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El fentanilo, la nueva guerra del opio

Estados Unidos padece la peor crisis de drogas de su historia con cifras de muertes récords que se ubican en los 1500 individuos semanales por el consumo de algún opioide, de acuerdo con él Centro Nacional de Estadísticas de Salud de la nación.

Las muertes por sobredosis de estupefacientes aumentaron en casi un 30% entre él 2019 al 2020 y se han quintuplicado desde 1999. El 75% de los fallecidos por sobredosis en el año 2020 se debió al consumo de algún opioide, según el CDC (Centro para Control y Prevención de Enfermedades estadounidense).

Los opioides se derivan de la planta de adormidera y se dividen en dos grandes categorías: medicamentos fabricados de manera rigurosa y legal y los narcóticos ilícitos.

En la década de los noventa los médicos estadounidenses comenzaron a recetar opioides a pacientes que habían sufrido de cáncer o que habían tenido cirugías complejas. Pero ya para la década del 2000 los médicos recetaban cada vez más frecuentemente opioides para afecciones crónicas de padecimiento de dolor por lo que no sólo se disparó el consumo sino su adicción. Lo que definitivamente contribuyó al origen del problema.

Aunada a esa realidad, la pandemia empeoró la situación debido a las interrupciones en la cadena de suministros que empujaron a consumidores a recurrir a nuevas sustancias, junto con él aspecto psicológico de la pandemia, la soledad producto del confinamiento que propició que muchas más personas recurrieran a consumir drogas estando solos.

Durante la pandemia, la disponibilidad del fentanilo aumentó considerablemente por lo que fue realmente fácil adquirirlo. Además, se podía encontrar en presentaciones que lo encubría como opioide recetado por los médicos como el OxyContin, Oxycodone, Oxypro, Longtec, Reltebon, Zomestine, entre otros nombres comerciales para el tratamiento del dolor moderado o severo.

Él 70% de los consumidores se concentra en la población blanca estadounidense seguidos por los afro américos y latinos en un porcentaje mucho menor entre un 17 y un 12%. Aunque también se encuentran los veteranos de guerra que padecen algún dolor crónico y que son otra parte de la población altamente vulnerable y más propensa a consumir estas sustancias.

Además del impacto social la epidemia de opiáceos está generando un grandísimo problema económico en la economía estadounidense, solo en él 2020 él costo para él Estado fue de 1.5 billones de dólares, lo que representa él 7% del producto interno bruto de la primera nación del mundo. Y se estima que lo peor está por llegar, según las proyecciones del Comité Económico del Congreso.

La mayor cantidad del fentanilo llega a Estados Unidos a través de la frontera mexicana aunque proviene directamente de China. Él gigante asiático es el principal fabricante de los ingredientes necesarios para producir el fentanilo.

Las redes chinas envían fentanilo a México, donde los cárteles de drogas mexicanos como el de Jalisco Nueva Generación o él Cártel de Sinaloa cuentan con sus propias redes de distribución, aunque también hay una gran cantidad de ciudadanos estadounidenses que contrabandean fentanilo en las fronteras según un estudio realizado por Claire Klobucista  y Alejandra Martínez para el Cónsul en Relaciones Internacionales , un think thank con sede en Nueva York.

En algunos casos, los carteles en México sirven también de laboratorio a los fabricantes chinos, importan los ingredientes químicos necesarios para fabricar opioides sintéticos en fábricas ilícitas ubicadas en territorio mexicano y producen los narcóticos que finalmente son enviados a Estados Unidos de contrabando.

Otros consumidores adquieren el fentanilo en pagines webs, convencidos que están comprando heroína, cocaína o analgésicos a traficantes de drogas en las redes sociales, sin saber que los productos están mezclados con sustancias mortíferas. En algunos casos, los consumidores estadounidenses hacen sus peticiones virtualmente en sitios webs ubicados físicamente en el extranjeros y estos envían sus productos por correspondencia normal que entra a Estados Unidos y es entregando directamente en el buzón del consumidor.

Washington ha intentado llegar a la raíz del problema y ha establecido acuerdos con el Estado mexicano, el mismo Biden visitó a López Obrador en la ciudad de México en busca de mecanismos de cooperación para atacar el problema.

También ha habido diálogos con China. En 2018 Beijing introdujo controles sobre dos precursores químicos necesarios para producir él fentanilo, conocidos como NPP y 4ANPP, luego de reuniones bilaterales. Pero con el aumento de tensiones entre las dos grandes potencias China decidió dejar la persecución de los grupos dedicados a tal actividad.

Para el PC chino perseguir a estos grupos ilícitos no representa una tarea especialmente difícil debido a los excesivos controles y vigilancia social que tienen sobre su población.

Pero el PC chino sabe bien la crisis que padecen los estadounidenses y la presión doméstica que eso causa a la Administración. En efecto, los republicanos han ejercido una gran presión sobre la actual Administración en busca de soluciones a lo que describen como la peor crisis que ha pasado la nación.

El PC chino había emprendido un plan de cooperación en la lucha contra el fentanilo pero la visita de Nancy Pelosi, en ese momento presidente de la Cámara de Representantes del Congreso, a Taiwán el pasado agosto, molestó tanto al gobierno chino que decidió parar todos los avances. Además, es importante destacar que el fentanilo no es un problema interno para Xi por lo que la lucha contra éste es una carta reservada para negociar con Washington que usarán sólo si les retribuye o beneficia en algo.

Existe otro elemento histórico a considerar. Los chinos no perdonan a Occidente la introducción del opio y las consecuencias y adicción que la sustancia causó en la sociedad china durante él siglo XIX y este momento puede servirle de revancha.

Aunque las Guerras del Opio tuvieron lugar en el siglo XIX y cueste creer que hoy sigue presente el sentimiento de revancha la realidad es que la humillación china por haber perdido sigue presente. Los chinos no olvidan y siguen sintiéndose un imperio superior que con el brutal crecimiento de su economía en las últimas décadas se siente vigorizado y con la capacidad de imponerse.

Tan sólo él año pasado, la DEA incautó 376 millones de dosis de fentanillo lo que pudo haber acabado con la vida de cada adulto y niño de los Estados Unidos de haber sido consumido por la altísima toxicidad que posee, que en algunos casos es cincuenta veces más potente que la heroína.

THE ASIAN DOOR: Estrategia del litio, una oportunidad. Águeda Parra

Asegurarse el acceso a los metales necesarios para afrontar la transición energética y digital se ha convertido en una prioridad para países y empresas. La cadena de suministro de las tecnologías limpias comienza a tensionarse por la elevada demanda, la escasa disponibilidad y los precios al alza de algunos metales tecnológicos. Ante una década decisiva en la adopción de nuevas políticas que aseguren un desarrollo óptimo del sector, empresas y países parecen abordar la estrategia de acceso y/o producción de metales críticos desde distintas perspectivas.

No todos los países disponen de reservas de litio. Chile se encuentra en el conocido como triángulo de litio, del que también forman parte Bolivia y Argentina, concentrando casi el 60% de las reservas mundiales. De estos tres países, Chile es el que dispone de un menor volumen de reservas, pero su gran valor estratégico en la industria del litio es ser el segundo productor mundial, contando con una cuota de mercado del 26%, aunque a gran distancia de Australia, líder mundial en producción de litio con un 55% del total en 2022, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).

Las empresas chinas no son ajenas a la privilegiada posición de Chile en el mercado del litio, teniendo en cuenta que la demanda crecerá un 30% cada año, según McKinsey. De ahí que el mayor fabricante de coches eléctricos del mundo, BYD, haya anunciado la construcción de una fábrica de cátodos de litio con una inversión asociada de 290 millones de dólares para producir hasta 50.000 toneladas de litio ferrofosfato (LFP), operativa a partir de 2025.

Además, BYD ya está presente en el panorama de movilidad sostenible de Chile como suministrador de autobuses eléctricos, y la inversión anunciada en el país le permitirá asegurarse el suministro del litio desde uno de los principales países de producción del mundo, además de diferenciarse del resto de competidores al generar todo un ecosistema de negocio que va desde la fabricación de componentes para baterías, hasta las propias baterías, el diseño y la manufactura del coche eléctrico. Una integración vertical más amplia en su esquema de negocio que le diferencia, asimismo, del resto de fabricantes de coches eléctricos, de los que además es suministrador de baterías.

Ante el auge que está experimentando uno de los metales más importantes en la transición energética, Chile ha anunciado la nacionalización del litio, como ya antes lo hiciera México, buscando participar de una boyante economía de energía limpia que se va a desarrollar en la próxima década. De aumentar la producción, Chile podría competir más directamente con Australia, que dispone de un volumen de reservas sensiblemente menor. La estrategia nacional busca colaborar con el sector privado para abordar esta nueva etapa, apoyándose en las empresas chilenas Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) y Albemarle que, a su vez, son el primer y el segundo mayor productor de litio del mundo, respectivamente, en una asociación público-privada. Para ello, primero tendrán que finalizar sus contratos, en torno al 2030 y 2043, respectivamente, antes de empezar a tomar el control de las mismas.

Argentina, por su parte, se sitúa como cuarto productor mundial, y aumentar la producción es una de las prioridades del país, creciendo la exportación de litio desde un 5% registrado en 2021 hasta el 18% de las exportaciones mineras alcanzado en 2022. Aunque los proyectos de litio están en plena expansión, algunos con participación de empresas chinas, todavía serían necesarios unos dos años para que las inversiones anunciadas alcancen mayores capacidades de producción, con el objetivo puesto en alcanzar, e incluso superar, a Chile y situarse entre los principales productores de litio del mundo en 2030.

De entre los 24 países que cuentan con reservas de litio, México se sitúa en décimo lugar con poco más del 2% de las reservas mundiales, y la nacionalización de la industria para proteger sus recursos naturales ha sido la opción elegida por el país para no perder las oportunidades que presenta este metal en la fabricación de coches eléctricos y dispositivos electrónicos. La cercanía con el mercado estadounidense le permitiría a México beneficiarse de las subvenciones propuestas en la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) promovida por Estados Unidos, exenciones de las que no podrá participar ni Chile ni Argentina. Sin embargo, a diferencia de Chile, México no cuenta con una industria ya desplegada. y la inversión privada es altamente necesaria para su extracción y para convertir el litio en baterías.

Ante la creciente atención que está recibiendo la industria del litio, ningún país quiere dejar pasar la oportunidad de un nuevo ciclo de desarrollo económico ligado con la transición energética y digital. No obstante, los altos volúmenes de capital que necesita la producción de litio requieren de un ecosistema que impulse la atracción de inversión, con políticas nacionales que favorezcan la estabilidad y el impulso de la minería. La oportunidad que tiene América Latina para acomodar su desarrollo económico a la transformación que va a propiciar la transición energética podría verse mermada por la estrategia nacional adoptada, propiciando que la inversión se dirija a otros países como Australia, a pesar de disponer del mayor volumen de reservas mundial.

 

China ante el problema demográfico

Aunque parezca una broma un país tan superpoblado como China, aquella sociedad tiene un grave problema demográfico que hace que la población esté decreciendo y envejeciéndose rápidamente con las lógicas consecuencias para la economía y las estrategias de desarrollo a medio y largo plazo.

A principios de año, el gobierno chino anunció oficialmente que, por primera vez en la historia china, los fallecimientos han superado a los nacimientos. Este fenómeno para derivarse directamente del desastre demográfico que significó la insensata política del hijo único que impuso Pekín a finales de los años 70.

La ONU pronostica que la población china podría caer por debajo de los 800 millones de habitantes para finales de siglo (hoy está en 1.412 millones).

Algunos piensan que al país le podría pasar lo que le ocurrió a Japón, que ha venido teniendo un bajo crecimiento económico como consecuencia del descenso de la natalidad y el envejecimiento de la población. China podría incluso tener dificultades para superar a Estados Unidos y convertirse en la mayor economía del mundo, advierte Yi Fuxian, experto en tendencias demográficas chinas de la Universidad de Wisconsin.

El crecimiento económico de China sigue determinado por la extensa mano de obra. Sin embargo, vecinos como India, Vietnam, Indonesia y Bangladesh están tomando la delantera en producción barata. Con el tiempo, la escasez de trabajadores jóvenes y productivos hará que la fabricación en China sea aún menos competitiva.

Expertos norteamericanos explicaban hace unos días en el New York Times  que durante años, la enorme población china con edad para trabajar impulsó el motor económico mundial, abasteciendo a los trabajadores de las fábricas cuya mano de obra barata producía bienes que se exportaban a todo el mundo. Y añadían que, a largo plazo, la escasez de trabajadores en las fábricas en China —impulsada por una fuerza laboral más educada y una población de jóvenes cada vez menor— podría aumentar los costos para los consumidores fuera del país, lo que podría exacerbar la inflación en naciones como Estados Unidos, que dependen en gran medida de los productos chinos importados. Ante el aumento de los costos laborales en China, muchas empresas ya han trasladado sus operaciones de manufactura a países con salarios más bajos, como Vietnam y México.

Pekín lleva años buscando soluciones a este problema, entre otras incentivar el nacimiento, pero no parecen funcionar. No se trata únicamente, dicen los expertos, de cambiar radicalmente la tendencia que marcó la prohibición de tener más de un hijo, sino que, insisten, las parejas jóvenes no quieren tener muchos hijos, al margen de que sea ahora legal y aplaudido porque estiman que reducen su bienestar.

China posiciona su tecnología en aeropuertos mexicanos. Nieves C. Pérez Rodríguez

A finales de septiembre un grupo de piratas informáticos que se hacen llamar el grupo Guacamaya, penetraron la base de datos de la Secretaría de la Defensa Nacional de México y filtraron miles de documentos que exponen muchas verdades del gobierno de López Obrador y que, en efecto, parecen sostener lo que críticos y opositores afirman: que México se encuentra avanzando hacia un proceso de militarización.

Entre los documentos hackeados se hallan comunicaciones entre la agencia de aduanas y el ejército mexicano solicitándole apoyo militar en el traslado de estos equipos para fiscalizar, vigilar y controlar la entrada y salida de mercancías de comercio exterior, así como los medios de transporte para los mismo. Lo que ha disparado las alarmas es que los equipos en cuestión son fabricados por Nuctech, empresa china cuyo mayor accionista (con el 71%) es Tongfang Co., quien, a su vez, financia a la Corporación Nacional Nuclear China, un conglomerado estatal de energía y defensa controlado por el Consejo de Estado chino.

Nuctech se dedica al desarrollo de tecnología y equipos de seguridad cuyo mercado son los Estados. Fue fundada dentro de la Universidad de Tsinghua, consiguió su crecimiento con apoyo del gobierno chino y durante años la empresa fue presidida por el hijo del expresidente Hu Jintao.

Según un trabajo de investigación realizado por AP a principios de este año, muchos funcionarios occidentales han manifestado su temor de que Nuctech pueda usarse para sabotear los puntos de tránsito portuarios o incluso para obtener acceso ilícito a datos gubernamentales, personales o industriales de lo que escanee.

En 2020, el gobierno canadiense descubrió que los escáneres fabricados por Nutctech podrían usarse para recopilar y transmitir información y comprometer dispositivos electrónicos portátiles a medida que éstos son escaneados al pasar por el equipo.

En Europa, esta empresa china tiene presencia en 26 de los 27 estados de la UE, según registros de contratación pública revisados por Associated Press. Los aeropuertos de Londres, Ámsterdam, Bruselas, Atenas, Florencia, Pisa, Venecia, Zúrich, Ginebra y más de una docena de toda España han firmado acuerdos para adquirir equipos de Nuctech por citar algunos ejemplos.

El Washington Post publicaba hace un par de semanas que mientras la Administración Biden ha estado pidiendo a México control en el tránsito de migrantes, el gobierno de López Obrador ha estado negociando millones de dólares para adquirir equipos de Nuctech para sus aduanas.

En un memo interno, también filtrado, se constató que algunos equipos de escaneo de Nuctech fueron trasladado a los controles aduaneros limítrofes: Mexicali, Sonoyta y Ciudad Juárez. Aunque también revelan que el gobierno de AMLO ha considerado incluirlos en los aeropuertos de la ciudad de México y la refinería Dos Bocas en Paraíso además de once puertos marinos. Y, como si fuera poco, están considerando adquirir más equipos para seguir incorporándolos en la seguridad precisamente de las fronteras del norte. Todos puntos estratégicos en la seguridad de la nación norteña.

El uso de estos equipos ha generado fricción entre los países vecinos. De acuerdo con los documentos filtrados, en mayo el embajador estadounidense en México expresó su preocupación a través de una emisiva dirigida al Canciller mexicano en relación al uso de esos equipos de escaneo chino puesto que no cuentan con los estándares estadounidenses y que ello podría ponerse en riesgo la relación bilateral.

Las relaciones entre Estados Unidos y México son extraordinariamente profundas, sólo en intercambios se superan los mil millones de dólares diarios el paso limítrofe entre ambos. Diariamente también cruzan un millón de personas de manera documentada, en ambas direcciones y unos trescientos mil vehículos cruzan a diario la frontera, de acuerdo con las cifras oficiales.

Estados Unidos ha prohibido el uso de los equipos de Nuctech en sus aeropuertos por motivos de seguridad. Creen que la data que estos dispositivos procesan es altamente sensible, como datos personales, militares, de carga e incluso creen que podrían revelarse secretos comerciales al paso de información a través de esos escáneres.

El Departamento de Seguridad Nacional tiene en la lista negra a dicha empresa china. Por su parte el Departamento de Defensa de Estados Unidos clasifica a la empresa como parte del conglomerado que alimenta las investigaciones militares y nucleares chinas.

La información que se ha ido procesando del hackeo no solo ha validado que existe una estrecha relación entre la Secretaría de Defensa mexicana y la presidencia actual de subordinación a las solicitudes presidenciales aún cuando éstas se encuentren al margen de la ley. También ha dejado evidencia de los nexos que hay entre la institución militar con los carteles, o incluso cómo las fuerzas armadas mexicanas han espiado a periodistas, defensores de derechos humanos o políticos.

También el tipo de tecnología que están adquiriendo y el origen de esta, es una vez más evidencia que el presidente tiene una agenda propia que no está alineada ni con los intereses nacionales mexicanos, aunque cuando sea solo visto desde el punto estratégico comercial.

Por su parte China ha ido sigilosamente ubicando por el mundo su tecnología y como suele suceder, cuando se intenta ir al origen de la corporación, resulta siempre confuso entender quién es el auténtico dueño, pero como hemos dicho antes, no importa quien dirija la empresa china, que haga la corporación siempre deberá reportar la información solicitada al Estado si éste se lo solicita…

 

 

THE ASIAN DOOR: América Latina frente al decoupling ¿realidad o reto? Águeda Parra

Después de varios meses de pandemia, una de las consecuencias más evidentes que ha generado la crisis sanitaria del COVID-19 ha sido impulsar un proceso de aceleración mundial en varios entornos. Entre ellos, la reordenación de las cadenas de suministros globales pasa a ocupar un lugar destacado.

En un mismo período de tiempo, ha coincidido un escenario de decoupling de China, promovido por la administración Trump, y una crisis sanitaria, suscitando una posible reordenación de las cadenas de suministro globales para reducir riesgos operativos ante una situación como la que ha planteado una pandemia mundial. La vista está puesta ahora en potenciar la aportación de valor de otras regiones de Asia, por su cercanía a China, o jugar la baza de América Latina, por su proximidad al importante mercado de consumo de Estados Unidos.

La integración de China en la región asiática ha favorecido que, a medida que el gigante asiático asciende hacia la parte alta de la cadena de valor en la manufactura y producción en varias industrias, hayan sido los países vecinos los que han capturado el espacio dejado por China. Asimismo, en este escenario, el proceso de decoupling y la aceleración generada por la crisis sanitaria ha motivado que varias tecnológicas estadounidenses, como Google, Microsoft y Apple, estén moviendo parte de su producción fuera de China, quedando Vietnam y Tailandia entre los países más beneficiados. Pero ¿en qué medida podría América Latina beneficiarse de esta reordenación de las cadenas de suministro globales que está promoviendo Estados Unidos?

La gran ventaja de la proximidad de los países latinoamericanos con el gran mercado de consumo estadounidense no se ha visto traducida en un mejor posicionamiento de América Latina como sustituto natural de Asia en este proceso de decoupling al que aspira Estados Unidos. La región en su conjunto no ha desarrollado las infraestructuras y capacidades logísticas que demanda la operativa de las cadenas de suministro globales, sin embargo, determinados países podrían verse beneficiados, según un estudio de The Economist Intelligence Unit.

En ese movimiento de las cadenas de suministro globales que está promoviendo Estados Unidos del este al oeste, México es el país mejor posicionado, aunque determinados factores hacen poco factible que este proceso llegue a consolidarse, según este estudio. El hecho de que dos tercios de las importaciones de bienes y servicios de México estén relacionados con el comercio de exportación, y que el envío de contenedores tarde apenas una semana en pasar la frontera frente a las cinco semanas que tardaría en llegar desde China, además de tener un coste menor, son puntos que benefician la posición de México. Sin embargo, la lenta recuperación de la pandemia no favorece un reposicionamiento del país en las cadenas de suministro globales, a lo que habría que añadir la falta de políticas que promuevan este tipo de movimiento, así como la carencia de mecanismos que incentiven la atracción activa de la inversión.

De entre los países de América Latina, Chile, Costa Rica, México, Colombia y Brasil figuran entre los mejor posicionados para incorporarse a las cadenas de suministro globales. Sin embargo, la falta de inversión en infraestructura de la que adolece la región, que destina menos del 3% del PIB en su conjunto, no favorece esta transición. Contrasta con el 8% del PIB que dedican los países de Asia Oriental, y se estima que sería necesario incrementar entre un 4%-8% del PIB el gasto en infraestructuras para poder asemejarse a otros países industrializados como Corea del Sur, según algunos estudios.

Existen, asimismo, otras cuestiones a tener en cuenta para generar esta transición desde la región asiática a la latinoamericana. Destaca la falta de preparación y adopción de las nuevas tecnologías en un modelo de cuarta revolución industrial (4IR), así como la cuestión de los costes laborales y la disponibilidad de talento especializado. No obstante, aunque la situación no sea la más favorable, toda crisis es una oportunidad, y América Latina debe encontrar los mecanismos para reivindicarse como actor mundial en la configuración de las futuras cadenas de suministro globales.

Cita en Japón

Donald Trump se enfrenta a la cumbre del G-20 en Japón con dos frentes de alta tensión abiertos: el de Irán y el de la guerra comercial y sobre este último tiene previsto realizar una oferta a Pekín durante la reunión.

El presidente norteamericano parece haberse acostumbrado a una estrategia de negociación burda y, por eso mismo, peligrosa. Se trata de llevar cada conflicto al límite, exhibir músculo militar y de presión comercial y, sobre esa base, hacer una propuesta ganadora.

Hasta el momento, estos movimientos le han dado victorias parciales en México; aparentes, pero no concretadas, con Corea del Norte, y están en todo lo alto con Irán y China. El caso de Venezuela es peculiar por el protagonismo de una alternativa a Maduro que no acaba de romper el equilibrio.

En Irán, la presión militar está acompañada por gestiones más o menos secretas realizadas a través de Japón y de Omán, pero el inicio de un ataque militar abortado en el último momento presentado por Teherán como una muestra de debilidad ha sido recibido entre los aliados de la zona como expresión de un liderazgo que más allá de la bravuconería formal se muestra poco resolutivo, imprudente e impulsivo. Y ese no es un buen mensaje.

No se sabe si hará una propuesta que alivie la tensión con China  ni si las reuniones intensas de los últimos días con actores de  la zona han avanzado o no, pero si algo aleja a la forma de negociar de Trump y los jerarcas chinos es el concepto de cada uno de la paciencia y el manejo de los tiempos.

Es posible que la realidad de los números imponga una tregua pero será solo un aplazamiento de una crisis de cambio del modelo de relaciones internacionales y de gestión de la globalización.

Erótica del muro. Miguel Ors Villarejo

Aunque Donald Trump ha acaparado todos los focos, la construcción del muro con México no ha sido una ocurrencia suya. De hecho, de los casi 3.000 kilómetros de frontera, unos 1.000 ya están fortificados por un parapeto concebido por George W. Bush y levantado básicamente durante el mandato de Barack Obama.

Y no es solo Estados Unidos. Con todo lo que se nos llena la boca hablando de globalización, desde el final de la Guerra Fría estas barreras internacionales han pasado de 15 a 70. Vivimos en un mundo claramente más pacífico, como refleja el Human Security Report. ¿A qué obedece esta obsesión por encerrarnos?

David Carter y Paul Poast, dos profesores de Princeton y Chicago, analizan en el Journal of Conflict Resolution 62 muros fronterizos y su conclusión es que el móvil fundamental es económico. “Los límites que separan países con distintos niveles de desarrollo”, dicen, “tienden a ser inestables”. Los ciudadanos del lado más acomodado se quejan de que sus negocios y sus salarios se ven afectados por el tráfico de bienes y personas y votan a los políticos para que lo repriman. ¿Y qué mejor modo de lograrlo que un muro de 10 metros coronado por unos rollos de afilada concertina?

El problema es que no se trata de una solución barata. No basta con plantar el entramado de barras de hierro corrugado, colocar el encofrado y verter el hormigón. Una estructura así sería un mero obstáculo de equitación. Hay que instalar cámaras y sensores de calor y movimiento, apostar garitas y centros de control, montar patrullas y soltar drones. “En 2009”, escribe Elisabeth Vallet, directora del Centro de Estudios Geopolíticos de la Universidad de Québec, “la Oficina General de Contabilidad de Estados Unidos calculó que el coste de hacer una simple valla en California oscilaba entre uno y 6,4 millones de dólares por kilómetro. Y en un terreno más hostil geológica y jurisdiccionalmente como Texas, la factura podía elevarse hasta los 21 millones”.

Además, como cualquier otra inversión, los muros están sujetos a rendimientos decrecientes. Un informe de la Universidad de Cornell para el Congreso observaba en 2012 que la impermeabilidad absoluta no era “un objetivo realista”, porque cada nuevo tramo “será más caro de construir y mantener y tendrá un efecto disuasorio menor”. El documento sugería que los recursos para combatir la inmigración ilegal estarían mejor gastados en vigilar los puertos y los aeropuertos del país, por donde se cuelan el doble de ilegales. Por ello, con buen criterio, Obama abandonó el proyecto de blindar toda la frontera con México.

¿Por qué lo ha recuperado Trump? No por su resultado. A la semana de llegar a la Casa Blanca, en una conversación telefónica privada (y posteriormente filtrada), el presidente manifestaba a su homólogo Enrique Peña Nieto que la importancia de la iniciativa era sobre todo “psicológica” y que, “desde un punto de vista económico, es el asunto menos relevante que vamos a abordar”. Tenía toda la razón. Los investigadores Treb Allen, Melanie Morten y Cauê de Castro han evaluado la eficacia del muro que ya hay en pie y estiman en 80.000 la reducción de entradas irregulares. Esta menor presión migratoria moderó la competencia que sufrían los empleados estadounidenses menos cualificados y alivió su situación, pero no significativamente: su renta per cápita apenas aumentó en 36 céntimos.

No parece un éxito resonante, pero es que además Allen, Morten y Castro conjeturan en su artículo el impacto de una política alternativa. Si en lugar de encarecer el coste de cruzar la frontera levantando un muro se hubiera facilitado el transporte de mercancías entre los dos países, muchas más empresas se habrían localizado en el norte de México, para explotar la ventaja estratégica que suponen una mano de obra barata y la cercanía del mercado estadounidense. Esta mayor actividad habría retenido en su suelo a más mexicanos y disminuido en 110.000 personas el flujo de ilegales.

Se trata, como ven, de una opción no solo más efectiva, sino infinitamente más barata. ¿Cuál es su pega? La invisibilidad. Un muro es enorme. Para construirlo hay que movilizar ejércitos de obreros, hormigoneras, grúas. Y en vísperas de las elecciones, los políticos pueden fotografiarse delante mientras cortan una cinta o descubren una placa.

No hay color, no me digan.

Por qué India no va a ser la próxima China. Miguel Ors Villarejo

Hace algo más de un año hablábamos en esta web de un curioso experimento natural. “Se coge”, escribíamos, “una población que ha vivido siempre junta, se parte en dos, se le entrega una mitad al Gobierno de los Estados Unidos y la otra al de México y se vuelve al cabo de siglo y medio. Parece la ocurrencia de un científico loco, pero es la historia de Nogales. Si te pones de pie al lado de la valla y miras al norte, lo que ves es el estado de Arizona, donde la renta media por hogar es de 30.000 dólares […]. Al sur de la alambrada la existencia es bastante más difícil. A pesar de que los habitantes de Nogales (Sonora) ocupan una zona relativamente acomodada de México, los ingresos familiares son dos tercios menores que los de sus vecinos norteamericanos”.

¿Cómo pueden ser tan diferentes las dos mitades de lo que, esencialmente, era la misma ciudad? La disparidad de fortuna no se debe al clima, la ética o la cultura, sino a las instituciones, que crean incentivos distintos. En Estados Unidos la Administración no está, como en México, al servicio de una oligarquía, sino que es inclusiva. Garantiza la igualdad de oportunidades y permite que cualquiera pueda embarcarse en la actividad que desee: crear empresas y registrar patentes, emplearse por cuenta propia o ajena, contratar a terceros y, por supuesto, gastar el dinero como desee, comprando artículos y conservándolos o traspasándolos a su antojo.

Si todo esto es tan obvio, ¿por qué no eligen todos los Gobiernos estructuras inclusivas? ¿Por qué se empeña México en ser pobre? La respuesta es que los intereses de las élites no suelen coincidir con los de la mayoría. Al magnate Carlos Slim no le iría muy bien si las telecomunicaciones se prestaran en régimen de competencia y ha sabido convencer a las dirigentes para que preserven su posición de dominio.

Desmantelar estos privilegios no es sencillo. Los grupos instalados se defienden y entorpecen cualquier conato de reforma, a veces a sangre y fuego. Literalmente. El Gobierno mexicano ha lanzado varias cruzadas contra el narcotráfico, pero su brutal respuesta ha suscitado tal espanto en el público, que se ha visto obligado a retractarse.

Marx decía que la violencia es la partera de la historia y la industrialización de Europa quizás nunca hubiera tenido lugar de no haber caído antes unas cuantas cabezas coronadas. El analista Ben Thompson cree que ese es también el caso de China. “El acontecimiento menos valorado […] de los últimos 100 años”, asegura, “probablemente sea la Revolución Cultural”. La magnitud de aquella masacre fue de tal calibre, que a continuación hubo que rehacerlo todo partiendo de cero, y eso es siempre más cómodo.

Taiwán, por el contrario, todavía está peleándose con los restos de su burocracia confuciana, y lo mismo sucede en la India, donde las instituciones coloniales y las tradiciones milenarias entorpecen cualquier innovación. “Y me temo”, dice Thompson, “que esto va a seguir siendo así”. Los expertos hablan a menudo de que la India puede ser la próxima China, pero su desarrollo nunca será igual de explosivo porque no sufrió un proceso de renovación tan salvaje. “Esto no es malo”, puntualiza Thompson, “no le estoy deseando a nadie una Revolución Cultural. Solo digo que su estallido hace a China fundamentalmente distinta de la India”. (Foto: Kurt Groetsch, flickr.com)

Nafta con nuevo nombre y consecuencias sobre China. Nieves C. Pérez Rodríguez

Mucho se ha escrito y discutido sobre el Nafta desde 1994, año en que entró en vigor. Aunque en sus comienzos fue un acuerdo modesto, con el paso de los años evolucionó y consiguió la unificación de las economías de los Estados Unidos, Canadá y México a un nivel excepcional en ramos como el automotriz. Y a pesar de que el acuerdo ha sido exitoso, la Administración Trump decidió declararle la guerra con la excusa de que era perjudicial para Estados Unidos. Y una vez más se comprobó que la política de máxima presión que tanto le gusta a Trump da resultados. Amenazar con dejar en el aire dos economías que tienen una gran dependencia de la estadounidense fue la mejor arma para ganar.

México sucumbió a las exigencias de Washington por la fragilidad de su economía y el impacto negativo que ha padecido desde que Trump se convirtió en presidente. Canadá, por su parte, cuenta con una economía mucho más sólida, que creció 3% en el 2017, lo que muestra un crecimiento por encima del de su vecino estadounidense (2.2%).  Pero a pesar de las cifras es tremendamente dependiente del que ha sido su gran aliado histórico. Tan sólo el año pasado importó 332 mil millones de dólares de los Estados Unidos. Esta dependencia no es nueva, ni había sido valorado como negativa hasta que las discusiones para mantener vivo Nafta se mantuvieron por 14 largos meses en los que los canadienses entendieron que están realmente amarrados.

El hecho de que Canadá dependa tanto de Estados Unidos no es casual. Washington le facilitó el acceso a su mercado durante muchos años. Si se considera su cercanía y que ese vecino y socio comercial era y sigue siendo aún la primera economía del mundo, simplemente era lo más lógico. Lo que ahora analizan los economistas canadienses es que se debió hacer una valoración de la posibilidad de abrir sus relaciones comerciales con Asia, sobre todo con China, que es actualmente la segunda economía del mundo, y que potencialmente superará a Estados Unidos en pocos años.

En este aspecto la Administración Trump también se ha adelantado y ha impuestos sus exigencias en el nuevo NAFTA o USMCA (por sus siglas en inglés, Acuerdo de Estados Unidos, México y Canadá). El apartado 32.10 del nuevo acuerdo especifica en siete puntos detallados las consecuencias para alguna de las partes de establecer otro tratado de libre comercio con terceros países (es decir, fuera de los 3 miembros). A esto, Micheal Chong (actual miembro de la Cámara de los Comunes de Canadá, del partido conservador) ha dicho que se le ha cedido soberanía canadiense a Washington, “pues ahora tenemos que pedirles permiso antes de establecer nuestros propios acuerdos comerciales; esto literalmente nos hace un Estado vasallo de los americanos”.

La embajada china en Ottawa ha expresado su rechazo a esta cláusula. Ha dicho que lo considera un acto de dominación política de los Estados Unidos. Ha insistido en que la Casa Blanca está usando este punto como un mecanismo de control para evitar que Canadá y México puedan establecer intercambios con China, aunque no se cita al gigante asiático expresamente. Funcionarios diplomáticos chinos insisten en que su país forma parte de la Organización Mundial del Comercio, y aunque no sea miembro del nuevo NAFTA, no deberían bloquearse el acceso al mercado de sus miembros.

Otra batalla que ganó Trump a Peña Nieto fue imponer un salario mínimo a los trabajadores, con ellos se garantiza que las industrias domésticas no se desplacen a México, mientras obliga al gobierno mexicano a pasar una ley que mantenga los estándares de los trabajadores. Washington también consiguió incorporar en el acuerdo que se mantengan los tipos de cambios determinados por el mercado, y no se incurra en manipulación cambiaría y se combata la corrupción. Otra medida que fue dirigida a México, claramente.

La administración Trump también consiguió que Canadá le abriera acceso al mercado de los lácteos, que estaba altamente protegido. Esta apertura puede llegar a representar unos 16.000 millones de dólares más de intercambios -de acuerdo a la BBC- y lo que era uno de los retos de Trump, pues de cara a los agricultores estadounidense les ayuda tremendamente a cumplir con una de sus promesas electorales.

Trump ha ganado con este acuerdo reducir el desequilibrio en el comercio internacional de Estados Unidos, obligando a sus socios a seguir sus pautas mientras pone barreras a China. Arrastra a los miembros del nuevo NAFTA hacerle la guerra comercial a China indirectamente, mientras avanza en su proteccionismo económico y usa estos éxitos en la campaña electoral de noviembre.

Habrá que estar atentos a los siguientes movimientos de la Casa Blanca, pues Larry Kudlon -director del consejo económico nacional de Trump- advirtió que ellos “están atacando el origen de las enfermedades de la economía estadounidense y la prueba de ello es que se consiguió una coalición que se le plantará a China. Lo siguiente será reclutar a Japón y la Unión Europea”, afirmó. (Foto: Bob King, Flickr.com)

Trump en el laberinto del NAFTA. Nieves C. Pérez Rodríguez

La Casa Blanca anunciaba la semana pasada que después de una larga confrontación con México había alcanzado un acuerdo bilateral. Dejando claro que no es NAFTA, pues según Trump el Tratado de libre comercio de América del Norte (NAFTA) es el peor convenio jamás firmado por los Estados Unidos. Sin tomar en consideración que está en vigor parcialmente desde 1994 y que ha sobrevivido múltiples administraciones tanto republicanas como demócratas, y que además implica a una población de 390 millones de ciudadanos, y un PIB de 7 trillones de dólares. Como si eso ya no fuera suficiente, que es el acuerdo económico que ha integrado más la economía de Canadá, Estados Unidos y México, pues de acuerdo a los economistas ha conseguido que la producción de diferentes sectores como el automotriz, manufacture sus partes entre las tres naciones, y que sea ésta la razón por la que el producto final tiene un costo más competitivo en el mercado y permite su acceso a más ciudadanos.

Mientras Trump precisaba que el acuerdo era únicamente con México, desde la distancia el mismo presidente Peña Nieto, vía telefónica, insistía en que Canadá debía formar parte, aunque horas más tarde el canciller mexicano anunció que aceptaba la propuesta de la Casa Blanca. La economía mexicana ha estado en caída desde noviembre del 2016, momento en que fue elegido Trump como presidente. Desde entonces, cada amenaza de Trump ha impactado los indicadores económicos, el primero de ellos fue una bajada drástica del peso mexicano a tan sólo horas de haberse conocido el resultado electoral, mientras el dólar subía considerablemente. Pues México depende sustancialmente de las compras de su vecino del norte, y de un acuerdo sin aranceles que mantenga las reglas del juego como hasta ahora. Desde que Washington hizo púbico el acuerdo la economía mexicana se ha mostrado al alza durante toda la semana.

A día de hoy el NAFTA sigue siendo un acuerdo vigente a tres bandas, por lo que terminarlo y establecer dos diferentes acuerdos bilaterales acarrearía consecuencias legales, políticas y económicas importantes. Trump ha insistido en que lo acabará en el futuro, seguramente para presionar al congreso a aprobar el nuevo pacto con México. Y a la vez presionar también a Canadá a aceptar sus términos, sostienen un grupo de experto de CSIS (Centro de estudios internacionales y estratégicos de Washington). Sea cual sea el nombre que finalmente decidan, la sostenida insistencia de Trump y su equipo económico en el daño que NAFTA hace a la economía estadounidense, los obliga a maquillar el nombre o a cambiarlo para justificar por qué están actualmente negociando.

Según New York Times, aunque Trump lo llame diferente no será más que “un NAFTA pero revisado”, con actualización de las disposiciones relacionadas con la economía digital, los automóviles, la agricultura y los sindicatos, es decir las disposiciones que permiten a compañías estadunidenses operar en México y Canadá sin tarifas. Mientras Reuters remarcaba que lo que Trump realmente quiere es poner un límite a las exportaciones a USA de 2.4 millones de dólares en vehículos y 90 mil millones en auto-partes. Por encima de eso, éste sector en concreto se enfrentaría un arancel de 25%. En esta nueva receta económica de la Casa Blanca, sale también perjudicado parte de las disposiciones del TPP (Tratado de Asociación del Transpacífico) porque eliminan la solución de controversias y protecciones adicionales para medicamentos de marcas, que ya Canadá rechazó en su momento durante las negociones del TPP, sostiene Edward Alden (experto del Council Foreing Relations).

A pesar del pesimismo que ha envuelto el futuro de NAFTA, son muchos los economistas que afirman que sigue habiendo una gran oportunidad para que se salve. Partiendo del hecho que el Congreso estadounidense tiene que aprobar un nuevo acuerdo o cualquier cambio o negociación entre México y Estados Unidos. Y en este escenario, que el congreso pida explicaciones de por qué Canadá no está incluida. Pues no puede perderse de vista, que a día de hoy el intercambio entre estos dos países asciende a 582.000,4 millones de dólares, ocupando Canadá el segundo lugar después de China (636.000 millones de dólares) y México (204.000.2 millones) el tercer puesto, según datos oficiales de la oficina de estadísticas exportaciones de los Estados Unidos.

A pesar del revuelo que ha causada la noticia, sobre todo en Canadá, no debería sorprender tanto que Trump prefiera la firma de acuerdos bilaterales. Es parte de su estrategia económica, imponer máxima presión para obtener los resultados que desea. Es siempre más sencillo negociar siendo el más fuerte, pero además contra una sola parte que contra dos. Desde luego es un recurso poco diplomático, pero también es conocida que la diplomacia no es precisamente lo que caracteriza al personaje. A pesar que el precio a pagar sea dejar orillado a un socio y aliado tan cercano como es Canadá de los Estados Unidos.