parte de la estrategia de China en la región que, además de la componente militar, incluye afianzar los lazos diplomáticos y la financiación económica para impulsar la inversión de proyectos de infraestructuras y energía asociados a la Belt and Road Initiative (BRI), como se conoce en inglés a la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda. La apuesta por la región mantiene una financiación de 60.000 millones de dólares, misma cifra que la comprometida en el foro celebrado en 2015, acabándose así con la tendencia de eventos anteriores de aumentar la financiación, creciendo desde los 5.000 millones de dólares en 2006, a 10.000 millones en 2009 y 20.000 millones en 2012. Una financiación que en esta edición se encuadra en ocho campos de actuación, desde promoción industrial, mejora de las conexiones, promoción del comercio, desarrollo sostenible, creación de capacidad, salud e higiene, intercambios culturales, y paz y seguridad.

En esta ocasión, la incertidumbre económica motivada por la guerra comercial ha obligado a mantener el compromiso financiero en la misma cuantía que en 2015, aunque variando la composición. La primera novedad supone reducir la cantidad asignada para ayudas, préstamos a interés cero, préstamos en condiciones favorables y líneas de crédito, pasando de los 40.000 millones de dólares de 2015 a 35.000 millones de dólares, buscando de esta forma asegurar el retorno de la inversión y la viabilidad comercial. Como segunda novedad, las empresas chinas se incorporan al modelo de financiación con África, responsables de aportar en tres años al menos 10.000 millones de dólares del total comprometido.

Con todo, África sigue siendo de las regiones hacia donde fluye menos inversión china, en comparación con otras regiones. El stock de inversión extranjera directa de 100.000 millones de dólares a finales de 2017 supone la mitad de los 200.000 millones de dólares que acumulan regiones como América Latina en el mismo período. Pero, aunque de menor cuantía, la inversión china consiguió generar tres veces más empleo que Estados Unidos en 2017, según un informe de Ernst & Young.

Más allá de la financiación, China también persigue en África asegurar su abastecimiento de recursos energéticos. El objetivo se centra en mitigar los efectos de la guerra comercial, reduciendo la dependencia del 40% del crudo que importa China de Oriente Medio, y aumentar la importación procedente de África, que representa el 20% del total, una tendencia que ya se ha consolidado durante 2018. Pero, además de asegurar sus reservas de crudo, China tiene ante sí un mercado de tamaño similar al suyo, formado por cerca de 1.200 millones de personas, a los que ofrecer toda una amplia gama de productos.

Dos visiones bastantes dispares de las dos potencias mundiales más importantes que parecen reproducir el esquema seguido en otras latitudes como en el Indo-Pacífico, donde el apoyo para el desarrollo económico corre a cargo de China mientras Estados Unidos sigue siendo el garante de la seguridad mundial. Sin embargo, para China la cooperación sur-sur, está resultando ser especialmente fructífera con África, un refugio donde asegurar en los próximos años la viabilidad económica de sus proyectos económicos y militares. (Foto: Thomas Retterath)

INTERREGNUM: Vulnerabilidades chinas. Fernando Delage

El encuentro, esta semana en Vietnam, del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el líder norcoreano, Kim Jong-un, se produce días antes de la fecha límite establecida por Washington—el 1 de marzo—para aumentar los aranceles impuestos a productos chinos del 10 al 25 por cien, a menos que se logre un acuerdo con Pekín. Se celebra igualmente en vísperas de la entrega del informe del fiscal especial Robert Mueller sobre las relaciones de Trump con Rusia. Las posibles conexiones del presidente norteamericano con Moscú son una fuente permanente de vulnerabilidad personal, mientras que su declaración de guerra comercial a Pekín no animará a los líderes chinos a ayudarle en la resolución del problema norcoreano.

Pero si las interconexiones son inevitables en la era de la globalización, las debilidades tampoco se concentran en una sola parte. Así se ha puesto en evidencia en China mediante dos recientes señales. En enero, en un discurso en la Escuela Central del Partido Comunista, el presidente Xi Jinping se refirió a las múltiples amenazas externas e internas que afronta la República Popular. El 16 de febrero, Qiushi, la publicación que marca la ortodoxia ideológica del Partido, publicó por otra parte unas palabras pronunciadas por Xi a puerta cerrada el pasado mes de agosto, reclamando un mayor activismo en la defensa de los principios de la organización.

En sus intervenciones, el presidente chino ha descrito una situación global “complicada e impredecible”. Aunque los analistas lo han entendido como una referencia a las actuales tensiones con Washington, probablemente también incluye la percepción de una creciente actitud defensiva por parte del mundo exterior con respecto a las inversiones estratégicas y la interferencia política de la República Popular. Con todo, Xi también ha hecho hincapié en los riesgos internos que afronta la estabilidad política; riesgos derivados tanto de las denominadas “cinco nuevas categorías”—abogados defensores de los derechos humanos, iglesias clandestinas, comentaristas en Internet, y grupos sociales menos favorecidos—como de los críticos con la acumulación de poder por Xi y la recuperación de prácticas que recuerdan al maoísmo. La respuesta del presidente, además de sus reiteradas denuncias del “constitucionalismo occidental”, ha sido previsible: una nueva exhortación a los cuadros del régimen a estar alerta contra la infiltración ideológica de las fuerzas hostiles y a extremar la lealtad hacia los valores y principios del Partido Comunista.

En un sistema donde nada se hace por casualidad, la publicación de estos discursos no es mera rutina. La imposición de tarifas por parte de Estados Unidos y la reacción contra sus actividades ilegales en el exterior, se ha traducido desde la pasada primavera en una notable reducción del crecimiento económico; algunos observadores hablan incluso de contracción. La cifra de desempleo ha aumentado, y se multiplican las voces que, además de señalar lo erróneo del enfrentamiento con Washington, pronostican un escenario negativo si se sigue defendiendo a las empresas públicas a costa del sector privado. Esta deriva podrá provocar una creciente oposición a Xi, pese al reforzamiento en curso del aparato de propaganda.

Cada uno de los dos principales líderes políticos del planeta tiene razones, por tanto, para sacar partido a la reunión que tienen previsto mantener hacia finales de marzo en Florida. Trump necesita neutralizar la amenaza norcoreana—aunque no se avance en la desnuclearización de la península—y “vender” a su opinión pública la firma de un acuerdo con Pekín, aunque éste sólo ceda en cuestiones menores y no en la reforma estructural de su economía. Xi tiene que lograr por su parte un equilibrio entre los imperativos del control ideológico y el pragmatismo que requiere su supervivencia política. Necesita una tregua que le permita minimizar la movilización en su contra de las elites chinas.

A varias bandas

En las horas previas a la II Cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un, China y Estados Unidos han acercado posiciones en su guerra comercial sobre los aranceles. Aunque aún no hay acuerdos, han decidido no buscar un acuerdo global de momento sino avanzar hacia convenios parciales admitiendo la posibilidad de aplazar la fecha que se dieron (el 1 de marzo) como límite para negociar.

Ganar tiempo viene bien a ambos países y para alejar cualquier sospecha de concesiones, la Casa Blanca ha filtrado que hay “avances sustanciales”. Da la sensación de que esto, en parte, es cierto, pero varios expertos sugieren que esto está en estrecha relación con el escenario coreano en el que, en Estados Unidos, se dan por hecho un avance, esta vez real, en el proceso de desnuclearización, una reducción significativa de las fuerzas militares estadounidenses en Corea del Sur, un paquete de incentivos occidentales unido a un levantamiento de sanciones y la elevación del rango de relaciones entre EEUU y Corea del Norte.

Mientras tanto, en medio de la disputa, Rusia ha logrado abrir hueco a algunos de sus productos en el mercado chino, para suplir parte de lo que hasta ahora habían sido suministros norteamericanos.

En todo caso, los próximos meses van a ser intensos para desarrollar los acuerdos que se alcancen en Vietnam, encauzar las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos y seguir actuando a la vez en otros frentes conflictivos.

FORO INTERNACIONAL “EL FUTURO DE LAS RELACIONES ASIA-EUROPA”. Isabel Gacho Carmona

Un mundo apolar en el que no sabemos dónde está nuestro eje gravitacional, un mundo donde imperan los conflictos híbridos y las zonas grises, un mundo complejo y desregulado donde cada vez es más difícil prever los acontecimientos. Así describía el panorama actual el pasado 20 de febrero la jefa de la Oficina de Política de Seguridad Nacional y Estrategia, Irene Blázquez, en la Conferencia Inaugural del Foro “El futuro de las relaciones Asia-Europa”. El evento, organizado por la Universidad Europea, trató temas como el futuro del proceso ASEM, las relaciones estratégicas en Asia-Pacífico o el futuro de las inversiones españolas en Asia.

La importancia de ASEM como foro internacional para la cooperación en diversas materias, y que cuenta actualmente con 53 miembros asociados: 51 países y la Comisión Europea y el Secretariado de la ASEAN, fue resaltada tanto por los Embajadores de Vietnam e Indonesia como por la subdirectora de Política Comercial de Ministerio de Industria.

En lo referente a las relaciones estratégicas entre ambos continentes, el foro estuvo marcado por el mantra del giro de China hacia un papel de rule maker e institution builder. Esta aspiración a ser potencia global, para Blázquez, se sustenta en tres patas: La proyección económica mediante la inversión en sectores estratégicos, la creación de infraestructuras y la deuda pública de países occidentales. Respecto a la estrategia global de la Unión Europea, pese a su “falta de músculo” y su “carácter intergubernamental”, para la experta en Seguridad, estamos ante una revitalización de la política exterior común, “la estrategia Mogherini o el hecho de que la PESC tiene actualmente 17 proyectos en marcha son prueba de ello”.

No todos los ponentes, sin embargo, compartían esta visión optimista. El profesor García Cantalapiedra, por ejemplo, argumentaba que la UE no tiene credibilidad estratégica. “Hablas de la PESC y te preguntan por la OTAN” “nos falta esa pata y hay que completarla” “hay que pasar de actor civil a actor estratégico”. Para Cantalapiedra, en lo referente a las relaciones UE-Asia, nuestro problema es que no estamos en ese escenario y, al no estar presentes, no tendremos un sitio en las mesas de negociación. “Reino Unido y Francia, por ejemplo, sí que tienen sus propias estrategias para Asia”. Dado el fin del orden multilateral liberal, el profesor propone que la UE y la ASEAN deberían estrechar su relación por razones estratégicas en un nuevo orden de bloques regionales.

La profesora García Abad, por su parte, habló del siglo XXI como el Siglo del Pacífico frente al siglo XX que hubiera sido el Siglo del Atlántico, de Asia como un escenario donde perviven algunas dinámicas de la postguerra fría (como Taiwán o la península coreana) o de el (pre)dominio (descendiente) de EEUU en la región. En este sentido, para García Abad la salida de EEUU del TTP fue un error incomprensible “salir de un tratado de estas características teniendo una competición con otra potencia es dejarle todo el espacio”.

Respecto al futuro de las inversiones españolas en Asia, se resaltó el cambio sustancial que supone que muchos países de la región hayan pasado de ser “meras fábricas” a mercados en sí mismos con el auge de las clases medias. Asia es un mercado muy competitivo, pero al ser tan grande ofrece muchas oportunidades: “aunque lleguemos tarde a la merienda, siguen quedando ganchitos y Coca-Cola para todos” apuntaba Miguel López, director de relaciones institucionales de GESTAMP. (Foto: Diah Nugraheni)

El ‘ebook’ rojo. Miguel Ors Villarejo

El problema de las sociedades de consumo de masas es que la gente se distrae. Va a conciertos, ve películas, lee novelas, mira la televisión y no está, en suma, a lo que tiene que estar. ¿Cómo hacer compatible el socialismo del siglo XXI con el tráfago de la vida moderna? Para resolver esta acuciante cuestión, el Partido Comunista de China lanzó en enero la plataforma Estudio Xi para una Nación Fuerte, de la que ha colgado doctrina en distintos formatos: artículos, vídeos, discursos, presentaciones, canciones.

Como se ha hecho tradicionalmente con este tipo de material, el primer impulso es por supuesto no hacer ni caso. No recuerdo de ningún curso que pasara jamás del primer tema en FEN, la Formación del Espíritu Nacional franquista. El manual se titulaba pomposamente La sociedad y el Estado, pero nosotros no tardamos en rebautizarlo como La suciedad y el limpiado. Al pobre desgraciado que impartía la asignatura lo traíamos por la calle de la amargura.

Sucede, sin embargo, que las autoridades conocen nuestra falta de disposición y han decidido ponerle remedio. “Se acabaron los días en que podías apilar los diarios del Partido en una esquina de la oficina o apagar el telediario nocturno”, escribe David Bandurski. La aplicación con la que se accede a Estudio Xi incorpora un sistema de evaluación. “Leer un artículo se premia con 0,1 puntos. Ver un vídeo se premia con 0,1 puntos. Y 30 minutos seguidos de lectura o de vídeos se premia con un punto entero”.

La belleza del smartphone es que, a diferencia del tocho de FEN, te lee a ti mientras tú lo lees a él. A tus padres podías hacerles creer que te habías empollado el tema del Fuero del Trabajo, cuando en realidad te habías pasado la tarde llenando los márgenes de dibujos obscenos. Pero cada página que pasas en un ebook deja un rastro en el ciberespacio. Kobo divulgó hace unos años que únicamente el 44% de los lectores británicos terminaron El jilguero, la aclamada obra de Donna Tart. Y un matemático de la Universidad de Wisconsin calculó a partir de los subrayados compartidos en internet que muy poquitos pasan de la introducción de El capital en el siglo XXI. Se acabó ir por ahí chuleando de intelectual.

Y si Amazon sabe si te terminas o no los libros, el PCCh no iba a ser menos. No basta con dejar el móvil abierto por la última arenga del camarada Xi e irte a ver La voz de China. Si la app no detecta movimiento de páginas o advierte que has multiplicado ladinamente por cuatro la velocidad de reproducción del festival de odas patrióticas, no te da ninguna décima.

Pues así poco éxito va a tener el invento, me dirán. Ya, pero igual eres maestra y el comité de educación del subdistrito te exige acreditar cada mañana una nota mínima. Es lo que Bandurski cuenta que le ocurrió a la madre de un bloguero. La mujer se estaba dejando los ojos para reunir 40 puntos diarios. Eso sí, el PCCh aprieta, pero no ahoga, y ha fijado una serie de franjas en las que la recompensa se duplica, una especie de happy hour del Estudio Xi. Por ejemplo, los sábados y domingos de 9.30 a 10.30 y de 15.30 a 16.30 te dan dos décimas por artículo o vídeo. Y entre semana, de 20.30 a 22.30, lo mismo. Es el mejor momento de la jornada, cuando llegas exhausto a casa pensando en disfrutar de un poco de ocio, pero ¿cómo resistirse? “Igual que hacía el Libro Rojo en tiempos de Mao”, explica Bandurski, “Estudio Xi te pone el núcleo del pensamiento del líder supremo en la palma de la mano”.

Otra cosa es que sirva para lo que el régimen pretende. No conozco ni un solo compañero de FEN que saliera falangista, ni siquiera mi amigo Caba, cuyo padre era procurador de las Cortes franquistas y sí se leyó el tema del Fuero del Trabajo.

Granadas lacrimógenas chinas contra manifestantes venezolanos. Nieves C. Pérez Rodríguez

Washington.- La mal llamada revolución de Chávez comenzó con un golpe de Estado de un grupo pequeño de rebeldes militares, quienes más adelante constituyeron las piezas claves de la también erróneamente llamada revolución bolivariana. Claramente, el componente militar estuvo siempre muy presente e incluso en la Constitución chavista -redactada durante el primer año presidencial de Chávez- en la que se concedió a los militares, desde soldados hasta generales, participar en los sufragios a través del voto. Un cambio radical respecto a lo anterior que despertó serias dudas en los juristas, por el cambio que podría encarnar en la institución castrense y su carácter no proselitista.

La Venezuela de Chávez no se parece nada a la anterior. Todo fue politizado y puesto al servicio de los intereses de la “revolución chavista”. Al más puro estilo cubano, no en vano fueron los Castro los que adoctrinaron a los personajes que protagonizan esta película de terror, que supera a Hollywood y sus efectos especiales. Pero como era de esperar, la seguridad y defensa de la revolución -que no de la nación- fue lo que más preocupó y, para ello, dotar bien a las fuerzas armadas era prioritario.

Chávez, en sus incontables alocuciones, insistió en la necesidad de fortalecer los cuatro componentes de la Fuerza Armada (FAN) y equiparla. Mientras, formaban ideológicamente la milicia en los sectores populares más oprimidos. Todo para poder defender el momento de un posible quiebre de la revolución, usando siempre a los Estados Unidos -el Imperio- como el principal enemigo contrario al socialismo del siglo XXI.

De acuerdo con Javier Mayorca -periodista venezolano especializado en actividades criminales- las fuerzas armadas fueron puestas al servicio de un proyecto político, de varias formas. Por una parte, al incorporar a sus oficiales a actividades del partido de gobierno. Luego, mediante la glorificación de Chávez, se intenta que los militares se constituyan en garantes del proyecto político. De allí que el lema oficial “Chávez vive, la patria sigue”.

Mayorca nos explica que Venezuela fue una gran fuente de recursos para las industrias de armas rusas y luego chinas desde 2005 hasta 2015. El gasto fue variando en lo referido al tipo de sistemas que se adquiría. De allí la noción de que Venezuela fue preparándose para un conflicto irregular, con alta participación de factores internos, desde finales del mandato de Chávez en el 2012. La cifra consolidada de gasto militar tanto con Rusia como con China es una incógnita, pero supera los seis mil millones de dólares, asevera.

Durante la entrevista que 4Asia le hizo a Mayorca nos explicó que Caracas ha comprado a Beijing una larga lista de equipos: vehículos tácticos VN4, vehículos para mantenimiento de orden público tipo “ballena”, vehículos para comando y control de operaciones de orden público, transporte de tropas (JAC), y vehículos para la contención de multitudes, tipo “murciélago”. Además, adquirió una flota de 24 jets para entrenamiento primario de la Aviación K8. Y uniformes especiales para mantenimiento del orden público y visores nocturnos. Afirma que inicialmente Chávez tuvo la intención de renovar la flota para entrenamiento con Super Tucanos (aviones ligeros de ataque) de Brasil, pero que Washington le recordó a Lula que estaría violentando cláusulas que impiden la transferencia de tecnologías a países potencialmente conflictivos. Fue entonces cuando decidieron girar hacia China.

Le preguntamos a nuestro experto sobre la procedencia de las granadas lacrimógenas, así como otro material anti motín usado por el Régimen de Maduro. Mayorca explicó que antes eran suministradas por varios países pero que, debido a los embargos de EEUU y la UE, así como las medidas aplicadas recientemente por el Departamento del Tesoro estadounidense, se han restringido el número de proveedores. Y afirma que es la primera vez que él ha visto llegar granadas, chalecos antibalas y otro material de este tipo de China.

Desde 2010 y de manera especial bajo el mandato de Nicolás Maduro, los manifestantes venezolanos en contra del chavismo se han enfrentado a las Fuerzas Armadas cada vez más preparadas para responder a grupos. Por lo que se puede afirmar que se ha ido intensificando la represión cuyo costo se traduce en más vidas humanas. En el 2017, se hizo una restructuración interna de la FAN donde se incorporó a la policía nacional y se transformaron las unidades tácticas de las FAES (Fuerza de Acción especial o popularmente llamado en Venezuela como el grupo de exterminio de la policía nacional).

La comunidad internacional tendrá que evaluar quienes son las empresas chinas que están abasteciendo al régimen de Maduro con material y equipos militares de guerra, que está siendo usado en contra de la propia población. Y le tocará valorar si más sanciones deberían ser impuestas para intentar frenar la gran represión que está sufriendo el pueblo venezolano.

欧盟担心中国和美国达成协议

(Traducción: Isabel Gacho Carmona) 中国和美国将开始就如何管理保护主义体系之间的贸易战威胁进行谈判。 欧盟担心他们达成了配额分配协议,使欧洲公司退出。并不是说欧盟不那么保护主义,而是因为它担心没有它的口粮。

“我们赞成基于规则的公平的全球贸易,但规则必须对每个人都一样” 说Jyrki Katainen,欧盟委员会副主席兼就业促进,增长,投资和竞争力专员被问及 可以就中美之间的协议可能对欧盟产生的影响。 自从习近平和唐纳德特朗普同意实施为期90天的休战以来,欧盟与中国首次会晤后发表了这一声明。

欧盟如果考虑到中国需要它作为美国的平衡力量,它可以发挥重要作用。欧盟可以发挥它的经济实力,虽然它有危机,但并不像有时说的那样不重要。

但欧洲有一个漏洞。 它仍然缺乏其成员之间商定的外交政策,它仍然没有获得政治上的突出地位,更不用说军事了,它继续在同一水平上对美国和中国提出批评. 虽然我们必须记住,有一点是欧洲委员会的立场,另一件事是法国和德国的国家的具体意见。

但缺乏共同标准(没有国家利益的确定)这一事实使欧洲的主角更加困难; 法国,德国和其他国家(其中包括西班牙)实现投资和业务领域的举措揭示了社区项目的弱点。

因此,现在可能是时候停止对缺乏这种统一战略表示遗憾试图找到并假设成员国的国家利益中最低的共同点,采取一些应该更多地面向自由贸易的措施,而不是提高欧洲市场的保护主义壁垒。 这并不容易,但这是挑战。

INTERREGNUM: La gira de MBS. Fernando Delage

Al definir el espacio geográfico ocupado por Eurasia, europeos y americanos suelen dejar normalmente fuera a India y a Oriente Próximo. La primera por el obstáculo físico que representa el Himalaya para la interacción con sus vecinos continentales, y la consecuente proyección exterior desde sus costas marítimas a lo largo de la Historia. El segundo, por una dinámica subregional basada en una serie de factores—de la cultura al islam, de las bases no industriales de la economía a la moderna creación de la mayor parte de sus Estados—que han proporcionado reducidas oportunidades de relación con los países de Asia central y oriental.

La geografía puede ser inmutable. Pero las ideas, los avances tecnológicos y los imperativos estratégicos pueden transformar el significado de los condicionantes geográficos. Una variable que lleva años acercando a los países asiáticos con los de Oriente Próximo es, por ejemplo, la energía: los primeros son los mayores importadores de gas y petróleo; los segundos, los mayores productores. Y ambos comparten la misma masa continental, como bien refleja la denominación utilizada por chinos e indios para referirse a lo que los occidentales llamamos Oriente Próximo (o Medio): Asia suroccidental.

Ni el presidente chino ni el primer ministro indio, en efecto, excluyen esta parte del mundo de sus respectivas visiones estratégicas de Eurasia. Lo mismo ocurre desde la otra dirección, como bien pone de relieve la gira asiática que acaba de emprender el heredero de la corona saudí, Mohamed bin Salman, más conocido como MBS. Acompañado por una delegación de más de 1.000 personas, el viaje incluía cinco naciones: Pakistán, China, Malasia, Indonesia e India. Horas antes de su salida se anunció la cancelación de la visita a Indonesia y Malasia, pospuesta a una fecha posterior. Aunque el viaje incluye una motivación personal—MBS busca restaurar su imagen tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi el pasado mes de octubre—, es evidente que Arabia Saudí se reorienta hacia el centro del dinamismo económico y geopolítico mundial.

El primer ministro de Pakistán, Imran Khan, no se sumó al boicot de otros países a MSB tras el asesinato de Khashoggi, y logró de Riad un préstamo de 6.000 millones de dólares para hacer frente a una creciente deuda nacional.  Las relaciones no son fáciles, sin embargo: el Parlamento paquistaní rechazó la petición por parte de MSB de un contingente militar para la guerra de Yemen. Con todo, y aunque el atentado terrorista de la semana pasada en Cachemira ha obligado a reducir la duración de su estancia en Islamabad, se espera la firma de inversiones por valor de 15.000 millones de dólares, incluyendo varios proyectos en el puerto de Gwadar, en el océano Índico, una gigantesca infraestructura que construyen y gestionan empresas chinas.

La República Popular es, por supuesto, uno de los mayores compradores de petróleo saudí. También una de las principales fuentes de inversión en el país, y principal alternativa a unas naciones occidentales cada vez más críticas con Riad. Las relaciones en el terreno de la seguridad son también importantes y debe recordarse que MBS, además de heredero al trono, es ministro de Defensa. China—se sospecha que de manera conjunta con Pakistán—participa en la construcción de una fábrica de misiles de alcance medio.

La visita a India se produce, por otra parte, en plena campaña del primer ministro Modi para su reelección. Arabia Saudí es el cuarto socio comercial de India, con unos intercambios que superaron los 28.000 millones de dólares el pasado año, y unas inversiones en aumento en sectores como las tecnologías de la información, infraestructuras y energía. Casi la mitad de los siete millones de indios residentes en el Golfo viven en Arabia Saudí, un número que se estima aumentará con creces en el marco de los planes de reforma de la economía (“Vision 2030”). La dimensión de seguridad tampoco es menor. MSB intentará establecer una relación de cooperación que acerque a Modi a Riad y le aleje de Teherán, en un contexto de creciente presión norteamericana sobre Irán, mientras que Delhi se esforzará porque Arabia Saudí utilice su influencia sobre Islamabad en contra del terrorismo transfronterizo contra India.

En último término, el viaje es un reflejo de la rápida consolidación de un eje económico y estratégico Oriente Próximo-Asia, revelador a su vez de la rápida pérdida de influencia de Estados Unidos en el mundo arabo-islámico, del vacío de seguridad que está dejando, y del simultáneo incremento de la presencia de China e India para asegurar su estabilidad. Otra nueva variable, por tanto, que deben tener en cuenta los europeos en un momento de necesaria reflexión sobre su papel en el mundo del futuro.

La fábula de las fake news. Miguel Ors Villarejo

Tras la sorpresa que supuso el triunfo de Donald Trump, los estadounidenses no han tardado en encontrar un culpable: las noticias falsas. Su difusión masiva a través de Facebook ha alterado el voto de millones de ciudadanos e inclinado la balanza en favor del candidato republicano. Algunos expertos incluso creen que la pérdida de ascendiente de la prensa tradicional pone en peligro la democracia. “La nación”, advierte la revista Editor & Publisher, “se enfrenta a la amenaza de una información incompleta y mal asimilada que distribuye un medio que todavía tiene que demostrar su capacidad para desempeñar semejante tarea”.

La queja de Editor & Publisher no es nueva. De hecho, es bastante anterior a Trump. Procede de un editorial de noviembre de 1937 y el medio al que se refiere no es Facebook, sino la radio. Orson Welles acababa de emitir su dramatización de La guerra de los mundos. Todos hemos leído cómo aquella noche las comisarías y las redacciones se bloquearon con “las llamadas de oyentes aterrorizados y desesperados que intentaban protegerse de los ficticios ataques con gas de los marcianos”. En algunos barrios incluso se habló de infartos y suicidios inducidos por el miedo, y el New York Times alertó de la irresponsabilidad de aquellos locutores aficionados. Había que atajar la distribución de informaciones diseñadas para confundir a la audiencia, o sea, de fake news.

El problema es que la única fake new fue aquel pánico. El impacto de Welles fue muy limitado. Su programa no alcanzó ni el 2% de cuota, porque coincidió con el show del ventrílocuo Edgar Bergen, que era la sensación del momento. Tampoco hubo muertos ni heridos. El análisis de los formularios de ingreso de seis hospitales de Nueva York, que había sido teóricamente el epicentro de la histeria alienígena, revela que “ninguno registró caso alguno relacionado con la emisión”. ¿Cómo se forjó y alimentó el mito de La guerra de los mundos?

“Échenle la culpa a los grandes rotativos”, escriben Jefferson Pooley y Michael Socolow en Slate. “La radio había arrebatado a la prensa muchos recursos publicitarios durante la Gran Depresión, ocasionándole un serio perjuicio. Los diarios aprovecharon la oportunidad que Welles les brindó para desacreditarla como fuente de información”.

Y volviendo a Trump, ¿no podría estar pasando ahora lo mismo con Facebook? Los investigadores Andrew Guess, Brendan Nyhan y Jason Reifler han estudiado una muestra representativa de ordenadores para determinar cuántos estuvieron expuestos a fake news en octubre y noviembre de 2016 y han obtenido una proporción alta (27%), pero sus contenidos nunca superaron el 2% de la dieta informativa total.

En cuanto al papel de Facebook como propagador, pudo ser relevante en 2016. Entonces, el sitio aparecía en los historiales de navegación justo antes de las webs de noticias falsas, lo que sugería que facilitaba el acceso a ellas. “Pero este patrón ya no se da con los datos de 2018”, observa Guess.

Finalmente, no hay evidencia de que las noticias falsas influyeran en el resultado de las presidenciales. Guess y sus colegas no han encontrado “ninguna asociación” entre la lectura de artículos favorables a Trump y cambios en el apoyo electoral.

“El temor al efecto nocivo de las fake news no debe desdeñarse”, concluye Guess, pero su alcance es “más matizado” de lo que sugiere la alarma actual. Como en los años 30, parece que los medios establecidos están aprovechando la conmoción política para ajustar cuentas con los intrusos que se han quedado con sus anuncios. Cuentan para ello con la buena disposición de la gente, que desconfía de la influencia de Facebook y Google tanto como nuestros abuelos y bisabuelos recelaban de la radio.

“No son los marcianos que invaden la Tierra los que más nos asustan”, escriben Pooley y Socolow. “Son la ABC, la CBS y la NBC ocupando y colonizando nuestras mentes las que de verdad nos aterran”. Por eso, periódicamente, recurrimos a alguna fábula que nos recuerda el poder de los medios. (Goretti Cortina)